martes, 8 de noviembre de 2016

Los estados decisivos y otras pistas para seguir la noche electoral en EE.UU.

Elecciones EE.UU. 2016

Los estados decisivos y otras pistas para seguir la noche electoral en EE.UU.

  • De los estados en disputa, Florida y Ohio son la llave que abre la Casa Blanca

  • También serán determinantes Pensilvania, Carolina del Norte y New Hampshire

  • Si el escrutinio está igualado, Colorado y Nevada podrían desempatar


Aunque vote todo el país, las elecciones presidenciales de Estados Unidos se disputan en un puñado de estados -lo que los estadounidenses llaman swing states (estados cambiantes) o battleground states (estados disputados)-, aquellos que pueden caer de un lado o de otro y que tienen la capacidad de desequilibrar la balanza en el colegio electoral que da acceso a la Casa Blanca.
Algunos de esos estados siempre están entre los decisivos, como Ohio, que desde 1964 siempre ha votado por el candidato que al final resulta el vencedor, pero otros varían en cada elección. A medida que el recuento avanza, de este a oeste, es posible anticipar el ganador siguiendo el escrutinio de esos estados indecisos: estas son algunas de las claves para seguir la noche electoral de 2016.

El Colegio Electoral y el umbral de los 270 votos

La elección del presidente de Estados Unidos no es directa: los ciudadanos no votan al candidato, sino a los representantes de su estado en el Colegio Electoral, una institución cuya única función es elegir al presidente y al vicepresidente. Cada estado tiene un número de delegados, en función de su población, y en casi todos (solo Maine y Nebraska los reparten proporcionalmente) se asignan con la fórmula winner-takes-all: el ganador se queda todos los delegados.
Así se elige al presidente de EE.UU.
Los candidatos, por lo tanto, deben ganar en los distintos estados hasta sumar 270 compromisarios -su denominación oficial-, la cifra que asegura la mayoría en el Colegio Electoral. De esta forma, se puede alcanzar la Casa Blanca con menos votos populares que el rival, algo que ha ocurrido hasta en tres ocasiones. Este sistema protege a los estados menos poblados y, sobre todo, concede una extraordinaria importancia a los estados indecisos, en los que ningún candidato tiene una ventaja clara en los sondeos; esos son los battleground states.

Los feudos de Clinton y Trump

A grandes rasgos, el mapa electoral de las últimas décadas refleja una mayoría demócrata en la Costa Oeste y en el Noreste, mientras que los republicanos dominan en el sur y el Medio Oeste. De los estados con más votos electorales, California, Illinois y Nueva York son inequívocamente demócratas, mientras que Texas y Georgia son republicanos. Las opciones de victoria de los candidatos pasan, en primer lugar, por asegurarse esos feudos, sobre todo en el caso del candidato republicano, Donald Trump, que tanta contestación ha tenido desde sus propias filas.
Cuando la candidata demócrata, Hillary Clinton, descollaba en las encuestas, hace apenas un mes, parecía capaz de hacerse incluso con Texas, que llegó a estar en disputa en los sondeos. Sin embargo, ahora solo Arizona, de entre los tradicionales caladeros republicanos, parece en riesgo. Trump, por su parte, amenaza la hegemonía demócrata en New Hampshire y Michigan, aunque los sondeos siguen dando ventaja a Clinton en ambos estados.
Entre apoyos fieles y escándalos, los candidatos apuran los últimos días de campaña en EE.UU.

Los sondeos y el escrutinio

En un país que abarca hasta nueve husos horarios, la jornada electoral avanza en oleadas: la votación empieza y termina antes en los estados del este, al igual que el escrutinio. A medida que cierran los colegios electorales, se publican sondeos a pie de urna que avanzan las tendencias; el recuento, sin embargo, es algo más lento, de forma que, salvo que alguno de los candidatos arrase, el sucesor de Barack Obama solo se conocerá con seguridad pasada la medianoche en Estados Unidos y bien entrada la madrugada del miércoles en España.
Hay algunos pueblos de New Hampshire, en el extremo este del país, que atraen la atención de la prensa porque sus habitantes votan en la medianoche del martes, nada más empezar la jornada electoral, y los resultados se difunden inmediatamente, a modo de indicador adelantado. El más célebre es Dixville Notch, que ha acertado el ganador en las cuatro últimas ocasiones, aunque las primarias de este año suscitan dudas sobre su fiabilidad: sus habitantes eligieron a Bernie Sanders para la candidatura demócrata y a John Kasich para la republicana.

Los estados clave: Ohio y Florida

Las encuestas señalan que hay una decena de estados en disputa, pero dos son fundamentales: Ohio, el estado que siempre elige al presidente desde hace medio siglo, y Florida, que decantó las elecciones más igualadas de la historia reciente, las que en 2000 llevaron a George W. Bush a la Casa Blanca pese a que Al Gore tuvo más votos populares. Tanto Bush como Bill Clinton y Barack Obama tuvieron que ganar en ambos para ser elegidos y reelegidos; este año, los sondeos muestran un empate en los dos.
El voto negro y el de las minorías en Estados Unidos, últimas batallas antes de la votación final
Si algún candidato se hace con ambos, tendrá gran parte del camino recorrido, especialmente en el caso de Clinton, que obligaría a Trump a vencer en casi todos los demás estados disputados. Ambos estados, además, son de los que primeros cierran los colegios electorales: Florida a las 19.00 horas (01:00 horas del miércoles 9 en España) y Ohio, media hora después, por lo que sirven para anticipar si la noche electoral será corta o se prolongará hasta los últimos estados.

El cinturón industrial

Ganar en Ohio y en Florida puede no ser suficiente, sobre todo porque Trump ha logrado poner en disputa Pensilvania, un estado que en las últimas seis elecciones ha votado demócrata. Al igual que Ohio o Michigan, forma parte del denominado Rust Belt (literalmente, Cinturón del Óxido), un área castigada en los últimos años por la desindustrialización y en el que el voto del desencanto puede tener una influencia significativa; cerrará sus urnas a las 20.00 horas (2.00 del miércoles hora peninsular española). También puede ser decisivo el resultado de Carolina del Norte, un feudo republicano que Obama logró conquistar en 2008 y que ahora está en el alero; sus colegios electorales cierran al mismo tiempo que los de Ohio.
De estos cuatro estados (Ohio, Florida, Pensilvania y Carolina del Norte), Trump debe ganar al menos dos para tener opciones de alcanzar la presidencia; de hecho, CNN ha dibujado seis escenarios que llevarían a la victoria del aspirante republicano y todos ellos pasan por ganar Florida, Ohio y al menos uno de los otros dos. Clinton tiene algo más de margen, según los sondeos, aunque le penalizaría especialmente perder Florida.
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El Medio Oeste desempata

Si el escrutinio está igualado, habrá que fijarse a otros estados, en general más pequeños, y las múltiples combinaciones que pueden decantar la victoria de uno u otro candidato. Uno de esos estados es Virginia, en la costa este, otro territorio de tradición republicana que Obama consiguió teñir de azul en 2008 y en 2012.
También está en disputa Iowa, cuyas urnas cierran relativamente tarde, a las 22.00 hora del este (2.00 horas del miércoles hora peninsular española). En ese momento ya habrán terminado de votar también en Colorado y Nevada, que pueden ser determinantes para desempatar, puesto que el resto de estados al oeste no están en disputa: salvo un empate cerradísimo, cuando Alaska cierre sus urnas ya se conocerá el nombre del próximo presidente o presidenta de Estados Unidos.

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