¿Quién elige realmente al presidente de EE.UU.?
Publicado 8 noviembre 2016
En
EE.UU., bajo el argumento de defender a los estados más pequeños de los
intereses de los más grandes, no se realiza una elección directa.
La elección del
presidente de EE.UU. recae en el Colegio Electoral, un sistema con 229
años de historia, y no los votantes, pues, no eligen directamente sino
que delegan esa función en 538 compromisarios o electores que, en su
nombre, votarán en los 50 estados del país y el Distrito de Columbia
(sede de la capital).
En vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos el número 270 comienza a tomar protagonismo cuando se trata de conocer quién será el candidato que ocupe la Casa Blanca.
Será esta la cantidad de votos la que determine quién ganará entre uno u otro candidato, en un país con más de 320 millones de habitantes.
Así lo estipula el sistema electoral estadounidense, que por cierto, tiene sus variaciones en algunos de los 50 estados y el Distrito de Columbia.
En esta nación los ciudadanos registrados para participar en los comicios emitirán su voto para favorecer al candidato de su preferencia. Hasta este punto, parece una elección como cualquier otra, pero el resultado que se obtenga de la expresión popular directa servirá solo para avanzar a la siguiente fase del proceso.
En teoría, cuando en un estado sale favorecido un candidato, los miembros del Colegio electoral de esa entidad deberían votar por esa persona. Sin embargo, este sistema ha permitido que, en ocasiones, sean los compromisarios quienes elijan al próximo presidente y no el voto popular.
En la historia electoral de EE.UU. esto ocurrió en 1824, 1876, 1888 y más recientemente en 2000, cuando George W. Bush fue designado para ocupar la Presidencia, cuando fue Al Gore, quien recibió la mayor cantidad de votos populares.
“Dependemos de la certidumbre de nuestras elecciones de lo contrario sufre la transición suave de poder, sufre la democracia y sufre el pueblo pues no es su decisión quién gana”, Dixie Swanson, autora de "El Presidente Accidental".
Se hace aún más evidente que la mayoría de los estadounidenses no decide quien será el presidente, cuando ocurre un empate en los Colegios electorales. Bajo estas circunstancias la decisión final podría recaer sobre la Cámara de Representantes, donde las delegaciones votan en bloque por el candidato de su preferencia.
En vísperas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos el número 270 comienza a tomar protagonismo cuando se trata de conocer quién será el candidato que ocupe la Casa Blanca.
Será esta la cantidad de votos la que determine quién ganará entre uno u otro candidato, en un país con más de 320 millones de habitantes.
Así lo estipula el sistema electoral estadounidense, que por cierto, tiene sus variaciones en algunos de los 50 estados y el Distrito de Columbia.
En esta nación los ciudadanos registrados para participar en los comicios emitirán su voto para favorecer al candidato de su preferencia. Hasta este punto, parece una elección como cualquier otra, pero el resultado que se obtenga de la expresión popular directa servirá solo para avanzar a la siguiente fase del proceso.
En teoría, cuando en un estado sale favorecido un candidato, los miembros del Colegio electoral de esa entidad deberían votar por esa persona. Sin embargo, este sistema ha permitido que, en ocasiones, sean los compromisarios quienes elijan al próximo presidente y no el voto popular.
En la historia electoral de EE.UU. esto ocurrió en 1824, 1876, 1888 y más recientemente en 2000, cuando George W. Bush fue designado para ocupar la Presidencia, cuando fue Al Gore, quien recibió la mayor cantidad de votos populares.
“Dependemos de la certidumbre de nuestras elecciones de lo contrario sufre la transición suave de poder, sufre la democracia y sufre el pueblo pues no es su decisión quién gana”, Dixie Swanson, autora de "El Presidente Accidental".
Se hace aún más evidente que la mayoría de los estadounidenses no decide quien será el presidente, cuando ocurre un empate en los Colegios electorales. Bajo estas circunstancias la decisión final podría recaer sobre la Cámara de Representantes, donde las delegaciones votan en bloque por el candidato de su preferencia.
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