jueves, 18 de octubre de 2018

2019 no será bueno


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2019 no será bueno

 

 


2019 será un año entre complicado y muy complicado en materia económica. Prácticamente todas las señales son negativas.
Desde el punto de vista internacional, es cada vez más claro que las guerras comerciales serán cada vez más frecuentes y graves.
El gobierno de Donald Trump seguirá imponiendo barreras comerciales en nombre de la seguridad nacional. Las que ya impusieron al acero y de aluminio, que seguirán las de las SUVs, sólo son las primeras balas de una guerra que podría implicar hasta una caída de 1.9% del PIB mundial, si se cumplen todas las amenazas.
El gobierno de Trump busca, a través de los aranceles, establecer cuotas (como ya lo hizo a Corea del Sur) en una estrategia para limitar el libre comercio. Países como Canadá han iniciado su defensa con investigaciones al acero que los llevarán a imponer aranceles a partir del 25 de octubre.
En este entorno de menor comercio mundial, debe sumarse que las tensiones geopolíticas están impulsando un fuerte incremento en los precios del petróleo y un aumento generalizado en las tasas de interés a nivel mundial.
La velocidad con la que están subiendo los tipos de interés en el mundo están encendiendo señales de peligro entre muchas economías. El Presidente de Estados Unidos, que supuestamente había impulsado en Jerome Powell a un presidente de la Fed a modo, ha hecho pública su molestia por la rapidez con la que están subiendo las tasas.
Naciones con problemas de endeudamiento o graves desequilibrios fiscales están entrando en periodos de crisis económica y social. Venezuela, Brasil, Argentina, Turquía, Grecia y últimamente Italia (todas ellas con gobiernos populistas) han comenzado a caer y amenazan con arrastrar a quienes tengan menores fundamentos económicos.
La suma de estos factores propicia que los inversionistas se retraigan hacia mercados que les resultan mucho más seguros.
INTERNAMENTE
Desde el punto de vista interno, también hay señales que hacen ver que el próximo año será entre complicado y muy complicado en materia económica.
Los indicadores económicos comienzan a mostrar signos de desgaste. La actividad industrial está disminuyendo con su consecuente impacto en el PIB; el crecimiento de empleos formales se detuvo en septiembre y la inflación se mantiene elevada, lo que obligará a Banco de México a mantener una política de incrementos en la tasa de interés que, a su vez, disminuirán la velocidad con la que crece el crédito a empresas y personas.
Tradicionalmente los primeros años de una administración son lentos en cuanto al ejercicio del gasto y, a no dudar, éste será mucho menos dinámico puesto que, de entrada, plantea un cambio de modelo económico.
A la curva de aprendizaje del nuevo gobierno se tiene que añadir el anunciado recorte de siete de cada diez miembros del personal de confianza del gobierno federal lo que, en el menos malo de los casos, generará una suerte de parálisis en la que se reasignan las tareas y se definen las nuevas responsabilidades.
En otras columnas he planteado que la decisión entre continuar con el NAIM o convertir en realidad el concepto de Santa Lucía determinará cómo se harán negocios durante la próxima administración. En una gran cantidad de corporativos, nacionales y globales, se está esperando esta toma de decisión para plantear cuáles serán sus estrategias de inversión en México. Es fácil prever que muchas decisiones de inversión se posterguen.
Más allá del impacto que tendría en sí mismo la decisión de continuar o no con la construcción del NAIM, se determinará si las decisiones económicas dependerán directamente del jefe del Ejecutivo o de sus méritos técnicos, económicos y financieros.
Hoy hay pocas claridades en torno a cómo será el paquete económico del año próximo. Declaraciones aisladas de personajes que están designados para integrar el equipo del nuevo gobierno e incluso del propio Andrés Manuel López Obrador, quien el martes aseguró que se disminuirá el gasto corriente en 500 mil millones de pesos sin dar mayores detalles.
Sería deseable que el próximo equipo económico comenzar a dar señales mucho más claras de sus planteamientos económicos para disminuir el riesgo de una turbulencia especulativa. Hasta el momento, los mercados han sido pacientes y están mucho más concentrados en asuntos internacionales; sin embargo, lo prudente es disminuir las posibilidades de un susto.
EMPRESAS
En este contexto, debemos acostumbrarnos a las reacciones que están tomando una gran cantidad de empresas para mantener su viabilidad financiera. Tal es el caso del anuncio que hizo Aeroméxico en el sentido de que por primera vez desde hace 10 años no aumentará su flota, incluso, cerrará algunas frecuencias.
Si bien los últimos años no han sido fáciles, puesto que el entorno internacional ha sido especialmente complejo, la economía mexicana ha pasado una buena época, en la cual ha mantenido un crecimiento sostenido desde 2009 y en el que se han creado más de 3.7 millones de empleos formales nuevos. ese debe ser el mínimo.

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