jueves, 25 de abril de 2013

No se les vaya a morir la Maestra en la cárcel

No se les vaya a morir la Maestra en la cárcel



Mancera dirá misa, pero la destronada reina del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, va y viene de hospitales porque la falta de un riñón y la presencia de otros males que se atendía en lujosos centros hospitalarios estadunidenses están haciendo mella en su salud. Además de sus guardaespaldas, siempre andaba cerca de ella, como parte de su equipo, Juan Meza, su cómplice, ahora su sucesor y testigo protegido, además de un equipo médico con todos los servicios, menos de funeraria ni crematorio, pues ella se creía inmortal e intocable. Exsalinista, excamachista, exobradorista, exzedillista, exfoxista y excalderonista, la Gordillo vive en la cárcel vigilada día y noche, tanto para que no se les vaya a morir en su celda, como para atender cualquier apuro.
 
No tiene lujos, pero sí todo lo necesario, además de las visitas de sus familiares. Su hija senadora anda muy calladita, como que sabe que de su silencio depende que su madre no sufra de más y están apurando el proceso penal, para que en cuanto se dicte una sentencia (que tal vez sea en menos de 1 año) le concedan una de las cuatro mansiones que tiene en la capital del país por cárcel.
 
Pero la Maestra, que ha tenido tiempo para recordar sus días de gloria, dinero y poder, saca cuentas de cómo cayó (al estilo de cuando Salinas se deshizo del líder petrolero Hernández Galicia) en desgracia con Peña, al que ayudó a ganar en las urnas con más de 2 millones de votos del SNTE y del Partido Nueva Alianza. Enferma de poder y prepotencia, la bautizada como “líder vitalicia” Elba Esther está padeciendo varios males físicos a sus casi 70 años (con actas falsas aseguraba tener 60 años, y con sus cirugías, tratamientos de embellecimiento y visitas a la fuente de la eterna juventud en África, donde se bañaba con sangre de león, daba el gatazo juvenil).
 
 
 
Además de todo eso, se ayudaba con sus vestidos comprados en Nueva York y París, sus bolsos y zapatos de marca para millonarias, sus lentes a la Sofía Loren y relojes de oro; vestía y calzaba como mandaban los cánones de la elegancia. Ahora viste un uniforme de presidiaria. Tiene unos lentes salidos de un museo y se peina con un chongo. Se ve bastante regordeta, pues antes usaba fajas y llevaba un régimen alimenticio vigilado por un dietista que la hacía lucir “lo mejor” posible. Ahora, entre altas y bajas de sus males, la llevan de urgencia a los hospitales (aunque Mancera diga que no es cierto). En una de esas se les puede morir y la que se le arma a Peña que, en amores burocráticos, cambió a Elba Esther por la Rosario Robles.
 
Así que en una de esas nos salen con la información de que falleció la chiapaneca, exdueña del SNTE y todavía multimillonaria, porque dispuso durante 24 años de las cuotas de los maestros sin que nadie la estorbara… Hasta que no siguió la “línea”. Los peñistas rezan para que no se le vayan a agudizar sus males de la noche a la mañana y se les muera de un coraje atravesado que le haga padecer Chuayffet, su sucesor Juan Meza o alguna otra traición que la ha dejado a su mala suerte.
 
*Periodista

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