¿Leer daña la salud?
© Flickr.com/WordsManifest/cc-by-nc-sa 3.0
Defensores de tal proceso ha habido no pocos
en todas las épocas: todos los sabios, monjes y otros portadores de la
educación unánimemente han apoyado la lectura, insistiendo en que es
imprescindible para la educación de un ciudadano integral, capaz de
dirigir un estado y servir a la Patria con la fe y la verdad. Los más
singularmente conservadores afirmaban que no se puede hacer un hombre
bueno de aquellos que no aman y no quieren leer.
¿Esto es así? ¿Es cierto que un individuo “lector” es un integrante mejor de la sociedad? ¿La lectura es útil o perjudicial?
Para
la salud de la persona la lectura excesiva puede resultar perjudicial,
dicen los que “odian los libros”. En primer lugar una gran parte de los
amantes de los libros usan gafas y tienen problemas con la vista a causa
de la lectura en lugares mal iluminados, en la cama, en el metro, en el
autobús; en segundo lugar, muchos de ellos presentan una desviación de
la columna vertebral y como consecuencia de ello, dolores en la espalda,
artritis, escoliosis y otros males. En tercer lugar, los “come libros”
llevan un régimen de vida sedentario y por ello frecuentemente sufren de
peso excesivo, tragando con entusiasmo no solo los libros, sino también
el contenido de la nevera. Además de que, entre los lectores, están
difundidos tales males como dolores de cabeza de diferentes etiologías,
distonías vegeto-vasculares, disfunciones nerviosas. Y luego, la
inmunidad de estas personas es varias veces más débil que la de aquellos
que “odian leer”, ya que, “las polillas” o “las ratas” que es como sus
contrincantes gustan de llamarles, la mayor parte del tiempo la pasan en
locales y pasean poco al aire libre. En determinadas épocas hubo
incluso persecuciones a la gente lectora. Se consideraba que ésta
mortífera costumbre hacía daño al Estado, destruía la estructura de la
sociedad y echaba a perder las relaciones con el poder.
¿Qué
piensan acerca de esto los científicos? Los especialistas del Instituto
Nacional de Salud e Investigaciones Médicas de Francia llegaron a la
conclusión de que la lectura como un fenómeno relativamente reciente en
la vida del ser humano obliga al cerebro a asimilar ramas responsables
de otras capacidades de trabajo.
Los autores del
experimento reunieron un grupo de sesenta y tres portugueses y
brasileños, once de los cuales no sabían leer, veintidós de ellos
aprendieron a leer de adultos y los restantes, durante la infancia,
cuando estudiaban en la escuela. Los científicos no incluyeron en esta
investigación, intencionalmente, a “estudiantes universitarios altamente
calificados”, los cuales normalmente suelen presentarse como
voluntarios en las investigaciones neurológicas. El resultado arrojó que
el hábito de lectura afectaba la capacidad de reconocer los rostros
humanos.
Otro grupo de científicos descubrió que el
intelecto, o sea, la capacidad general para reconocer y resolver
dificultades, la cual unifica todas las capacidades cognoscitivas del
ser humano −sentidos, percepción, memoria, idea, razonamiento,
imaginación−, y la cantidad de libros leídos no están relacionados en
manera alguna. O sea, que se puede leer mucho sin que tus conocimientos
crezcan por ello, sobre todo, si se ha leído con el objetivo de
entretenerse y matar el tiempo.
Durante la lectura el
cerebro humano recibe información, pero frecuentemente esta no solamente
no resulta útil para la vida y la inteligencia, sino que es
absolutamente asistemática. Durante la lectura de entretenimiento, no
presionada por el desentrañamiento analítico del material de lectura, el
intelecto está inactivo y por consiguiente, no se desarrolla. Para
mantener la inteligencia en estado funcional es necesario no tanto leer,
como resolver distintos tipos de tareas analíticas, incluidos los
rompecabezas. La conclusión es la siguiente: se puede ser una persona
muy “leída”, pero completamente no apto para la vida.
La
exageración, como es conocido, es dañina en cualquier aspecto. No se
debe olvidar que la lectura es una de las mejores maneras de obtener
información, pero cómo utilizarla, depende por completo de nosotros
mismos. Sobre como leer en beneficio propio y para bien de nuestra
salud, hablaremos próximamente.
fs/kg
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario