La irracionalidad de Vladimir Putin
Artículos de Opinión |
Alexandra Nariño* | 20-10-2015
¿Qué tienen Vladimir Putin, Hugo Chávez, Fidel Castro, Kim
Jong-un, Evo Morales y Bashar al-Assad en común? Si tenemos que creerle a
la prensa occidental, son todos hombres irracionales, mentirosos y
hasta ridículos, la mayoría con rasgos anti-democráticos, dictatoriales.
Entre más desalineados sean de las directrices neoliberales dictadas
por el FMI y el Banco Mundial, más despreciables. O al menos es el
mensaje que les llega diariamente a millones de personas quienes creen
estar informadas a través de las grandes agencias de noticias.
Luego de leer varios artículos que denunciaban las malintencionadas y astutas jugadas políticas y militares de Vladimir Putin en el mundo, él logró despertar mi curiosidad cuando lo vi hablando en el setenta aniversario de la ONU. Solo pude ver la última parte; no sé si lo que me llamó la atención fuera alguna frase suya, la mirada o el tono de su voz. Lo cierto es que busqué la intervención completa en internet y descubrí que el discurso de Putin tiene algo de lo que carecen personajes como por ejemplo Obama, Merkel o Rutte: coherencia.
Sin disertaciones pomposas y vacías sobre “freedom and democracy”, expuso de forma sencilla una posición democrática, pluralista y respetuosa de la soberanía de otras naciones. Además, ofreció a los presentes y al planeta una explicación sensata de la situación en el Norte de África y el Medio Oriente, así como un análisis de la correlación de poderes geoestratégicos en el mundo de hoy.
Con una elocuente diplomacia, el presidente ruso dejó al desnudo algunas verdades que ya todos sabían, pero nadie en el mundo político se había atrevido a pronunciar con tanta vehemencia: que las fuerzas gubernamentales de Assad y las milicias kurdas son las únicas fuerzas que realmente combaten a los terroristas en Siria; que los grupos extremistas se nutren – entre otros – de soldados iraquíes quienes quedaron en la calle después de la invasión en el 2003, de Libios cuyo Estado fue destruido luego del 2011 y también, más recientemente, de la oposición “moderada” en Siria, apoyada por el Occidente, que les entrega armas y entrenamiento, luego del cual muchos se desertan y se unen al Estado Islámico.
Sin nombrar a nadie en específico, calificó de hipócrita e irresponsable el hacer declaraciones sobre la amenaza del terrorismo y al mismo tiempo hacerse el de la vista gorda cuando de su financiación a través de narcotráfico, tráfico ilegal de petróleo y de armas se trate. Así mismo – sin referencias específicas – juzgó como irresponsable el manipular grupos extremistas para lograr sus propios objetivos políticos, y creer que de alguna manera se buscará la forma de deshacerse de ellos más adelante.
También hubo espacio para la reflexión y la autocrítica: “…recordamos ejemplos de nuestro pasado soviético, cuando la Unión Soviética exportó experimentos sociales, presionando por cambios en otros países por razones ideológicas. Esto muchas veces tuvo consecuencias trágicas y produjo degradación en vez de progreso”.
No quisiera ser acusada de devota de Putin; lo único que puedo afirmar es que, así nos pinten a las FARC-EP como narcotraficantes sin ideales, así mostraran a Hugo Chávez como un charlatán sin seriedad, así quieran despojar de todo humanismo a Bashar al-Assad, ser desalineado en un mundo en el que lo políticamente correcto parece ser promocionar políticas neoliberales, xenofóbicas y excluyentes, es un mérito en sí.
*integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP /
Luego de leer varios artículos que denunciaban las malintencionadas y astutas jugadas políticas y militares de Vladimir Putin en el mundo, él logró despertar mi curiosidad cuando lo vi hablando en el setenta aniversario de la ONU. Solo pude ver la última parte; no sé si lo que me llamó la atención fuera alguna frase suya, la mirada o el tono de su voz. Lo cierto es que busqué la intervención completa en internet y descubrí que el discurso de Putin tiene algo de lo que carecen personajes como por ejemplo Obama, Merkel o Rutte: coherencia.
Sin disertaciones pomposas y vacías sobre “freedom and democracy”, expuso de forma sencilla una posición democrática, pluralista y respetuosa de la soberanía de otras naciones. Además, ofreció a los presentes y al planeta una explicación sensata de la situación en el Norte de África y el Medio Oriente, así como un análisis de la correlación de poderes geoestratégicos en el mundo de hoy.
Con una elocuente diplomacia, el presidente ruso dejó al desnudo algunas verdades que ya todos sabían, pero nadie en el mundo político se había atrevido a pronunciar con tanta vehemencia: que las fuerzas gubernamentales de Assad y las milicias kurdas son las únicas fuerzas que realmente combaten a los terroristas en Siria; que los grupos extremistas se nutren – entre otros – de soldados iraquíes quienes quedaron en la calle después de la invasión en el 2003, de Libios cuyo Estado fue destruido luego del 2011 y también, más recientemente, de la oposición “moderada” en Siria, apoyada por el Occidente, que les entrega armas y entrenamiento, luego del cual muchos se desertan y se unen al Estado Islámico.
Sin nombrar a nadie en específico, calificó de hipócrita e irresponsable el hacer declaraciones sobre la amenaza del terrorismo y al mismo tiempo hacerse el de la vista gorda cuando de su financiación a través de narcotráfico, tráfico ilegal de petróleo y de armas se trate. Así mismo – sin referencias específicas – juzgó como irresponsable el manipular grupos extremistas para lograr sus propios objetivos políticos, y creer que de alguna manera se buscará la forma de deshacerse de ellos más adelante.
También hubo espacio para la reflexión y la autocrítica: “…recordamos ejemplos de nuestro pasado soviético, cuando la Unión Soviética exportó experimentos sociales, presionando por cambios en otros países por razones ideológicas. Esto muchas veces tuvo consecuencias trágicas y produjo degradación en vez de progreso”.
No quisiera ser acusada de devota de Putin; lo único que puedo afirmar es que, así nos pinten a las FARC-EP como narcotraficantes sin ideales, así mostraran a Hugo Chávez como un charlatán sin seriedad, así quieran despojar de todo humanismo a Bashar al-Assad, ser desalineado en un mundo en el que lo políticamente correcto parece ser promocionar políticas neoliberales, xenofóbicas y excluyentes, es un mérito en sí.
*integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP /
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