sábado, 8 de abril de 2017

La hegemonía y el ataque terrorista en San Petersburgo


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La hegemonía y el ataque terrorista en San Petersburgo

por Alexander DuginEl papel de la sexta columna
La estructura del mundo de hoy es simple. Hay un – sigue siendo uno – polo dominante: el pantano, la élite globalista, el núcleo transnacional liberal. Actúa a través de:
1. Las redes liberales y de izquierda (en política, economía, cultura, tecnología, educación, arte).
2. La máquina de guerra norteamericana y los grandes monopolios norteamericanos.
3. La inercia histórica, económica, política, tecnológica e intelectual-epistemológica de los últimos tres siglos de la modernidad europea (incluida la modernización y la colonización).
Gramsci llamó a este fenómeno “hegemonía”. El que está en la posición de la globalización concluye un “pacto histórico” con la élite global, aceptando su exactitud y sus reglas del juego.
La red liberal y el lobby atlantista (que son casi uno y lo mismo) están presentes en todos los países del mundo. Y prácticamente en todas partes esta red consta de dos segmentos igualmente leales a la hegemonía: la quinta y la sexta columnas.
La quinta columna promueve la hegemonía abiertamente, desafiando a todas las sociedades en las que el liberalismo aún no domina por completo, mientras que la sexta columna actúa dentro de los gobiernos y las élites políticas de las sociedades, corrompiéndolas y aprovechando, por un lado, la promoción de la hegemonía, y por otro, el uso de sus propias posiciones en los países semiaislados que están resistiendo y son parcialmente independientes de la élite global.
Hoy en día el Pantano también tiene instrumentos extremos a los que está recurriendo cada vez más. Estos elementos extremos del globalismo transnacional y liberal son:
• Los extremistas de izquierda, anarquistas y ultra-liberales que desafían cualquier forma de orden,
• Los extremistas islámicos de todas las tendencias (en primer lugar, wahhabís y salafistas),
• Grupos chovinistas neonazis de xenófobos perversos.
Esta chusma comprende la base de la quinta columna y ataca directamente Estados todavía (aunque relativamente) soberanos. La sexta columna siempre juega junto a ellos desde el interior.
En su campaña electoral, Trump se opuso a las estructuras de los globalistas, que él apodó el pantano [the Swamp], con las instituciones del orden norteamericano. El Pantano, hoy llamado a menudo el Estado Profundo, no pudo detener a Trump, pero hasta ahora lo ha bloqueado con éxito en su línea de política exterior y sus políticas domésticas (por ejemplo, resistiendo la derogación del Obamacare). El ejemplo de Trump muestra que incluso el presidente de los Estados Unidos puede convertirse en el blanco de la agresión, la persecución y la demonización por parte de la hegemonía (el pantano).
No es una coincidencia que la relación de Trump con Rusia, que la prensa no ha dejado de seguir, esté en el centro de la política estadounidense. La demonización de Rusia sirve para criminalizar el principio de soberanía como tal. Putin y Rusia = soberanía. El globalismo no reconoce la soberanía. Por lo tanto, es importante para el pantano sacudir a Trump, para inculcar en él un sentimiento de culpa por cualquier cosa relacionada con los rusos. La nueva ola de ataques contra los propios rusos está en marcha en paralelo. El ataque terrorista en San Petersburgo es uno de los elementos de esta estrategia del Pantano global, al igual que el deterioro de la situación en el Donbass.
No es tan importante quién perpetró el ataque terrorista en el metro de San Petersburgo. Lo más fácil es reclutar a un inmigrante islamista para este propósito. Se han creado todas las condiciones sociales, ideológicas y técnicas para ello, incluidas las prohibidas bases del ISIS en Rusia. Pero el autor nunca actúa solo. ¿Qué podría lograr el ISIS con este ataque terrorista en Rusia? Nada. Por lo tanto, no pueden ser los que están detrás de esto.
El ataque terrorista en San Petersburgo es obra de la hegemonía. La sexta columna, la quinta columna, las redes liberales globales y la inteligencia americana – todas ellas son igualmente cómplices de este crimen. No es el primero, y no es el último.
Hoy en día muchos están decepcionados con Trump. Pero uno no necesita estar encantado para no ser decepcionado. Trump es una victoria colosal para la contrahegemonía. Su elección ha permitido ver los entresijos del sistema global. El Pantano no es lo mismo que los Estados Unidos, ya que el pueblo estadounidense ha elegido un presidente que va a la Casa Blanca bajo el lema de luchar contra el pantano. Esto en sí mismo no es un trato pequeño. Pero Trump es un rehén de la hegemonía, es decir, su propia sexta columna, su círculo íntimo, el aparato, casi toda la élite norteamericana. Ahora la hegemonía se ha confabulado contra Rusia y Putin, contra nosotros, no menos que contra Trump.
Por supuesto, hay una sexta columna en Rusia. Y no es Navalny, que es quinta columna clásica. Los niños que lo rodean son los productos de la educación, la formación y la cultura que está en manos de la sexta columna. La sexta columna es exteriormente leal a Putin; son ellos quienes prepararon el “son sólo niños”.
La sexta columna no sale a una plaza ni se hace estallar en el metro. Pero es la sexta columna -como parte de la red globalista liberal- la que tiene la responsabilidad principal de esto, en la medida en que ninguna otra más que la sexta columna crea los requisitos previos, las condiciones de partida para ello. Rusia se resiste obstinadamente al dominio de la globalización. Y estamos sufriendo y pagando por esto con las vidas de nuestra gente y de nuestros seres queridos en San Petersburgo y en el Donbass. Está cada vez más claro que la elección de bando no es sólo una cuestión de posturas. Hay algo profundamente religioso en esto, semejante a renunciar a Satanás o a servirlo.

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