sábado, 17 de junio de 2017

Puerto Rico. La UPR y la Redefinición Neoliberal de la Reproducción Social Kaos en la red


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Puerto Rico. La UPR y la Redefinición Neoliberal de la Reproducción Social Kaos en la red


La UPR expía las consecuencias de la respuesta neoliberal del gobierno a la crisis económica y fiscal que afecta al país.
UPR
La socióloga Madeline Román, en su artículo “A abrir ya la Universidad,” declaró que existen “sectores de poder” que quieren mantener la Universidad de Puerto Rico (UPR) cerrada. Desafortunadamente, Román no ofreció detalles de cuáles son esos sectores o quiénes entre los poderosos pretenden mantener cerrada la UPR. Tampoco explicó por qué esos sectores anhelan darle fin a la misma. En fin, Román no abordó el asunto en sus detalles. Mi intención con este artículo es plantear otra posibilidad, que el gobierno del Estado Libre Asociado no efectúa un cierre definitivo, sino más bien una transformación de la UPR, incluyendo cambios en su relación con la misma. Comprenderlo nos requiere estudiar las motivaciones y acciones gubernamentales, así como el difícil escenario de la UPR, en su relación compleja con la reproducción social.
La UPR expía las consecuencias de la respuesta neoliberal del gobierno a la crisis económica y fiscal que afecta al país. El objetivo principal de esa respuesta es el mismo de las políticas neoliberales en cualquier otra parte del mundo, la redistribución de la riqueza a favor del capital. Otro objetivo es reanimar la economía insular, proveyéndoles a las empresas y corporaciones condiciones favorables para la inversión de capital. El Estado Libre Asociado (ELA), bajo varias administraciones gubernamentales, ha intentado reanimar la moribunda economía insular. Pero, a pesar de sus políticas económicas para instaurar un entorno extra-favorable a la inversión capitalista en la Isla, el gobierno ha fracasado tremendamente. Sin embargo, este permanece fiel a sus responsabilidades con el capital, implementando diversas políticas, propicias para su crecimiento, como la reforma laboral y la promoción de las alianzas público-privadas, entre otras medidas. Estas políticas contribuyen a la re-estructuración de la producción capitalista, típica de las crisis económicas.
Refiriéndose a la crisis económica de Estados Unidos, Rick Wolff afirmó que el Estado continuaba demostrando su gran utilidad como instrumento para manejar y manipular las crisis capitalistas. Es decir, el Estado se afana grandemente para socializar los colosales costos de la crisis capitalista, incluyendo la socialización de la deuda pública. El ELA no es la excepción. El gobierno local, ante el colapso de su crédito y con una economía maltrecha, una situación agravada desde el 2006, se ha dedicado en los últimos años, con gran diligencia y dedicación, a distribuir los formidables costos de la crisis. La deuda pública se ha convertido en un medio eficaz para socializar esos costos. A pesar del discurso gubernamental fundamentado en la “igualdad de sacrificio”, favorito de los intelectuales funcionales, es indudable que las políticas de austeridad, en gran medida políticas de desposesión y redistribución de riqueza, terminan por pasarles una gran parte de los costos de la deuda a los ciudadanos, con la excepción de los más ricos. Lo extraído de estos es usado como pago a los prestamistas y bonistas, no sin antes garantizarle grandes concesiones al capital.
El gobierno protege la integridad del sistema financiero y la solvencia de las instituciones financieras sobre el bienestar de los ciudadanos, aun cuando satisfacer las necesidades sociales de sus constituyentes esté entre sus funciones, un rol que pretende alterar significativamente. En la actualidad, el gobierno del ELA no está solo. Puesto que sus políticas de austeridad no fueron del todo efectivas, el gobierno federal impuso una Junta de Control Fiscal, cuya función es precisamente socializar los costos de la crisis y pagarles la deuda a los bonistas. Sin embargo, ni el gobierno ni la junta pudieron evitar la bancarrota, por lo que ahora las cortes estadounidenses también le ayudarán a cumplir esa misión.
La socialización de los costos de la crisis económica y fiscal ha agravado la pobreza y la precariedad económica de muchos puertorriqueños, así como la ya significativa desigualdad entre los ricos y pobres. Muchos ya han visto sus ingresos reducidos, esto en la medida en que el costo de vida aumenta. Hoy, aquellos que trabajan lo hacen con muchos menos beneficios que antes. Muchísimos puertorriqueños siguen desempleados y se espera que en el futuro inmediato aumente el número de personas en las filas del desempleo. En adición, son numerosos los puertorriqueños que han emigrado en los últimos años, una tendencia que promete agravarse. El gobierno ha reducido o alterado sus servicios sociales, afectando a una parte significativa de los puertorriqueños que reciben esas ayudas y beneficios. En fin, la calidad de vida de la gran mayoría de los puertorriqueños se ha visto afectada de manera dramática por el manejo gubernamental de la crisis económica. Las políticas del gobierno también amenazan los bienes y servicios públicos; la privatización directa o indirecta de muchos de estos bienes y servicios es casi inminente. Los servicios que no son o serán privatizados son transformados de manera radical, como la educación pública, tanto a nivel del Departamento de Educación como a nivel de la Universidad de Puerto Rico.
Las políticas del gobierno ante la crisis, un manejo evidentemente neoliberal, no solo transforman en la raíz las condiciones de la producción capitalista en la isla, sino además las condiciones de la reproducción social. El estado modifica su rol en la reproducción social, esto mientras disminuye su participación económica en los procesos atados a la misma. Aparte de eso, el Estado transfiere o comparte muchas de sus responsabilidades y funciones en materia de servicios sociales a los individuos mismos, a las empresas privadas o a las organizaciones sin fines de lucro. El gobierno deserta, aunque no en términos absolutos, su participación en la reproducción social.
Basado en la definición de Cindi Katz, tomo la reproducción social como lo amplio, desordenado e indeterminado del diario vivir. Para ella, la reproducción social incluye además un conjunto de prácticas estructuradas que se despliegan en una relación dialéctica con la producción, con la cual es mutuamente constitutiva y con la que está en tensión constante. La reproducción social abarca la reproducción diaria y a largo plazo, tanto de los medios de producción como de la fuerza de trabajo para hacerlos funcionar. En su forma más básica, incluye la reproducción biológica de la fuerza laboral, tanto generacional como diariamente, a través de la adquisición y distribución de los medios de existencia y subsistencia, incluyendo alimentos, refugio, ropa y el cuidado de la salud. Pero, como reconoce la propia Katz, la reproducción es también mucho más que eso. La misma también reúne la reproducción de la fuerza de trabajo a cierto nivel, diferenciándola y especializándola. Esta fuerza laboral diestra y diferenciada es constituida socialmente. Para Katz, no solo son las prácticas sociales asociadas con su producción histórica y geográficamente específicas, sino que sus confines y requisitos son el resultado de una lucha incesante. Aparte de la necesidad de garantizar los medios de subsistencia, la producción y reproducción de la fuerza laboral convoca toda una gama de prácticas sociales y culturales contingentes al tiempo-espacio, incluyendo aquellas asociadas con el conocimiento y aprendizaje, la justicia social y los medios de comunicación.
El gobierno, en el contexto de la crisis, limita su participación en la reproducción social, entre otras cosas reduciendo grandemente su inversión económica en muchas actividades atadas a la misma. De hecho, una gran parte de sus recortes afectan los servicios sociales. Aparte de ello, el Estado también implementa cambios institucionales que transforman la reproducción social, incluyendo cambios en la educación pública. Los cambios en la educación son significativos porque la misma es fundamental en la reproducción social, que incluye la enseñanza y aprendizaje de conocimiento y destrezas necesarias para realizar tareas y labores, para el logro de las credenciales necesarias para el mercado laboral. La educación primaria y secundaria, atadas al proceso de la reproducción social, están siendo transmutadas dramáticamente por el gobierno de Puerto Rico. En lo que respecta a la UPR, el gobierno ha aprovechado la crisis fiscal para transformarla, de paso alterando su relación con la misma. Aunque el gobierno podría intentar su completa privatización, esto no parece ser su política. Pero, su política tampoco parece ser, al menos no en este momento, el cierre de la UPR.  Si, como señaló Román, hay “sectores de poder” que anhelan mantener cerrada la UPR, estos no dominan la política universitaria del gobierno. La política del Estado no es el retraimiento absoluto, sino un retiro parcial fundamentado en la alteración de la universidad pública y la redefinición de la relación entre el Estado y la UPR. Y son, por supuesto, los intelectuales funcionales de El Nuevo Día quienes mejor traducen la posición del gobierno: “La Universidad tiene en sí misma la llave para abrir sus portones. En ella está también la clave para transformarse estructuralmente y generar ingresos adicionales propios, valiéndose de su alto potencial intelectual y científico.”
En un intento por concretar su ansiada mutación de la UPR, varios actores en el gobierno apoyan y hasta legislan a favor de la autonomía universitaria. El gobierno pide que la UPR sea auto-sostenible, generando sus propios ingresos. Para ellos, la relación de la universidad con el gobierno es una de dependencia. Para que rompa con esa dependencia el gobierno también insiste en la inserción de la UPR en la economía del conocimiento o la innovación tecnológica. La insta a innovar y producir patentes, a mercantilizar y explotar todo el conocimiento, servicios y bienes que pueda producir. También le insta a concretar alianzas con empresas privadas y a proveerle servicios a otras agencias gubernamentales. El gobierno procura entonces instituir la universidad neoliberal, una anclada en el “capitalismo académico”. La universidad neoliberal pone el acento en lo privado como mediador del bien público y destaca la transformación de las actividades universitarias en mercancías. Desde esa perspectiva, la universidad se maneja en los términos del mercado, como una corporación, y al servicio de sus clientes, que aparte de los estudiantes incluye a otras corporaciones y al gobierno mismo. Muchos actores universitarios, particularmente aquellos en los círculos administrativos, los menos autónomos del gobierno y los partidos políticos, han apoyado esta tendencia y trabajan para concretarlo. Como observó la propia Madeline Román en “El futuro de las ciencias sociales y la Universidad”:
No hay duda de que, al presente, la Universidad se inserta en el trayecto de las transformaciones propiciadas por la sociedad del conocimiento y las del capitalismo cognitivo, pero mientras la sociedad del conocimiento se mueve en la dirección del reconocimiento de que el conocimiento es un bien común, el capitalismo cognitivo se mueve en la dirección de cercar ese conocimiento y reconducirlo a través de lógicas rentistas y de ganancia.
Y añade la socióloga Román:
A mi modo de ver, tendríamos que defender la posibilidad de una universidad cuyo manejo de patentes y de corporaciones posibles se instale en las lógicas del compartir el conocimiento como bien común y en las que la Universidad si bien pueda, a partir de estas iniciativas, producirse un ingreso para su beneficio como institución privilegiada de producción de conocimiento, al mismo tiempo sea capaz de favorecer y beneficiar a la sociedad en su conjunto.
Si bien ambas cosas podrían coexistir, propongo procurar una UPR donde lo segundo, los beneficios a la sociedad, y su servicio público, prevalezca sobre lo primero, sobre la producción capitalista del conocimiento. También debemos gestionar una UPR cuya participación en el proceso de la reproducción sea determinada por los universitarios mismos, no en términos del gobierno, su debilidad por la austeridad y su deleite con los sacrificios. De no hacerlo, la transformación de la reproducción social transformará profundamente los procesos de enseñanza y aprendizaje, la investigación y la producción intelectual y artística de la universidad, cambios que ya comenzaron.
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www.80grados.net/la-upr-y-la-redefinicion-neoliberal-de-la-reproduccion-social/

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