Debate sobre espionaje afecta agenda de Obama
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WASHINGTON (AP) -- Se suponía que agosto sería el momento en
que un proyecto de ley para una amplia reforma migratoria llegaría al
escritorio del presidente Barack Obama para su firma.
Había
esperanzas de que se lograrían avances rumbo a un acuerdo con los
republicanos para manejar el déficit del gasto público y, en el
optimismo que permeó los primeros días de su segundo período, incluso se
creía que habría logrado leyes más estrictas encaminadas a un mayor
control de las armas de fuego.
En lugar de
ello, Obama se encuentra asediado por las distracciones en su quinto año
en el puesto, tal vez ninguna de ellas con implicaciones más amplias
que la revelación de los programas secretos de espionaje del gobierno.
Ese
asunto dominó la conferencia de prensa de una hora que el mandatario
ofreció el viernes. ¿Y los asuntos que la Casa Blanca esperaba promover a
mediados de este año? Desempeñaron un papel menor, si es que alguno.
El
presidente estableció el tono, al abrir la sesión con un anuncio de que
trabajará con el Congreso para hacer "reformas adecuadas" a los
programas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por
sus siglas en inglés). También dejó claro que no tiene intención de
detener la recolección diaria de los registros telefónicos de los
estadounidenses.
"Dada la historia de abusos
cometidos por gobiernos, está bien hacer preguntas en torno a la
vigilancia, en especial en momentos en que la tecnología está dando una
nueva forma a cada aspecto de nuestra vida", afirmó, un día antes de
partir a unas vacaciones de una semana en la isla de Martha's Vineyard
frente a las costas de Massachusetts.
Incluso
sin las revelaciones sobre la NSA, Obama de todas formas enfrentaría la
misma dinámica política con los republicanos del Congreso que estancaron
los avances sobre el tema de la inmigración, doblegaron las esperanzas
de que se lograra un acuerdo a largo plazo sobre el presupuesto y
derrotaron los intentos por incrementar el control de armas, así como
otras prioridades gubernamentales.
Cualquier
gobierno se enfrenta a la realidad de que puedan surgir desafíos
inesperados que sacudan planes cuidadosamente elaborados.
Sin
embargo, la magnitud de los programas de espionaje, filtrados a la
prensa por Edward Snowden, ex analista de sistemas de la NSA, convierte
esto en un asunto que probablemente será más que una distracción
temporal.
Los índices de aprobación de Obama
en las encuestas han disminuido desde que se supo de estos programas, y
eso podría obstaculizar sus ventajas políticas. Las revelaciones son
especialmente problemáticas para el mandatario debido a que el asunto da
mala impresión entre su base de simpatizantes y no puede ser minimizado
simplemente como algo promovido por el partido rival.
Dirigiéndose
a los críticos de los programas secretos, el presidente reconoció en la
conferencia de prensa que él podría haber subestimado las
preocupaciones del público al respecto, y esbozó pasos que dijo espera
incrementarán la confianza de la población en los programas.
Uno
de ellos es la creación de un fiscal independiente con el fin de que
argumente contra el gobierno durante audiencias secretas de la Corte de
Vigilancia de la Inteligencia Extranjera, que revisa solicitudes de
vigilancia dentro de Estados Unidos.
Obama también está formando un panel asesor externo para que revise los poderes estadounidenses de vigilancia.
El
presidente dice dar la bienvenida al debate sobre la vigilancia
gubernamental, aunque su equipo de seguridad nacional ha dicho que no
tenía la intención de informarles a los estadounidenses sobre la
existencia de esos programas, altamente secretos.
"No
hay duda alguna de que las filtraciones del señor Snowden desataron una
respuesta mucho más rápida y apasionada de la que hubiera habido en
condiciones normales", afirmó Obama.
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Julie Pace está en Twitter como http://twitter.com/jpaceDC
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