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viernes, 12 de agosto de 2016
IMÁGENES DE LOS 90: FIDEL ¿DICTADOR O DEMÓCRATA? (por Felipe de J.Pérez Cruz)
IMÁGENES DE LOS 90: FIDEL ¿DICTADOR O DEMÓCRATA? (por Felipe de J.Pérez Cruz)
LA ÚNICA Y VERDADERA DEMOCRACIA ES LA PARTICIPATIVA Y NO LA REPRESENTATIVA, VERDADERA PESTE DEL MUNDO OCCIDENTAL QUE HA SUMIDO EN LA RUINA Y LA POBREZA A MÁS DE DOS MIL MILLONES DE PERSONAS
Felipe de J. Pérez Cruz – Cubainformación.- Quizás uno de los temas en que más manifiesta la monstruosa maquinaria de mentiras y desinformación del imperialismo contra Cuba, es cómo hay amigos y simpatizantes de la Revolución Cubana en el mundo, que desconocen que los cubanos vivimos en democracia. Que Fidel Castro Ruz fue electo reiteradamente por su pueblo, en elecciones verdaderamente libres.
Infestada la conciencia política contemporánea con la mitología demoliberal, lo que en democracia debiera ser decisivo, y que valida a la Revolución y al líder cubano, permanece oculto: Se trata de la legitimidad histórica, fundada en circunstancias participativas y decisorias realmente masivas y libres, que han sido renovadas permanentemente.
FIDEL CASTRO ES UN LÍDER REVOLUCIONARIO CUYA META FUE SIEMPRE LA PAZ Y EL RESPETO A LA SOBERANÍA DE CADA PUEBLO
Si se estudia el “modelo” democrático cubano, en su constante creatividad y movimiento emancipatorio, se comprenderá lo desacertado de las afirmaciones de los propagandistas del imperio –coincidentes con algunos trasnochados demócratas de izquierda- sobre la llamada dictadura “estalinista” de Fidel Castro.
La Revolución y las masas como fuente de derecho
Cuba desde 1959 fue realmente un Estado de derecho, con todas las garantías y libertades que el pueblo en Revolución se dio. Con abrumador consenso Fidel Castro tomó posesión como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario el 16 de febrero de 1959.
Para el 17 de julio del propio 1959, en medio de masivas manifestaciones populares en las calles y campos, se resuelve la confrontación dentro del propio gobierno con los elementos reformistas y anticomunistas: El presidente Manuel Urrutia Lleó dimite y asume el cargo el revolucionario Osvaldo Dorticós Torrado.
OSVALDO DORTICÓS TORRADO, PRESIDENTE ELECTO EN CUBA DESDE 1959 HASTA 1976, AÑO EN QUE FUE SUSTITUÍDO POR FIDEL CASTRO RUZ
Como prueba la documentación del Gobierno de los Estados Unidos de los años 1959-1960 que ha sido desclasificada, la acusación de dictadura contra la Revolución Cubana, conformó -junto con la entonces temible palabra de comunismo- la matriz de propaganda y guerra psicológica, que tempranamente articularon los servicios del imperio contra el proceso cubano.
La “acusación” de dictadura tomó visos de “credibilidad”, cuando la dirección de la Revolución decidió alejarse de los preceptos demoburgueses y darse el tiempo imprescindible para resolver los más urgentes problemas de la supervivencia y organización del gobierno y el Estado.
En tal criterio postergó la convocatoria a elecciones y la constitución de un órgano parlamentario. Y el Gobierno Revolucionario asumió funciones estatales y gubernamentales, legislativas y ejecutivas.
Lo que oculta la propaganda anticubana en el tema de la democracia en Cuba, es el análisis de fondo sobre las formas inéditas de expresión democrática de la voluntad popular, que se pusieron en práctica desde los primeros meses de poder revolucionario, las que realmente decidieron la democratización del trabajo, la sociedad y la participación en el ejercicio del poder político.
LAS ASAMBLEAS DE BARRIO, LAS MUNICIPALES Y PROVINCIALES, SON LA BASE DE LA DEMOCRACIA EN SU MÁS PURA ESENCIA
Bajo la impronta de Fidel, la Revolución inauguró en la sociedad cubana una práctica de dirección, caracterizada por su naturaleza democrática y estilo participativo: De vinculación estrecha con el pueblo, consulta popular de las principales decisiones, de discusión colectiva de los problemas fundamentales que afectan a la comunidad y de evaluación de las principales políticas a adoptar.
Fidel, Dorticós, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro Ruz, en un constante hacer por todo el país, en contacto diario con los dirigentes de base, sindicatos, las cooperativas agrícolas, los campesinos, maestros, oficiales y soldados rebeldes, develaban las contradicciones que acompañan al proceso revolucionario, expresaban los problemas e irregularidades y tomaban medidas de solución.
El Gobierno Revolucionario, el aparato estatal, las instituciones y estructuras políticas revolucionarias, desde su constitución, se organizaron con un ordenamiento decisorio que iba más allá de Fidel como Primer Ministro. Siempre existió una articulación de dirección colectiva, tanto a nivel estatal como político.
La transición política del pluripartidismo revolucionariode las tres organizaciones antidictatoriales que lideraban las fuerzas populares al triunfo del Ejército Rebelde, hacia un concepto y ejercicio de partido único, cuya etapa fundacional concluyó en 1965 con la proclamación del nuevo Partido Comunista de Cuba, fue determinante en formación a todos los niveles, en el Estado, en la producción y en la sociedad de los colectivos de dirección socialista. Esta labor unitaria decisiva, ya lo he subrayado, fue obra de Fidel.
Democracia directa
Entre 1959 y 1975 el ejercicio democrático en Cuba transcurrió por inéditos hechos de masas.
La primera Declaración de La Habana, del 2 de septiembre de 1960, y la Segunda el 4 de febrero de 1962, aprobada ambas en multitudinarias asambleas de más de un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución –que recibieron el apoyo de multitudes en todo el país-, se inscriben en la historia como eslabones superiores del proceso de democratización en la Revolución Cubana.
UN MOMENTO HISTÓRICO: FIDEL CASTRO REUNE A MÁS DE UN MILLÓN DE PERSONAS Y PRONUNCIA LA LLAMADA “PRIMERA DECLARACIÓN DE LA HABANA” (1960) QUE PROCLAMÓ EL DERECHO Y EL DEBER DE LOS PUEBLOS A ERRADICAR DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE EL DOMINIO EXPLOTADOR DEL IMPERIALISMO Y LA OLIGARQUÍA
En la Primera Declaración de La Habana, quedó plasmado el derecho de los cubanos a la libre determinación y a la soberanía, además de su posición de rechazo a la explotación del hombre por el hombre y al capitalismo.
El documento proclamaba el derecho de los campesinos a la tierra, de los obreros al fruto de su trabajo, de los niños a la educación, de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria, de los jóvenes al trabajo, de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica, de los negros e indios a la dignidad plena del hombre.
La Segunda Declaración de la Habana, demostró la estrecha alianza entre las masas populares y el gobierno revolucionario, y definió la voluntad de los cubanos de mantener sus aspiraciones transformadoras a todo costo.
Reafirmó la decisión inquebrantable en defensa de la soberanía nacional, la independencia de la Patria, la Revolución y su carácter socialista, así como la inquebrantable vocación solidaria e internacionalista de los revolucionarios cubanos.
Entre ambas asambleas nacionales, fue decisivo el voto del pueblo en armas el 16 de abril de 1961, cuando el líder de la revolución Cubana, en la seguridad de que se aproximaba la invasión mercenarias declaró el carácter socialista de la Revolución, en el entierro de las víctimas del ataque el aeropuerto militar de Ciudad Libertad.
Antes de partir al combate, los soldados rebeldes, policías y milicianos que derrotarían en 62 horas a los invasores que desembarcaron por Playa Largo y Playa Girón, los miles de revolucionarios que en todo el país se aprestaban a tomar las armas, a neutralizar y apresar a la contrarrevolución interna, y hasta los jóvenes 100 mil estudiantes que ese día 16 de abril partían para los cursos previos de la Campaña Nacional de Alfabetización, sus padres y madres, y todos los cubanos y cubanas patriotas, sabían que la batalla en curso se hacía por el socialismo.
Estas tres asambleas de pueblo dirigidas y protagonizadas por Fidel, sentaron las bases de la democracia directa cubana, cuya prueba de fuego fue el extraordinario apoyo popular con que contó la dirección de la Revolución, durante los complejos días de la Crisis de Octubre en 1962.
Y si faltaba alguna ratificación en aquellos años iníciales, no quedó dudas tras el acto valiente y cívico del Comandante de los cubanos y cubanas, cuando asumió públicamente su responsabilidad por el revés de no producir los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, y puso su cargo a disposición del pueblo: ¿Qué líder del Occidente “democrático” ha tenido el coraje y la convicción de colocar sus cargos y responsabilidades en manos de la decisión colectiva popular?.
Precisamente por esa capacidad autocrítica y compromiso, Fidel fue premiado por el consenso popular y pudo liderar seguro, los cambios que entonces se percibieron como necesarios.
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