jueves, 11 de julio de 2013

Los gitanos no son palomas, pero los cabezas rapadas sí, son halcones

Los gitanos no son palomas, pero los cabezas rapadas sí, son halcones

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Unas noticias horripilantes llegan últimamente de České Budějovice. En las imágenes televisivas transmitidas desde esa ciudad checa se ven multitudinarias concentraciones de cabezas rapadas reclamando la expulsión de los gitanos, así como policías a caballo, cañones de agua, gas lacrimógeno y otros medios y equipos con las autoridades usan para impedir los pogromos contra la minoría gitana.

Todo esto tiene muy poco que ver con el concepto arraigado de la República Checa como un país tranquilo de población amable y acogedora. Por cierto, algunos expertos no encuentran nada de extraño en esta situación. Hace ya mucho que la gitanofobia se ha convertido en una fea enfermedad de los checos, observa Nadezhda Demetr, doctora en Historia y vicepresidenta de la Unión Internacional de los Gitanos:
—En la República Checa viven trescientos mil gitanos, es una minoría étnica bien numerosa. Por un lado, las autoridades no dejan de hacer mucho por ellos. Hay una facultad de gitanología en la Universidad Karlova de Praga, hay un partido gitano, organizaciones sociales y de derechos humanos, en el Ministerio de Educación hay inspectores especiales que supervisan la enseñanza de los gitanos. Pero, por otro lado, por todo el país se dan casos de discriminación a la población gitana. Y no solo a nivel de las relaciones interpersonales. Cuando trabajé en el semanario gitano Romano kurko, que se publica en Brno, entrevistamos a mil gitanos, de los cuales seiscientos se declararon víctimas de discriminación de distinto grado. Se les negaba el trabajo, no se les dejaba comprar o alquilar viviendas por precio razonable, los médicos se negaban a tratarlos, la población local evitaba su vecindad.
¿Cuáles son los orígenes del antigitanismo checo? Bajo el poder comunista, los gitanos también sufrieron bastante. La historiadora recuerda que durante la guerra Checoslovaquia estuvo entre los pocos países donde la población gitana fue casi totalmente exterminada y se practicó la esterilización de mujeres gitanas. Es cierto que lo hacían los alemanes nazis. Pero entonces ¿por qué, después de la guerra, los checos construyeron una granja de cerdos y un hotel turístico en Hodonín sobre los huesos de los gitanos aniquilados por Hitler? ¿Por qué las autoridades locales retiraron la piedra conmemorativa colocada por un grupo de gitanos en recuerdo a los prisioneros del campo de exterminio en Lety?
La actitud hacia los gitanos como un pueblo de delincuentes mentalmente deficientes es propia de los checos también en este período democrático. Es cierto que los gitanos no son palomas, como quien dice. ¿Pero a qué se debe su propensión al crimen? Al desempleo que es superior el promedio nacional. Cabe decir que en La República Checa hay muchos gitanos con educación universitaria, representantes de la llamada clase media, que no aprenden su lengua materna y prefieren asimilarse totalmente. A lo mejor, no se les olvida como en otro tiempo tenían que llevar documentos de identidad marcados con una R. Ya no quieren ser diferentes y, por eso, ocultan sus raíces gitanas.
A su vez los checos no quieren ser tolerantes con los gitanos, los desdeñan. Václav Havel tenía muy clara esta fea enfermedad de sus compatriotas. Los retó cuando fue un día a apoyar a los gitanos en su festival étnico. Los gitanos le pagaron con la misma moneda al aportarle el 5 % de votos en las elecciones presidenciales.
La doctora Demetr afirma que la población gitana de Europa supera ocho millones. La mayoría de los gitanos viven en Rumania, Bulgaria, República Checa y Eslovaquia. El 60 % de ellos son analfabetos, más del 80 % no tienen trabajo, y más del 90 % (una cifra horrible) vive por debajo del límite oficial de la pobreza. Los años 2005–2015 fueron declarados por la UE como Década de los Gitanos. Se ha destinado mucho dinero para insertarlos en la sociedad. Pero nada de esto es capaz de disuadir a los cabezas rapadas que en cualquier momento pueden comenzar los pogromos. Y hay casos cuando los gitanos absolutamente desamparados en términos de justicia responden a la fuerza con la fuerza. Algunos de ellos incluso están soñando con la creación de un Estado gitano independiente. La profesora Demetr aclara:
La idea de un Estado gitano es pura utopía. Otra cosa es que los gitanos sean declarados una “minoría transnacional” dentro de la UE. Esto sería muy lógico. Dejarles vagar libremente, con mayor razón que, por ejemplo, en Francia, a los gitanos se les permite llevar la vida nómada. Allí hay lugares habilitados para acampadas con facilidades modernas, agua, electricidad y aparcamientos para remolques. No así en la República Checa y otros países de Europa del Este, donde este modo de vida típico y tradicional de los gitanos está prohibido. Hay que enseñar a la gente a ser tolerantes. Me quedé horrorizada cuando vi en un reportaje televisivo desde České Budějovice una pancarta racista que decía “¡República Checa para los checos!”. Hace muchos años, vi otra similar llevada por unos cabezas rapadas en Pardubice. Quiere decir que en este país no ha cambiado nada.
nv/as

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