lunes, 5 de agosto de 2013

El exilio, fuente de crisis diplomática entre EEUU y Rusia

El exilio, fuente de crisis diplomática entre EEUU y Rusia

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Cuando el escritor nacionalista Alexánder Solzhenitsin, de nacionalidad soviética, se exilió en el año 1975 a EEUU, las contradiccione s diplomáticas entre Moscú y Washington aumentaron y la guerra fría alcanzó una temperatura a niveles diplomáticos por debajo de cero grados.

Ahora es la Casa Blanca la que reacciona decepcionada por el estatus de exiliado temporal que el Gobierno de Moscú ha otorgado al excolaborador de la CIA Edward Snowden, quien según su país ha traicionado al Gobierno de EEUU al revelar informaciones secretas inherentes a la Seguridad Nacional, creando de paso una crisis diplomática a gran escala a EEUU con países que son socios comerciales y aliados estratégicos. Todo esto justo en el momento en el que se habían disipado las reacciones por los conflicto derivados de los llamados “WikiLeaks”.
Alexánder Isáievich Solzhenitsin fue un escritor e historiador ruso, premio Nobel de Literatura en el año 1970. Era matemático y físico y sirvió al Ejército soviético desde el año 1941 hasta el año 1945, en el cuerpo de transporte y oficial artillero. Tras su participación en la batalla de tanques más grande de la historia (la batalla de Kursk) fue detenido en febrero del 1945 por emitir opiniones antiestalinist as y condenado a ocho años de trabajos forzados y al destierro perpetuo. 
En la cárcel escribió su primera novela El círculo, en la que relata los sufrimientos de los excombatientes de la Gran Guerra Patria. Esta y las sucesivas obras de este prolífico escritor fueron proscritas en aquella época por el Gobierno de Stalin. Tras ser liberado de la cárcel, pero aún condenado al destierro perpetuo, sirvió como maestro de matemáticas en Vladímir y Riazán, en el corazón de Rusia donde llevaba una vida normal. Allí escribió la novela Un día en la vida de Iván Denísovich, en el año 1962, cuando el estalinismo se eclipsaba en la URSS, dando paso el XX Congreso del PCUS, dirigido por Nikita Jruschov, a una nueva etapa de relanzamiento del Soviet Supremo. 
El autor de la famosa obra Archipiélago Gulag, que es un análisis del sistema de prisiones soviético, terrorismo y de la policía secreta, contiene matices irónicos y un laberinto de tragedias y atrocidades de un Estado enfrentado a su propio pueblo en una lucha demencial por controlar hasta la cantidad de aire que entra y sale de los pulmones de cada ciudadano. Los ciudadanos eran presos de confianza y en el gulag, hacia 1936, había una colonia penitenciaria de aproximadament e cinco millones que a la muerte de Stalin había llegado a cuarenta o cincuenta millones en las ergástulas de la URSS. 
El laureado escritor viajó a EEUU en 1975 donde se estableció como exiliado. Allí siguió escribiendo su novela Lenin en Zúrich y se convirtió en el portavoz de más importancia en contra de la revolución soviética que a la vez criticaba duramente a Occidente. 
Cuando cae el muro de Berlín y termina la guerra fría volvió a su patria, ya disuelta la URSS, en el nacimiento de la Federación de Rusia. Regresa en el año 1994 donde fue recibido como un héroe nacional, recobrando su nacionalidad. El 3 de agosto del año 2008 muere en su residencia de Moscú, velado en la sede de la Academia de las Ciencias de Rusia. Esto fue un acontecimiento que desde los Urales hasta el mar Báltico consternó a la sociedad postsoviética, quienes desfilaron en masa frente al féretro y el hoy presidente, Vladímir Putin, rindieron homenaje a quien fue el mayor crítico del régimen comunista. 
El Gobierno de la Federación de Rusia ha decidido, haciendo uso a sus prerrogativas soberanas, darle asilo temporal a Edward Snowden y esto no significa que el Gobierno ruso se solidariza con sus pronunciamient os ni que apoya su deslealtad al Gobierno norteamericano, sino que está actuando dentro de los cánones del derecho internacional y cumpliendo con un aspecto humanitario, pues en toda parte del mundo donde hay establecida la pena de muerte esta es la condena en primera instancia que merecen los traidores a la patria y, en un grado de conmiseración de la justicia norteamericana, la cadena perpetua. 
El enfado del Gobierno del demócrata Barack Obama es atendible y comprensible, pues ningún presidente puede reaccionar con indiferencia diplomática ante lo que se considera un crimen contra su patria, sin embargo, tiene que ponerse en la perspectiva inversa y saber que, desde los inicios de Revolución cubana, esa gran nación que es EEUU, la más demócrata del planeta, ha servido de reserva a desertores cubanos, algunos por razones políticas otros por razones económicas y los que más por el deseo que comparten los habitantes del tercer mundo: emigrar a los EEUU atraídos por “el sueño americano”. 
Además huelga decir que el asilo tiene una larga historia: se inició con carácter religioso para delincuentes y desde hace mucho tiempo solo está contemplado para políticos y personas que son susceptibles de represión por sus ideas en su país de origen, además de los aspectos de carácter humanitario que se mezclan en estos casos y obligan a los países a considerarlo como un derecho humano de carácter universal. 
ws/kg 
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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