lunes, 5 de agosto de 2013

Reforma migratoria: cinco desenlaces posibles

Reforma migratoria: cinco desenlaces posibles

Publicado: 04/08/2013 11:22


Parece que fue ayer: a fines de junio, el Senado de Estados Unidos aprobó un ambicioso proyecto de ley de reforma migratoria, que incluía la legalización de los supuestos 11 millones de indocumentados - en su mayoría latinos - y la vía hacia la ciudadanía y el derecho al voto al final del camino.
El voto fue de 68 a 32; la tercera parte de los republicanos (14) votaron a favor y el proyecto se envió a la Cámara de Representantes.
Allí, seguía la narrativa del momento, la ley sería aprobada rápidamente y enviada para su ratificación al presidente Obama, que de esa manera cumpliría una promesa de campaña de 2008.
El voto culminó meses de extraordinarias expectativas para los inmigrantes, que comenzaron cuando Obama suspendió la deportación de los DREAMers - quienes llegaron ilegalmente traídos por sus padres pero son culturalmente estadounidenses - poco antes de las elecciones presidenciales de noviembre.
Parecía que una década de luchas migratorias culminaría en la aceptación y la integración de los inmigrantes a la sociedad estadounidense. Y que el partido Republicano, al haber perdido el apoyo de la comunidad latina, aprendió de sus errores y los quería ratificar antes de que fuese tarde.
No fue así. La propuesta de ley, a estas horas, no ha avanzado.Lo que para los inmigrantes era tan atractivo - la posibilidad de votar - es precisamente lo que atemoriza a los oponentes.
Al escribirse esto, el Congreso está en receso. Volverá en septiembre para lidiar con urgentes problemas presupuestarios. Está más dividido que nunca. La oposición a cualquier acuerdo se fortalece, como explica Maribel Hastings.
Y el destino de la reforma migratoria, como antes, como siempre, está en el limbo.
¿Qué pasará?
Lo que sigue son cinco desenlaces posibles para el nudo gordiano que es la legislación migratoria. No son todas las posibilidades, pero sí, en conjunto, las más probables.


1. El sueño se hace realidad
Según este desenlace, la propuesta aprobada por el Senado es finalmente debatida a partir de septiembre, y al cabo de semanas de forcejeo, aprobada por la Cámara de Representantes.
Posteriormente, un comité de conciliación unifica las versiones en su totalidad, ambas cámaras la votan nuevamente. El texto único así aprobado va a la ratificación del Presidente Obama y se hace ley.
Los indocumentados serán legalizados y podrán optar a la ciudadanía... siempre que se cumplan condiciones como cercar la frontera con México, duplicar la presencia militarizada allí, expandir la verificación de papeles a los empleadores de todo el país, etcétera. En 13, o 15 años, muchos de los legalizados podrán naturalizarse y votar.
¿Pero, qué posibilidades hay de que esto suceda?
En este preciso momento, pocas. La mayoría dentro del partido Republicano, que controla la Cámara Baja, se sigue oponiendo a un acuerdo que ofrezca la ciudadanía. El presidente de la Cámara John Boehner, piensa someter a debate y votación solo propuestas que tienen el apoyo de la mayoría dentro de su propio partido. Y solamente de manera parcial, empezando por las medidas de seguridad... y quizás terminando allí.
Es decir: sin que uno de los dos bandos cambie, esta opción no es viable. Y mientras que para los republicanos evitar la confrontación interna sea más importante que ganarse el apoyo de la comunidad latina, no habrá cambio. A menos que la crisis interna se precipite y sobrevenga el cisma.
2. La versión republicana se impone
Según este escenario futurista, los republicanos en la Cámara Baja aprueban una serie de propuestas hoy inaceptables para los demócratas, básicamente mano dura, deportaciones y militarización (incluso más allá de lo mucho ya hecho por la administración Obama).
Surgen dos versiones que se enfrentan, una por cada cámara, una por cada partido.
Algunos buscan reconciliarlas. Pero pasa el tiempo y no hay acuerdo. La ventana de oportunidades posterior a las elecciones presidenciales se cierra: con las elecciones parlamentarias de 2014 en ciernes, los incentivos para un acuerdo se desmoronan.
Si esto sucede, la reforma migratoria que prometió Obama en 2008 fracasa.
Conscientes del riesgo, un grupo de 39 congresistas demócratas - llamados la Nueva Coalición Demócrata - enviaron esta semana un ultimátum a Boehner: si no agiliza el debate y lleva a una votación, ellos someterán su propia propuesta. No parece, en este momento, que la advertencia haya cambiado los ánimos.


3. El camino del medio
La Cámara de Representantes adopta una versión intermedia, más moderada, que puede ser conciliada con la del Senado, pero que se limita solamente a legalizar a los DREAMers, entre 1 y 3 millones siempre que cumplan condiciones tales como el servicio militar, estudios universitarios, pago de multa, servicio adicional, regreso al país de origen para tramitación o una combinación de todos ellos.
Los republicanos, presionados por la industria del agro, aceptarían también una versión del plan de trabajadores agrícolas.
Esta es la visión de muchos republicanos, como el congresista Raúl Labrador, quien asumiendo la representación de los latinos "realistas" lo ve como la única solución.
Pero para que esto suceda, el Senado - controlado, se sabe, por los demócratas - deberá abandonar la idea de una reforma integral y para todos. Obama deberá cambiar de rumbo. ¿Será posible? Difícil. Pero quizás algunas organizaciones latinas lo acepten y promuevan, razonando que es mejor algo que nada.


4. Reforma por decreto
Según esta versión, ante la imposibilidad de un acuerdo Obama emite ordenes presidenciales administrativas parciales.
Entre los posibles decretos:
  • suspender la deportación de, no solamente los DREAMers que son estudiantes o militares, sino también de sus padres.
  • ayudar a legalizar a quienes viven aquí por más de 10 años, siempre que no tengan prontuarios criminales.
  • reducir o eliminar el programa Comunidades Seguras de cooperación entre agencias de la ley a nivel municipal, condal, estatal y federal para identificar a quien vive aquí ilegalmente, y que ayudó a deportar a tres millones de personas desde que Obama asumió el poder.
Como lo detalla Richard Cowan en el Huffington Post, para algunos activistas esta opción es atractiva.
Pero es problemática: Obama no puede legislar. No puede establecer una solución permanente, ya que su sucesor podrá anular los cambios. El presidente tampoco puede crear nuevas categorías de permisos de trabajo, algo que piden a gritos los empresarios.
Lo que sí puede con medidas unilaterales es crear más antagonismo con la oposición republicana. Aunque la Casa Blanca niegue considerar cualquier opción que no sea legislativa, ya se lo están advirtiendo líderes de ambos partidos: le dicen que no lo haga.
5. La (no tan) dulce espera
La última opción, antes la imposibilidad de un acuerdo, es que el tema se diluya, baje en el orden de prioridades, y que ambos partidos esperen los resultados del voto de noviembre 2014.
Los demócratas querrán recuperar el control de la Cámara de Representantes, mantener el del Senado y resucitar la propuesta de ley durante el periplo legislativo 2015-2016. Los republicanos querrán mantener su control de la Cámara Baja y recuperar el del Senado, como prólogo de su conquista de la Casa Blanca en 2016 y buscar otra solución para ganarse la buena voluntad de algunos latinos. O quizás esperen hasta 2016... o más tarde.
Todos tienen, como vemos, planes. Alternativas. Opciones. Versiones.
Pero serán políticamente miopes si no consideran el elemento demográfico: el porcentaje de votantes latinos seguirá subiendo en cada ciclo electoral.

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