La cocaína del Banxico
Todavía peor, el cuerpo (los mercados cambiarios) se adicta, y es necesario impactar al organismo con una ración mayor para lograr el mismo efecto. Y un problema es que las drogas son muy caras.
Desde el 11 de marzo el Banxico subastaba cada día en los mercados 52 millones de dólares. Ciertamente, el "pericazo" continuo (por la mañana) tuvo el resultado inicial esperado. Por esos días el peso llegaba a mínimos históricos, superando los 15.49 pesos por dólar (cotización interbancaria) alcanzados en los días aciagos de 2009. La paridad se apreció y mantuvo cierta estabilidad rondando poco más de los 15 pesos por dólar hasta finales de junio.
Con julio volvió la ansiedad. Los mercados se tambalearon, ansiosos, ante dos presencias externas de peligro. Por un lado, la Dra. Janet Yellen amenazó con aplicar ciertos correctivos por medio de la tasa de interés estadounidense. Por otra, parte del dinero para financiar la droga se obtiene vendiendo petróleo, y el precio se siguió debilitando internacionalmente. Para finales de julio el peso prácticamente voló por encima de la barrera de los 16 pesos por billete verde.
Se optó por nada menos que cuadruplicar la dosis: subastas diarias por 200 millones de dólares. Dado que la Dra. Yellen no subió las tasas en Estados Unidos, el Banxico, acertadamente, optó por no moverlas en México. Eso sí, el gobernador Carstens advirtió que pueden incrementarse en cualquier momento.
Como se esperaba, semejante "pericazo" tuvo un efecto tremendo, con el peso recuperándose de inmediato (el peso ganó 15 centavos, cerrando en 16.126 el último día de julio). De nuevo, esa sensación de euforia y bienestar que tanto hacía falta.
Pero el cuerpo se está acostumbrando a la nueva dosis. La Dra. Yellen ya no está amenazando (aunque hay nueva visita programada para septiembre) pero se volvió a colapsar el precio del petróleo. Hoy nadie se asombraría si el barril de crudo mexicano cae por debajo de 40 dólares. Esa temblorina, por supuesto, requeriría de una dosis todavía mayor. El 5 de agosto se registró un nuevo “mínimo histórico” (16.374).
Pero el Banco de México ya no da para más. De por sí, los 200 millones representan una reducción diaria significativa en el monto de su reserva internacional. Todo indica que el cuerpo tendrá que acostumbrarse a una paridad superior a 16 pesos por dólar. Y si llega otro ataque de ansiedad, es improbable que la dosis actual sirva para mucho. Quizá el gobernador Carstens (al cabo también doctor) no tendrá más remedio que adelantarse a Yellen y subir la tasa de interés. Eso disminuiría la ansiedad cambiaria, pero también el crecimiento económico.
Twitter: @econokafka
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