Por Carmen Victoria Montes: La Migración: un derecho humano
La
mal llamada crisis migratoria ha sido calificada por algunos analistas
como la mayor crisis que enfrenta Europa desde la Segunda Guerra
Mundial. Ante la posibilidad planteada por algunos países de utilizar la
fuerza militar para detener la ola de migrantes, surge en el debate el
tema de los derechos humanos y la forma como debe abordarse una
problemática tan delicada donde está en juego la vida de millones de
seres humanos.
Antes
de continuar con el analisis de este tema es preciso identificar la
diferencia entre dos terminos empleados indistintamente por los países:
refugiados y migrantes, ello con el fin de darle el tratamiento acorde
con lo estipulado en el derecho internacional. Según la Acnur, los
refugiados son personas que huyen de conflictos armados o persecución y
buscan la protección de otros países. Los refugiados, amparados por el
derecho internacional, no deben ser expulsados o devueltos a situaciones
en las que su vida y libertad están en peligro. Hasta que les conceden
el estatus de refugiado, los migrantes son solicitantes de asilo.
Los
migrantes, por su parte, eligen trasladarse para mejorar sus vidas y no
porque las mismas corran peligro. A diferencia de los refugiados, los
migrantes continúan recibiendo la protección de su gobierno aún estando
en el exterior. Cuando las razones del desplazamiento son meramente
económicas, se denomina a esa persona inmigrante económico.
La
crisis de migrantes y refugiados actual, procedente de Siria y países
Africanos ha sido reflejada por distintas Organizaciones Internacionales
que se encargan de esta materia. Según la Acnur, los sirios acosados
por la violencia en su país y la inestabilidad en los países vecinos,
engrosan el número de migrantes que buscan un futuro en Europa. Se
estima que 79.655 sirios cruzaron por el Mediterráneo desde enero hasta
julio pasado. Los eritreos 26.657, que viven bajo una dictadura que los
somete a violaciones sistemáticas, generalizadas y flagrantes de los
derechos humanos, ocupan el segundo lugar. Por su parte, 25.556 afganos
agobiados por la inestabilidad política, la inseguridad y los ataques de
insurgentes cruzaron ilegalmente el Mediterráneo en los primeros siete
meses del año.
Según la Organización
Internacional para las Migraciones, unas 2.000 personas han muerto en
lo que va de año intentando cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa,
convirtiéndose esta en la ruta más mortífera de la inmigración
irregular. La gran mayoría de las muertes se produjo en el Canal de
Sicilia, la ruta del Mediterráneo Central que conecta Libia e Italia.
Volviendo
al uso indistinto que otorgan algunos países al término refugiados o
migrantes, debe aclararse que la mayoría de las personas que han migrado
hacia Europa en el 2015, proceden de países afectados por la guerra o
que son considerados como países expulsores de refugiados, y por lo
tanto requieren protección internacional. Sin embargo, una parte más
pequeña de ellos procede de otros lugares y para estas personas el
término migrante es el apropiado.
El
hecho que un país se niegue a la entrada de refugiados, sería incurrir
en responsabilidad internacional; estos se encuentran amparados por el
derecho internacional y no deben ser expulsados o devueltos a
situaciones en las que su vida y libertad están en peligro. Hasta que
les conceden el estatus de refugiado, los migrantes son solicitantes de
asilo. Según explicación de María Cristina García, profesora de Historia
y especialista en temas migratorios de la Universidad de Cornell, en
Nueva York, la mayoría de los países europeos son signatarios de la
Convención de la ONU de 1951 sobre el Estatuto de los refugiados y/o el
Protocolo de 1967. Esto significa que reconocen que los refugiados y los
solicitantes de asilo tienen derecho a ciertas protecciones incluyendo
la no-devolución (retorno forzoso bajo condiciones peligrosas o
represivas).
La respuesta otorgada
por los países de Europa, principal destino de estas migraciones, ha
sido debatida por los miembros de la Unión Europea. De acuerdo con la
Convención de Dublín de la UE, los migrantes deberían pedir asilo en el
lugar por el cual entran y son registrados por primera vez en el bloque,
sin embargo ante la negativa de algunos países, entre ellos Alemania,
de aplicar ese protocolo, fue planteado una responsabilidad compartida
por cuotas para acoger a los 120.000 refugiados en un periodo de dos
años, el cual fue aprobado sin el respaldo de los países del Este
(Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía). Los Estados miembros
participantes en el sistema de reparto de refugiados acogerán 66.000
refugiados procedentes de Italia y Grecia en una primera fase. En una
segunda fase se reubicarán los 54.000 restantes, que han quedado en una
reserva y que previsiblemente también provendrían de Grecia e Italia.
Los
países Latinoamericanos y Caribeños, entre ellos: Brasil, Argentina,
Uruguay, Chile, México y Venezuela, a pesar de estar distantes
geográficamente también han mostrado su solidaridad con la crisis
humanitaria actual, especialmente con los ciudadanos sirios que escapan
de la guerra.
Brasil: De acuerdo con
datos aportados por el Comité Nacional para los Refugiados, el Conare,
dependiente del Ministerio de Justicia brasileño, este país acogió a
2.077 sirios.
Argentina: Según la
Comisión Nacional para los Refugiados, este país donde existe una
importante comunidad siria, dio asilo a 233 desde el inicio del
conflicto. En el 2014, implementó el llamado Programa Siria para
reunificar familias y permitir la entrada legal de sirios sin
antecedentes penales. A raíz de la oleada de personas que llegó a
Europa, algunos municipios se ofrecieron voluntarios para acoger a
familias sirias, como es el caso de Pilar, en la provincia de Córdoba,
que ofrece terrenos y trabajo para unas 50 familias que quieran
instalarse allí.
Uruguay: De acuerdo
con los datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, éste país
recibió a 44 refugiados sirios. En octubre de 2014, el entonces
presidente uruguayo, José "Pepe" Mujica, recibió personalmente en el
aeropuerto de Montevideo a 42 ciudadanos sirios, a quienes les ofreció
asilo. Mujica también instó públicamente a otros países sudamericanos a
ayudar a las familias sirias que escapan de la guerra.
Chile: Según el Ministerio del Interior aceptó la solicitud de refugio de 10 sirios y evalúa acoger a más personas próximamente.
México: Impulsa la llegada de una treintena de estudiantes sirios a través de una iniciativa ciudadana, el Proyecto Habesha.
Venezuela:
El gobierno de Venezuela manifestó su intención de recibir familias de
refugiados. El presidente Maduro expresó "quiero que vengan 20.000
sirios, familias sirias a nuestra patria venezolana a compartir esta
tierra de paz, a esta tierra de Cristo, de Bolívar, a trabajar con
nosotros y a contribuir con su amor y su canto a Dios con el desarrollo
de esta tierra mágica"
La actual
crisis migratoria pone al descubierto los avances y debilidades que
persisten a nivel regional e internacional en materia migratoria y de
refugiados. En el caso de la Unión Europea, no cuentan con un sistema de
asilo común con igualdad de derechos en toda la UE; carecen de rutas
seguras y legales, con el fin de evitar las muertes en rutas peligrosas.
En
el caso de América Latina y el Caribe, nuestra región si cuenta con una
larga tradición humanitaria en la acogida a personas que huyen de la
guerra y la persecución. En este sentido debe destacarse, la
Declaración de Cartagena sobre Refugiados de 1984, que es un
instrumento regional no vinculante, adoptado por un grupo de
expertos gubernamentales de Belice, Colombia, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela.
La importancia de la Declaración de Cartagena como herramienta
de protección regional ha sido reiterada por las Naciones Unidas
(ONU) y por la Organización de Estados Americanos (OEA). Establece una
serie de recomendaciones para el trato humanitario y las soluciones
duraderas para aquellas personas necesitadas de
protección internacional, y es conocida internacionalmente por
su recomendación de ampliar la definición de refugiado aplicable
en la región, la cual ha sido incluida en la legislación nacional de
catorce países.
Los Gobiernos de
América Latina y el Caribe, participaron en la reunión ministerial,
celebrada en Brasilia, los días 2 y 3 de diciembre de 2014, en ocasión
del 30º aniversario de la Declaración de Cartagena sobre Refugiados de
1984. En esta cita adoptaron por aclamación la Declaración y el Plan de
Acción de Brasilia, documento a través del cual los Ministros se
comprometen a trabajar juntos para mantener los estándares de protección
más altos a nivel internacional y regional, implementar soluciones
innovadoras para las personas refugiadas y desplazadas, y ponerle fin a
la difícil situación que enfrentan las personas apátridas en la región.
El
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aprobó el viernes 09 de
octubre una Resolución, donde se aborda con un enfoque militar y de
seguridad la crisis actual de refugiados y migrantes. La resolución fue
propuesta por Gran Bretaña contó con 14 votos a favor y la abstención
de Venezuela, con ella se avala una operación ya puesta en marcha por
fuerzas navales de la Unión Europea para tratar de frenar el flujo de
miles de migrantes y refugiados.
Con
la resolución aprobada por la ONU, las fuerzas navales europeas pueden
intervenir por la fuerza para inspeccionar, confiscar y hasta destruir
las embarcaciones utilizadas por los traficantes. Los migrantes que sean
encontrados en estas embarcaciones serán puestos a salvo y
transportados hacia Italia para que sus demandas de asilo puedan ser
examinadas, mientras que los traficantes serán sometidos a juicio.
Nuestro
país se abstuvo, según la explicación proporcionada por Rafael Ramírez,
embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU),
porque a su juicio no será levantando muros ni actuando militarmente que
este grave problema tendrá solución. El embajador consideró que “más
allá del argumento de luchar contra las bandas criminales, el propósito
de esta resolución es simplemente evitar que estos seres humanos puedan
alcanzar un destino más seguro, es decir, se imponen las políticas de
los muros (…) los derechos humanos de estos ciudadanos y su situación
humanitaria deben privar por encima de consideraciones materiales o de
una concepción de seguridad de personas inocentes víctimas de un drama”.
Expresó que la tragedia humanitaria de los migrantes debería ser
abordada en un debate más amplio y democrático en el seno de la Asamblea
General de las Naciones Unidas.
La
Organización de las Naciones Unidas en lugar de estar promoviendo
Resoluciones que avalen la acción militar, debe preocuparse por
garantizar la paz en el mundo, propósito para el cual fue creada.
Mientras las organizaciones y países no aborden la raíz de este
problema, las causas y consecuencias, seguirán miles de personas
afectadas exponiendo sus vidas para lograr un mejor destino para ellos y
su familia.
La inclusión del tema
migratorio y la movilidad humana en cuatro de los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible, aprobados recientemente en la Cumbre de las
Naciones Unidas, celebrada en el mes de septiembre, representa un avance
importante en el reconocimiento de esta problemática. La elaboración de
un Índice de Gobernanza de la Migración (MGI por sus siglas en inglés),
el cual será desarrollado por la Organización Internacional de
Migraciones comprometerá aún más a los gobiernos a desarrollar
políticas, crear marcos y estrategias exitosas para las migraciones.
carmenmontesa@gmail.com
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