Por Luis Brizuela Brínguez
Damasco,
6 ago (PL) Las masacres perpetradas por mercenarios y radicales
islámicos que buscan derrocar al presidente Bashar al-Assad ahogan en
sangre a Siria: la más reciente acabó con la vida de 450 personas en la
oriental provincia de Hasakah.
Militantes del Frente al-Nusra, entidad terrorista afiliada a Al Qaeda,
atacaron el domingo la aldea Tal Abyad, de mayoría kurda, y liquidaron a
120 niños y 330 mujeres y ancianos, denunció la agencia de noticias
Dampress.
También el fin de semana, grupos yihadistas (que
llaman a la Yihad o Guerra Santa) tomaron varios poblados en la costera
provincia de Latakia y asesinaron a casi medio centenar de personas,
señaló un reporte oficial.
En dicha zona, la mayoría de la
población la conforman alauitas, grupo confesional dentro de la rama
islámica del chiismo al cual pertenece el mandatario.
Tales
hechos confirman la ideología fundamentalista que guía a dichos
asociados a la llamada insurgencia armada, quienes exterminan a aquellos
que no profesen su ideología o se nieguen a asumirla mediante la
aplicación de la sharia o ley islámica.
En los más de dos años
de conflicto armado, el Frente al-Nusra y otras brigadas de yihadistas
han perpetrado infinidad de crímenes contra la población civil, desde el
disparo de proyectiles de mortero y misiles hasta la colocación de
coches bombas y artefactos explosivos en zonas de gran concentración de
personas.
Como resultado, decenas de miles de personas inocentes fallecieron y cientos de miles resultaron heridas.
Sin embargo, las masacres y el asesinato de civiles experimenta un
notable incremento en los últimos meses, a medida que los grupos
extremistas se posicionan en determinadas zonas de esta nación levantina
y comienza a emerger la esencia de una oposición que algunos en
Occidente insisten en calificar como rebeldes.
En la madrugada
del 3 de agosto, integrantes de la Brigada de Mártires de Ruken al-Din,
perteneciente al denominado Ejército Libre Sirio, allanaron la casa de
Walaa Abbas, estudiante de Periodismo, ubicada en el distrito de Ruken
al-Din, en el norte de Damasco.
Vecinos del lugar contaron a
Prensa Latina que los extremistas degollaron a la madre, el padre y las
dos hermanas, antes de asesinarla a ella.
La referida agrupación de extremistas reivindicó el hecho en su página de la red social Facebook.
Solo salvó su vida el hermano más pequeño, de solo cinco años, quien
huyó cuando vio cómo su familia (eran alauitas), estaba siendo
masacrada, contaron las fuentes.
A fines de julio, las
autoridades denunciaron la masacre de la autodenominada Brigada de
Partidarios del Califato (Ansar al-Khilafa) en Khan al-Assal, localidad
de la septentrional provincia de Alepo, donde asesinaron a 123 personas
entre civiles y militares.
Tras hacerse del control del poblado,
los extremistas mutilaron los cuerpos y los arrojaron a una fosa común
en las afueras de la zona, mientras les prendieron fuego.
El hecho fue condenado por Damasco a la ONU, así como por organizaciones de la sociedad civil y la población.
Khan al-Assal fue la localidad que el 19 de marzo fue atacada por
opositores armados con un misil cargado de sustancias químicas que mató a
25 personas e hirió a 110.
Analistas argumentan que los
insurgentes lincharon a las personas para eliminar a los testigos de su
acción terrorista, ahora que un equipo de la ONU autorizado por Damasco
planea dirigirse al lugar para examinar el lanzamiento de la ojiva con
material tóxico.
En junio, el Frente al-Nusra asesinó a 60
civiles, entre ellos mujeres y niños, en la aldea de Hatla, en la
oriental provincia de Deir Ezzor.
La masacre contra ciudadanos inocentes se debió a su negativa a cooperar con sus planes para derrocar al gobierno.
Varios vídeos en Internet mostraron a los extremistas celebrando el bárbaro hecho en la aldea de confesión chiíta.
Un funcionario del Ministerio de Información refirió a Prensa Latina
que los asesinos son terroristas, fundamentalistas islámicos que matan a
todo aquel que rechace sus planes dirigidos a imponer aquí un califato.
Esos que cometen tan bárbaros actos son los calificados como luchadores
por la libertad del pueblo sirio que tanto alaban Occidente y sus
acólitos regionales, criticó.
pgh/lr |
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