jueves, 11 de mayo de 2017

Si eres una Puta te trataré como a una Puta


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Si eres una Puta te trataré como a una Puta


Por Alcantarilla Social
Cada día hay más mujeres que son conscientes de los problemas que acarrea su condición y todos los inconvenientes que conlleva el hecho de ser “mujer”: “estar oprimidas, explotadas, infravaloradas, cosificadas, ser objetos de agresiones verbales, físicas y psicológicas”.
Por Alcantarilla Social
Frases como ésta no es algo que se cuestionen y sí se normalizan. Es un estereotipo utilizado, prácticamente por hombres, de forma despectiva para sentir poder sobre las mujeres. El pensar que son superiores les hace creer que pueden tratar a una mujer como un simple objeto, o despojo, por no ser tal cómo ellos deciden que han de ser las mujeres.
¿Por qué a muchos hombres les cuesta hacer una autocrítica sobre su propio comportamiento? Se la leí a un “hombre” que pretendía dar lecciones sobre la mejor forma para ligar con las chicas y el trato que se le ha de dar a las mujeres. Quisiera aclarar que:“Generalizar no es lo malo. Cuando uno se ofende por sentirse dentro de esa generalización empiezan sus problemas”.
Un poco de información útil para entender conceptos, ideas, situaciones.
El capitalismo. Como sistema económico, aparece en el siglo XVI, en Inglaterra en sustitución del feudalismo. Es la economía, basada fundamentalmente en la agricultura y en el comercio, que se transforma con la llegada de la Primera Revolución Industrial a finales del siglo XVIII. Se caracteriza por la explotación del entorno y, sobretodo, por la explotación de la fuerza del trabajo humano que es considerado como una mercancía más. Este sistema genera unas grandes desigualdades económicas. Es patriarcal y establece una serie de reglas y normas machistas que ejerce una gran presión sobre la mujer. Dota a los hombres de un estatus y unos privilegios de los que las mujeres carecen. El trabajo asalariado contribuyó a la mercantilización del propio cuerpo, favoreciendo las primeras formas de explotación sexual a las mujeres y niñas más desfavorecidas económicamente. La prostitución como institución patriarcal, es cuestión de género y clase y ha mantenido siempre un fuerte vínculo capitalista.
A la prostitución se la contempla como “la profesión más antigua del mundo”. Las mujeres que la ejercen pasan a ser un colectivo muy vulnerable, estigmatizado. Son sometidas, cosificadas, explotadas, infravaloradas. Los usuarios, por el hecho de pagar, se creen con derecho a tratar a la trabajadora como se les antoje en el momento. Es un trabajo que provoca mucha inestabilidad emocional, con el peligro de salir con la salud mental seriamente dañada.
La prostitución es un sector que mueve muchísimo dinero que no tributa. Hay quien afirma, obviando realidades, que es una profesión que ha de ser legalizada por considerar que es un trabajo como otro cualquiera. Argumentan que es para proteger a un colectivo muy sometido, maltratado, explotado y agredido.
La mayoría social trabaja para poder vivir. O, peor, tan sólo para sobrevivir. Justamente por eso, cualquier trabajo, en el sistema capitalista, ha de ser considerado como digno, decente, noble, apropiado, conveniente… para poder “ganarse la vida”. La mujer que se dedique a la prostitución, al ser “un trabajo como otro cualquiera”, incluso, “la profesión más antigua de la humanidad“, se merece el mejor de los tratos y el mayor de los respetos.
“Si eres una Puta te trataré como a una Puta” Queda claro que no hay mujeres putas. Hay mujeres que se dedican a la prostitución.
Cada día hay más mujeres que son conscientes de los problemas que acarrea su condición y todos los inconvenientes que conlleva el hecho de ser “mujer”: “estar oprimidas, explotadas, infravaloradas, cosificadas, ser objetos de agresiones verbales, físicas y psicológicas”. Son las que buscan que se comprenda que las mujeres no han de ser tratadas. Más bien, han de ser escuchadas para poder recibir un trato correcto. Son las que quieren romper con la estructura o modelo del capitalismo y patriarcado que, por muchas transformaciones y reformas que se produzcan, comprenden que son los que impiden que cambien las condiciones reales de las mujeres en general. Por eso son las que más críticas sufren. Se las considera extremistas, locas, histéricas, “Putas“; entre otros calificativos que no buscan alabar, favorecer, y sí infravalorar, apartar y desprestigiar, para no tener en cuenta sus reivindicaciones, ni sus argumentos.
Estas mujeres están por la lucha de un colectivo oprimido que busca librarse de sus opresores, no pretenden actuar como el opresor. Es conveniente y apropiado concluir con una frase de la filósofa y escritora del siglo XVIII, Mary Wollstonecraft: “Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”. 
Artículo de @Dalila_sin para Alcantarilla Social

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