miércoles, 24 de abril de 2013

El rosario de Peña Nieto



mail:raymundo.rivapalacio@24-horas.mx Raymundo Riva Palacio

El rosario de Peña Nieto

El insólito espaldarazo del presidente Enrique Peña Nieto a su secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, la semana pasada, es un reforzamiento a él mismo. ¿Puede permitir que a los cuatro meses del inicio de su gobierno tenga que destituir a quien encargó uno de los programas más ambiciosos en su administración? Difícil. No podría darse el lujo de perder a Robles, o a cualquier miembro de su gabinete, en el arranque mismo de su gestión, que significaría que la narrativa de gobierno eficiente que ha construido tiene pies de barro. El problema es que defenderla le significa dilapidar un capital político no presupuestado.

Que el PAN haya atrapado a seis funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social en Veracruz en juntas de planeación para utilizar programas sociales con fines electorales, fue un golpe directo a Robles que no ha podido darle la vuelta al temporal, e indirecto a Peña Nieto, que se expuso el viernes pasado con una innecesaria, por personal y vehemente, defensa de su secretaria. El castigo a funcionarios de Sedesol no es suficiente para convencer que no estaba enterada de lo que hacían sus colaboradores.

Curarse en salud la contamina de ineficiencia. Si no sabe cosas tan importantes, dado el impacto sobre el gobierno al cual representa, ¿cuántas otras también ignora? Desde un punto de vista de cinismo político, hubiera sido mejor que supiera lo que hacían, a pasar como una ignorante. De cualquier forma, por omisión o comisión lo está pagando y arrastra al Presidente a la primera crisis política de su joven administración.

Peña Nieto le tiene gran estima a Robles, que llevaba varios años trabajando temas sociales para el gobierno del Estado de México y otros gobiernos priistas. Aunque formada en la izquierda, su corazón se pintó tricolor en 2003 por razones de sobrevivencia, cuando generó algunos de los rencores que hoy encuentran cajas de resonancia. Robles era líder del PRD cuando Andrés Manuel López Obrador contendió por la jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 2000, cuya campaña financió con los recursos de su mecenas argentino Carlos Ahumada. López Obrador persiguió años después a Ahumada en el contexto de la sucesión presidencial en 2006, pues al eliminarlo, se puede argumentar, cortaría el flujo financiero para Cuauhtémoc Cárdenas, su rival por la candidatura.

Cuando Ahumada se sentía acosado por López Obrador y Robles, financieramente ahogada en el PRD, viajaron a Londres para cenar con el ex presidente Carlos Salinas, donde le pidió ayuda. Salinas se la dio a través de los ex gobernadores del Estado de México, Arturo Montiel, y Guerrero, René Juárez, que la fondearon para afrontar sus deudas. Con ese acto, Robles traicionó al PRD al pactar con el enemigo histórico del partido, con quien a partir de ahí estableció nexos al igual que con el priismo mexiquense, antes incluso que dejara el PRD en 2004.

Robles soportó largos años de pesadilla por su relación con Ahumada, pero parecía haber vencido las adversidades hasta que, política finalmente, regresó a la política. Nombrarla secretaria de Desarrollo Social, con el lastre en su biografía, no le importó a Peña Nieto, quien le encargó la Cruzada Nacional contra el Hambre. Hoy todas las viejas facturas se le han vuelto a cobrar con las irregularidades en Veracruz, que la llevaron de ser activo para el gobierno de Peña Nieto a lastre, al meterlo en un choque con la oposición y poner a tambalear el Pacto por México y sus futuras reformas.

La defensa a Robles la enmarcó Peña Nieto como si fueran meramente críticas a la secretaria, lo que enardeció a la oposición. El líder del PAN, Gustavo Madero, le reviró: no son críticas, es una denuncia. La denuncia es por una ilegalidad que no está dispuesta a aceptar la oposición por el precio del Pacto. Si el Presidente quiere salvarla, tendrá que elevar la oferta de concesiones al PAN y al PRD. La cabeza de Robles es la que está en juego, pero la política es así. Ella era la más vulnerable en el gabinete peñista y ahora se ven las consecuencias de un nombramiento, al final de cuentas, no debidamente analizado por el Presidente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario