lunes, 6 de febrero de 2017

La industria del cáncer: un gran negocio basado en el fracaso de una terapia yatrogénica





uraniaenberlin.com
La industria del cáncer: un gran negocio basado en el fracaso de una terapia yatrogénica




Tratar el cáncer es un gran negocio en EEUU; de hecho, es un negocio que mueve más de 200 mil millones de dólares al año. Sin embargo, el 98 por ciento de los tratamientos convencionales contra el cáncer no sólo fallan miserablemente sino que también garantizan que los pacientes con cáncer enfermen debido a ellos

(Natural News)

Según noticia recogida de Falsimedia Los casos de cáncer en España superan ya las estimaciones que se habían hecho para 2020. En nuestro país se registraron en 2015 247.771 nuevos tumores, una cifra que sobrepasa en más de mil las previsiones basadas en el crecimiento demográfico, según ha puesto de manifiesto el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). A pesar de todo ello desde el complejo industrial médico-farmacéutico se sigue vendiendo humo sobre los “grandes avances” que ha supuesto la engañifa de la “lucha o guerra contra el cáncer”. Hace casi veinte años se podían leer cosas como esta En investigación del cáncer, la gran mayoría de las veces, la distancia entre el éxito en el laboratorio y el que se pueda obtener en la farmacia es desgraciadamente infinita. Lo que equivale a un fracaso infinito. Y así ha sucedido en las últimas décadas con las promesas científicas sobre avances en la “curación” del cáncer. A pesar de ello cada día los medios siguen vendiendo falsas esperanzas con titulares nada menos que del siguiente tenor: Los nuevos fármacos que curarán definitivamente el cáncer.

Ahí es nada, las farmacéuticas investigando para “curar” una enfermedad que supone renunciar a seguir engrosando su abultada cuenta de resultados cada año. Curar es una cosa y aumentar la supervivencia (o cronificar) es otra. Pero es más fácil invertir el argumento y publicitar una vergonzante falsedad por parte de unos medios de manipulación que sirven a los intereses de las farmacéuticas. De ahí que, de tanto en tanto, llenen titulares sobre tal o cual avance “prometedor” para la cura del cáncer promoviendo un engaño masivo sobre los pacientes o familiares. Pero como dice el gran psiquiatra Peter Breggin ¿a quién benefician esos estudios prometedores?

Los médicos y la industria del crimen farmacéutico juegan con estadísticas triunfales de supervivencia en base a unos tratamientos yatrogénicos que apenas curan, cronifican a medias y las tasas de mortalidad al cabo de unos años (estas no cuentan) siguen ahí, impertérritas e imparables. Como dicen en Natural News Tal vez usted habrá escuchado a través de los principales medios de comunicación que el tratamiento de cáncer de mama en etapa temprana tiene una tasa de curación del 91% a cinco años. Esta declaración es absolutamente ridícula. Usted podría obtener la misma tasa de curación por no hacer nada en absoluto (el cáncer de mama es un cáncer de crecimiento muy lento).

Pero montar un fastuoso circo de propaganda en torno al cáncer (criminalizando tratamientos alternativos) vendiendo la estafa de que se ha descubierto una nueva vía de tratamiento que sólo es un escaparate publicitario para las farmacéuticas que, de este modo, pueden controlar mejor a la opinión pública y hacerse con una posición dominante en el mercado con su “nuevo” fármaco (en realidad un medicamento clonado de otro anterior).

Incluso los sinvergüenzas-criminales del negocio del cáncer muestran su verdadero rostro cuando, con ocasión de un “fallido” medicamento, se leen noticias como esta: El fracaso del fármaco llamado a ser el superventas de la oncología. Estaba llamado a ser el fármaco con más ventas del mundo, además de una nueva esperanza en la oncología. Desde entonces, la cotización de la compañía se ha visto lastrada por la mala noticia. En definitiva, se trataba de otro timo más de la oncología cuantificable sólo por la fría estadística “superventas” (sic) de su rendimiento mercantilista. Ante esto no abren la boca las asociaciones de pacientes pro-farmafia y los grupos del pseudoescepticismo.

El mantra conocido en la industria del cáncer es que “hay avances en la lucha contra el cáncer”. Pero ya no pueden obviar que “el número de casos va en aumento”. Porque somos más viejitos, dicen. El envejecimiento progresivo de la población es la principal causa de que cada vez haya más cáncer. Entonces que expliquen por qué cada día más gente joven muere de cáncer (pongamos un rango de edad > 30 y < de 60 años). ¿Cómo han estimado que la población actual, joven, va a vivir como nuestros abuelos nonagenarios? ¿Afirmando que, cómo desarrollan cáncer tempranamente, van a “vivir mucho” (sic)? Pero si esas personas no han vivido ni la mitad de su vida y son objeto de un cáncer fatal…¿Cómo se atreven esos matasanos a ejercer de tan chapuceros videntes afirmando que van a vivir un determinado tiempo? ¿Vivimos más o nos están envenenando más?


También entran en el lote casuístico del cáncer las consabidas drogas letales explotadas por el Estado a través de sus respectivos impuestos (tabaco y alcohol). Pero nunca he oido hablar a los matasanos acerca de impulsar una iniciativa que suponga la prohibición total de las mismas y enjuiciar al Estado asesino por propagar deliberadamente un crimen. De otras causas que puedan provocar el cáncer no interesa hablar demasiado ya que, para los propagadores de las mentiras de Estado, forman parte del entramado “conspirativo” y el “maguferío”, es decir, las verdades incómodas que molestan a las grandes corporaciones mafiosas de la industria alimentaria, tecnológica (eléctricas o nuclear) o farmacéutica.

La industria del cáncer es un gran negocio y este próspero negocio no puede permitirse el lujo de que nadie pueda encontrar una cura a un grupo de enfermedades que son “oficialmente” incurables. Si cualquiera de los tratamientos alternativos de bajo costo y altamente exitosos para el cáncer fueran aprobados para su uso, entonces todo este negocio se derrumbaría totalmente. El cártel farmacéutico no dejará que eso suceda.

Todas las investigaciones actuales sobre medicamentos contra el cáncer se basan en una misma premisa: el mercado del cáncer va a crecer y no se reducirán los casos. En EEUU, al igual que en España, las previsiones futuras del número de cánceres diaganosticados son más que alarmantes para la población y opíparas para la industria del crimen farmacéutico. Saben que el número de casos de pacientes curados por cáncer es tan irrelevante que quedará sepultado por las muertes debidas a la propia quimioterapia o radioterapia, las únicas herramientas terapéuticas, junto con la cirugía, actualmente válidas para la “ciencia médica oficial”.

Muchos se preguntan, a propósito de la investigación del cáncer en EEUU: ¿A dónde han ido todos esos miles de millones de dólares de investigación? ¿Dónde están los resultados de la guerra contra el cáncer que comenzó en el año 1971? Los fondos para la investigación han sido devorados por el monopolio del cáncer, un cártel que consiste en compañías farmacéuticas, la American Medical Association (AMA), un sistema de investigación que apoya a los fabricantes farmacéuticos, un sistema de organizaciones benéficas que recaudan dinero para la investigación del cáncer y varias agencias federales como la FDA de Estados Unidos. Estos grupos tienen poco interés en la curación del cáncer, pero están plenamente comprometidos con la obtención de beneficios para el monopolio del cáncer que está a cargo de las compañías farmacéuticas.

Para entender cómo se ha pervertido y manipulado el tratamiento de la enfermedad, hagamos un poco de historia de la mano del site Health Impact News: En la década de 1800 había dos enfoques primarios para la curación de las enfermedades. El modelo alopático consideraba la enfermedad como un invasor, por lo que se proponía el uso de diversos tratamientos, que incluían sangrado, administración de sustancias tóxicas como el mercurio y el plomo, y el uso de procedimientos quirúrgicos. El otro estilo común fue un modelo basado en ayudar a la persona a superar la enfermedad reforzando y fomentando su propia capacidad para autosanar con la administración de hierbas y sustancias naturales que ayudaran a establecer el funcionamiento normal del cuerpo.

A principios del siglo XX, todo empezó a cambiar. Ciertas familias ricas de EEUU de apellidos de todos conocidos (Carnegie, Morgan y Rockefeller) se dieron cuenta de los beneficios potenciales que se podrían hacer de los nuevos medicamentos patentados. Unieron fuerzas con la American Medical Association (AMA), que representa a los médicos alopáticos e implementaron un plan para tomar el control del sistema de salud de los Estados Unidos.

Comenzaron a corromper las facultades de medicina de todo el país haciendo grandes donaciones a dichas facultades a cambio de la oportunidad de poner a sus representantes en las juntas rectoras de las universidades. Esto les permitió a esas élites formar de nuevo el plan de estudios para centrarse en lo que se convertiría en los tres pilares de la medicina moderna, es decir, la cirugía, la radioterapia y los fármacos sintéticos. La formación médica debería ahora centrarse en estos pilares, sobre todo en el último pilar, las drogas de síntesis. A los médicos se les enseñaría a depender de los fármacos como primera línea de actuación para todas las condiciones de salud.

Como parte importante del anterior engranaje esa industria farmacéutica controla la FDA (la Agencia federal de alimentos y medicamentos de EEUU) y el CDC (el Centro para el Control de enfermedades), financiados ambos por las compañías farmacéuticas, los cuales disponen de respectivas puertas giratorias para poner en marcha un copioso tráfico de influencias. Sin olvidarse del patrocinio de la farmafia sobre las revistas médicas y los sobornos sobre sus médicos-científicos. Ya lo dijo, no hace tanto, el presidente de la sociedad oncológica española, la SEOM, con total naturalidad cómplice, ‘Hacemos los ensayos clínicos que quiere la industria farmacéutica’. Claro, de ahí que, como dicen en Natural News Las compañías farmacéuticas pagan a los oncólogos para promover medicamentos caros, ineficaces y tóxicos para luchar contra el cáncer. La mayoría de los oncólogos no ganan dinero tratando a los pacientes, sino vendiendo fármacos contra el cáncer. En resumen, en acertada analogía hablan desde Health Impact News de que: el gran zorro farmacéutico no sólo está guardando el gallinero del sistema de salud, sino que está viviendo en ese propio gallinero.
LOS OTROS MERCENARIOS DE LA FARMAFIA: GRUPOS Y ASOCIACIONES DE PACIENTES


INFOGRAMA DEL GEPAC (GRUPO ESPAÑOL DE PACIENTES CON CÁNCER). EL CÁNCER CRECIENDO EN PROPORCIÓN GEOMÉTRICA…MOSTRANDO EL GRAN FRACASO DE LA “LUCHA CONTRA EL CÁNCER”….PERO ALGUNOS PREFIEREN SEGUIR CREYENDO EN LOS PARADIGMAS DE LA SANTA CIENCIA MÉDICO-FARMACÉUTICA

La otra “pata” del negocio del cáncer lo constituyen las asociaciones de pacientes y organizaciones benéficas, financiadas ambas por la industria farmacéutica. El objetivo es crear un clima favorable entre la ciudadanía de a pie para la perpetuación de la gran estafa de la “Investigación sobre el cáncer”, siempre bajo la dirección de la industria de las drogas legales. Dicen por aquí que los grupos de defensa de los pacientes de EE.UU. son financiados y dirigidos por la industria farmacéutica. España no es una excepción. Cualquiera que se asome a cada una de las múltiples asociaciones de pacientes de cualquier enfermedad (cáncer, diabetes, esclerosis, enfermedades raras, leucemia, etc) verá en su web, si está disponible, el logo de un patrocinador de la industria farmacéutica.

En EEUU, la financiación de las compañías farmacéuticas a las asociaciones de pacientes es, ciertamente, revelador. Veamos, siguiendo a Carol Adl del site anterior, que vínculos encontramos. Se supone que los grupos de defensa de los pacientes son entidades imparciales e independientes que defienden el interés público con respecto a las cuestiones médicas y de drogas que maneja la FDA. Por ejemplo, un grupo llamado ‘The United Patient Voice’ tiene dos líderes farmacéuticos importantes en su directorio: Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (PhRMA) y Biotechnology Innovation Organization (BIO), así como representantes de compañías farmacéuticas clave como Sanofi, Johnson & Johnson y Alkermes. PhRMA proporcionó 1,2 millones de dólares en fondos para el grupo hace dos años, y el 77 por ciento de su apoyo financiero provenía de las industrias farmacéutica y de biotecnología.

En particular, asociaciones como la española GEPAC (Grupo Español de Pacientes con Cáncer), financiada por farmaceúticas como la multicriminal Roche y Janssen, o un esperpento demagógico llamado Asociación para Proteger al enfermo de Terapias Pseudocientíficas (además de enfermo, le consideran tonto), representan la fidelidad más ciega y fanática de sumisión a los tratamientos médicos convencionales. Desde su página web, los de Gepac nos remiten a un panfleto llamado Mitos y Pseudoterapias para supuestamente “desmontar”, según ellos, algunos “mitos” existentes entre las terapias alternativas y los tratamientos contra el cáncer. Los expertos de GEPAC sueltan perlas, con la acostumbrada prepotencia y cascada de mentiras del pseudoescepticismo, tales como que “la radioterapia no quema” (debe ser “nutritiva”), “No existen dietas anti-cáncer” (una falsedad propagada sin decoro alguno), “la mejor recomendación es obtener las vitaminas y minerales de los alimentos” (¿de alimentos transgénicos o de los que están repletos de pesticidas?), “los aditivos alimentarios no provocan cáncer” (haciendo de brazo armado de la industria alimentaria), “algunos suplementos en altas dosis pueden ocasionar cáncer” (con base científica cero…pero hay que alarmar acerca de las terapias naturales), “ningún estudio ha demostrado que el azúcar empeore el cáncer” (ignorancia y mala fe manifiesta), “no se ha encontrado evidencia de que el aspartamo cause cáncer” (parten de la “evidencia” fraudulenta de la gran industria alimentaria), “la seguridad de la radiación emitida por microondas está avalada por la OMS” (válgame…el órgano corrupto de la salud planetaria que es financiado en un 75 por cien por las farmacéuticas) y un largo y sinfín de tópicos conocidos y que son la religión de los promotores del complejo criminal médico-farmacéutico.


Tanto es el fanatismo “alopático” que mueve a esta asociación, o más exactamente empresa de dudoso funcionamiento (no audita sus cuentas) y además ha sido acusada de estafa a través de su presidenta, que esta última ha afirmado, cito textual de esta web, “no hagáis nada sin consultarlo con vuestro médico”, en referencia al peligro que algunos pacientes se ven expuestos ante determinados productos milagro que curan el cáncer. Productos milagro en la sacrosanta medicina convencional los hay a espuertas y no veas como matan o enferman. Pero es que la ínclita sujeta que está a cargo del GEPAC, acusada de defraudadora (y se atreve a hablar de otros “fraudes”), representa fielmente lo que señalan con acierto y certeramente en Natural News Hemos sido condicionados a vivir como si los médicos son las personas más cercanas a Dios que podemos ver en la Tierra. Hemos de reverenciarles, respetarles y nunca cuestionar sus juicios médicos. Debemos sentir vergüenza si dudamos de nuestros médicos y debemos considerarnos traidores si no seguimos cada directiva que proponen. Desde nuestros primeros años nos han lavado el cerebro para hacer lo que los médicos nos digan. En resumen, les tratamos como dioses y les adoramos a través de nuestros talonarios de cheques.


De las terapias, o como ellos llaman “pseudoterapias”, señaladas en GEPAC, es cierto que algunas apestan a vulgares supersticiones de la Nueva Era y otras son simplemente estrambóticas y deplorables, pero el sesgo sectario de los que han publicado el libelo pro-farmafia hace que mezclen, con mala fe, esas terapias junto con otras como el MMS, suplemento mineral (no milagroso) de probada y demostrada eficacia (siempre que sea utilizado correctamente) o la nutrición ortomolecular vía suplementos. En mi caso, el MMS (en su variante CDS) funcionó por vía tópica externa sobre un dedo meñique del que me llevé un soberano “tajo” y que casi se va de la mano. En tan sólo tres días el CDS obró el “milagro” como no lo habría hecho ningún ungüento-estafa de la farmafia, de los que dicen están validados “científicamente”. No hubo dolor alguno, suturación, ni rastro de cicatriz, en el meñique durante los días que apliqué el MMS, quedando como nuevo. Decir también que el MMS lo probé por vía oral durante una temporada, como mantenimiento, y no tuve ningún problema..


En Gepac, en cambio, califican al MMS de “muy peligroso” (pero resulta que no ha matado ni la millonésima parte, es decir, a nadie, de la manera que lo hacen decenas o centenares de fármacos sacados al mercado “legalmente” y bajo los auspicios del terrorismo médico-científico-farmacéutico, drogas legales que son la tercera causa de muerte en el mundo), mientras que de las terapias ortomoleculares en GEPAC dicen que no sirven para nada ya que no gozan de la manoseada “evidencia científica” proporcionada por…las farmacéuticas. “Si usted se abona a esta terapia y abandona la convencional le puede causar la muerte”. Así sentencia el desvergonzado autor del capítulo referido a la nutrición ortomolecular.

En fín, como señala el biólogo Thomas N. Seyfred, de forma convincente, acerca del cáncer:

⦁ No se ha hecho un progreso real en el tratamiento del cáncer avanzado o metastásico durante más de 40 años.
⦁ El número de personas que mueren cada año y cada día ha cambiado poco en más de 10 años.
⦁ La mayor parte de los avances conceptuales logrados en la comprensión de los mecanismos del cáncer tienen más que ver con tumores no metastásicos que con tumores metastásicos.
⦁ La opinión de que la mayor parte del cáncer es una enfermedad genética ya no es creíble.
⦁ Las células cancerosas dependen en gran medida del metabolismo de la glucosa y la glutamina para su supervivencia, crecimiento y proliferación (nota de interés para el tonto iletrado que escribió para el Gepac, negando esta cuestión)

La parafernalia ya está preparada para el solemne Dia contra el Cáncer, el día del miedo, inútil boato de propaganda para las farmacéuticas y manipulación colectiva donde te enseñarán que no hay otras opciones terapéuticas posibles que la cirugía, radioterapia o quimioterapia, las que dicen “curan” un 2 por cien de los cánceres. Tendremos otro ejercicio de caridad social en las calles como en aquellas cuestaciones que hacía el franquismo hace cincuenta años, un desfile de acólitos del negocio del cáncer y publicidad masiva pre-diseñada en los telediarreos para seguir sosteniendo la industria matarile por excelencia del cártel médico-farmacéutico.

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