lunes, 6 de febrero de 2017

Siete teorías que explican la existencia de inflación


Siete teorías que explican la existencia de inflación







El Blog Salmón Aurelio Jiménez @jimenez_guer



La inflación ya está aquí. Lo comentábamos hace unos días a raíz de la publicación por parte del INE del Índice de Precios al Consumo (IPC) correspondiente al mes de diciembre. Este indicador corroboraba la subida de precios de los últimos meses y situaba la inflación en el 1,6%, nueve décimas más que en noviembre.

De esta forma, la inflación el año pasado cerraba con la tasa más alta desde 2012. Por si esto no fuese suficiente, en enero esta escaló al 3%. Esto pone sobre la mesa una pregunta obligada: ¿por qué hay inflación? Es decir, ¿por qué suben los precios de los bienes, servicios y recursos productivos?

Hoy repasaremos dos grupos de teorías que explican las causas de la inflación: un primer grupo que considera que el origen de la inflación está en un exceso de demanda (inflación de demanda) y otro grupo basado en que el problema surge por el lado de la oferta (inflación de costes).
Teorías de la inflación de demanda


La inflación de demanda aparece cuando los agentes económicos de un país solicitan más bienes y servicios de los que el sistema puede ofrecerles. Siempre que los productores no puedan aumentar su producción, esta presión en la demanda se traslada inevitablemente a los precios, incrementándolos.

Hay dos teorías que explican la inflación de demanda:


Teoría monetarista. Es la explicación de los economistas clásicos. Defienden que el aumento de la cantidad de dinero en circulación por encima de la producción genera un aumento de la demanda de bienes y servicios, ya que el dinero se demanda fundamentalmente para transacciones. Como la economía está cercana a su frontera de posibilidades de producción, esa demanda no se podrá satisfacer y subirán los precios.


Teoría keynesiana. Keynes y sus seguidores rechazaban la teoría anterior, afirmando que el dinero no solo se demanda para realizar transacciones, sino también como depósito de valor. Por tanto, la incidencia de los precios sobre la demanda dependía de la elasticidad de la oferta y de la situación de la economía, de forma que en épocas de recesión los incrementos de la demanda podían ser respondidos con más producción; mientras que en épocas de expansión era imposible, generándose inflación. El problema de esta teoría es que no conseguía explicar la existencia de inflación con desempleo y con el exceso de capacidad productiva de la economía.

Las dos teorías coinciden en señalar que el aumento de la demanda por parte de un agente provoca inflación siempre que no esté compensado por disminuciones en la demanda de los otros dos.
Teorías de la inflación de costes

Por el lado de la oferta hay cinco teorías que tratan de explicar la inflación a partir de la remuneración de los recursos productivos:
Por el encarecimiento de los recursos naturales. Si recursos básicos como las materias primas o la energía ven subir sus precios, se encarecerá todo el proceso de producción. Lo normal en estos casos es que las empresas trasladen el incremento del precio de estos recursos al precio final del producto, generando de esta forma inflación.



Por la espiral salarios-precios. La idea de partida de esta teoría es que los sindicatos tienen poder de presión para conseguir mejoras salariales superiores a la productividad laboral real. Como consecuencia, al aumentar salarios, aumenta la renta disponible de estas personas y ello se traduce en un aumento de precios, ya que los restantes perceptores de renta no quieren ser menos en lo que a generar ingresos se refiere.


Por la espiral salarios-salarios. Si en algunas empresas los incrementos en la productividad laboral se traducen en mejoras salariales importantes, los trabajadores de otras empresas tratarán de obtener las mismas mejoras mediante una mayor agresividad sindical. Volvemos de nuevo a un incremento de la renta disponible de los trabajadores que provocará un incremento de precios por el lado de la oferta.


Por el poder de mercado de algunas empresas. Hay ciertas empresas de mercados de competencia imperfecta (monopolios y oligopolios fundamentalmente) que gozan del suficiente poder de mercado como para incrementar precios sin que ello suponga una merma de sus ventas. Piensen, por ejemplo, en las compañías eléctricas o en el sector del petróleo.

Por el precio del dinero. Cuando hay inflación, las empresas que han pedido dinero prestado ven incrementados los intereses que tienen que pagar y, por tanto, sus costes. En muchos casos esto intentan compensarlo subiendo los precios para así mantener intactos sus márgenes de beneficios y competitividad.

En cualquiera de estos casos, el encarecimiento de las retribuciones de cualquier factor productivo genera una reacción en cadena que afecta a todas las ramas económicas y que puede llegar a extenderse más allá de las fronteras nacionales. Esto explica, en el caso de la zona euro, el interés de la Comisión Europea por tener bajo su control la inflación.
¿Es posible mantener controlada la inflación?

La respuesta es sí. Independientemente de las causas que la provocan, existen diferentes fórmulas aplicables para conseguir reducir la inflación, o al menos mantenerla acotada. Veamos algunos ejemplos.


Cuando la inflación se debe al exceso de demanda, las autoridades suelen intentar reducir dicha demanda, por ejemplo, aumentando impuestos. Se intenta conseguir que las familias, al disponer de menos dinero para gastar, reduzcan su consumo. Otra medida podría ser subir los tipos de interés para encarecer el acceso a la financiación. No obstante, no podemos obviar que desincentivar el consumo se traducirá en una bajada de la producción y posiblemente en un aumento del desempleo.


Cuando la inflación está generada por el exceso de dinero en circulación, las autoridades económicas pueden tratar de reducir la oferta monetaria, lo que reduciría la cantidad de dinero que hay en la economía y ello generará presumiblemente una caída de los precios.



En el caso de la inflación causada por el encarecimiento de los factores productivos, se pueden llevar a cabo políticas que tiendan a reducir los costes empresariales. Por ejemplo, campañas de ahorro energético o pactos puntuales con sindicatos y empresarios para moderar salarios y beneficios empresariales.


Cuando la inflación es consecuencia de la existencia de un mercado de competencia imperfecta, los gobiernos suelen regular dicho mercado con el objetivo de fomentar una mayor competencia entre empresas. Prueba de ello es que los monopolios están totalmente prohibidos por ley.

Las políticas de control de los precios son bastante populares con el objetivo de mantener la inflación dentro de unos márgenes que se consideran adecuados. Sin embargo, mucho cuidado con esto porque estas medidas de control pueden llegar a ser contraproducentes, ya que distorsionan el funcionamiento de las economías, promueven la escasez de productos y servicios y disminuyen su calidad, entre otros efectos indeseados.

Imagen | TheTruthAbout

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