lunes, 7 de agosto de 2017

ARAÑANDO EL CIELO Y ARANDO LA TIERRA: UNA DICTADURA CORPORATIVA DIFUMINADA


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ARAÑANDO EL CIELO Y ARANDO LA TIERRA: UNA DICTADURA CORPORATIVA DIFUMINADA


UNA DICTADURA CORPORATIVA DIFUMINADA
Popayán, 6 de agosto de 2017
Prometimos avanzar en un 2º artículo sobre la deriva autoritaria que en Venezuela se concretó en una dictadura “sin dictador individual”. Es un gobierno de facto que asumió la forma de Asamblea Constituyente. En su instalación anunció que no va a constituir nada. “No es un cuerpo de expertos constitucionales” dijo su Presidenta y remató: “Es para tomar decisiones”. La primera fue la destitución de la Fiscal General. Ese “poder corporativo difuminado”, que va a sesionar por 2 años, se apoya en otro poder del mismo tipo: el Tribunal Supremo de Justicia TSJ. Una inquisición sin rostro usará a Maduro como bufón con funciones administrativas que, acaso, podría servir más adelante como chivo expiatorio.
Antes de desarrollar el tema de las consecuencias y observar el comportamiento frente a un poder de este tipo –dictadura sin dictador individual– es muy importante detallar cómo se llegó a esta situación. Hay que identificar cómo se las ingenió la cúpula burocrático-militar para montar ese poder corporativo difuminado, el papel de la oposición funcional y su locura guerrerista, la acción de la burguesía financiera global que se manifiesta en el gobierno de los EE.UU. pero que es mucho más, y responder la pregunta: ¿Por qué había que organizar ese organismo que es como un cuerpo extraño sacado de la manga por un prestidigitador profesional?
El entorno internacional
Lo que ocurre en Venezuela –sin ninguna duda– hace parte de la dinámica geopolítica global que enfrenta a potencias económicas por el control de recursos estratégicos del planeta. Eso no lo niega nadie. Sin embargo, precisamente para no caer en la trampa geopolítica era fundamental impulsar con consistencia la integración regional. Alinearse con China o con Rusia, en forma individual y sin contar con el respaldo de la región, sin consolidar un bloque latinoamericano, significaba quedar preso de los conflictos y acuerdos entre potencias imperiales, que como en los casos de Libia y Siria, utilizan a gobiernos autocráticos y supuestos ejércitos “libertarios” para arrodillar y explotar a pueblos y naciones.
En América Latina, entre algunos gobiernos “progresistas” surgió la idea de que para “liberarse” del control y dominación estadounidense, había que establecer alianzas económicas y políticas con Rusia, China e Irán, involucrándose en una especie de “guerra fría” que dichas potencias han utilizado para someter a regiones enteras. Mientras Cuba, Nicaragua y las FARC, al ritmo de los globalistas “Marca Clinton”, buscaban escabullirse de esa trampa geopolítica “cogiéndole la caña” a Obama, los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, impulsaban lo contrario.
No obstante, ante la realidad económica de la crisis de los precios internacionales de los commodities (materias primas y otros) y la posibilidad de ser víctimas de bloqueos y agresiones sin tener la fuerza para enfrentarlas, poco a poco, “con mañita”, Evo Morales y Rafael Correa fueron modificando esa estrategia. Pero Maduro, presionado por su crisis económica “endógena”, provocada por erradas políticas macro-económicas, el despilfarro y la corrupción, se mantuvo en la línea de una aparente confrontación “radical”. Es parte de la polarización interna para conservar lealtades “bolivarianas” y mantener a raya a la oposición, que cuenta con sus aliados neocons que alimentan sus sueños desestabilizadores con mucho dinero y privilegios.
Sin embargo, la cruel realidad es que el gobierno de Maduro ha tenido que arrodillarse ante la burguesía financiera global. Frente a un inminente “
default
” tuvo que negociar en muy malas condiciones las riquezas del Arco Minero del Orinoco con grandes transnacionales de “occidente” y “oriente”
, vendió bonos de deuda pública a Goldman Sachs con descuentos increíblemente onerosos, y necesita con urgencia profundizar negocios multimillonarios. O sea, en vez de “liberarse de los gringos”, la realidad es que ahora Venezuela –como nunca–, está a expensas de la burguesía financiera global. Hacer esos negocios, con una Asamblea Nacional en manos de la oposición, era imposible; y, además, el gobierno sufría en abril/2017 una serie de protestas que podían desencadenar un alzamiento popular.       
Convocar la ANC –al precio que fuera– para quitar de en medio a una Fiscal incómoda y a esa mayoría opositora en la Asamblea Nacional AN, era absolutamente necesario. Como lo dice el Decreto N° 2.830, “(…) ante las circunstancias sociales, políticas y económicas actuales, en las que severas amenazas internas y externas de facturas antidemocráticas y de marcada postura anti-patria se ciernen sobre su orden constitucional, considero un deber histórico ineludible convocar una Asamblea Nacional Constituyente”. Es por lo anterior que, en efecto, las decisiones más importantes ya están tomadas, la ANC en sí misma es un “globo”, un “poder corporativo difuminado”, una nube para distraer la política doméstica. Las grandes decisiones se toman en Washington, Nueva York, Moscú, Frankfurt o Shangai, y en los círculos cerrados de la cúpula burocrático-militar que desde hace mucho tiempo actúa como una verdadera mafia.
El ambiente doméstico interno
En realidad el gobierno de Maduro en abril/2017 no le temía tanto a la oposición encabezada por la MUD como a las protestas espontáneas del pueblo que ya habían alertado a la cúpula burocrática-militar cuando la crisis de los billetes de 100 bolívares. La oposición política había mostrado su incapacidad para administrar el triunfo electoral de 2015. Con su actitud irresponsable de querer tumbar a Maduro sin tener la fuerza para hacerlo, su división interna, su falta de visión para atraerse de verdad a los “ni-ni” o a los “chavistas desilusionados”, sus vínculos anti-nacionales y pro-imperiales con gobiernos extranjeros, y hasta su torpeza para atacar al gobierno, era una evidencia que por ese lado no había que preocuparse. Son previsibles y hasta programables.
Con base en esa certeza el gobierno lanzó la convocatoria a la ANC; por un lado, porque era absolutamente necesaria para tener las manos libres para operar frente a lo que han llamado “guerra económica”, concretar los grandes negociados internacionales sin que hubiera mucho escándalo, reprimir con más eficacia los núcleos facciosos y paramilitares que están apareciendo, pero por sobre todo, desviar el foco económico de las protestas (inflación, desabastecimiento, carestía, etc.) y colocar a la cabeza de ellas  a una MUD desprestigiada, a fin de evitar que sus propias bases “chavistas” se fueran a sumar a las manifestaciones de inconformidad. Colocar la marca de la oposición anti-patriota al frente de las protestas con el motivo de la ANC, era una “jugada maestra”, un tiro a tres bandas ganador. Provocarlas y llevarlas al grado de degradación, "crímenes de odio" y demás salvajadas que han ocurrido, era relativamente fácil para unas fuerzas armadas y de inteligencia que han aprendido mucho de los gobiernos burgueses y fascistas.
La MUD cae en la trampa fácilmente. Sus llamados a la intervención de la OEA, sus lamentos injerencistas dirigidos a Trump que son utilizados por los Rubios y demás republicanos y neocons gringos para sus juegos políticos al interior del gobierno y obtener financiación para sus ONGs "libertarias" y "humanitarias", y todo su comportamiento infantil y mediático, era una garantía para el gobierno. Es una oposición funcional, reactiva, contestaria, sin iniciativa política, a la que le da miedo dialogar de frente a la sociedad porque no tiene propuestas. Aparentemente la protesta se fortalece pero llega a sus niveles "normales", no va más allá de lo que el gobierno llama "los escuálidos", y a medida que las "guarimbas", con la intervención anárquica de jóvenes fácilmente manipulables por fuerzas oscuras que empezaron a llamarse "La Resistencia", se hicieron incontrolables para la misma MUD, la población se deslindó totalmente de ese tipo de protesta y violencia.
El último esfuerzo medianamente racional que ideó y realizó la MUD, en medio de su desesperación para evitar las elecciones de la ANC (30J), fue la denominada “consulta”. Sin embargo, se dejaron convencer de los sectores más extremistas de incluir dos preguntas dirigidas a sustentar la creación de un gobierno paralelo. En vez de plantearse una estrategia para jalonar a los sectores chavistas críticos con la sola bandera de oponerse a dicha convocatoria, volvieron aislarse. Y a pesar de esos errores, la respuesta de amplios sectores de la población que quería la paz y la convivencia, fue importante. Pero, nuevamente la dirigencia de la MUD dilapida esa oportunidad que le ofrece la sociedad. Es más, con ese respaldo habían podido plantearse participar en la ANC, negociar condiciones nuevas, auditoría internacional, rechazar los chantajes gubernamentales a los electores, y arriesgarse a mostrar un compromiso verdaderamente democrático. Pero, fuerzas oscuras determinan su comportamiento. Y, tal parece, la gente lo está descubriendo.
En vez de asimilar el mensaje de paz de los participantes en la consulta, de leer que el gobierno respetó sus espacios al convocar paralelamente su simulacro, la MUD se siente nuevamente ganadora, sobredimensiona su relativo éxito y respaldo popular, y se lanza a una profundización de su estrategia insurreccional. Autorizan nuevos “trancazos”, lanzan el paro de 48 horas –que fue un absoluto fracaso– e intentan sabotear las elecciones. Lo que muestran los resultados electorales, así haya existido fraude, es que la estrategia del chantaje, la presión, la amenaza, el control con el “carnet de la patria”, le funcionó al gobierno. Pero también, es posible que algunas personas que participaron en la consulta, salieran a votar por la ANC, no porque estén de acuerdo con esa iniciativa pero sí para castigar a la oposición golpista. La falta de registros electorales no permite constatar esa hipótesis.
La ANC y sus formas
Lo que también es visible, es que sobre la marcha, la comisión de ideólogos de la burocracia-militarista, tal vez encabezada por algún profesor español, ha construido una narrativa romántica de la “nueva etapa de la revolución”. Se quiere vender –hacia afuera– que la ANC es el resultado y la herramienta institucional del Poder Comunal. Sin embargo, eso no es real. Todo el mundo sabe que en Venezuela las “Comunas” terminaron burocratizadas, sirvieron de base para la organización “de arriba a abajo” del PSUV y se convirtieron en sus apéndices. La misma Martha Harnecker lo ha manifestado y reconocido. Si existiera un Movimiento Comunal con capacidad de reemplazar la democracia representativa, no habría “guarimbas” ni “bachaqueo”, y mucho menos, una corrupción y un burocratismo como el que todo el mundo siente y denuncia. Si existiera un movimiento comunal de amplia cobertura no habría necesidad de esa ANC, que desde el punto de vista revolucionario es una vergüenza, con una sobredimensión de cupos de algunos “sectores sociales” y un desbalance enorme entre regiones muy pobladas como el Distrito Capital y otras regiones con mucha menor población. Todas las formas de la instalación de la ANC, sus cargos, protocolos y maneras, todo deja ver lo mucho de “colonia cortesana” que se quiere ocultar y lo poco de proletario, trabajador, campesino e indígena (y menos “comunal”) que realmente expresa. El único detalle “positivo”: las cúpulas de Cabello-El Aissami le cedieron el protagonismo a las elites maduristas, para no asustar más. Pero…  ¡asustan!  
Quienes sueñan con una “nueva revolución bolchevique”, al estilo de una reedición de los “soviets”, no son conscientes de la debilidad del movimiento popular venezolano. Esa situación hace parte del proceso de cooptación de dirigentes sociales por parte de los gobiernos “progresistas”, “socialistas”, o “ciudadanos”, y el debilitamiento generalizado del movimiento social en toda América Latina. Por lo menos, esa cooptación se ha dado en las organizaciones formales, porque paralelamente, la resistencia al neoliberalismo, a la depredación capitalista del medio ambiente y a los mega-proyectos minero-energéticos, se mantiene y se desarrolla en Argentina, Brasil, Perú, Colombia y Centroamérica. De igual manera, nuevos movimientos sociales se expresan en las ciudades, en donde los “profesionales precariados” han empezado a manifestarse de variadas formas, sin que nuestras izquierdas se percaten de esos fenómenos económico-sociales que muchas veces son captados y utilizados por las derechas, como parece que ha ocurrido en las ciudades de Venezuela.
El otro fenómeno manifiesto es la diáspora venezolana. Cientos de miles de personas, especialmente jóvenes de clases medias bajas, buscan en Colombia y en otros países, un futuro mejor. La mayoría emigra con sentimientos encontrados. Quisieran quedarse para enfrentar la “dictadura en ciernes” pero sienten que es como luchar contra ellos mismos. Reconocen los esfuerzos de la primera etapa de Chávez, no quieren ser carne de cañón de una guerra fratricida, y optan por “hacer el vacío”, esperar a ver cómo se resuelve un conflicto que para muchos de ellos es como un mal sueño, una pesadilla “roja-rojita”, que se puede convertir en la punta de lanza de una guerra imperial de 5ª generación. Y si eso sucede, quieren estar en esos momentos, muy lejos…        
Consecuencias y actitud hacia el futuro
En forma sintética dejamos planteado el tema de las consecuencias para ser desarrollado de forma más detallada y precisa en un próximo texto. La “jugada maestra de la ANC” de la cúpula burocrática-militar –con la colaboración torpe de los dirigentes de la MUD– les ha salido bastante bien. El grueso del pueblo venezolano ha enviado un mensaje de que quiere paz y un diálogo que produzca, por lo menos, convivencia. Sin embargo, al cerrar los espacios para la expresión directa, universal y secreta de las mayorías, al atrapar todos los poderes públicos y mostrar la fuerza de una cúpula que gobierna “desde atrás”, al acabar con el prestigio del CNE y el sistema electoral, el gobierno ha creado condiciones para que los sectores guerreristas de Venezuela, Colombia y Miami, continúen con sus esfuerzos por montar –en los Estados del occidente venezolano (Táchira, especialmente)– una guerra inducida de mediano aliento, que de encontrar un agravamiento de las condiciones económicas, puede conducir a corto plazo a una verdadera guerra civil.
Además, los odios entre los sectores más fanáticos están a flor de piel, y si la cúpula burocrático-militar no calcula muy bien su comportamiento inmediato, va a volver a crispar a una población que seguirá sufriendo en lo más básico de sus vidas, la alimentación, medicinas, ingresos salariales, carestía, y que si no tiene soluciones inmediatas y, además, formas de expresión, puede estallar de forma espontánea pasando por encima de partidos políticos e instituciones. La Fiscal (hoy ex-fiscal) es una de las grandes sacrificadas pero se va a erigir en un referente democrático hacia el futuro.

Participar o no en las elecciones regionales no es un tema que le preocupe a la gente del común, la dirigencia de la MUD mostró el cobre, mientras que los demócratas independientes y “chavistas críticos” deberán inventar nuevos mecanismos para conectar con la gente en los temas de supervivencia. La ANC, una vez tome las determinaciones inmediatas que están más relacionados con afinar y dosificar la represión a los opositores, va a ir “difuminándose” en tareas insulsas mientras que los expertos tras bastidores, encabezados por Hermann Escarrá, elaborarán sesudas resoluciones para mostrar ante el público que algo están haciendo. Mantener 540 constituyentes “sin hacer nada” va a ser uno de los temas favoritos de “humor negro” en los próximos meses en nuestro hermano país.  
El hambre, las colas, la carestía, por un lado, y los grupos armados que van a seguir actuando en la sombra, son los temas que van a definir el futuro. Si el gobierno aprieta mucho y no resuelve nada, va a cerrar las válvulas de una caldera que nos puede estallar en la cara a los latinoamericanos y convertir a la región en la Nueva Siria. Desde Colombia hay muchos desempleados con experiencia bélica que sólo están esperando que lleguen contratistas para enfilarse en las guerras que le convienen y programan los imperios. Por eso pensamos el problema, nos preocupa, escribimos y haremos hasta lo imposible para impedirlo.  

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