Hasán Rouhaní, un destello de esperanza entre Irán y Occidente
Foto: EPA
El ejemplo, según parece, de un pacifismo
obligado lo expresó al mundo el ministro de Asuntos Exteriores de Gran
Bretaña, William Hague, el mismo que a lo largo de su carrera
diplomática había sido partidario consecuente de la línea dura con
relación a Irán. Sin embargo, ahora el ministro hizo declaraciones sobre
la necesidad de un progreso urgente, tanto de las relaciones
anglo-iraníes, como respecto a la cuestión de las negociaciones sobre el
programa nuclear de Irán.
Los europeos identifican la
causa de este optimismo con la figura del nuevo presidente de Irán,
Hasán Rouhani. Inmediatamente después de ocupar el cargo, expresó que
Teherán está dispuesto a hacer que su programa nuclear sea más
transparente y prometió trabajar en una “interacción constructiva” con
el resto del mundo. El nuevo presidente llamó deshonrosas a las
sanciones internacionales impuestas a Irán y prometió lograr su
derogación. En general, es este el mayor dolor de cabeza de Rouhani. La
economía de Irán se encuentra, según algunas valoraciones, en una
situación preinfarto precisamente debido a las sanciones económicas.
Esto lo comprende, no solamente el presidente, sino también los iraníes
comunes, que consideran que ya es hora de acabar con las agudas
confrontaciones en la arena internacional.
En general,
Rouhani está dispuesto a negociar con Occidente. Y a Occidente no le
queda otro camino que apoyar un diálogo que ha sido propuesto. A
propósito, muchos expertos consideran que, en su esencia, la situación
sigue siendo la misma. Nos comenta el experto sobre problemas de Asia
Central y Cercano Oriente, Semeon Bagdasarov:
−Es
evidente que Irán no renunciará a su programa nuclear. Va a continuar
la ejecución del mismo. Lo único que cambia es la retórica. Si
Ahmadineyad mantenía una posición dura, Rouhani propone algún tipo de
negociaciones. En Occidente comprenden esto perfectamente. Pero Europa
no está preparada para una agudización de las relaciones con Irán, lo
cual podría desembocar en un conflicto bélico. Por ello los europeos se
toman sutime-out y tratan de suavizar la situación. Pero el resultado va a ser el mismo que antes.
Muchos
consideran a Rouhani un reformista, aunque resulta difícil llamarle
liberal. De cualquier manera lo están apoyando hasta los conservadores
moderados, que ven en el nuevo presidente la salvación del régimen de
una ulterior caída de autoridad a causa de los problemas económicos y de
política exterior. El editor principal del portal Terra América, Borís
Mezhuiev, nos dice:
−El
problema no radica en si Rouhani posee o no un poder real. Él nunca
hubiera sido presidente si la dirección teocrática de Irán se hubiera
sentido escéptica respecto a su candidatura. Pero si Rouhani, de todas
maneras, ha ocupado de sillón presidencial, eso significa que el régimen
está dispuesto a suavizar las posiciones del programa nuclear. La
opinión de Rouhani refleja el estado del pensamiento dentro de la élite
que gobierna en Irán. Aún más, la elección de Rouhani de hecho continúa
la línea que hace más de un año habían señalado los EEUU hacia un
diálogo político con Irán. Esto todavía no es la distensión. Pero si un
deseo de llegar a un compromiso. Inglaterra está tratando de montarse en
esta ola y moverse, pudiera ser, para adelantarse un poquito a su socio
transatlántico.
Está claro que Occidente no va a
cambiar su relación real respecto al régimen iraní. Con Rouhani o sin
él, Irán sigue siendo una teocracia, demasiado lejana de los estándares
de democracia del tipo euro atlántico. Por consiguiente este Gobierno
continúa encabezando la lista de candidatos para una “revolución
coloreada”. Sin embargo, los sucesos de los últimos tiempos han
demostrado que la sociedad iraní está preparada para asimilar reformas,
la base social de las cuales se convertirían los intelectuales iraníes,
los estudiantes, los grandes y medios empresarios. Como resultado,
Occidente ha decidido mantener el diálogo con Irán, temporalmente
dejando las amenazas para agrado de la opinión social mundial y con la
quimérica esperanza de que Irán en algún momento vaya a dejar de
demostrar tan abiertamente su enemistad contra los planes expansionistas
de Occidente, y en Oriente Próximo, y a escala mundial.
fs/sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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