miércoles, 7 de agosto de 2013

Hasán Rouhaní, un destello de esperanza entre Irán y Occidente

Hasán Rouhaní, un destello de esperanza entre Irán y Occidente

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A juzgar por los acontecimientos, en la interrelación entre Irán y Occidente se acerca un período de cierta distensión. En cualquier caso la nueva dirección iraní demuestra disposición a negociaciones y Occidente está obligado responder con sonrisas.

El ejemplo, según parece, de un pacifismo obligado lo expresó al mundo el ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, el mismo que a lo largo de su carrera diplomática había sido partidario consecuente de la línea dura con relación a Irán. Sin embargo, ahora el ministro hizo declaraciones sobre la necesidad de un progreso urgente, tanto de las relaciones anglo-iraníes, como respecto a la cuestión de las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán.
Los europeos identifican la causa de este optimismo con la figura del nuevo presidente de Irán, Hasán Rouhani. Inmediatamente después de ocupar el cargo, expresó que Teherán está dispuesto a hacer que su programa nuclear sea más transparente y prometió trabajar en una “interacción constructiva” con el resto del mundo. El nuevo presidente llamó deshonrosas a las sanciones internacionales impuestas a Irán y prometió lograr su derogación. En general, es este el mayor dolor de cabeza de Rouhani. La economía de Irán se encuentra, según algunas valoraciones, en una situación preinfarto precisamente debido a las sanciones económicas. Esto lo comprende, no solamente el presidente, sino también los iraníes comunes, que consideran que ya es hora de acabar con las agudas confrontaciones en la arena internacional.
En general, Rouhani está dispuesto a negociar con Occidente. Y a Occidente no le queda otro camino que apoyar un diálogo que ha sido propuesto. A propósito, muchos expertos consideran que, en su esencia, la situación sigue siendo la misma. Nos comenta el experto sobre problemas de Asia Central y Cercano Oriente, Semeon Bagdasarov:
−Es evidente que Irán no renunciará a su programa nuclear. Va a continuar la ejecución del mismo. Lo único que cambia es la retórica. Si Ahmadineyad mantenía una posición dura, Rouhani propone algún tipo de negociaciones. En Occidente comprenden esto perfectamente. Pero Europa no está preparada para una agudización de las relaciones con Irán, lo cual podría desembocar en un conflicto bélico. Por ello los europeos se toman sutime-out y tratan de suavizar la situación. Pero el resultado va a ser el mismo que antes.
Muchos consideran a Rouhani un reformista, aunque resulta difícil llamarle liberal. De cualquier manera lo están apoyando hasta los conservadores moderados, que ven en el nuevo presidente la salvación del régimen de una ulterior caída de autoridad a causa de los problemas económicos y de política exterior. El editor principal del portal Terra América, Borís Mezhuiev, nos dice:
−El problema no radica en si Rouhani posee o no un poder real. Él nunca hubiera sido presidente si la dirección teocrática de Irán se hubiera sentido escéptica respecto a su candidatura. Pero si Rouhani, de todas maneras, ha ocupado de sillón presidencial, eso significa que el régimen está dispuesto a suavizar las posiciones del programa nuclear. La opinión de Rouhani refleja el estado del pensamiento dentro de la élite que gobierna en Irán. Aún más, la elección de Rouhani de hecho continúa la línea que hace más de un año habían señalado los EEUU hacia un diálogo político con Irán. Esto todavía no es la distensión. Pero si un deseo de llegar a un compromiso. Inglaterra está tratando de montarse en esta ola y moverse, pudiera ser, para adelantarse un poquito a su socio transatlántico.
Está claro que Occidente no va a cambiar su relación real respecto al régimen iraní. Con Rouhani o sin él, Irán sigue siendo una teocracia, demasiado lejana de los estándares de democracia del tipo euro atlántico. Por consiguiente este Gobierno continúa encabezando la lista de candidatos para una “revolución coloreada”. Sin embargo, los sucesos de los últimos tiempos han demostrado que la sociedad iraní está preparada para asimilar reformas, la base social de las cuales se convertirían los intelectuales iraníes, los estudiantes, los grandes y medios empresarios. Como resultado, Occidente ha decidido mantener el diálogo con Irán, temporalmente dejando las amenazas para agrado de la opinión social mundial y con la quimérica esperanza de que Irán en algún momento vaya a dejar de demostrar tan abiertamente su enemistad contra los planes expansionistas de Occidente, y en Oriente Próximo, y a escala mundial.
fs/sk/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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