Por María Julia Mayoral
Managua,
8 ago (PL) Estados Unidos, una de las mayores potencias económicas en
el mundo, sigue sin pagar 17 mil millones de dólares por daños
materiales y humanos al segundo país más empobrecido del hemisferio
occidental: Nicaragua.
La más reciente Encuesta de Hogares presentada por la Fundación
Internacional para el Desafío Económico y Global (Fideg), reveló que la
pobreza en general afecta todavía al 42,7 por ciento de los habitantes
en esta nación centroamericana, mientras el 7,6 por ciento vive en la
extrema miseria.
De acuerdo con el director de Investigaciones
de Fideg, Enrique Alaniz, 2012 fue el cuarto año consecutivo en el que
la pobreza descendió aquí de manera sostenida, lo que Naciones Unidas
reconoce como un éxito de los programas socio-productivos aplicados por
la administración del presidente Daniel Ortega.
Ningún dinero
podría resarcir el sufrimiento de las familias a causa de las agresiones
con financiamiento y apoyo organizativo de Washington en los años 80
del siglo XX, pero el pago de la suma adeuda por concepto de
indemnización ayudaría a combatir la pobreza.
Las víctimas
fatales durante la llamada guerra sucia superaron las 38 mil personas,
mientras la destrucción de puentes, torres de transmisión eléctrica,
puertos, represas, centros de salud, educación y producción agrícola
evidenciaron el perjuicio económico, como fundamentó el Estado de
Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
A luz
del Derecho, la sentencia dictada por la CIJ el 27 de junio de 1986 no
admite ningún tipo de apelación, pero la Casa Blanca continúa hoy sin
cumplir sus obligaciones.
Estamos ante el único caso en la
historia en que el máximo tribunal del mundo condenó -y de paso
certificó- que Estados Unidos cometió serias violaciones en contra de
Nicaragua y que está obligado a resarcirlas, recordó en declaraciones a
la prensa el doctor Carlos Argüello, embajador de este país ante la CIJ.
La prerrogativa jurídica a reclamar la indemnización debida prosigue
vigente, aclaró el diplomático, en alusión a lo sucedido en 1991 cuando
la administración de la mandataria Violeta Barrios de Chamorro decidió
retirar la exigencia por medio de la figura del desistimiento.
En reciente entrevista con la publicación Russia Today, el presidente
Ortega confirmó que la demanda sigue viva y nosotros no renunciamos a
ella, "por eso cada vez que Estados Unidos habla de que ha ayudado a
Nicaragua, yo lo que les digo es que ellos están abonando parte de la
deuda que tienen", expresó.
Eso que ellos llaman ayuda, agregó,
"no es más que un abono, están dando un poquito, reconociendo un
poquito, no es que estén apoyando, ni que estén regalando, ni que estén
donando nada, simplemente están pagando una pequeña parte de la inmensa
deuda".
Según aseveró, perfectamente podría reabrirse el caso,
sería una batalla moral, política y legítima jurídicamente, que llevaría
a "desenmascarar a los Estados Unidos como lo que son, una potencia que
decide hacer uso de las leyes cuando les conviene a sus intereses, pero
no es respetuoso de la leyes internacionales".
En cambio,
Nicaragua está honrando sus deudas por confiscaciones a ciudadanos
norteamericanos; el 2 de agosto último este país recibió dispensa de
propiedad (waiver) por parte de Estados Unidos debido a la seriedad en
el cumplimiento de los compromisos, evaluó aquí el procurador general de
la República, Hernán Estrada.
Establecido por aquella potencia
norteña, el waiver es una disposición que permite la ayuda bilateral y
el apoyo de Washington en el otorgamiento de préstamos por parte de
instituciones financieras internacionales, a partir de condicionar tales
beneficios a la indemnización señalada.
Tras finalizar una
reunión en la Cancillería, Estrada y la embajadora estadounidense,
Phyllis M. Powers, destacaron el trabajo de la administración de Ortega
para resolver litigios de esa naturaleza.
Al decir de Powers,
hay progresos y por la parte nicaragüense "están trabajando con nosotros
de una manera muy seria para resolver todos los casos".
En 25
años quedaron solucionados más de dos mil y "estamos con los últimos",
que son muy difíciles y complejos, "pero estamos trabajando juntos para
resolverlos", apreció la diplomática.
Hay una deuda ética, jurídica y económica por saldar: el pueblo nicaragüense también merece respuesta satisfactoria.
pgh/mjm |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario