Debate Pemex: Cárdenas, una voz con mucha historia
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MÉXICO (AP) -- Setenta y cinco años después de que su padre
nacionalizara la industria petrolera y la convirtiese en parte esencial
de la identidad mexicana, Cuauhtémoc Cárdenas lucha por que esa
actividad siga en manos del estado ante una embestida de sectores que
desean abrir las puertas a la inversión privada.
Cárdenas
es una de las principales voces de un debate histórico entre visiones
muy diferentes acerca de lo que hay que hacer para revertir el
estancamiento de la producción petrolera.
Este
ingeniero de 79 años, referente insoslayable de la izquierda mexicana,
que lo postuló tres veces a la presidencia, es hijo de Lázaro Cárdenas,
el mandatario que en 1938 nacionalizó la industria petrolera, la cual
con el tiempo pasó a ser un emblema nacionalista en un país que hoy
busca modernizar ese sector clave para su desarrollo.
Cuauhtémoc
Cárdenas es el autor de la propuesta de reforma energética que pone
sobre la mesa la principal fuerza política de izquierda, el Partido de
la Revolución Democrática, o PRD, que insiste en dejar la industria en
manos del estado y rechaza la apertura a la iniciativa privada que
plantean el gobierno y la derecha.
En
entrevista con The Associated Press, Cárdenas estimó que la discusión
sobre la reforma energética será "la principal batalla, el principal
debate por el país, no tanto por la industria petrolera".
El
oficialismo y la derecha dicen que se debe permitir una amplia
participación de la iniciativa privada en áreas hasta hoy restringidas
como la exploración y explotación de crudo, en tanto que la izquierda
estima que lo que hay que hacer es reformular y fortalecer la manera en
que opera el actual monopolio estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex).
"Hay
quien está viendo la apertura o la participación de la iniciativa
privada como la varita mágica que todo lo va a resolver", dijo Cárdenas
desde su oficina en el centro de la ciudad de México, donde se desempeña
como coordinador de Asuntos Internacionales del Gobierno del Distrito
Federal.
"(Pero) yo no veo esa famosa varita
mágica que vaya a operar, a resolver los problemas simplemente porque se
abra", añadió el político, quien dice que la participación actual de la
iniciativa privada en algunas áreas de petroquímica no ha hecho más
competitivo a ese sector.
A Cárdenas y su
partido, no obstante, le resultará difícil frenar la corriente que
postula la apertura a la inversión privada, pues el oficialismo y el
partido de derecha PAN, con el apoyo de algunos partidos menores,
estarían cerca de conseguir las dos terceras partes de los votos en el
Congreso necesarios para llevar a cabo reformas constitucionales.
Para admitir la inversión privada, sería necesaria una reforma constitucional.
El
presidente Enrique Peña Nieto presentará la semana que viene su
propuesta de reforma energética y aunque no ha querido anticipar
detalles, algunos creen que será coincidente con la anunciada la semana
pasada por el derechista PAN (Partido Acción Nacional), que dice busca
romper viejos tabúes nacionalistas.
La
propuesta del PAN considera modificar tres artículos de la Constitución,
incluido el 27, que prohíbe otorgar concesiones o contratos a
particulares en materia de exploración y explotación de hidrocarburos.
Cárdenas,
y la izquierda en general, no considera necesario modificar la
Constitución y su propuesta se centra en reformar una docena de leyes
secundarias con miras a fortalecer a Pemex, que cree que debe mantenerse
a la cabeza de la industria petrolera.
La
participación de la iniciativa privada en el sector petrolero de México
es actualmente limitada: en petroquímica secundaria (que permite la
producción entre otras cosas de fibras, resinas y fertilizantes) y de
manera muy limitada en exploración y explotación de crudo, en los que
sólo acompaña a Pemex bajo contratos de servicio en algunos campos.
Pemex
es clave para México, al punto de que cerca de un tercio de sus
recursos presupuestales provienen de los impuestos y derechos que se le
cobran al monopolio petrolero.
Pero en los últimos años el país también ha visto un estancamiento en la producción de crudo.
En
2004 México llegó a su pico de producción de crudo, con 3,4 millones de
barriles diarios, aunque comenzó a caer hasta mantenerse en los niveles
actuales de 2,5 millones de barriles diarios.
Para
algunos la explicación está en el régimen fiscal aplicado a Pemex, que
no le permite invertir más, y en la falta de tecnología de la empresa
estatal para emprender proyectos en áreas más complicadas como aguas
profundas.
Cárdenas cree que es vital modificar su régimen fiscal para que Pemex pueda destinar más recursos a exploración y producción.
"Es
la Secretaría de Hacienda la que determina si Pemex invierte o no
invierte, aunque tenga recursos o tenga posibilidad de obtener recursos
propios o vía crédito", dijo Cárdenas. "A Pemex se le empiezan a cobrar
impuestos desde antes de generar ganancias o ingresos. ¿Un privado está
dispuesto a pagar impuestos por adelantado".
En
su opinión, el que se mantenga Pemex como el jugador central de la
industria o permitir la entrada de particulares abre un dilema que puede
afectar el futuro de México: "¿Se quiere un país que decida por sí
mismo sus destinos o se quiere un país al que se le impongan decisiones
ajenas al interés nacional? Yo diría que ese es el centro del debate".
Para
Cárdenas, el petróleo debe ser un recurso visto en función del interés
nacional, en tanto que el objetivo de la iniciativa privada es obtener
una "ganancia máxima y en el plazo más corto".
El
discurso más repetido por algunos líderes de la izquierda en estos días
es que el gobierno y el PAN quieren privatizar a Pemex, algo que ambos
rechazan al tiempo de que sostienen que sus propuestas garantizarán que
el Estado mantenga el dominio y propiedad del petróleo y los
hidrocarburos.
Diversos izquierdistas,
incluido el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, que
hace unos meses abandonó el PRD para crear su propio grupo político
(Morena), han convocado a la gente a oponerse a las propuestas del PAN y
el oficialismo.
Cárdenas fue militante del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) -que hoy gobierna el país-
hasta 1987, cuando lo dejó para encabezar el que se convertiría en la
principal fuerza de izquierda, el PRD.
En tres
ocasiones fue candidato a la presidencia y para muchos ganó los
comicios de 1988, la primera vez que contendió, pero fue víctima de un
fraude orquestado por miembros del PRI, un partido que gobernó el país
por siete décadas continuas hasta el 2000.
En
1997 se convirtió en el primer alcalde electo de la ciudad de México, lo
que marcó el inicio de gobiernos de la izquierda en la capital del
país, que hasta ahora se mantiene.
Como su
padre, también fue gobernador de Michoacán, el estado occidental donde
el apellido Cárdenas es respetado por todas las fuerzas políticas.
El
ingeniero -un hombre serio a quien en pocas ocasiones se le ve reír-
nació en 1934, el año que marcó la llegada a la presidencia de su padre,
un general del ejército considerado como uno de los mandatarios más
populares de México.
Durante su mandato de
1934 a 1940, Lázaro Cárdenas distribuyó ampliamente tierras a campesinos
y abrió el país a los exiliados de la guerra civil en España.
Pero
una de las cosas por las que más se le recuerda es por el anuncio que
hizo la noche del 18 de marzo de 1938: la expropiación de la industria
petrolera, luego de que las 17 compañías que operaban se negaron a
cumplir con un fallo de la Suprema Corte de que debían pagar salarios
caídos a los trabajadores del sector.
Tras la
expropiación, en la Constitución se prohibieron concesiones a empresas
privadas, un mecanismo en las que ellas asumen la mayor parte del riesgo
y tienen más libertar para actuar.
México es considerado como uno de los países con las leyes más restrictivas del mundo en materia petrolera.
"La
idea de que los hidrocarburos pertenecen a los mexicanos es un concepto
profundamente inculcado, muy cercano al concepto de soberanía y de la
historia nacional", señaló en un reporte el grupo financiero Banamex.
López
Obrador ha convocado para el 8 de septiembre a una movilización en el
Zócalo de la capital en defensa del petróleo, mientras que el PRD alista
una consulta ciudadana para finales de agosto
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