Para los bancos, profesionalidad no rima con ética…
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En el sitio oficial del Banco de Inglaterra
está documentada esta historia, con indicaciones precisas de fechas,
nombres, números de cuenta y sumas, bajo el título de El incidente con
el oro checo (Czech gold incident). Los checos temían la agresión de
Alemania y quisieron salvar aunque fuera una parte de sus reservas de
oro (de unos 5,6 millones de libras, o trescientos millones de libras
según el curso actual). En el año 1938 se decidió trasladarlas a
Inglaterra. Pero los alemanes de todas maneras llegaron hasta el oro,
interactuando con el aparato burocrático. La apropiación bancaria fue
varias veces más rápida que una operación militar. A través del Banco de
cuentas internacionales fue dirigida la solicitud de traslado del oro
checo a la cuenta del Reichsbank. A los diez días la operación había
sido cumplida. No había la menor posibilidad de poner reparos al trabajo
del Banco de Inglaterra. Si no se tiene en cuenta el componente ético y
la simple impresión humana acerca de que no era correcto ayudar al
régimen nazi, todo el trabajo fue ejecutado al más alto nivel, señala el
analista financiero David Buik:
–Esto fue una
transacción comercial ordinaria ejecutada a solicitud del cliente y
podría haber sido ejecutada por cualquier otro banco. La Gran Bretaña no
combatía contra Alemania, no había razón alguna para darle una negativa
a los alemanes, las relaciones entre estos países estaban vigentes.
Lo
más interesante que la dirección del Banco de Inglaterra tanto
entonces, como ahora, reconoce que actuó haciendo caso omiso de la
situación en Europa, como declaró el analista bancario del The Financial
Times, Patric Jenkings:
–Lo más importante es que
esto fue ejecutado sin el conocimiento del gobierno británico. Este se
encontraba en ese momento a las puertas de la guerra y no hubiese estado
de acuerdo en ayudar de manera alguna a los nazis: ni políticamente, ni
económicamente. Por ello es evidente que el banco británico actuó
independientemen te y sin contar con nadie.
Al
mismo tiempo es difícil suponer que el gobierno estuviese completamente
ajeno a lo que hacía el banco principal del país. Esto se parece más a
una concesión por parte de las autoridades, considera el analista
financiero David Buik:
–Esto fue una conducta de
avestruz, yo la caracterizaría así, por cuanto el gobierno conservador
metió la cabeza en un hoyo, convenciéndose de que los problemas con
Hitler y con el resto de Europa eran solamente un juego de la
imaginación, además de ajeno e incluso que nada tenía que ver con ellos.
Una fantasía ajena, a la cual no hace falta prestar atención. Yo
sospecho que ni ellos mismos querían conducirse de una manera tan
desesperada.
Una serie de expertos establecen un
paralelismo entre este incidente y el funcionamiento de los bancos
contemporáneos. El mundo, al igual que antes, no tiene conocimiento de
lo que sucede en los grandes establecimientos financieros. El escándalo
del oro checo provocó comentarios sobre la rigidez de los mecanismos
bancarios y su singular psicología bancaria, sobre el culto al
profesionalismo, el culto al trabajo con el cliente, a lo cual se
sacrifican todas las condiciones externas, al culto al colaborador
propio, al que entregan alrededor del 50 % en bonos para los cargos
superiores. No se puede descartar que la UE trate de construir con tanta
tenacidad, precisamente, una unión bancaria; no solo para apoyar a
determinadas instituciones, sino también para controlarlas.
fs/lj
Nota:
Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con
los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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