lunes, 29 de septiembre de 2014

Si Raúl Plascencia tiene vergüenza, debe declinar de la CNDH

29 de septiembre de 2014 • 07:55

Si Raúl Plascencia tiene vergüenza, debe declinar de la CNDH

Para Germán Martínez Cázares, el "defensor del pueblo" estira y encoge los plazos para resolver los asuntos según le convenga

Ombudsman genuflexo
Raúl Plascencia intenta reelegirse como presidente de la CNDH..
Foto: Agencia Reforma
Si Raúl Plascencia Villanueva tiene vergüenza pública debe declinar su aspiración de reelegirse como presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Tlatlaya lo desnudó. Dejó al descubierto el peor defecto de un ombudsperson: inclinarse por utilidad política.
¿No tenía tiempo para investigar una masacre de 22 personas en el Estado de México, porque al mismo tiempo diseñaba, calculaba y recababa apoyos para su reelección, con un regaño al gobierno de Puebla? ¿Mutis en Tlatlaya, gritos justicieros en Ocoyucan?
Al doctor Plascencia se le nota feliz con el lucimiento personal, el dolor de las personas parece incomodarle. Su desempeño en muchas ocasiones es frívolo, en otras, deficiente por genuflexo frente al poder.
Se extraña aquella comisión nacional de Jorge Carpizo, fuente de autoridad cívica y decoro profesional, porque en los últimos cinco años -y con un presupuesto similar al del Tribunal Europeo de Derechos Humanos- el señor Plascencia ha convertido a la CNDH en un tiliche burocrático al servicio de contrataciones personales, ataques políticos y venganzas privadas.
El "defensor del pueblo" estira y encoge los plazos para resolver los asuntos según le convenga. Guarda expedientes como amenazas o premios en su cajón, ¿no? Fueron "tiempos largos" para resolver el caso Ayotzinapa, en cambio, cuando los medios descubrieron el bochornoso asunto de Genaro Góngora Pimentel, ordenó resolver con urgencia. "Recomendación" dura y puntual a su adversario el abogado general de la UNAM, por acoso sexual de un profesor, pero para sus cuates un silencio cómplice. Las denuncias por hostigamiento laboral, recién le preguntó la senadora Saldaña, ¡en su propia oficina!, ¿para cuándo?, ¿ya investigó en su oficialía mayor?
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El ombudsman nacional presume la creación de la Sexta Visitaduría especializada en tutelar derechos laborales, económicos, culturales y ambientales. ¿Qué hizo en los últimos desastres ecológicos de Sonora, Tamaulipas y Veracruz? ¿Algún pronunciamiento sobre el asistencialismo gubernamental en el combate a la pobreza? ¿Algún reclamo por la confiscatoria reforma fiscal?
Quizá con demasiada frecuencia en la oficina del señor Plascencia se usa la palabra "remitir". La CNDH puede ordenar la "remisión" de las denuncias a los órganos estatales (además reenvía a defensorías públicas y por "orientación directa" a distintas dependencias). ¿Acaso ese escurridizo trámite de endosar asuntos es el motivo de la disminución de quejas? ¿El gobierno de Peña comparte ese espejismo?
Después de Tlatlaya el compromiso del PRI con los derechos humanos se medirá a la hora de examinar al doctor Plascencia para ratificarlo. El gobierno debe saber que una tapadera nacional a las violaciones de derechos humanos sólo hará más grandes los escándalos internacionales. Por su parte, el PAN tiene la inmejorable oportunidad de corregir su error de hace cinco años, cuando apoyó a Plascencia. ¿"Moches" de chambas en la CNDH y declaraciones "de ocasión" contra el aborto, a cambio de apoyo?
Si el ombudsman no conoce la palabra "dimitir", ya conoce "remitir"; el Senado debe ordenar su "remisión".
Apostilla.- En un libro nuevo el caricaturista Rafael Barajas afirma que el PAN se fundó bajo la influencia del ultranacionalista francés Charles Maurras. Octavio Paz en El ogro filantrópico pensó lo mismo. (Obras Completas. Tomo 8. FCE. p. 345). Años después, en una entrevista con Jean-François Revel, con honradez intelectual corrigió. Rotundamente afirmó: "Las palabras 'Acción Nacional' me han hecho pensar a veces en la influencia de Maurras, pero después me di cuenta de que estaba equivocado. Eran católicos, conservadores pero, sobre todo, demócratas". (Obras Completas. Tomo 15. FCE. p. 293). Pintar a los primeros panistas como fascistas -algunos nuevos se pintan solos- quizá sea una buena caricatura, pero cuando El Fisgón se afana en razonar su dibujo, a mí me provoca más gracia que una descocada declaración de Vicente Fox.

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