jueves, 15 de junio de 2017

Una misteriosa psicosis afecta a decenas de visitantes de Tierra Santa


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Una misteriosa psicosis afecta a decenas de visitantes de Tierra Santa

 

 


El denominado síndrome de Jerusalén constituye una de las patologías más raras y excepcionales del mundo. Ocurre cuando un peregrino o un simple turista acude a la Ciudad Santa y comienza a padecer delirios mesiánicos, entre otros síntomas. La mayoría de los sujetos afectados –principalmente cristianos y judíos–tienden a identificarse con figuras de las Sagradas Escrituras, Dios incluido. Pero este trastorno vamás allá de una mera disociación de la personalidad. Algunos enfermos, presas de un incontrolado frenesí, atentan contra la vida de otras personas o incluso la suya propia…
Mado Martínez
Un hombre utiliza las sábanas del hotel a modo de túnica y sale a la calle convencido de que es Jesucristo; otro agrede a cuantos musulmanes encuentra a su paso e incendia una mezquita; una mujer reza junto a varios enfermos y dice curarlos gracias a su capacidad para hacer milagros; otra asegura ser la auténtica Virgen María; tumbado sobre un banco, un turista se resigna a dejarse morir de hambre porque asegura que Dios se lo ha pedido…Éstas y otras escenas tienen lugar todos los años en la Ciudad Santa, donde muchos turistas y peregrinos se ven afectados por el llamado síndrome de Jerusalén, un trastorno de naturaleza psicótica que puede resultar extremadamente peligroso y que se extiende a otras zonas de Israel.
ARREBATO MÍSTICO
Por ejemplo, en 2012, un peregrino estadounidense se rompió varias costillas al saltar al vacío desde la ventana del hospital de Tiberíades, en el que permanecía ingresado tras habérsele diagnosticado el mencionado síndrome. Las consecuencias de aquel insólito arrebato místico fueron varias costillas rotas, la perforación de uno de sus pulmones y una vértebra hecha añicos. Obviamente, su aventura acabó en una unidad de cuidados intensivos, concretamente en la del Hospital Poria de dicha localidad, ubicada en la Baja Galilea. Aquel peregrino llevaba diez días en Israel, había llegado acompañado de su mujer y, al parecer, ambos eran fervientes devotos cristianos.
La esposa explicó al personal médico del centro que su marido comenzó a dar muestras de ansiedad e insomnio a los pocos días de llegar al país, pero que su estado fue empeorando progresivamente. De hecho, apenas transcurrida una semana, el accidentado salió del hotel y se dirigió a las colinas de los alrededores, donde deambuló sin rumbo mientras susurraba el nombre de Jesucristo. El psiquiatra Tawfik abu Nasser, quien lo atendió y diagnosticó, describió así el accidente: «En un momento dado, cuando ya se encontraba más calmado, se levantó de repente, abandonó el pabellón, escaló un muro y saltó desde más de cuatro metros de altura». El suceso, como decimos, tuvo lugar en Galilea, región donde también se han producido numerosos casos del síndrome de Jerusalén. No en vano, esta zona de Israel fue escenario de numerosos episodios de la vida de Jesús.
Desde la Edad Media hasta el siglo XIX, proliferaron los relatos sobre las experiencias de los peregrinos en Tierra Santa, muchas de ellas en un tono entre fantasioso y delirante. No obstante, algunos de aquellos textos ya mostraban cómo en el transcurso de dichos trayectos se producían inquietantes episodios de naturaleza mística exacerbada, sobre todo cuando los viajeros alcanzaban su ansiada meta: Jerusalén.
Pero no fue sino a finales del siglo XX cuando se identificó este trastorno de carácter psicótico. Los autores del hallazgo fueron un grupo de psiquiatras israelíes, encabezados por los doctores Yair Bar-El y Gregory Katz, quienes describieron la sintomatología y fases de la enfermedad.
Según dichos psiquiatras, el turista afectado, en un primer momento, se siente especialmente nervioso, padece ansiedad y suele tener dificultades para conciliar el sueño.
El siguiente paso lo lleva a apartarse del grupo de viaje con el que ha llegado, si es que formaba parte de alguno, o de su pareja si viajaba acompañado. Además, el peregrino suele desarrollar una obsesión compulsiva por la limpieza, en realidad una consecuencia enfermiza de su ansia por purificarse. El siguiente paso, entre la teatralidad y la locura aparente, consiste en hacerse con un atuendo apropiado, una toga o túnica blancas, que muchas veces se confecciona con las sábanas o las cortinas del hotel en el que se aloja. A continuación, no es inusual que el sujeto comience a entonar salmos o recitar extractos de la Biblia, mientras visita los lugares sagrados de Jerusalén. Allí, se dirige a quienes le rodean y les implora que adopten un estilo de vida sencillo y piadoso.
SÍNTOMAS MUY DIVERSOS
Grossomodo, éste podría ser el retrato robot de un enfermo del síndrome de Jerusalén, si bien, como advierten los psiquiatras y estudiosos de dicha patología, los síntomas de la misma son extraordinariamente diversos, como nos confirma el propio Gregory Katz, uno de los descubridores del síndrome. El afamado psiquiatra también nos confiesa que hace tres años que no ha tratado a ningún afectado por el síndrome de Jerusalén, pero nos presenta al doctor Moshe Kalian, otro renombrado psiquiatra y experto en la materia, quien ha publicado numerosos artículos sobre este misterioso síndrome. Pese a que el Dr. Kalian es un hombre muy ocupado, saca tiempo para compartir con nosotros sus últimas investigaciones y responder a nuestras preguntas. La cantidad de datos, testimonios y experiencias que maneja sobre el tema es abrumadora, no limitándose a la época actual, sino también
a tiempos pasados. Así, Kalian ha investigado a fondo los pormenores de personajes históricos del medievo y el siglo XIX, como Santa Brígida de Suecia, Clorinda Minor, Bertha Spafford-Vester o Jeanne Merkus –ésta última conocida como la «Juana de Arco» holandesa–, todos ellos caracterizados por la enorme transformación emocional que sufrieron tras su contacto con Jerusalén. En la mayoría de estos casos, por no decir en todos, este psiquiatra observó ciertos detalles significativos y coincidentes, como el hecho de que se trataba de personas que habían sufrido importantes pérdidas a edades tempranas, sugiriendo que dichas pérdidas fueron el detonante de crisis místico religiosas que pudieron agudizarse y derivar en psicosis.
MESIÁNICOS EN LA CIUDAD SANTA
El siguiente caso que nos participa el Dr.Kalian tiene que ver con el de un hombre de alrededor de cincuenta años, también procedente de un país de habla inglesa, que acusaba deshidratación y mal estado físico en general cuando la policía lo condujo al hospital. Al ahondar en su pasado, Kalian y su equipo hallaron que este individuo, educado en el protestantismo, padecía un desorden esquizoafectivo desde su juventud, patología diagnosticada que se agravó tras un desengaño amoroso y que provocó que fuera hospitalizado en varias ocasiones. Durante años, en su afán por encontrar el verdadero amor y dar significado a su vida, se fue aproximando más y más al judaísmo, religión a la que finalmente se adhirió. Sin embargo, según relató a los médicos que le trataron en Jerusalén, en las semanas previas a su ingreso en el hospital, se alarmó enormemente porque creía que su alma judía había migrado hacia el cuerpo de otra persona, un gentil (los judíos llaman gentiles a los no judíos).Así, decidió trasladarse a Jerusalén para ayunar y rezar a Dios, que el Altísimo pudiera oírle y verle, y de este modo recuperar su alma judía.
No obstante, sus deseos por permanecer en la Ciudad Santa se truncaron al poco tiempo. Pese a que esgrimió su condición de judío (el Estado hebreo concede la nacionalidad a todos los judíos que la solicitan), las autoridades israelíes pusieron en duda su conversión y le obligaron a regresar a su país de origen. Aquella negativa y la idea de abandonar Jerusalén desquiciaron al sujeto, que incluso golpeó al personal sanitario que le atendió en el hospital.
UN FENÓMENO CULTURAL ÚNICO
Similares a los anteriores, el Dr. Kalian dispone de un verdadero arsenal de casos de síndrome de Jerusalén en sus archivos. Los suficientes como para responder a muchas de las preguntas que nos surgen según avanza nuestra conversación. ¿Sólo los judíos y los cristianos son susceptibles de padecer esta patología? ¿A cuántas personas afecta y cuántas acababan ingresadas? ¿Qué tratamiento terapéutico requiere? ¿Sólo afecta a individuos con problemas psiquiátricos previos? Kalian satisface nuestra curiosidad: «El síndrome de Jerusalén es un fenómeno cultural único, observado principalmente entre peregrinos y turistas cristianos y judíos –nos explica–, casi todos ellos con historial psiquiátrico previo. Quienes lo sufren creen que son una prominente figura mesiánica o se identifican con conocidos personajes de la Biblia. En ambos casos, relatan que tienen una misión especial y han elegido Jerusalén como escenario para llevarla a cabo. Y lo de ‘escenario’ es literal, porque sus manifestaciones están llenas de teatralidad, acorde con el comportamiento excéntrico de los afectados». Dado que Tierra Santa resulta especialmente propicia para esta clase de trastornos, el Dr. Kalian advierte, a título personal, de que las personas con historiales psiquiátricos «deberían venir cuando estén mentalmente estables y, desde luego, que lo hagan acompañados en todo momento por alguien que esté al corriente de su situación»… Pese a todo lo anteriormente expuesto, continúa habiendo personas que, simplemente, se niegan a creer que haya algo parecido a un síndrome de Jerusalén. Por ello, nos gustaría finalizar con la siguiente reflexión del psiquiatra Gregory Katz: «Entiendo perfectamente las objeciones de los escépticos. Todavía recuerdo la primera vez que me enfrenté a este asunto y puedo afirmar que, si no lo hubiera visto con mis propios ojos, también sería muy escéptico al respecto. Pero uno no puede negar lo que ve»

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