jueves, 20 de junio de 2013

Sobre el Peje Fresa

Sobre el Peje Fresa

Edgar David Vega Martinez @edgar_vega_mtz jue 20 jun 2013 07:27
Formas y fondos
La reaparición del ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard no es de sorprender: era evidente que, tarde o temprano, este reaparecería en el juego político para tratar de contender por la presidencia del PRD y construir la ruta a 2018.
Lo que ha generado revuelo es la forma: al parecer, pocos esperaban que el ex jefe de gobierno progresista surja con un discurso de defensa al Petróleo y cuestiones nacionalistas que se han emparentado con una izquierda... ¿atrasada?
Estamos, en el fondo, en un tema de hegemonía de proyectos entre las izquierdas partidistas, donde cada una de estas reconoce a las otras y busca contender por ser la principal para así, enarbolar sus proyectos con cohesión. La excepción podría ser una corriente del PRD, conocida como “los chuchos”, cuya forma de proceder y de expresarse muestra que más que consensos  buscan convertirse en la única izquierda en el mapa político.
No desviando el tema, en el diario español “El País” entrevistan a este “Peje fresa” y muestran su asombro; le preguntan si será el nuevo AMLO, y MEC responde que no busca eso.
¿Qué busca entonces?
No es que Ebrard haya salido de su letargo y haya cambiado su forma de ser, un viejo y un nuevo MEC, al contrario: estamos viendo porque MEC comprende la realidad de manera muy fina y el porqué es que, pese a su “retiro” de algunos meses, seguía siendo un personaje a considerar.
Ebrard sabe medir los tiempos, y los tiempos dictan que en México no se tienen las condiciones socio-culturales para un proyecto socialdemócrata  Comprende que las izquierdas “modernas” que buscan la socialdemocracia no han diseñado el proyecto de manera precisa, y la confusión les lleva a incongruencias fundamentales. Y comprende que la fuerza de la izquierda mexicana está en sectores de la población con una cultura política pro nacionalista. Digámoslo de manera simple: la izquierda que encabeza Andrés Manuel está más cohesionada y es más segura que una izquierda “moderna” que se tambalea al no poder aclarar sus ideales.
Se reclama entonces que Marcelo pudo enarbolar dicha izquierda “moderna” y que su posición en el tema PEMEX ha arrojado por la borda esa opción. Mentira, la posición actual de Ebrard no le permite hacer los cambios que deseara, y es mejor cohesionar con lo seguro para de ahí comenzar que arrancar en el limbo sin un poco de luz al final del túnel.
Esto significa entonces que Ebrard no es de ningún modo un “Peje fresa”, y que el proyecto de cambio a la izquierda perredista se perdiera. Es más bien un hombre que ha decidido disputarle las consignas a Andrés ahora que percibe que Morena y PRD están, en ciertos ángulos y ciertos matices, empatados en cuanto a capacidades.
Y los tiempos le favorecen por un hecho irrefutable: Andrés, en su congruencia, desgastó el discurso. Ebrard solo retoma algunas partes, las presenta en un rostro distinto, y vuelven a encender. AMLO y su congruencia han abierto la oportunidad de un cambio (de dimensiones aun no predecibles)  en las izquierdas, donde la “moderna” que MEC intenta enarbolar entiende que no prospera sin recuperar los principios de la ahora considerada “vieja” (términos poco claros pero usuales en el lenguaje). Y esos principios no los diseño AMLO, sino la lucha de izquierdas partidistas y sociales de muchos años en México. AMLO las ha encabezado de manera digna, y ahora Marcelo pareciera demandar la batuta. La reforma energética, consiga o no privatizar PEMEX, va a detonar coyunturas importantes a futuro en las izquierdas.

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