sábado, 10 de agosto de 2013

WikiLeaks y Snowden - matando al mensajero



Cesar Leo Marcus


 

WikiLeaks y Snowden - matando al mensajero

Publicado: 09/08/2013 18:19

Cuando en febrero del 2010, el fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, afirmo que «la era de la privacidad ha acabado», muy pocos en el mundo de los medios comprendieron el alcance de esta aseveración, muchos creyeron que era una forma de respaldar a su empresa, Facebook, porque suponían que vendía información de sus usuarios... pero la realidad quería decirnos otra cosa...
El joven Mark, nos advertía que el mundo cambio, para bien o para mal, y agregó: «en los últimos seis años la gente se siente realmente cómoda no sólo compartiendo más información, sino compartiéndola por diferentes medios, de forma más abierta...».
Es que si esto no fuera así, no podríamos entender como miles de millones de personas tienen sus cuentas en Facebook, en Twitter, en Google+ y visitan YouTube todos los días.
Reconozco que en mi niñez, fui fanático de James Bond y Misión Imposible, aquellos espías de los 70, pero imaginemos a aquel James Bond en la actualidad, con página en Facebook y enviando email a su jefa, o a los de Misión Imposible escribiendo 140 caracteres en Twitter... con más de un millón de amigos en la red... no hay espía que aguante... y si todos creímos que a partir de 1989, cuando cayó el comunismo, los James Bond del mundo se quedaron sin empleo, ahora en siglo XXI y gracias a WikiLeaks y Snowden, nos enteramos que no es así... y las palabras de Mark Zuckerberg adquieren otra dimensión...
Abriendo el closet
Realmente todos escondemos algunos secretos en el closet, pero una cosa es salir del closet para reconocer una inclinación sexual, y otra muy diferente es abri el closet y mostra al mundo la ropa sucia. El problema es que mucha gente abre la puerta de su closet frente a Facebook, YouTube, Google+ o Twitter, y después se queja que sus secretos quedan expuestos al mundo, y pretenden denunciar la falta de privacidad en que los dejan las redes sociales, cuando realmente fueron ellos quienes ventilaron sus miserias...
Debemos recordar que cada vez que interactuamos en las redes sociales dejamos rastros de nuestra forma de ser, es imposible no hacerlo, quienes nos leen sabrán si tenemos ideas conservadoras o liberales, si nos gusta bailar o caminar, si preferimos la literatura o el deporte, si amamos a un hombre o una mujer, si creemos en Dios o en el Diablo o en ambos... todo quedara reflejado en la red, y no podremos borrarlo fácilmente, porque si las arañas de Google, Yahoo o Bing lo "levantaron", quedara navegando en la red por mucho tiempo. Y este desliz puede costar muy caro, ya que afectará dramáticamente la familia o la continuidad laboral, porque la "desnudez" de la red en un momento de euforia, puede marcar para toda la vida, por eso deben tener cuidado con lo que escriben o suben a su perfiles sino quieren arrepentirse más tarde.
Vivimos en un mundo sin secretos...
García Márquez a su biografía dice que: "Todos tenemos tres vidas, una vida pública, una vida privada y una vida secreta", pero creo que el siglo XXI las ha mezclado y ya no sabemos cuál es cual, y terminamos confundiéndolas.
Al principio esto de volver la vida privada en publica era cosa de jóvenes, sobre todo con la cuestión de status y querer presumir más que compartir su forma de vida, diversión y objetos personales, donde cuentan los objetos que compraron o la mega fiesta que se pasaron el día anterior, y en el fondo revelan sus problemas de identidad.
Pero vimos en el 2010 a Hillary Clinton pidiendo disculpas por los 250.000 email enviados por sus empleados, comprendemos que ya no es cosa de jóvenes, y que el mundo diplomático, político, económico y social ha salido del closet, descubriendo sus secretos y sus miserias...
Así como desde setiembre del 2001 descubrimos que el país más poderoso del mundo, puede ser atacado impunemente, desde julio del 2010 aprendimos que habitamos un mundo sin secretos, que va más allá de la afirmación de Mark Zuckerberg, «la era de la privacidad ha acabado», realmente estamos desnudos, y debemos aprender a convivir con ello.
El principio del fin
Todo comenzó en Sidi Bouzid, una ciudad del interior de Túnez, cuando los jóvenes vencieron la fuerte censura y la represión policial para asegurarse que su levantamiento no pasara desapercibido, donde los manifestantes salieron a las calles con "una piedra en la mano, y un teléfono móvil en la otra", fue el inicio que provocó los disturbios que llevaron al gobierno tunecino a huir del país, y todo gracias que los manifestantes compartían las noticias en Facebook con los medios internacionales. Durante todo el levantamiento, los manifestantes tunecinos se basaron en Facebook para comunicarse entre ellos. Facebook, a diferencia de la mayoría de los sitios para compartir vídeos, no estaba incluido en la censura en línea de Túnez.
La historia de la revuelta en Egipto, realmente comenzó el 28 de enero del 2011, cuando Google lanzó una alerta a todos los medios internacionales: Wael Ghonim, Presidente de Google para Medio Oriente y Sudáfrica, estaba desaparecido, "Un empleado de Google en Egipto está en paradero desconocido", dijo Google, el alerta funcionó, a los siete días, el sábado 5 de febrero, las autoridades egipcias dieron a conocer su paradero, Wael Ghonim fue encontrado en una cárcel de Egipto, luego su nombre estuvo en las banderas de los manifestantes, que se negaron a salir de la plaza central de Tharir, provocando el cambio del presidente.
Pero "La Revolución del Jazmín", provoco un efecto domino en varios países del Medio Oriente y África del Norte. Los gobiernos de Yemen, Libia, Jordania, Líbano, Argelia, Sudán, Omán, Reino de Arabia Saudita, Marruecos, Djibouti y Mauritania, están analizando la implementación de sistemas democráticos, no sé si lo llevaran a cabo, pero el hecho que lo analicen o lo piensen ya es un paso gigantesco.
Pero esta revolución informática no es exclusiva de los países islámicos, otros gobernantes están sufriendo los embates de la tecnología, que desnuda las atrocidades cometidas por sus politiquerías, en Latinoamérica la situación es muy similar, sin importar las ideologías de los gobiernos, en Chile, Brasil, Argentina o Ecuador, las redes sociales se han convertido en aliados indiscutidos de los ciudadanos comunes, que ven en Facebook, Twitter, Google+ o YouTube lo que realmente ocurre en sus países, y que los multimedios controlados por el gobierno no les informan.
El problema es confundir el mensaje con el mensajero...
San Martín, Bolívar, Washington y demás libertadores nunca soñaron que las armas más importantes para conquistar la libertad, del siglo XXI, serian un teléfono, una tableta o un ordenador.
Los gobernantes del mundo prefieren matar al mensajero, antes de reconocer la libertad de expresión, sin darse cuenta que detrás de cada "cartero perseguido o encarcelado" se levantaran miles de carteros nuevos, porque lo importante no es el cartero... es el mensaje.
Comenzando por Barak Obama quien organizó una caza de brujas contra Julian Assange y Eduard Snowden, y envió a la cárcel a Bradley E. Manning, siguiendo por Nicolás Maduro, Cristina Kirchner y Rafael Correa que pretenden silenciar a la prensa interviniendo los medios de comunicación, lo mismo ocurre en Europa con Rajoy, Merkel y otros que prefieren silenciar a los ciudadanos y salvar a los bancos, y finalizando con China, Irán y Corea del Norte donde prohíben el ingreso a múltiples páginas de Internet.
De esta forma todos persiguen al mensajero, sin corregir el mensaje de "negocios turbios", "corrupción", "invasión a la privacidad", "tráfico de influencias", "politiquería", "demagogia" y "dictadura" que ellos mismos envían.
Los gobernantes de mundo aún no han comprendido que estamos todos "conectados" y los "mensajeros" son millones de ciudadanos que están cansados del abuso de sus gobernantes, sean de izquierda, derecha, conservadores o liberales.

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