OBEDECE A LA NUEVA RELIGIÓN
OBEDECE A LA NUEVA RELIGIÓN
Artículo escrito por Jon Rappoport.
Rappoport es un periodista de investigación norteamericano,
especializado en asuntos sucios y oscuros relativos al mundo de la
medicina, la industria farmacéutica, la política y las prácticas de las
élites gobernantes.
Su consideración sobre la corrupción de la ciencia médica, le ha
convertido en un personaje muy controvertido, sin pelos en la lengua.
En este artículo, Rappoport establece una conexión entre el mundo de
la medicina, la obediencia social y la aceptación de las medidas
tiránicas del poder.
Uno puede estar más o menos de acuerdo con su visión del mundo de la
medicina, pero lo que relata en este artículo, al menos da que pensar y
por eso lo transcribimos…
El globalismo es el Nuevo Orden Mundial. No hay ningún misterio en ello.
La alianza entre las mega-corporaciones, los bancos y los gobiernos
se fortalece constantemente, a medida que extienden su poder sobre las
poblaciones.
En este artículo, usaremos el ejemplo de lo que sucede en Australia
para ilustrar un elemento oculto que se puede aplicar a todas las
naciones del mundo: el cártel médico actúa al servicio del Nuevo Orden
Mundial.
El principio que se aplica es bien simple: si se amplia el grado de obediencia ciudadana en una área concreta, esta obediencia se acabará expandiendo a todas las áreas.
Dicho de otra manera: el truco consiste en crear el hábito básico de
la obediencia. Esa costumbre de obedecer, entonces se extiende a la
mente subconsciente y lleva a los individuos a obedecerlo todo.
El globalismo y el Nuevo Orden Mundial necesitan la obediencia de la
población, porque sus métodos son a menudo tan descarados que sólo los
robots programados y obedientes pueden aceptarlos.
Tomemos un ejemplo escandaloso: el próximo tratado globalista, el TPP (la Asociación Trans-Pacífica), un tratado similar al TTIP (Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión).
Cuando sea ratificado por los 12 países involucrados (Australia,
Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú,
Singapur, Estados Unidos y Vietnam), establecerá el derecho de las
empresas de eludir los tribunales nacionales y exigir que sus productos
se vendan, sin aranceles, sin tener que preocuparse por los salarios que
les paguen a los trabajadores aunque sean salarios de esclavitud y sin
tener que preocuparse por el envenenamiento del medio ambiente con
productos químicos tóxicos.
El TPP, al igual que el TTIP es un tratado secreto.
En Australia, por ejemplo, será firmado por el gabinete del gobierno
antes de considerar cualquier apoyo legislativo parlamentario.
He aquí una breve cita de tppaustralia.org:
“El TPP tiene más
de 20 capítulos que lo incluyen todo, desde el trabajo hasta el medio
ambiente, la propiedad intelectual y las telecomunicaciones. Las
negociaciones se han mantenido en secreto; en secreto incluso para
nuestros propios parlamentarios y senadores. Pero sabemos, a partir de
borradores filtrados del texto del TPP, que hay motivos legítimos de
preocupación”
¿Habéis leído bien la última parte del texto? Ni los propios
legisladores electos de Australia han leído el tratado. No están
autorizados a hacerlo. En los EEUU ha sucedido algo similar y los
legisladores sólo han tenido acceso a secciones limitadas.
Es decir, estamos ante un tratado secreto que afecta profundamente a
la vida de todas las personas en esos 12 países y que sólo unos pocos
elegidos saben exactamente lo que contiene.
Y con el TTIP en Europa sucede algo similar.
Desde el punto de vista globalista, esto significa una cosa: para que
este tipo de maniobras salgan adelante, las poblaciones deben ser
sometidas a un estado de obediencia incondicional. Tienen que estar de
acuerdo con lo que diga el programa, como si estuvieran hipnotizados.
En caso contrario, si las poblaciones estuvieran despiertas, se
rebelarían en masa ante atropellos anti democráticos y tiránicos de este
tipo. Esto es lo que cualquier población haría si estuviera alerta.
Si saliéramos a la calle, por ejemplo en Australia y le preguntáramos a cualquier transeúnte:
“¿Usted ratificaría un tratado secreto que situará a toda la
población australiana bajo la bota y el control de las
mega-corporaciones?”
La respuesta sería obvia: “¡No! ¡Nunca lo permitiría!”
Sin embargo, eso está sucediendo y no hay protestas masivas en
Australia, ni en cualquiera de los otros 12 países que formarán parte
del TPP.
Y en Europa, excepto algunas protestas y manifestaciones relativas al
TTIP que no se podrían calificar de masivas, tampoco ha habido reacción
popular.
¿A qué se debe esta nula reacción por parte de la gente?
Jon Rappoport ve vínculos entre esta obediencia sumisa y los objetivos generales del cártel médico a nivel mundial:
“El
objetivo primordial del cártel médico es someter a cada persona del
planeta a un sistema continuo de diagnóstico y medicación desde que nace
hasta que se va a la tumba. Convertir a cada persona, en primer lugar,
en un paciente médico. Acondicionar con ello a cada persona a que
obedezca órdenes”
Y esa es la clave que se esconde realmente detrás de la medicina: la obediencia.
¿Qué es lo que nos hacen pensar sobre los médicos, desde que somos pequeños?
Que los médicos saben. Que no debemos ponerlos en duda, ni
interrogarnos sobre lo que hacen. Que sólo debemos hacer todo lo que el
médico nos diga que hagamos. Que debemos obedecerle. Desde que vemos la
primera luz hasta que nos entierran.
Tómate los medicamentos, debilítate y por lo tanto, se más obediente a un nivel mucho más profundo.
Este es el sistema que principalmente provoca la obediencia en el mundo.
Hemos visto recientemente al primer ministro australiano, Tony
Abbott, emitir un dictamen sobre la vacunación. Todas las exenciones han
sido canceladas. Las familias que reciben ayuda del gobierno, dejarán
de recibir ayudas si se niegan a vacunar a sus hijos. No tienen libertad
de elección al respecto.
Deben obedecer y punto.
Es lo que decíamos al principio del artículo.
Cuando se consigue que los ciudadanos obedezcan en una área, esa
obediencia se contagia a otras áreas. Con ello las personas se
acostumbran a una larga vida de obediencia en todos los aspectos.
No es casualidad que, históricamente, la familia con mayor
responsabilidad en la aparición y el desarrollo de la medicina moderna y
de la agenda globalista sea, precisamente, la familia Rockefeller.
El sistema que rige la medicina moderna es una operación de control
mental diseñada para crear un apego servil por parte del paciente.
El apego a la autoridad del médico y a todo lo que él mande. El apego
a los medicamentos tóxicos que prescribe. El apego a las etiquetas para
identificar enfermedades que el doctor pronuncia.
En estos y otros aspectos, la medicina moderna es como una Iglesia secular, y los médicos son sus sacerdotes con batas blancas.
Están por todas partes en las sociedades contemporáneas. Ellos
gobiernan. Someten a los feligreses (ahora pacientes) a sus decretos
arbitrarios.
El resultado de este largo plazo acondicionado: los pacientes
desarrollan un profundo hábito de lealtad a la autoridad. Este hábito se
extiende como tinta sobre un papel secante y después comienza a
aplicarse a todos los ámbitos de la vida.
Y eso permite, finalmente, que el gobierno pueda decir: “Mire,
vamos a firmar un tratado, y usted no sabrá lo que hay en él. Pero es
una cosa buena. Es para el beneficio de todos. No nos pidan que
revelemos los detalles. ¿Le pregunta usted a su médico que le explique,
en detalle, los escáneres que tomó de su cerebro? Por supuesto que no.
Eso está más allá de su comprensión. Usted no está preparado para
entenderlo. Pues bien, en lo relativo a este tratado, que se extiende
miles de páginas, usted tampoco está preparado para comprender los
complejos detalles económicos que contiene. Pero puede usted estar
seguro, mediante su fe hipnótica, que estamos de su lado. Queremos lo
mejor para usted…”
Hay varios términos para definir esto: condicionamiento psíquico, lavado de cerebro, programación mental, control de la mente…
Todos ellos hacen referencia al establecimiento de los hábitos de conducta, es decir, a la conducta irreflexiva.
Un hipnoterapeuta brillante, Jack True, una vez escribió:
“Nueve de
cada diez de mis pacientes que entran por la puerta de mi consulta,
están convencidos de que practico algún tipo de medicina. Eso es lo que
quieren creer. Quieren que les diga qué hacer mientras están despiertos y
quieren que les diga qué hacer mientras están en trance. Lo único que
buscan es a otro médico, como los que visitan habitualmente. Toda
nuestra civilización está hipnotizada por las batas blancas. Me tomó
varios años superar mi asombro ante este hecho. Es una hipnosis masiva a
gran escala”
Si quieres ser libre, debes observar a toda la sociedad en su
conjunto y averiguar de dónde procede la forma más profunda de
acondicionamiento. Tienes que averiguar de dónde procede la maniobra de
hipnosis más exitosa. Porque ahí es donde el control mental global es
más fuerte.
Y en la sociedad moderna, son los médicos.
Por esa razón, los gobiernos se alían con los médicos. Es una
asociación perfecta. Algún día, podremos ver a un Presidente vestido con
una bata blanca, con un estetoscopio colgando del cuello y una jeringa
en la mano. Será capaz de decirle a la gente que el cielo es la tierra y
que las estrellas son los semáforos y se lo van a creer.
Los médicos son las piezas clave que nos llevarán al Nuevo Mundo.
Desde un nivel práctico, podemos ver tratados secretos como el TPP o
el TTIP dando una protección global al cártel médico: exención
internacional de demandas contra las grandes empresas farmacéuticas;
exención de la responsabilidad derivada de medicamentos tóxicos y
vacunas; acuerdos para extender los periodos de encierro en un
psiquiátrico de determinados pacientes, más allá de lo dictaminado por
las cortes de justicia.
El cártel médico y los globalistas van de la mano hacia el futuro que se está creando para todos nosotros.
La Santa Iglesia de la Medicina y sus aliados y tontos útiles, disponen de toda la fuerza en estos momentos.
Ellos quieren esclavos obedientes.
Pero no deben ganar.
Jon Rappoport
Fuente: https://jonrappoport.wordpress.com/2015/05/10/australia-mandatory-vaccines-and-the-secret-treaty/
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