Las crisis en Alepo ha transmitido el miedo y el terror en tiempo real
Desde hace más de cinco años Alepo, la capital comercial de Siria, se convirtió en un territorio clave en conflicto
permanente entre el gobierno de Bashar al-Assad y las fuerzas
insurgentes. Antes del periodo de guerra civil, Alepo era la ciudad más
poblada del país, un sitio reconocido por su cultura gastronómica y
monumentos históricos. Después de los enfrentamientos permanentes, se
contabilizan más de 290 mil personas muertas y la mitad de la población ha tenido que abandonar el país.
La ciudad se volvió en el bastión de las diferentes facciones rebeldes contra el régimen de al-Assad tras la Primavera Árabe en
2011. En septiembre de 2015, las fuerzas del gobierno sirio buscaron
recuperar Alepo: para diciembre de ese mismo año ya habían realizado
avances significativos en la toma de la ciudad. En el fuego cruzado
derivado del enfrentamiento entre los insurgentes —apoyados por Estados
Unidos— y el gobierno —con el apoyo de Irán y Rusia—, como en todo
conflicto bélico, quedaron atrapados miles de civiles.
En
febrero de 2016 existía el temor de que al-Assad impusiera un bloqueo a
la capital comercial siria, incluso bloqueando la asistencia
humanitaria, medidas que finalmente se terminaron concretando en julio,
cortando provisiones a más de 320 mil personas.
La guerra en Siria ha dejado terribles postales como la de Omran Daqneesh, el niño sirio de cinco años que fue rescatado de entre los escombros tras un bombardeo, y el diario en Twitter de Bana al-abed,
una niña de siete años que comparte a través de la red social cómo es
vivir en Alepo durante los tiempos de guerra. A partir del pasado 12 de
diciembre, varios alepinos siguieron el ejemplo de la joven Bana y se despidieron del mundo a través de un tuit.
Perhaps my final message from E. Aleppo. Regime forces are closing in and bunker busters are raining down. pic.twitter.com/XgK0DSa08x— Bilal Abdul Kareem (@BilalKareem) 12 de diciembre de 2016
My name is Bana, I’m 7 years old. I am talking to the world now live from East #Aleppo. This is my last moment to either live or die. – Bana— Bana Alabed (@AlabedBana) 13 de diciembre de 2016
Last message from this old man in Aleppo: ‘We don’t have anything left. Oh Arabs, where are you? We are being slaughtered. Safe us.’ pic.twitter.com/E1sws1s2Y8— Sakir Khader (@sakirkhader) 12 de diciembre de 2016
Aunque
algunos medios aseguran que las personas que se despidieron
trágicamente a través de las redes sociales realmente son activistas,
periodistas o personas que demuestran su apoyo a los rebeldes sirios
como parte de una campaña de propaganda coordinada,
otras voces denuncian que los habitantes de Alepo están siendo
masacrados por un régimen que no ha demostrado compasión para con sus
propios ciudadanos.
El pasado 13 de
diciembre, la Organización de las Naciones Unidas reportó que 82
civiles, entre los que se encontraban 11 mujeres y 13 niños, habían sido
asesinados por las fuerzas pro-gubernamentales.
De acuerdo con el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos,
de las 273 mil 520 personas asesinadas en Siria desde el estallido del
conflicto en 2011, la mayoría de las víctimas son civiles. Hasta hoy no
se conoce la verdadera dimensión del conflicto que hemos atestiguado en
tiempo real a través de internet. Y quizá nunca sabremos cuántas
violaciones a los derechos humanos, asesinatos y torturas ocurrieron en
Alepo. “Pero sabremos que pasó y que nadie hizo algo significativo para
detenerlo”, sentencia Zack Beauchamp, colaborador del portal Vox.
Aunque
las fuerzas gubernamentales ocupan recuperaron ya el 90% de la ciudad y
parece inminente la victoria del régimen, el conflicto parece lejano a
solucionarse aunque la capital comercial de Siria estuviera controlada
por el presidente al-Asad. En cambio, dice Jonathan Marcus, corresponsal
de la cadena BBC,
“la guerra podría volverse aún más caótica y sangrienta” toda vez que
el régimen controlará todos los principales centros de población en el
país.
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