Imagen: Gaetan Borgonie
Imagen: Gaetan Borgonie
Si podemos hallar vida a tres kilómetros de profundidad, tal vez podríamos encontrar vida en Marte.
Viajar 1.4 kilómetros bajo la tierra por los túneles de Sudáfrica en la Mina de Oro Beatrix no es para los débiles de corazón.
La única luz proviene de los faros, proyectando suficiente luz sólo para ver el terreno unos metros más adelante. Rayos dispersos perfilan las paredes irregulares del túnel. El agua escurre en un arroyo poco profundo que corre por detrás de los muros. Pero nada de esto le importa a Gaetan Borgonie, un zoólogo belga que ha dedicado su vida a encontrar organismos que sobreviven en las condiciones más inhóspitas de la naturaleza.
En junio, Motherboard acompañó a Borgonie en su primer viaje de regreso a la mina de oro Beatrix desde 2015. Estaba buscando "gusanos mephisto", extremófilos microscópicos que pueden sobrevivir congelados en nitrógeno líquido, casi sin oxígeno y a una caída desde 65 kilómetros de altura.
Después de encontrar gusanos mephisto vivos a casi 3,600 metros bajo tierra en 2009, el equipo de búsqueda de Borgonie lo llamó "el gusano del diablo". Son una clase de nemátodo. Cuando se publicaron noticias sobre su investigación, el nombre fue acuñado por todos.
"Yo no diría que el diablo es 'invencible'", dijo Borgonie a Motherboard. "Pero es un animal muy fuerte".
Imagen: Xavier Aaronson
Imagen: Xavier Aaronson
El amor de Borgonie por los gusanos mephisto es inherente a su curiosidad sobre Marte. Cree que si hay vida en Marte, sería muy parecida a los gusanos mephisto: floreciendo tranquilamente en las profundidades del subsuelo.
"Estoy fascinado con el planeta Marte", afirmó. "Encontrar vida en la superficie es sumamente improbable. Si la vida existe en el planeta, será muy por debajo de la superficie".
Si bien yo no acompañé a Borgonie a aquella mina de oro, tuve la oportunidad de conocerlo el miércoles pasado a través de una llamada de Skype. Me dijo que en los últimos cuatro meses, ha estado analizando las muestras que recolectó en junio y que está planeando realizar otro viaje a Sudáfrica a principios de 2018. Pero ésta vez no sería a la mina Beatrix, sino que Borgonie espera encontrar nemátodos en la superficie de las fuentes termales del país.
"Hace unos años, encontramos un gusano en las profundidades que creíamos sólo habitaba las aguas marinas", me contó. "Lo encontramos en medio del subsuelo sudafricano, donde no hay mares. La pregunta es, ¿cómo es que llegó hasta allá?"
Borgonie dijo que hace millones de años, Sudáfrica se encontraba bajo el agua. Mientras el agua disminuía, los nemátodos pudieron haberse hundido bajo la tierra en cavidades con agua salada. Encontrar nemátodos en las superficies de las aguas termales no sólo se trata de investigar el pasado, aseguró. Se trata también de conocer el futuro.
Imagen: Xavier Aaronson
Imagen: Xavier Aaronson
Si una catástrofe como la colisión de un asteroide extermina toda la vida en la superficie de la Tierra, Borgonie supone que los nemátodos y otros extremófilos podrían emerger a través de las aguas termales y comenzar la vida en la superficie.
"Los nemátodos pueden sobrevivir casi cualquier cosa", me dijo Borgonie. "Lo que he aprendido a través de los años es que 'imposible' es una palabra que no puede aplicar a la biología. La vida siempre encuentra una manera".
En otras palabras, los gusanos del Diablo podrían ser los Adán y Eva de una Tierra árida y sin humanos.