Decenas de miles de cristianos y yazidíes huyen ante el avance yihadista en Irak
Cerca de 200.000 personas, según la ONU, abandonan el norte del país ante la expansión del EI
Cerca de 200.000 personas, la mayoría cristianos, han huido en los últimos días de sus hogares en el norte de Irak,
según Naciones Unidas, ante el avance de la milicia yihadista del
Estado Islámico (EI), que ha tomado la ciudad de Sinjar, cerca de la
frontera con Siria y centro de la minoría yazidí, una confesión que
mezcla el zoroastrismo, el cristianismo y el islam y a quienes los
yihadistas consideran “adoradores del diablo”. “El EI ha matado a 500
yazidíes y ha capturado a 500 mujeres como concubinas en Sinjar”,
aseguró este jueves en el Parlamento la diputada iraquí Feyyan Dahil,
miembro de esta minoría. “Nos están masacrando, están aniquilando
nuestra religión”, añadió Dahil, que rompió a llorar tras sus palabras.
Entre 40.000 y 50.000 yazidíes que huyeron entonces se refugiaron en las montañas de la zona, sin apenas agua ni comida y donde el calor y la sed han provocado la muerte de decenas de niños y ancianos durante estos días, según informaciones recogidas por medios iraquíes. En las últimas 24 horas, algunas de las personas atrapadas en la montaña habían podido ser rescatadas, según un portavoz de la agencia humanitaria de Naciones Unidas.
La comunidad yazidí, considerada étnicamente parte de los kurdos, sigue una religión propia, cuenta con unos 600.000 miembros, se concentra en la región que forman las fronteras entre Irak, Siria, Turquía e Irán.
Según la religión yazidí, el mundo está protegido por Dios y siete ángeles, aunque uno de estos fue expulsado del paraíso por no querer postrarse ante Adán. Musulmanes fundamentalistas identifican la idea del ángel caído con el diablo y acusan a los yazidíes de adorar al demonio.
Los yihadistas del EI siguen una interpretación muy estricta del islam suní y consideran herejes otras corrientes islámicas, y a las demás religiones como infieles. En los últimos meses, han forzado a cristianos a convertirse al islam y han llegado a decapitar e incluso a crucificar a decenas de personas en el territorio que controlan en Siria e Irak, en el que han declarado su propio califato.
Desde que tomó Mosul, la segunda mayor ciudad iraquí, y se extendiera rápidamente por el noroeste de Irak durante la segunda semana de junio, el EI no había ocupado mucho más territorio en este país. Ahora se ha hecho con el control de la principal presa del país en la región de Mosul.
En un principio, parecía que los yihadistas no querían enfrentarse abiertamente a los peshmerga, las fuerzas armadas kurdas, consideradas capaces y eficientes, que protegían su región y habían tomado algunas plazas abandonadas por el Ejército iraquí ante el avance del EI.
Sin embargo, durante el pasado fin de semana fueron los peshmerga quienes se retiraron de Sinjar, lo que permitió a los yihadistas tomar esta ciudad yazidí. Los kurdos se han quejado de que no pueden hacer frente a la artillería que el EI ha capturado del Ejército iraquí, y han pedido armas y apoyo a Estados Unidos y a otros países occidentales.
La ofensiva del EI, que ha llegado a apenas unos 40 kilómetros de Erbil, la capital kurda, ha provocado que las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo, y procedentes de Siria), y la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo, y de origen turco) hayan acudido a luchar junto a los peshmerga.
Se ha producido así un insólito frente kurdo internacional contra los yihadistas, en otro ejemplo de que las fronteras de esta zona, dibujadas por las potencias occidentales tras el fin de la I Guerra Mundial, cada vez cuentan menos para los diferentes grupos armados en el terreno.
Entre 40.000 y 50.000 yazidíes que huyeron entonces se refugiaron en las montañas de la zona, sin apenas agua ni comida y donde el calor y la sed han provocado la muerte de decenas de niños y ancianos durante estos días, según informaciones recogidas por medios iraquíes. En las últimas 24 horas, algunas de las personas atrapadas en la montaña habían podido ser rescatadas, según un portavoz de la agencia humanitaria de Naciones Unidas.
La comunidad yazidí, considerada étnicamente parte de los kurdos, sigue una religión propia, cuenta con unos 600.000 miembros, se concentra en la región que forman las fronteras entre Irak, Siria, Turquía e Irán.
Según la religión yazidí, el mundo está protegido por Dios y siete ángeles, aunque uno de estos fue expulsado del paraíso por no querer postrarse ante Adán. Musulmanes fundamentalistas identifican la idea del ángel caído con el diablo y acusan a los yazidíes de adorar al demonio.
Los yihadistas del EI siguen una interpretación muy estricta del islam suní y consideran herejes otras corrientes islámicas, y a las demás religiones como infieles. En los últimos meses, han forzado a cristianos a convertirse al islam y han llegado a decapitar e incluso a crucificar a decenas de personas en el territorio que controlan en Siria e Irak, en el que han declarado su propio califato.
Desde que tomó Mosul, la segunda mayor ciudad iraquí, y se extendiera rápidamente por el noroeste de Irak durante la segunda semana de junio, el EI no había ocupado mucho más territorio en este país. Ahora se ha hecho con el control de la principal presa del país en la región de Mosul.
En un principio, parecía que los yihadistas no querían enfrentarse abiertamente a los peshmerga, las fuerzas armadas kurdas, consideradas capaces y eficientes, que protegían su región y habían tomado algunas plazas abandonadas por el Ejército iraquí ante el avance del EI.
Sin embargo, durante el pasado fin de semana fueron los peshmerga quienes se retiraron de Sinjar, lo que permitió a los yihadistas tomar esta ciudad yazidí. Los kurdos se han quejado de que no pueden hacer frente a la artillería que el EI ha capturado del Ejército iraquí, y han pedido armas y apoyo a Estados Unidos y a otros países occidentales.
La ofensiva del EI, que ha llegado a apenas unos 40 kilómetros de Erbil, la capital kurda, ha provocado que las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo, y procedentes de Siria), y la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo, y de origen turco) hayan acudido a luchar junto a los peshmerga.
Se ha producido así un insólito frente kurdo internacional contra los yihadistas, en otro ejemplo de que las fronteras de esta zona, dibujadas por las potencias occidentales tras el fin de la I Guerra Mundial, cada vez cuentan menos para los diferentes grupos armados en el terreno.
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