¿Existe la libertad en España?
Todo ser humano
tiene acceso a tres tipos de libertades. En primer lugar está la
libertad más común, la que se ejerce desde una interpretación de los
sentidos, el sujeto proyectado en el objeto, el materialismo científico,
los consumistas, el imperialismo económico, una “libertad material” que
nos permite intentar saciar los apetitos del primer nivel de la
Pirámide de Maslow.
Sin embargo,
intentar la felicidad mediante la satisfacción de los sentidos como
aboga el sistema capitalista, es llevar a la humanidad a una muerte por
implosión, como se puede intuir ante los tambores de guerra de un
inminente colapso financiero global de incalculables consecuencias para
toda persona que no esté preparada psicológicamente para la era
post-capitalista.
El capitalismo
deja un reguero de miles de personas suicidadas de las cuales no hay ni
rastro en las noticias de unas televisiones al servicio de la
oligarquía plutocrática. ¿Acaso tenemos libertad los españoles cuando le
meten tres años de cárcel a personas por protestar cuando los asesinos
de cuello blanco como Blesa, después de saquear los bolsillos de los
españoles, se pasea libremente cachondeándose como en su día lo hizo el
cacique Fabra? Dime tú que lees estas líneas si hay libertad y justicia
en España. Que se lo pregunten a los defenestrados Baltasar Garzón y
Elpidio Silva. ¡Estamos en estado de guerra intelectual!
En España,
hubo pan y circo desde la transición para que el pueblo estuviera
acallado ideológicamente, por eso se cargaron al comunismo durante la
transición. Pero poco después, fue el propio Felipe González quien ha
traicionado la conciencia socialista de mis padres, gentes de campo, sin
estudios, que confiaban en un joven líder que prometía libertad a los
“currantes”.
Sí. Llegó la
“libertad”, siendo más europeos; sometiendo nuestra soberanía económica y
política a la Troika, permitiendo que nos cambien el artículo 135 de la
Constitución con alevosía y nocturnidad, vaya, una masacre por goleada
de los ricos a los pobres, una lucha de clases todavía en juego donde
los de arriba han sabido jugar sus cartas mediante la ingeniería social y
mental para dominar un pueblo hasta encarcelarlo en la caverna
platónica. Ahí nos ha llevado la “libertad material”.
Los poderes
fácticos saben lo que se hacen pues controlan, no sólo los recursos
naturales para tener bajo control el primer nivel de la Pirámide de
Maslow, sino que dominan la ciencia, la información y la educación. No
les interesa que el pueblo piense por sí mismo, razón por la cual quitan
la filosofía de las escuelas. El depredador capitalismo aniquila no
sólo a la biosfera sino también a la noosfera (ciudadanía).
La realidad
material es una ilusión como lo acreditan los últimos avances
científicos desde las neurociencias. Por tanto, la única realidad por la
que hay que luchar verdaderamente es por la libertad de ideas y, en
occidente, la idea dominante es el “pensamiento único neoliberal”. “¿Qué
es el pensamiento único? La traducción a términos ideológicos de
pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas
económicas, en especial las del capital internacional”- Ignacio Ramonet.
Según su opinión, el economicismo neoliberal se había erigido en el
único pensamiento aceptable, monopolizando todos los foros académicos e
intelectuales.
Por tanto,
después de esta sinopsis acerca de la “libertad material”, es
conveniente convenir que la verdadera libertad es la “libertad de
pensamiento”, mediante la cual cada persona, como proponía la
modernidad, podía ser libre para dar un sentido a su vida. ¿Libre? ¿Hay
alguna asignatura que trate sobre libertad introspectiva en el sistema
académico, hay escuelas libres y activas que permitan el empoderamiento
de las personas en libertad y con conocimiento de causa? ¿Alguien es
capaz de poner orden en el caos de este convulso momento pensativo de la
humanidad? Para ello, inexorablemente, se hace necesaria una profunda
reflexión de la humanidad desde la sapiencia y no desde la dominación
del pensamiento y el conocimiento por poderes fácticos como lo demuestra
el espionaje de la NSA estadounidense.
La humanidad
sufre una esclavitud en toda regla en manos de una plutocracia que, tras
destruir la biosfera, quiere hacer lo mismo con la noosfera. De facto
ya vivimos en la “sociedad de la ignorancia” (la caverna platónica),
solo que ahora se está produciendo un progresivo despertar de la
conciencia individual hacia la colectiva, un proceso de autopoiesis de
la razón hacia el espíritu. También es una trascendencia psicológica y
cognitiva en el sentido alegórico del Mito de la Caverna de Platón.
El
materialismo científico ha fracasado en su pretensión de describir la
verdad, como lo acredita la mecánica cuántica: no hay verdad en el
objeto, la verdad está en el sujeto que puede modificar su realidad
conociendo ancestrales leyes de la filosofía perenne, que está obviada
por el pensamiento occidental. El cogito cartesiano ha fracasado en su
viaje hacia el materialismo. Ahora debe mirar, inexorablemente, hacia el
“nosotros” kantiano, magníficamente formulado en su imperativo
categórico. La humanidad se halla en un tránsito holístico hacia una
nueva conciencia, como argumenta soberbiamente Carter Phipps en su obra
“Revolucionarios”.
Y esa nueva
conciencia, imperativamente, obliga a todo sujeto cognoscente aprehender
la lección que el capitalismo nos está dando: hay que dejar de mirar el
mundo exterior para descubrir un mundo interior lleno de posibilidades
cuánticas, como acredita Felix Toran en su obra “La mente cuántica”.
La cuestión
anteriormente propuesta es la introspección presente en la filosofía
perenne y que hay que recuperar. El pensamiento único neoliberal es una
dictadura del ego plutocrático que utiliza la información, el
conocimiento, la educación, los gobiernos y los ciudadanos para
exclusivos fines egoístas y de dominación. El genuino pensamiento que
debería defender a la humanidad, está secuestrado por instituciones
pretendidamente “democráticas” (Troika, BCE, CE, FMI, Banco Mundial,
Club de Bilderberg, gobiernos, bipartidismos, justicia sodomizada,
etcétera), como evidencia la demanda de una nueva conciencia por el 15M y
demás movimientos sociales que aunque en última instancia pudieron
estar manipulados, no cabe duda que la llama la encendió la plebe.
LLama surgida
por un sentir generalizado de ciudadanos (noosfera) que están
aprendiendo a salir del caos pensativo mediante el proceso de
autopoiesis para alcanzar un nuevo estado de mayor organización mediante
la gestión de la “libertad intelectual” y no ya desde la exclusiva
“libertad material”. Dicho en términos paradigmáticos, es un
generalizado despertar de la conciencia desde el racionalismo pragmático
antes explicado hacia un racionalismo espiritual, desde el ego hacia el
nosotros, desde lo material a lo ideal, desde el materialismo
científico a los “místicos cuánticos”, desde la filosofía tradicional
que ha dominado occidente a la filosofía transpersonal.
Se hace
necesario otro tipo de educación, “La educación cuántica”, que propone
un nuevo paradigma de conocimiento que permitiría rediseñar el actual
sistema educativo, en contraposición a la visión mecanicista, industrial
y positivista de la escolarización tradicional. El proceso de
autopoiesis es imparable, y esto no pueden verlo los que todavía viven
abducidos por el hedor de un salvaje capitalismo que fragmenta el ego y
lo disocia de la colectividad.
La noosfera
está en marcha: el “yo” (ego) está despertando paulatinamente y, como la
oruga se transforma en mariposa, de ese “yo” surge holísticamente un
espíritu colectivo o “nosotros” kantiano. Es un cambio de paradigma que
se da tanto en las estructuras sociales como psicológicas. Es una
renovada conciencia presente en aquellas personas que aúnan la
racionalidad con la genuina espiritualidad, hasta ahora ambas presas,
respectivamente, de los poderes fácticos y de los dogmas religiosos.
La humanidad
se halla ante un segundo renacimiento donde el ego se redirige desde el
materialismo al idealismo. La noosfera está sufriendo el cambio de
paradigma desde el racionalismo pragmático al racionalismo espiritual.
Si nos quitan
la filosofía de la enseñanza, es para evitar que el pueblo piense por
sí mismo de un modo colectivo, y les importa un carajo el valor añadido
de las ciencias y las humanidades, sino que el objetivo es ejercer la
dominación ideológica desde una postura plutocrática.
Si no
denunciamos esta tropelía de la sapiencia colectiva, de la filosofía y
de la educación, entonces verdaderamente habremos entrado en el Nuevo
Orden Mundial que nos conduce a un incipiente transhumanismo del sujeto
cognoscente hacia el hombre-máquina.
La verdadera
guerra ideológica es que la educación está subyugada a la burguesía y la
Iglesia, ambas sostenidas por el materialismo científico. Es una lucha
en el mundo de las ideas, como ya proponía Platón.
Todo ello es
imperceptible por los demagogos. La demagogia de la “élite”,
consistente, en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del
ciudadano para ganar apoyo popular, es una propaganda retórica que ha
sido sentenciada a muerte en las pasadas elecciones europeas.
Imperceptiblemente todavía para muchos defensores de un viejo sistema
moribundo que se desangra con dolor y sufrimiento, la razón está
conectando con el espíritu. Contra eso, la “élite” no puede hacer nada.
“Quien esconde por miedo su opinión, y como un crimen la oculta en el fondo del pecho, y con su ocultación favorece a los tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo.” ―José Martí.
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