ESCÁNDALOS Y CRÍMENES DE LA 'IGLESIA' CATÓLICA QUE HASTA HOY HAN QUEDADO IMPUNES
EL MUNDO, Julio 18 2015. En años recientes, la Iglesia Católica ha sido blanco de múltiples críticas por escándalos en los más altos círculos eclesiásticos: pederastia, corrupción y lavado de dinero.Sin embargo, la controversia ha acompañado a una de las instituciones religiosas más importantes del mundo desde hace años, especialmente en el siglo XX, donde los conflictos armados, revoluciones ideológicas y limpiezas étnicas abundaron alrededor del mundo.
Te presentamos un listado de situaciones y conflictos en los cuales, según investigaciones históricas, la Iglesia Católica estuvo directa o indirectamente involucrada:
El Holocausto serbio
Así como los nazis construyeron campos de concentración y de exterminio para erradicar a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, padres católicos abrieron campos similares en Yugoslavia.
Tras la ocupación del país por parte de las fuerzas del Eje, surgió un gobierno títere caracterizado por el catolicismo ultraconservador y el racismo, con el grupo “Utashe” y el político Ante Pavelic a la cabeza.
Un sacerdote católico da un sermón sobre un podio adornado con la “U” de Ustacha”, rodeado de soldados del régimen.
Con la llegada de los Utashe al poder, estos implementaron políticas de exterminio en contra de la población serbia, proponiendo “asesinar a un tercio, expulsar a uno más y asimilar al otro”.
Para lograr su cometido, múltiples campos de concentración fueron construidos, incluyendo uno de los más grandes de Europa, Jasenovac; donde se cree que por lo menos 800 mil serbios, judíos, gitanos y disidentes políticos fueron asesinados. El campo estaba custodiado por miembros del clero católico, quienes además servían como verdugos.
Memorial a las víctimas en el lugar donde fue construido el Campo de Concentración de Jasenovac.
Los asesinatos sistemáticos de serbios, dentro y fuera de los campos de concentración, se realizaban mientras Ante Pavelic intercambiaba correspondencia con el papa Pío XXI, quien además ignoró las denuncias de los diplomáticos yugoslavos sobre los crímenes de la comunidad católica.
Con la caída del régimen fascista a manos de los partisanos comunistas, el Arzobispo Stepinac, involucrado en las matanzas, fue encarcelado y posteriormente liberado por presión del Vaticano. En 1998 fue beatificado por Juan Pablo II.
Los niños perdidos de España
Tras la victoria franquista en la Guerra Civil Española, el régimen de Franco instauró medidas para “purificar España” a través del robo de bebés de padres “indeseables”, en aras de que crecieran en ambientes políticamente correctos.
El programa se enfocó en robar a niños recién nacidos de ciudadanos de izquierda, a quienes el gobierno español consideraba “una forma de enfermedad mental que contaminaba la raza hispana”, pero posteriormente también secuestró a los hijos de madres solteras y padres “poco aptos”.
Se cree que alrededor de 300 mil niños fueron robados de sus padres durante el franquismo, un hecho que fue posible gracias a la cooperación de la Iglesia Católica española, que retuvo el poder sobre la mayoría de los servicios sociales en España: como escuelas, orfanatos y hospitales.
Por lo que se conoce, el método consistía en el robo de los bebés en los hospitales, donde se le pedía a la madre que “prestara” a su recién nacido para exámenes médicos, momento en el cual se intercambiaba al bebé por uno muerto.
Al regresar con la madre, se le anunciaba que su hijo había muerto sorpresivamente, aunque en realidad éste ingresara a un sistema de adopción organizado por el gobierno.
El sistema prevaleció aún después de la caída del franquismo, y se estima que alrededor del 15 por ciento de las adopciones en España de 1960 a 1989 fueron parte del esquema de robo y secuestro.
Los Asilos Magdalena
En Irlanda, desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XX, aquellas mujeres sospechosas de ser prostitutas o tachadas de promiscuas, fueron encarceladas en instituciones conocidas como “Asilos Magdalena”; en nombre de María Magdalena, quien según la tradición se había arrepentido de sus pecados delante de Jesús.
En estos lugares, las autoridades católicas desarrollaron tratamientos pseudo-psiquiátrico para erradicar su presunta “promiscuidad y pecaminosidad”, acompañando dichos procedimientos con trabajos forzados, casi todos relacionados con lavar ropa siete días a la semana.
La Iglesia Católica recibió las ganancias de los asilos, mientras que las mujeres padecían de palizas, escasez de alimentos y abusos sexuales.
A pesar de su “larga tradición”, los Asilos Magdalena no fueron parte del debate público hasta 1933, cuando 155 cuerpos fueron descubiertos en una fosa común al norte de Dublín.
Para 2013, las autoridades irlandesas acordaron pagar 45 millones de dólares como compensación a las sobrevivientes de estas instituciones. Sin embargo, la disculpa de la Iglesia Católica no ha llegado.
Su relación con el fascismo italiano
Desde la consolidación de los Estados Pontificios en el año 750 d.C. hasta finales del siglo XIX, el Vaticano gozó de la ciudad de Roma como su capital, condición que se interrumpió con la unificación de Italia, la cual cortó los poderes territoriales del Papa.
Por su parte, el Partido Nacional Fascista, con Benito Mussolini a la cabeza, llegó al poder en 1922, instaurando el fascismo en Italiano y aboliendo la democracia. El Vaticano, buscando recuperar su soberanía, pactó con Mussolini en 1929 a través de los Tratados de Letrán.
Fotografía de los firmantes de los Pactos de Letrán, encabezados por Benito Mussolini y el Cardenal De Gasparri.
En dichos acuerdos, ambos estados se proporcionaron reconocimiento mutuo, en los cuales Italia le otorgó a la Santa Sede el carácter de Estado soberano y sujeto de Derecho Internacional.
A través de estos acuerdos, el Papa logró que Italia reconociera la soberanía del Vaticano, pagara una indemnización por concepto de la Unificación Italiana y liberara a la Santa Sede de impuestos. A cambio, Mussolini logró que el Vaticano apoyara públicamente al estado fascista como gobierno legítimo de Italia, hecho que le valió el posterior reconocimiento internacional.
Viñeta que humoriza los Pactos de Letrán.
Los niños judíos bautizados
La historia tacha al Papa Pío XII como colaborador nazi debido a su silencio respecto al Holocausto y las políticas fascistas de la Segunda Guerra Mundial, aunque la Iglesia, como institución, sí tomó cartas en el asunto.
A través del Vaticano, múltiples judíos italianos y húngaros recibieron certificados falsos de bautizo y otros documentos que los acreditaban como católicos. Incluso en Francia, un gran número de niños fueron bautizado y reubicados en escuelas y orfanatos católicos, hecho que los salvó de terminar en un campo de concentración.
Al término de la guerra, la Iglesia Católica en Francia prohibió a sus representantes que permitieran el regreso de niños judíos con su familia supervivente puesto que un documento, supuestamente aprobado por el Papa, afirmaba que “los niños que habían sido bautizados no debían confiarse a ninguna institución que no garantizara su crecimiento católico”.
A pesar de la decisión, algunos católicos franceses desobedecieron la orden y devolvieron a los niños judíos, incluido el futuro Papa Juan XXIII, el representante vaticano en París en dicha época.
Escape para los prófugos nazis
Con la llegada de los Aliados a las puertas de Berlín, cientos de oficiales y administrativos nazis intentaron abandonar Europa para evitar su encarcelamiento y posterior juicio.
En algunos casos, los nazis recibieron ayuda de clérigos católicos, especialmente del obispo Alois Hudal, quien en diciembre de 1944 vistió arios campos de prisioneros aliados en busca de prisioneros nazis bajo supuestos motivos religiosos.
A través de su poder en la Iglesia Católica y las conexiones europeas, Hudal logró establecer ratlines, rutas de escape hacia Latinoamérica provistas de documentos falsos de la Organización Vaticana para los Refugiados.
Uno de los oficiales nazis en viajar a Brasil gracias a esta operación, fue Franz Stangl, comandante de campos de exterminio como Sobibor y Treblinka, y responsable de la muerte de por lo menos 900 mil judíos.
Asimismo, un grupo de sacerdotes croatas lograron establecer rutas de escape para los miembros de los “Utashe”, aunque las operaciones pronto incluyeron también a miembros nazis, como Klaus Barbie.
Entrevista de Gitta Sereny a Strangl.
De este modo, alrededor de 9 mil nazis escaparon a Latinoamérica tras la guerra, y aunque no se ha probado el papel activo del Vaticano, sí se ha debatido hasta qué punto pudo haber sido más cuidadoso respecto a sus programas de refugiados.
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