martes, 17 de noviembre de 2015

Viaje a Israel de los últimos de la tribu perdida en África

Viaje a Israel de los últimos de la tribu perdida en África

El Gobierno de Netanyahu trasladará a miles de ‘falashas’ etíopes para convertirlos al judaísmo

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No se trata de puentes aéreos nocturnos y masivos, de las Operaciones Moisés y Salomón que trasladaron a Israel a decenas de miles de judíos africanos desde Etiopía en los años ochenta y noventa. Con mucha menos resonancia bíblica, el Gobierno de Benjamín Netanyahu acaba de autorizar la inmigración al Estado judío durante los próximos cinco años de los últimos falash mora, más de 9.000 descendientes de la considerada tribu hebrea Dan, perdida en el Cuerno de África.
Los falashas, que mantuvieron viva la práctica de la religión judía durante siglos, abrazaron a la fuerza la fe cristiana. Ahora tendrán que convertirse al judaísmo bajo la tutela del rabinato ultraortodoxo y hacer suyos los valores del sionismo para poder completar el proceso de inmigración antes de recibir la nacionalidad israelí.
La decisión del Gabinete de Netanyahu pone fin a décadas de debate sobre si los falash mora eran reconocidos como judíos con derecho a inmigrar sin trabas a Israel al amparo de la denominada ley del retorno. Después de haber dado por concluida en 2013 la naturalización de africanos, el primer ministro ha apelado ahora a la “reunificación familiar tras años de separación” con los 135.000 judíos de origen etíope residentes de Israel, un 2% de la población, para aprobar la salida de los campamentos de tránsito de Addis Abeba de los últimos miembros de la tribu perdida.
La medida ha sido interpretada en Israel como un gesto hacia la minoría judía etíope tras las violentas protestas contra la discriminación protagonizadas la pasada primavera por jóvenes de esta comunidad en Tel Aviv y Jerusalén.
Como reconoció entonces el presidente de Israel, Reuven Rivlin, se han cometido “errores” en la integración de los judíos africanos, un tercio de los cuales viven bajo el umbral de la pobreza, y cuyos ingresos son un 40% inferiores a los de la media de los israelíes. Sus jóvenes son, sin embargo, los que tienen un mayor índice de alistamiento en las Fuerzas Armadas de Israel, donde confían en poder desarrollar una carrera sin discriminaciones.

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