La crisis en Siria ha convertido a Turquía de un aliado seguro de Occidente en un "patrocinador del terrorismo internacional" que involucra a la OTAN en un conflicto con Rusia, opinan expertos.
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Turquía se adentra en un juego peligroso en sus intentos de desempeñar el papel principal en la región, convirtiéndose en un obstáculo que impide resolver el conflicto sirio y combatir el terrorismo, opina Stuart Rollo, autor de un artículo en 'The Wall Street Journal'. "El gobierno de Erdogan sigue estando más preocupado por limitar el poder de los kurdos, que por poner fin al Estado Islámico", sostiene el periodista, destacando que actualmente Turquía alberga una elaborada red de yihadistas, incluso los del Estado Islámico.
"Cuando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó al gobierno de Erdogan como "patrocinador del terrorismo internacional" después del derribo del bombardero táctico ruso el 24 de noviembre, parafraseó la acusación que ya había sido expresada en Occidente de manera más diplomática. La acusación es la siguiente: Turquía permite el flujo de petróleo y objetos saqueados a través de su frontera en una dirección mientras que los yihadistas extranjeros, el dinero y las armas se mueven en una dirección contraria", menciona Rollo.
Según el periodista, el gobierno de Erdogan, antes considerado por Occidente como una fuerza poderosa que garantizaba la estabilidad y el crecimiento económico de la región, ahora es visto como un "aliado tácito" del terrorismo internacional y un factor peligroso que puede arrastrar a la OTAN a un conflicto no deseado con Rusia.