CNN) — Los bombardeos rusos en Siria
terminaron este martes, dejando atrás tanto una destrucción
significativa como a un régimen sirio que tendrá que defenderse por sí
mismo.
El sorpresivo anuncio por parte de Rusia el lunes llegó tan repentinamente como el inicio de la campaña de bombardeo, en septiembre pasado.
“La tarea que se le asignó al Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas en su conjunto ha conseguido su objetivo”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin.
Pero el objetivo declarado de Rusia -la lucha contra los grupos terroristas como ISIS en Siria– no coincide con la realidad sobre el terreno, según los críticos. Ellos señalan los bombardeos rusos en zonas civiles como la razón para creer que Rusia está ayudando a su aliado, el presidente Bachar al Asad, a eliminar a sus opositores.
¿POR QUÉ AHORA?
El momento elegido por Rusia para retirarse es importante por dos razones.
En primer lugar, el anuncio de Putin llegó el mismo día en que se reanudaron las conversaciones de paz en Ginebra, Suiza. Negociadores tanto del régimen sirio como de la oposición se reúnen indirectamente a través de un mediador para tratar de forjar un camino hacia la paz.
En la agenda: cómo gobernar Siria, una nueva constitución y las elecciones presidenciales.
Algunos consideran la retirada de Rusia como evidencia de que Putin está enviando un mensaje a Siria de que debe llegar a una solución política, informó Matthew Chance desde Moscú.
El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, también dijo que Asad se enfrenta a una nueva presión.
“Si una retirada de las tropas rusas se materializa, se pondría al presidente Asad bajo presión para negociar seriamente una transición política pacífica que aseguraría la continuación de un Estado sirio”, dijo.
La segunda razón es también significativa: esta semana se cumple el quinto aniversario de la guerra civil de Siria.
En esos cinco años, más de 270.000 personas han muerto, la mitad de la población del país está desplazada y más de un millón de inmigrantes hicieron el peligroso viaje a Europa -que a su vez condujo a una crisis humanitaria-.
Los niños han pagado un precio especialmente duro por esta guerra.
Al menos 900 niños fueron asesinados el año pasado – “150 de ellos mientras estaban sentados en sus escuelas”, dijo Staffan de Mistura, enviado especial de la ONU a Siria.
Y con gran parte del país reducidas a escombros, cerca de la mitad de los niños sirios –2,8 millones– no tienen acceso a la educación, según UNICEF, la agencia de Naciones Unidas para la infancia.
La agencia alertó de que los niños –incluso los más pequeños- están trabajando o mendigando para ayudar a sostener a sus familias.
El sorpresivo anuncio por parte de Rusia el lunes llegó tan repentinamente como el inicio de la campaña de bombardeo, en septiembre pasado.
“La tarea que se le asignó al Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas en su conjunto ha conseguido su objetivo”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin.
Pero el objetivo declarado de Rusia -la lucha contra los grupos terroristas como ISIS en Siria– no coincide con la realidad sobre el terreno, según los críticos. Ellos señalan los bombardeos rusos en zonas civiles como la razón para creer que Rusia está ayudando a su aliado, el presidente Bachar al Asad, a eliminar a sus opositores.
¿POR QUÉ AHORA?
El momento elegido por Rusia para retirarse es importante por dos razones.
En primer lugar, el anuncio de Putin llegó el mismo día en que se reanudaron las conversaciones de paz en Ginebra, Suiza. Negociadores tanto del régimen sirio como de la oposición se reúnen indirectamente a través de un mediador para tratar de forjar un camino hacia la paz.
En la agenda: cómo gobernar Siria, una nueva constitución y las elecciones presidenciales.
Algunos consideran la retirada de Rusia como evidencia de que Putin está enviando un mensaje a Siria de que debe llegar a una solución política, informó Matthew Chance desde Moscú.
El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, también dijo que Asad se enfrenta a una nueva presión.
“Si una retirada de las tropas rusas se materializa, se pondría al presidente Asad bajo presión para negociar seriamente una transición política pacífica que aseguraría la continuación de un Estado sirio”, dijo.
La segunda razón es también significativa: esta semana se cumple el quinto aniversario de la guerra civil de Siria.
En esos cinco años, más de 270.000 personas han muerto, la mitad de la población del país está desplazada y más de un millón de inmigrantes hicieron el peligroso viaje a Europa -que a su vez condujo a una crisis humanitaria-.
Los niños han pagado un precio especialmente duro por esta guerra.
Al menos 900 niños fueron asesinados el año pasado – “150 de ellos mientras estaban sentados en sus escuelas”, dijo Staffan de Mistura, enviado especial de la ONU a Siria.
Y con gran parte del país reducidas a escombros, cerca de la mitad de los niños sirios –2,8 millones– no tienen acceso a la educación, según UNICEF, la agencia de Naciones Unidas para la infancia.
La agencia alertó de que los niños –incluso los más pequeños- están trabajando o mendigando para ayudar a sostener a sus familias.
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