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Rusia declara secreta la misteriosa “anomalía del Báltico”
El
Ministerio de Defensa ruso ha declarado secreto todo lo concerniente a
la misteriosa “anomalía del mar Báltico” como resultado de las
investigaciones sobre la estructura descubierta en 2011 por un equipo de
cazatesoros suecos. En medio de teorías contradictorias, los estudios
efectuados no descartan que se trate de una nave extraterrestre que se
estrelló en el mar y se mineralizó por el recalentamiento al entrar en
la atmósfera. Según los buzos, los circuitos eléctricos dejan de
funcionar en las cercanías del objeto.
La extraña estructura circular de 60 metros de diámetro y 8 de altura fue descubierta el 19 dejunio de 2011 en el Mar Báltico. En concreto en el golfo de Bothnia, entre Suecia y Finlandia, por la empresa de cazatesoros suecos “Ocean X Team” dirigida por Peter Lindberg y Dennis Asberg. El sonar de barrido lateral utilizado para descubrir pecios detectó a 90 metros de profundidad algo extraño que interfería los equipos eléctricos. El buzo profesional Stefan Hogerbotn aseguró que “cualquier circuito eléctrico dejó de funcionar cuando estábamos encima del objeto”. Durante la expedición se detectaron fallos de transmisión con el teléfono satélite de la nave Ancylus, en el sónar del robot submarino, en el ordenador de buceo y en la videocámara en las cercanías de la formación.
Cinco años después no se han hecho públicos los análisis del material de la misteriosa estructura
En relación al material de la estructura, las informaciones son contradictorias. Los buzos obtuvieron un pequeño fragmento para su estudio por el geólogo Steve Weiner, quien descartó que fuese una formación geológica natural. “Es un tipo de metal que la naturaleza no puede producir por sí misma”, dijo concluyente. Sin embargo, el geólogo Volker Brüchert, de la Universidad de Estocolmo, asegura que las muestras que examinó se componían principalmente de granito, gneiss y arenisca, y reprochó que se hubiese “ignorado” parte de sus conclusiones a la hora de dilucidar el origen de la formación. Finalmente, el propio director de la expedición, Peter Lindberg, afirmó que no se han extraído muestras de la formación misma y que, por tanto, no era posible para nadie, dilucidar su origen. Las redes sociales suecas aseguran que Lindberg tiene miedo de su descubrimiento y trata de quitar importancia al mismo.
Estas afirmaciones se verían respaldadas por los fracasos de dos expediciones sucesivas. La segunda tuvo lugar el 9 de julio de 2012, con la intención de recoger muestras de la estructura. Lindberg se limitó a señalar que no había sido posible. Una tercera exploración se llevó a cabo entre el 9 y 14 de septiembre del mismo año, pero inexplicablemente fue abortada con el argumento de que el mal tiempo impedía el trabajo de los buceadores.
Dos expediciones fallidas
En medio de este ambiente de secretismo y expediciones fallidas, el Ministerio de Defensa ruso ha declarado secreto todo lo concerniente a la misteriosa “anomalía del Báltico”, según medios de inteligencia europeos. La extraña forma de la estructura, las interferencias electromagnéticas que produce y el ocultamiento de los análisis del material, han disparado en estos cinco años todo tipo de especulaciones.
Desde quienes aventuran que se trata de la construcción de una cultura megalítica que quedó sumergida hace 10.000 añospor la subida del nivel del mar tras la era glacial, o los que apuntan a un dispositivo antisubmarino nazi de la Segunda Guerra Mundial, incluso, una nave espacial rusa, hasta quienes aseguran que se trata de una nave extraterrestre.
Los equipos electrónicos dejan de funcionar en las cercanías del objeto
Todo un ejercicio de desinformación para ocultar la realidad de la bautizada como “anomalía del mar Báltico”, que enseguida atrajo la atención de los servicios de inteligencia estadounidenses y rusos, que han investigado con submarinos el lugar. La posibilidad de que se trate de un “Roswell oceánico” ha abierto la puerta a la hipótesis de que estemos ante una nave alienígena que al perder el control y entrar en la atmósfera terrestre a una enorme velocidad alcanzó una elevada temperatura.
Una estela de 400 metros
Al impactar contra el agua su estructura metálica se habría mineralizado. Curiosamente, el equipo de Peter Lindberg y Dennis Asberg han descrito una estela de 400 metros en el lecho marino como si tras su impacto, el objeto se hubiera deslizado hasta quedar varado. El sedimento marino que arrastró en su recorrido habría formado el pequeño promontorio en el que descansa. Desde el primer momento se descartaron como causantes las corrientes marinas del Báltico, ya que no son capaces de arrastrar objetos de esa dimensión o una estructura pétrea que se deslizó hasta el mar por un glaciar hace miles de años.
Fuente
La extraña estructura circular de 60 metros de diámetro y 8 de altura fue descubierta el 19 dejunio de 2011 en el Mar Báltico. En concreto en el golfo de Bothnia, entre Suecia y Finlandia, por la empresa de cazatesoros suecos “Ocean X Team” dirigida por Peter Lindberg y Dennis Asberg. El sonar de barrido lateral utilizado para descubrir pecios detectó a 90 metros de profundidad algo extraño que interfería los equipos eléctricos. El buzo profesional Stefan Hogerbotn aseguró que “cualquier circuito eléctrico dejó de funcionar cuando estábamos encima del objeto”. Durante la expedición se detectaron fallos de transmisión con el teléfono satélite de la nave Ancylus, en el sónar del robot submarino, en el ordenador de buceo y en la videocámara en las cercanías de la formación.
Cinco años después no se han hecho públicos los análisis del material de la misteriosa estructura
En relación al material de la estructura, las informaciones son contradictorias. Los buzos obtuvieron un pequeño fragmento para su estudio por el geólogo Steve Weiner, quien descartó que fuese una formación geológica natural. “Es un tipo de metal que la naturaleza no puede producir por sí misma”, dijo concluyente. Sin embargo, el geólogo Volker Brüchert, de la Universidad de Estocolmo, asegura que las muestras que examinó se componían principalmente de granito, gneiss y arenisca, y reprochó que se hubiese “ignorado” parte de sus conclusiones a la hora de dilucidar el origen de la formación. Finalmente, el propio director de la expedición, Peter Lindberg, afirmó que no se han extraído muestras de la formación misma y que, por tanto, no era posible para nadie, dilucidar su origen. Las redes sociales suecas aseguran que Lindberg tiene miedo de su descubrimiento y trata de quitar importancia al mismo.
Estas afirmaciones se verían respaldadas por los fracasos de dos expediciones sucesivas. La segunda tuvo lugar el 9 de julio de 2012, con la intención de recoger muestras de la estructura. Lindberg se limitó a señalar que no había sido posible. Una tercera exploración se llevó a cabo entre el 9 y 14 de septiembre del mismo año, pero inexplicablemente fue abortada con el argumento de que el mal tiempo impedía el trabajo de los buceadores.
Dos expediciones fallidas
En medio de este ambiente de secretismo y expediciones fallidas, el Ministerio de Defensa ruso ha declarado secreto todo lo concerniente a la misteriosa “anomalía del Báltico”, según medios de inteligencia europeos. La extraña forma de la estructura, las interferencias electromagnéticas que produce y el ocultamiento de los análisis del material, han disparado en estos cinco años todo tipo de especulaciones.
Desde quienes aventuran que se trata de la construcción de una cultura megalítica que quedó sumergida hace 10.000 añospor la subida del nivel del mar tras la era glacial, o los que apuntan a un dispositivo antisubmarino nazi de la Segunda Guerra Mundial, incluso, una nave espacial rusa, hasta quienes aseguran que se trata de una nave extraterrestre.
Los equipos electrónicos dejan de funcionar en las cercanías del objeto
Todo un ejercicio de desinformación para ocultar la realidad de la bautizada como “anomalía del mar Báltico”, que enseguida atrajo la atención de los servicios de inteligencia estadounidenses y rusos, que han investigado con submarinos el lugar. La posibilidad de que se trate de un “Roswell oceánico” ha abierto la puerta a la hipótesis de que estemos ante una nave alienígena que al perder el control y entrar en la atmósfera terrestre a una enorme velocidad alcanzó una elevada temperatura.
Una estela de 400 metros
Al impactar contra el agua su estructura metálica se habría mineralizado. Curiosamente, el equipo de Peter Lindberg y Dennis Asberg han descrito una estela de 400 metros en el lecho marino como si tras su impacto, el objeto se hubiera deslizado hasta quedar varado. El sedimento marino que arrastró en su recorrido habría formado el pequeño promontorio en el que descansa. Desde el primer momento se descartaron como causantes las corrientes marinas del Báltico, ya que no son capaces de arrastrar objetos de esa dimensión o una estructura pétrea que se deslizó hasta el mar por un glaciar hace miles de años.
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