Los logros del socialismo en la Unión Soviética y por qué fue derrotado
Esta es nuestra aportación al 99º Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, leída en el acto del 13 de Noviembre.
Nos
hemos reunido hoy para celebrar el 99º Aniversario de la Gran
Revolución Socialista de Octubre. Que este acontecimiento histórico es
motivo de celebración lo sabemos las y los proletarios conscientes y
todas las personas realmente progresistas. Pero este motivo es
desconocido para la mayoría de nuestra clase social. Por eso, tenemos
que informarla, decirle la verdad frente a las mentiras interesadas de
los que se enriquecen a costa nuestra.
Decimos
que hace un siglo comenzó el futuro porque se empezó a construir una
vida nueva: una vida en la que los trabajadores dejaban de ser
explotados por los capitalistas y organizaban colectivamente la
producción para satisfacer sus propias necesidades. Mucho antes de la
Revolución de Octubre, las masas trabajadoras habían luchado por
liberarse de la esclavitud y, por ello, habían sufrido represión,
masacres, cárcel, torturas (v. gr., la Comuna de París). Esta parte de
la historia es silenciada sistemáticamente por la clase dominante y sus
intelectuales, y debemos recordársela a las nuevas generaciones obreras.
Gracias
a lo que los proletarios aprendieron de sus luchas pasadas, fue posible
la victoria de Octubre de 1917. También fue posible gracias a la
profunda transformación que operó el capital en la sociedad: éste privó a
los trabajadores de toda propiedad sobre los medios de producción y los
concentró en grandes ciudades y grandes fábricas; para enfrentar la
resistencia obrera y la competencia mercantil, desarrolló unas fuerzas
productivas de carácter social y, con ellas, la ciencia moderna. Así es
como los ideales de emancipación dejaron de ser una utopía y pudo surgir
el socialismo científico. Cuando la clase obrera lucha bajo la
dirección de su partido marxista-leninista, comienza la época histórica
de sus victorias sobre la burguesía.
Con
la Revolución de Octubre, por primera vez en la historia, el triunfo de
los trabajadores fue duradero y éstos pudieron demostrar a lo largo de
decenios que podían valerse sin explotadores e incluso ser más
eficientes que éstos al frente de la producción.
¿Qué hizo la clase obrera soviética? (en qué medida se avanzó hacia la supresión de las clases)
A
mediados del siglo XX, después de tres décadas de socialismo, el PC(b)
de la URSS hizo un análisis de la sociedad soviética y un balance del
progreso realizado. En 1955, editaba el Manual de Economía Política que recogía una multitud de datos que debemos desempolvar[1]. El socialismo ya no era sólo teoría, sino también una práctica cuantificable.
Desde
entonces, ¡cómo no!, los ideólogos de la burguesía han hecho correr
ríos de tinta sobre la falta de fiabilidad científica de la estadística
soviética. Desde luego que los científicos soviéticos no pudieron dejar
de cometer errores, pero no fueron tan abultados como pretenden sus
enemigos. La prueba decisiva de ello fue la práctica: si el desarrollo
económico de la URSS no era tan prodigioso, ¿cómo pudo despertar el
entusiasmo de tantos miles de obreros e intelectuales del mundo que
visitaban el país?; ¿cómo pudo sobrevivir al cerco hostil de los Estados
capitalistas (éstos lo llamaron "cordón sanitario"[2])?
¿cómo pudo sustentar la victoria del Ejército Rojo sobre la maquinaria
militar hitleriana que había pulverizado las defensas del resto de
países a su paso? ¿Cómo pudo desbaratar el monopolio nuclear del
Occidente imperialista? ¿Cómo pudo adelantar a éste en la carrera
espacial, en el deporte y en muchos otros campos, tras sobreponerse al
atraso semifeudal que heredó y a la devastación bélica que le
impusieron?
Hoy
mismo, en medio de tanta propaganda mentirosa, cuesta pero se puede
encontrar algo de objetividad científica: por ejemplo, los cálculos del
investigador en macroeconomía cuantitativa Angus Maddison[3]arrojan un aumento del PIB real de la URSS por habitante de 4,6% de 1921 a 1929, y del 4,9% ¡al año! desde 1929 y 1939.
Los abundantes datos que nos proporciona el Manual de Economía política
de 1955 son pues plenamente coherentes con esta montaña de hechos
innegables para todo el mundo. Por eso, hay que atreverse a romper la
censura goebbelsiana que pesa sobre ellos y difundirlos firmemente como
armas para la lucha de clases. Veamos qué nos enseñan:
1º) la producción:
De
1929 a 1937, el ritmo de crecimiento medio anual de la producción
industrial fue en la URSS de aproximadamente un 20% frente a sólo el
0,3% en los países capitalistas durante el mismo período.
Durante
los 13 años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, la URSS
recorrió un camino que había exigido diez veces más tiempo a los países
capitalistas. Ha efectuado un salto formidable que, de país antes
agrícola y atrasado, ha hecho de ella una potencia industrial avanzada. Y
esto, mientras que el mundo capitalista atravesaba dos crisis
económicas: la de 1929-33 y la de 1937, que trajeron consigo la
destrucción de importantes fuerzas productivas, un aumento prodigioso
del desempleo y una brutal agravación del empobrecimiento de las masas.
Luego,
la Gran Guerra Patria (1941-45) segó la vida de más de 20 millones de
sus habitantes y arrasó una parte de sus regiones más desarrolladas. Aun
así, después de ella, la economía socialista de la URSS siguió
progresando metódica y continuamente. La producción global de la gran
industria en la URSS había crecido en 1953 en 30 veces lo que era en
1913 y la producción de medios de producción en 50 veces. Entre 1928 y
1953, se decuplicó el volumen del producto social global. En el período
entre 1929 y 1953, el ritmo medio anual de crecimiento de la producción
industrial (descontando los cuatro años de guerra) fue en la URSS de
19%, frente al 3,5% en los Estados Unidos.
Exponente
del desarrollo económico de esos años es que la parte de los medios de
producción en el producto de toda la industria de la URSS fue en 1924-25
del 34%; en 1937, del 58%; y en 1953, del 70% aproximadamente. Gracias a
ese crecimiento preferente de la producción de medios de producción, la
producción de artículos de amplio consumo se pudo multiplicar por 12
entre 1926 y 1953. Y la producción de cereales y patatas se multiplicó
por 4, la de carne por dos y la de leche por 3.
De exportador de productos agrícolas, la URSS se convirtió en exportador industrial.
2º) La productividad del trabajo:
Los
ritmos de crecimiento de la productividad del trabajo son, según Lenin,
el mejor indicador cuantitativo del grado de desarrollo alcanzado por
la sociedad[4].
Son expresión del grado de libertad alcanzado por el trabajo. En la
URSS, la productividad del trabajo industrial creció el 41% durante el
primer plan quinquenal (aumento anual medio de 9%) y de 82% durante el
segundo (aumento anual medio de 12,7%). En 1940, la productividad del
trabajo en la industria de la URSS se había cuadruplicado y, si se tiene
en cuenta la reducción de la jornada de trabajo, se había multiplicado
por 5,2 con relación a 1913. Después de la guerra, hubo un nuevo auge de
la productividad del trabajo que, en 1954, había aumentado de 83% en la
industria y de 61% en la construcción respecto de 1940.
De
1928 a 1954, la productividad del trabajo ha sido multiplicada por más
de 6 en la industria, aproximadamente por 4 en la construcción y los
transportes ferroviarios. En los koljoses y en los sovjoses, ha
triplicado más o menos lo que era en la agricultura antes de la
revolución. (p. 480)
Entre
1940 y 1954, el 70% aproximadamente del crecimiento de la producción
industrial ha resultado de la elevación de la productividad del trabajo y
un 30% del aumento del número absoluto de trabajadores.
3º) Cambios en las relaciones de propiedad:
Estas proezas fueron posibles al aplicar el programa trazado en sus rasgos fundamentales por el Manifiesto del Partido Comunista
de Marx y Engels. La Rusia soviética empezó nacionalizando la tierra,
repartiendo las haciendas de los terratenientes entre los campesinos
pobres y saliéndose de la Primera Guerra Mundial. Anuló el pago de los
intereses de los empréstitos zaristas (800 a 900 millones de rublos-oro)
e implantó el monopolio estatal en el comercio con el exterior. Luego,
fue expropiando progresivamente a los capitalistas[5]
en medio de la cruenta guerra civil que éstos desataron con el apoyo de
14 Estados imperialistas. Desde los años 20, con la mayoría de las
empresas en poder del Estado, la URSS pudo organizar racionalmente la
economía mediante planes quinquenales. Los campesinos se organizaron en
cooperativas (koljoses) y los obreros agrícolas, en granjas estatales
(sovjoses).
En
1924-25, el 20,7% de la industria era privada. Durante el segundo plan
quinquenal (1933-37), la industria privada había desaparecido.
Al
principio del segundo plan quinquenal, de los cinco tipos de economía
que existían anteriormente en la economía nacional, tres -el capitalismo
privado, el capitalismo de Estado y la economía patriarcal- habían
desaparecido; la pequeña economía mercantil había sido relegada a un
segundo plano; el tipo de economía socialista dominaba abrumadoramente.
Antes
de la Revolución, los campesinos pobres y medios disponían de 135
millones de hectáreas, mientras que en 1937, gracias al régimen
koljosiano, explotaban 370 millones de hectáreas (397 después de la
Segunda Guerra Mundial y la incorporación de nuevas repúblicas a la
URSS).
4º) Cambios en las relaciones sociales de producción:
Sobre
la base de la propiedad social, la URSS pudo afirmar un nuevo principio
en las relaciones sociales de producción, en la actitud hacia el
trabajo, que era cada vez menos individualista y cada vez más
colectivista. Como explica Stalin:
"Principio de la competencia: derrota y muerte de unos, victoria y dominación de los otros.
Principio
de la emulación socialista: ayuda amistosa de los que van en cabeza a
los rezagados, con el fin de realizar un progreso general.
La competencia dice: acaba con los que se han quedado atrás a fin de asentar tu dominación.
La
emulación socialista dice: unos trabajan mal, otros bien y otros mejor
aun; alcanza a los mejores y contribuye al progreso general." (Stalin, La emulación y el entusiasmo de las masas en el trabajo)
En
1954, más del 90% de los obreros habían tomado parte en la emulación
socialista en la industria; más de 850.000 inventos, perfeccionamientos
técnicos y propuestas de racionalización habían sido aplicados en la
industria, la construcción y los transportes.
5º) Cambios en la composición de la sociedad en clases:
Como
consecuencia de estas transformaciones, en 1939, la Resolución del 18º
Congreso del PC(b) de la URSS constató que "Todas las clases
explotadoras han sido definitivamente liquidadas".
La
clase obrera ejercía la dirección de la sociedad y su importancia
cuantitativa crecía continuamente. De 1928 a 1954, el número de obreros y
empleados pasó de 10,8 millones a 47 millones, o sea que se multiplicó
por 4,3.
Junto
a ella, estaban los intelectuales, los cuales procedían en su mayoría
de la clase obrera y del campesinado. En 1937, los intelectuales eran
9,6 millones y formaban con sus familias 13 a 14% de la población de la
URSS.
Finalmente,
estaba la mayoría de la población formada por los campesinos, pero
éstos ya no explotaban sus haciendas individualmente, sometidos a la
competencia mercantil, sino que eran campesinos cooperativistas,
koljosianos, que comerciaban principalmente con el Estado, el cual
velaba por su prosperidad.
El
pueblo soviético estaba constituido por tres clases sociales que eran
diferentes, pero cuya relación mutua podía ser de colaboración y no
antagónica como es el caso de la relación entre la burguesía y el
proletariado.
Además, según el Manual,
" En la URSS, la mujer goza realmente de derechos iguales a los del
hombre en los campos de la vida económica, cultural, social y política.
Recibe por una trabajo igual un salario igual al del hombre".
Asimismo,
una vez establecida la igualdad jurídica y el derecho de
autodeterminación de las naciones que conformaban la URSS, se trabajaba
también por hacer desaparecer la desigualdad económica de hecho entre
los pueblos, por asegurar un progreso rápido de la economía en las
regiones antes atrasadas y por reforzar así la amistad y la colaboración
entre los pueblos. Además, se respetaban y se promovían las lenguas
propias de cada nacionalidad en las escuelas, medios de comunicación,
instituciones, etc.
Hasta
aquí había conseguido la revolución soviética suprimir las clases,
emancipar a los trabajadores de su condición de clase por la que estaban
sometidos a otra parte de la sociedad.
6º) La ley económica fundamental del socialismo:
Según
Stalin, la ley económica fundamental del capitalismo moderno consiste
en "asegurar el máximo beneficio capitalista, mediante la explotación,
la ruina y la depauperación de la mayoría de los habitantes del país
dado, mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos
de otros países, principalmente de los países atrasados, y, por último,
mediante las guerras y la militarización de la economía nacional, a las
que se recurre para asegurar el máximo de beneficio."
Frente a ello, ley económica fundamental del socialismo consiste en "asegurar
la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales, en
constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el desarrollo y el
perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción socialista sobre la
base de la técnica más elevada".[6]
El
Estado socialista en la URSS poseía el 90% de los medios de producción y
podía apoyarse en esta ley económica del socialismo, despejar los
obstáculos para su plena realización.
La
Constitución de la URSS adoptada en 1936 no se contenta con proclamar
el derecho de los ciudadanos de la URSS al trabajo, al descanso, a la
instrucción, a la seguridad material en la vejez, en caso de enfermedad y
de pérdida de la capacidad de trabajo. Estos derechos están
garantizados por la organización planificada de la economía nacional, la
supresión del desempleo, la jornada de trabajo de ocho horas, el
establecimiento de vacaciones anuales pagadas para los obreros y los
empleados, los seguros sociales de obreros y empleados pagados por el
Estado, la puesta a disposición de los trabajadores de una vasta red de
casas de cura y reposo, la protección por el Estados de los intereses de
la madre y del niño, la instrucción de siete años general y
obligatoria, la gratuidad de la enseñanza primaria, la atribución por el
Estado de becas a los estudiantes, y por otros medios materiales, etc.[7]
Desde
el primer plan quinquenal, al final del año 1930, el desempleo había
sido enteramente liquidado en la URSS. Se había tardado 13 años en
suprimir esta lacra (en la República Popular China, desapareció en 1957,
nueve años después de la victoria de la revolución).
El
Estado soviético practicaba una política sistemática de reducción de
precios dirigida a acrecentar el bienestar de la población (7 rebajas
entre 1947 y 1955).
El
salario ya no era el precio obtenido por la venta de la fuerza de
trabajo de los obreros, puesto que la clase obrera se había convertido
en dueña colectiva de las empresas. El salario en la URSS crecía en
relación con la productividad del trabajo colectiva e individual.
Cada
año se concluía un convenio colectivo entre la administración y los
trabajadores de cada empresa, regulador de la cuestiones relativas al
trabajo, los salarios, las condiciones de vida.
Gracias
a la nacionalización de la tierra y la consiguiente supresión de la
renta del suelo, los alquileres y la cargas residenciales suponían una
media del 4% del presupuesto de las familias obreras.
Los impuestos eran una parte ínfima de los ingresos de los trabajadores (8,3%).
Los
servicios sociales, vacaciones y pensiones eran pagados por el Estado,
la asistencia médica era gratuita, los precios para acceder a las
residencias, centros de cura, casas de reposo, etc., estaban rebajados
gracias a las subvenciones estatales. Las formaciones profesionales no
costaban nada a los trabajadores. Se concedían becas a los estudiantes
(cubriendo sus gastos de alimentación, alojamiento y vestimenta).
De este modo, el salario real superaba en un tercio al salario recibido en dinero.
En 1954, el salario real sextuplicaba al de antes de la revolución.
7º) Repercusión internacional:
Los
progresos de la Revolución de Octubre no se quedaron en el interior de
las fronteras de la URSS, sino que fueron más allá, contagiando al
mundo: fortalecieron al movimiento obrero, a los movimientos
democráticos, particularmente contra el fascismo y contra el
colonialismo, forzaron a las burguesías imperialistas a conceder a sus
poblaciones ciertas ayudas que englobaron bajo el engañoso nombre de
"Estado del bienestar", etc.
Cómo pudo la clase obrera de la vieja Rusia alcanzar estos logros
Todo
esto fue posible porque la clase obrera de Rusia conquistó realmente el
poder político. Es decir, aplicó la enseñanza principal de las luchas
que le precedieron: destruyó por entero el aparato del Estado de las
clases derrocadas y lo sustituyó por uno nuevo consistente en la
autoorganización de las masas obreras y campesinas armadas (soviets).
Desde él es como pudo ejercer la dictadura del proletariado: es decir,
realizar las transformaciones económicas y sociales a las que nos hemos
referido venciendo las inevitables resistencias de los explotadores.
Pero,
¿cómo pudo hacerlo, si la clase obrera de Rusia no había experimentado
directamente las revoluciones europeas del siglo XIX? Hubo pues que
explicárselas. Por eso, la condición decisiva que hizo posible la
Revolución de Octubre fue la labor de un partido obrero no cualquiera:
el Partido bolchevique. Este partido continuó el trabajo de Marx y
Engels al frente del movimiento obrero continental y lo desarrolló
creando un tipo de organización cualitativamente superior a todos los
partidos proletarios anteriores.
Comprender
esta condición y extraer de ella los principios generales que siguen
vigentes exige estudiar la obra de Marx, Engels y Lenin. Y, para
facilitar esta tarea, es aconsejable guiarse por los textos de Stalin: Historia del PC(b) de la URSS y Fundamentos del leninismo. No hay tiempo aquí para detallar más esta cuestión y es preferible detenerse algo más en la cuestión siguiente.
Por qué se vino todo abajo. Con qué límite tropezó la clase obrera soviética.
Mucha
gente dice: ¿para qué realizar este esfuerzo de estudio, de difusión y
de lucha por el poder obrero si la revolución socialista fue finalmente
derrotada en la URSS y en otros países? Pues precisamente por eso,
contestamos desde la AAHS. Además de dar a conocer la grandeza práctica
del socialismo, también es necesario explicar las causas de su reciente
derrota. Para eso, hay que analizar científicamente la experiencia
histórica de construcción del socialismo, en vez de renunciar a este
objetivo, como pretenden que hagamos los actuales creadores de opinión.
Sería como si los humanos hubiésemos renunciado a caminar erguidos sobre
las dos piernas para evitar tropezarnos. La humanidad nunca ha tenido
esta actitud cobarde ni la tendrá.
En la URSS, inmediatamente después del período al que se refiere el Manual de economía política
de 1955, cambió la dirección por la que caminaban el PCUS y el Estado
soviético. Tras la muerte de Stalin, hubo un corto período convulso que
entregó las riendas del país a un nuevo equipo encabezado por Jruschov.
Unos pocos años después, éste fue relevado por Brézhnev.
Entre
finales de los años 50 e inicios de los 70, continuó el rápido
crecimiento económico, pero cambiaron sustancialmente las palancas del
mismo. Los koljoses tuvieron que gastar sus ahorros y endeudarse para
comprar las máquinas agrícolas que antes les alquilaba el Estado, las
empresas industriales pasaban a tener como objetivo supremo la búsqueda
de su propia ganancia, los estímulos morales al trabajo fueron relegados
en beneficio de los objetivos materiales, se promovió el desarrollo de
las relaciones monetario-mercantiles y, en general, se encararon las
dificultades económicas con remedios más propios del capitalismo que del
comunismo. En cierto modo, los principios del neoliberalismo se
ensayaron primeramente en la Unión Soviética.
Así,
lo que impulsaba la economía hacia adelante era cada vez menos el
entusiasmo socialista de las masas obreras y cada vez más el interés
individual pequeñoburgués presente sobre todo en las capas superiores de
la sociedad soviética. Llegados a cierto punto, hacia mediados de los
años 70, el progreso económico se estancó y, a principios de los 90, la
URSS fue destruida y se restauró el capitalismo. Además, a lo largo de
esos tres decenios, también se dividió y se debilitó el campo socialista
y el movimiento obrero y comunista internacional.
Pero,
volvamos al momento realmente decisivo: ¿cómo fue posible que cambiara
el sentido del desarrollo de la URSS, que la revolución se parase y
empezara a retroceder?
En
términos abstractos, los fundadores del socialismo científico ya
deducían de su conocimiento de la historia que sería difícil que la
revolución proletaria triunfase definitivamente desde el primer intento.
Así, Lenin pregunta: “En realidad, ¿puede encontrarse en la historia un
solo ejemplo de un modo de producción nuevo que se haya establecido de
golpe, sin una larga serie de fracasos, de equivocaciones, de caídas y
recaídas”[8].
Tratándose
de la revolución contra la última forma de explotación del hombre por
el hombre, de la revolución destinada a superar 5.000 años de historia,
responde: “el proceso de la revolución socialista... no debe
considerarse un acto único, sino una época de violentas conmociones
políticas y económicas, de lucha de clases enconada hasta el extremo, de
guerra civil, de revoluciones y contrarrevoluciones”[9].
Consciente
de la enorme complejidad de tareas que el capitalismo impone a la clase
obrera, Marx observa tempranamente que las revoluciones proletarias "
se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en
su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para
comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las
indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros
intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque
de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a
ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de
sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite
volverse atrás...”[10].
Esta
situación que no permita volver atrás no podemos saber de antemano cuál
será, salvo que tendrá que ver con un debilitamiento estructural del
capitalismo y un alto nivel de aprendizaje teórico y práctico de la
clase obrera. Vamos a este último aspecto: ¿qué nos enseña el progreso
del socialismo en la URSS y la interrupción del mismo por razones
revisionistas?
A
mediados del siglo XX, en la Unión Soviética ya no hay propiedad
privada sobre los medios de producción ni, por tanto, clases
explotadoras. Subsisten tres clases –la clase obrera, el campesinado
koljosiano y la intelectualidad- que se consideran amigas porque las
tres están interesadas en el socialismo, en no regresar al capitalismo.
Pero son tres clases sociales diferentes y diferente es su actitud ante
el avance hacia el comunismo. Digamos que la primera está interesada en
proseguir el avance hacia el comunismo para liquidar toda la alienación
en que se encuentra respecto de los medios de trabajo, mientras que las
otras dos perderían determinadas ventajas con relación al resto de la
sociedad. Los koljosianos eran propietarios exclusivos de una parte
menor de los medios de producción que empleaban, pero con el comunismo
se verían privados de esa exclusividad. Los intelectuales tenían un
mayor conocimiento y eso les confería cierta autoridad, cierto mando en
la organización de la sociedad, a la vez que les evitaba buena parte de
la carga del trabajo manual. Entre los intelectuales asalariados
(particularmente, los cuadros profesionales del partido, de los
sindicatos y del Estado) y los obreros no hay una completa diferencia de
clase, pero sí los separa la vieja división entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual. Como explicaba Engels, la división de
trabajo es la base de la división de la sociedad en clases. El
mantenimiento de esta división beneficia los intereses corporativos, de
corto plazo, de la intelectualidad.
Por
supuesto que la mayoría de los koljosianos y de los intelectuales
socialistas no oponían resistencia al progreso del comunismo, pero una
minoría sí obraría activamente por parar las transformaciones
revolucionarias, por revertir algunas de ellas y por consolidar sus
ventajas, manteniendo no obstante su adhesión sincera al socialismo
hasta entonces edificado (al menos, parcialmente).
Stalin
y otros dirigentes del Partido bolchevique sobreestimaron la unidad
entre estas clases, aunque reconocieron, con razón, que la lucha de
clases continuaba bajo el socialismo. Mientras subsistan las clases
sociales, la lucha entre ellas es el motor de la historia. Pero le
otorgaban a esta lucha un reconocimiento insuficiente al entenderla
exclusivamente como una lucha contra los agentes del imperialismo
extranjero, así como "contra los ladrones y dilapidadores de los bienes
del pueblo"[11].
No obstante tal limitación -que les empujaba por otra parte a dar palos
de ciego en la represión de la resistencia burguesa-, desarrollaron
esta lucha suscitando la adhesión a ella de las masas proletarias.
Cuando
esta lucha se proscribió, cuando la clase obrera no pudo ejercer más su
dictadura sobre la burguesía (los revisionistas pequeñoburgueses
proclamaron el Estado y el partido de todo el pueblo), unos pocos
obreros se sublevaron y fueron aplastados, mientras la mayoría fue
perdiendo la confianza en sus dirigentes políticos ya cómodamente a
salvo de la crítica proletaria. Entonces, el estímulo para la producción
dejó de ser la emulación socialista en el trabajo y pasó a ser la
competencia mercantil por la ganancia privada. En la URSS floreció el
mercado negro y en otros países socialistas, el mercado a secas. En
todos ellos, florecía sin freno la corrupción de los cuadros políticos y
económicos.
Este
análisis tiene poco de original: no es sino el fruto de la tentativa de
los probados revolucionarios chinos, albaneses, coreanos y cubanos
(sobre todo de Che Guevara) por proseguir la marcha hacia el comunismo.
En esos intentos, ellos cometieron errores que también deben ser
analizados, pero unos errores que no desmerecen los aciertos que
tuvieron, además en condiciones nacionales e internacionales quizás más
adversas que las de la URSS.
A
una escala menor -la de la construcción de un partido revolucionario-
los bolcheviques ya enfocaron correctamente este problema cuando
empezaban a organizarse y ésta fue una de las razones por las que
pudieron desarrollar tanto la revolución. En la última década del siglo
XIX, concertaron una alianza con los "marxistas legales" -que eran
burgueses- contra el socialismo utópico y antimarxista de los
populistas, pero sin perder su propia independencia dentro de esta
alianza. Y durante la discusión que sostuvieron con los mencheviques en
el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, a principios
del siglo XX, Lenin alertaba sobre los peligros de la concepción
elitista de aquéllos, cuando decían "nosotros no somos siervos": "En
esta frase se trasluce con notable nitidez la psicología del intelectual
burgués, que cree estar por encima de la organización y la disciplina
de las masas, que se considera un 'espíritu selecto'. (...) Para el
individualismo intelectual... todaorganización y toda disciplina proletarias son un avasallamiento feudal. (...) A medida que se estructure en nuestro país un verdaderoPartido,
el obrero consciente irá aprendiendo a distinguir la psicología del
combatiente del ejército proletario de la psicología del intelectual
burgués que se pavonea con frases anarquistas; irá aprendiendo a exigir que cumplan sus deberes de miembros del Partido no sólo los militantes de filas, sino también 'los de arriba'."[12]
Cómo continuar la obra de Octubre.
La
URSS de Jruschov y Brézhnev, al igual que los demás países que han
llegado a una situación política similar, siguen siendo socialistas
mientras los medios de producción fundamentales sigan siendo propiedad
del Estado dirigido por el Partido Comunista. La desviación revisionista
de la dirección de éste no supone sin más la restauración del
capitalismo, al menos por un tiempo. Estado y partido todavía gozan de
la confianza de amplias masas obreras y -lo que es más importante-
dependen de ellas. Éstas gozan de una situación económica y de una
correlación de fuerzas de clase mucho mejores que sus hermanas del mundo
capitalista. Por tal razón, estos Estados socialistas merecen nuestro
apoyo frente a la burguesía, a la vez que criticamos sus debilidades
desde el punto de vista proletario.
Si
queremos de verdad continuar la obra de Octubre, tenemos que criticar
al revisionismo dialécticamente, sin sectarismo, analizar
científicamente todas las revoluciones socialistas habidas y divulgar
estos conocimientos a los obreros.
Apoyemos
a todos los países que siguen siendo socialistas, pero conscientes de
sus limitaciones y, como la Revolución de Octubre, dirigiendo toda
nuestra actividad social hacia la conquista de la sociedad comunista
completa.
Notas:
[2] Conferencia de Paz de París, 1919.
[3] Statistics on World Population, http://www.ggdc.net/maddison/H istorical_statistics/
[4] Una gran iniciativa. Lenin.
[5]
"Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más que por una
violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones
burguesas de producción, es decir, por la adopción de medidas que desde
el punto de vista económico pareceraninsuficientes e insostenibles, pero que en el curso del movimiento se sobrepasarán a sí mismas y serán indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de producción." (El Manifiesto Comunista. Marx y Engels)
[6] Los problemas económicos del socialismo en la URSS. Stalin.
[8] Una gran iniciativa. Lenin.
[9] La consigna de los estados unidos de Europa. Lenin.
[10] El 18 de Brumario de Luis Bonaparte. Marx.
[11] Informe ante el XVIII Congreso del Partido. Stalin.
[12] Un paso adelante, dos pasos atrás. Lenin.
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