El ‘Ailan rohinyá’ se convierte en el símbolo de la masacre de la minoría musulmana en Birmania
La Vanguardia
La imagen de Mohammed Shohayet , de 16 meses, tendido boca abajo a la orilla de un río está siendo utilizada para denunciar ante el mundo las masacres del ejército birmano.
La imagen del cuerpo del pequeño Mohammed Shohayet, de 16 meses, tendido boca abajo a la orilla de un río está siendo utilizada por activistas para denunciar ante el mundo la masacre que está sufriendo en Birmania la minoría musulmana de los rohinyá. La imagen recuerda inequívocamente a la del niño kurdo Ailan Kurdi, que en 2015 dio la vuelta al mundo como símbolo del horror de la crisis de los refugiados en el Mediterráneo.
Su padre, Zafor Alam, ha explicado a la CNN que es el único superviviente de su familia, y que su esposa y sus dos hijos murieron al tratar de escapar de Birmania camino de Bangladesh. El joven, de 18 años, explica a la cadena que a principios de diciembre helicópteros del ejército birmano comenzaron a disparar sobre su aldea, por lo que tuvieron que huir y esconderse en la selva.
“Mi abuelo y mi abuela fueron quemados hasta morir. Todo nuestro pueblo fue quemado por los militares, no quedónada”, afirma. “Caminé durante seis días, no pude comer arroz durante cuatro días, no pude dormir durante seis días. Constantemente cambiamos nuestra ubicación, ya que los militares nos buscaban”, asegura.
Alam se separó de su familia durante el viaje y llegó al río Naf, que separa Birmania de Bangladesh. Afirma que comenzó a nadar y fue recogido por unos pescadores de Bangladesh, que le ayudaron a llegar al otro lado. Entonces, comenzó el proceso para conseguir que su familia cruzara el río. “Me puse en contacto con un barquero y le pedí que ayudara a mi esposa y a mis hijos para que cruzaran el río”. La mujer y los niños esperaban impacientes al otro lado.
“Llamé a mi familia el 4 de diciembre. Estaban muy desesperados por dejar Birmania. Fueron las últimas palabras que tuve con mi familia y cuando estaba hablando con mi esposa por teléfono, podía escuchar a mi hijo menor llamando ‘Abba-Abba’ (padre-padre)”. Apenas unas horas después de esa llamada telefónica, su familia trató de escapar.
“Cuando la policía birmana se percató de que la gente se preparaba para cruzar el río, abrieron fuego”, asegura. El barquero montó apresuradamente a toda la gente a bordo, pero el bote se sobrecargó y se acabó hundiendo. Un día después, el 5 de diciembre, supo lo que había ocurrido.
“Alguien me llamó y me dijo que el cadáver de mi hijo había sido encontrado”, recuerda. “Tomó una foto de mi hijo con el móvil y me la envió”.
Una comisión creada por el gobierno de Birmania negó el miércoles que las fuerzas gubernamentales hayan cometido abusos contra miembros de la minoría musulmana rohinyá, como denunciaron activistas en favor de los derechos humanos y puede observarse en un reciente vídeo grabado por soldados birmanos.
En un informe, publicado en el diario oficialista “Global New Light of Myanmar”, la comisión oficial asegura que “no ha encontrado suficientes evidencias” sobre las denuncias de violaciones, saqueos y ejecuciones sumarias presuntamente perpetradas por el Ejército birmano.
El gobierno birmano designó la comisión a principios de diciembre con el encargo de aclarar las causas del asalto armado del 9 de octubre contra tres puestos de la policía fronteriza, atribuido a insurgentes rohinyá, en el estado Rakhine, oeste del país, y que desató una campaña de represalia militar en la región.
Las autoridades niegan las acusaciones y mantienen que la actuación de las fuerzas de seguridad fue de acuerdo con la ley, una afirmación que también sostiene la comisión encabezada por un antiguo miembro de la junta militar que rigió el país durante casi medio siglo.
El comunicado oficial fue publicado días después de producirse el arresto de cuatro policías, entre el autor del vídeo divulgado el fin de semana, que recoge las humillaciones y los que propinan las fuerzas de seguridad a personas indefensas de la minoría musulmana rohinyá.
Al menos 30.000 civiles, la mayoría de esta minoría musulmana, han sido desplazados por la violencia en la zona, cerrada por el Ejército birmano al acceso de ayuda humanitaria, de la que dependían unas 150.000 personas, y observadores independientes.
Human Rights Watch acusa al Ejército de la quema de 1.500 casas desde el inicio de la campaña militar y exigió la apertura de la zona a la ayuda humanitaria, lo que también han reclamado la ONU y catorce misiones diplomáticas en el país. El documento oficial niega la destrucción de los edificios.
Más de un millón de rohinyá viven en Rakhine, donde sufren una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria en 2012 que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120.000 de ellos confinados en 67 campos de desplazados internos.
Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyá, sino que les considera inmigrantes bengalíes, y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20170105/413117035434/ailan-rohinya-simbolo-masacre-minoria-musulmana-birmania.html
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