martes, 21 de marzo de 2017

Libertinaje Digital

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¡A putear niña que ese es tu "derecho" aunque seas menor de edad!

Jorge Valín, columnista de Libertad Digital y miembro del ultraconservador Instituto Juan de Mariana, lleva la libertad de mercado al paroxismo al justificar la prostitución infantil.

Sin entrar en mayores profundidades, considera que si el Estado la combate, “al prohibir [a la prostituta infantil] su libre elección a trabajar y obligarla a estudiar, le estamos negando una fuente de financiación fundamental para ella y su familia”. Además, califica a los turistas sexuales de "héroes de la libertad". 

Sobre la base de que la regulación estatal es siempre perjudicial, Jorge Valín, colaborador de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana, defiende la libertad absoluta de mercado para todo, incluso para la prostitución infantil. En su blog personal, califica de héroes de la libertad a una serie de categorías que considera perjudicadas por los controles estatales y ahí incluye la prostitución infantil.

Señala que “probablemente la prostituta infantil no quiera serlo, pero a nadie le gusta trabajar (…) La prostituta menor de edad, suele trabajar, no para vivir mejor, sino para sobrevivir en la mayoría de casos. Al prohibirle su libre elección a trabajar y obligarla a estudiar, le estamos negando una fuente de financiación fundamental para ella y su familia. La prostituta infantil suele estar en países pobres donde apenas tiene alternativas. Su trabajo le permite sobrevivir, y no vivir mejor”. No tiene así ningún escrúpulo en mezclar infancia y "libre elección a trabajar" como prostituta. Eso sí, los niños que van al colegio son "obligados a estudiar". 

Valín, economista, también encuadra al turista sexual en la categoría de "héroe de la libertad". Se ampara en el economista del siglo XIX David Ricardo para presentar el turismo sexual como una ventaja comparativa en términos de competencia de algunos países frente a otros, y opina que los que tienen la fortuna de contar con ese reclamo “viven del turista sexual. Cuando el Estado lucha contra el negocio del turismo sexual por razones morales, lo único que está haciendo es ayudar a que la nación no obtenga el capital necesario para conseguir otras formas de producción en escenarios futuros”.

El economista realiza luego un añadido a sus propias consideraciones en la que se cura en salud calificando a la izquierda de neo puritana para señalar a continuación que “no defiendo la prostitución infantil, pero sí critico que en su nombre se cometan atrocidades o se mezcle con sentimientos (…) La situación es similar a la del trabajo infantil donde fue el capitalismo quien lo eliminó de verdad. En la Inglaterra de la Revolución Industrial muchos niños trabajaron y no fue ningún dirigente político quien acabó con la situación, sino la prosperidad y riqueza del libre mercado. Las leyes sólo favorecen las mafias, corrupción política y la pobreza de todos”. 

Valín obvia así factores que permitieron el progreso social en Occidente, como que las jornadas laborales de hasta 14 horas diarias en régimen de semiesclavitud a las que estaban sujetos hombres, mujeres y niños fueran descendiendo progresivamente, entre otras cosas por la movilización sindical y el reconocimiento creciente de derechos, y no por la voluntaria elección del libre mercado.

Pero el columnista de Libertad Digital sí recuerda a los sindicatos para incluir en su tipología heroica otra categoría, el matón. Explica que el matón contratado por quien lo pueda pagar debe defender de los “auténticos malos”, y éstos no son otros que los que define como “matones legalizados”. Entre los "malos" incluye “los sindicatos con los piquetes informativos, las fuerzas del Estado como la policía, bandas de delincuentes, etc.”

Otros mártires del libre mercado acosados por el Estado serían entre otros, según Valín, los traficantes de armas, los traficantes de niños, el empresario sumergido que evade impuestos, el chantajista que calla a cambio de dinero o el especulador financiero. 

El Plural


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