El
primer ministro de Líbano, Saad Hariri, anunció ayer su renuncia al
cargo, que asumió hace menos de un año, en un discurso por televisión en
el que cuestionó a Irán y al movimiento islamista chiita Hezbolá, por
propiciar los conflictos en la región.
El presidente Michel Aoun fue informado por teléfono por el propio Hariri de su salida y dijo que aguarda el regreso del funcionario para conocer las “circunstancias” de su renuncia, mientras la televisión saudí informó que fuerzas de seguridad libanesas frustraron hace unos días un atentado contra el primer ministro. De visita en Arabia Saudita, Hariri adelantó su decisión de dejar el cargo, al que había llegado como representante de una amplia coalición de fuerzas, inclusive el mismo Hezbolá.
“Hezbollah es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en otros países árabes. Y donde va Irán es para provocar conflictos y destrucción. La injerencia de Teherán en la región muestra su resentimiento contra la nación árabe”, advirtió el primer ministro.
En su mensaje, retransmitido por el canal de noticias árabe Al Arabiya y reproducido por canales locales y la agencia oficial ANN, Hariri consideró que en su país se vive un clima “similar” al que precedió el asesinato de su padre, Rafik Hariri, muerto en un atentado en febrero de 2005 cuando era primer ministro.
Sunnita aliado de Arabia Saudita, rival en la región de Irán, Hariri acusó a Hezbollah de “imponer un statu quo por la fuerza de sus armas”.
“Digo a Irán y a sus seguidores que van a perder y que sus manos serán cortadas si perjudican a la nación árabe y el mal se volverá contra ustedes”, afirmó.
Los gobiernos de Riad y Teherán respaldan a diferentes bandos en las guerras de Siria y Yemen. Desde fines del año pasado, Hariri encabezaba una amplia coalición en el país mediterráneo, con un gabinete integrado por representantes de casi todos los partidos políticos importantes del país, hasta del mismo Hezbollah.
Este movimiento islámico nació en 1982 con el apoyo de Irán en respuesta a la invasión israelí de el Líbano, y desde entonces lucha en el ámbito político, pero mantiene su brazo armado.
Esta formación está considera una de las fuerzas políticas más fuertes en Líbano, un país que acoge diversas confesiones. Su principal fuente de financiación es Teherán. En Siria lucha del lado del presidente Bashar al Assad.
En su discurso, Hariri vaticinó a los libaneses que conseguirán “vencer el tutelaje interno y externo” con la fuerza de su “determinación”.
“Sé que se está confabulando en secreto contra mi vida”, dijo Hariri en el discurso, y un rato después la denuncia pareció confirmarse, cuando el canal informó de que las fuerzas de seguridad libanesas frustraron un atentado en su contra en Beirut.
La información reveló, sin fuente, que los autores del complot desconectaron las cámaras de las torres de vigilancia que había en la ruta por donde iba a pasar la comitiva oficial.
La dimisión de Hariri se da un día después de que recibiera en Beirut a Akbar Velayati, asesor del líder supremo de Irán, Alí Jamenei.
El presidente Michel Aoun fue informado por teléfono por el propio Hariri de su salida y dijo que aguarda el regreso del funcionario para conocer las “circunstancias” de su renuncia, mientras la televisión saudí informó que fuerzas de seguridad libanesas frustraron hace unos días un atentado contra el primer ministro. De visita en Arabia Saudita, Hariri adelantó su decisión de dejar el cargo, al que había llegado como representante de una amplia coalición de fuerzas, inclusive el mismo Hezbolá.
“Hezbollah es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en otros países árabes. Y donde va Irán es para provocar conflictos y destrucción. La injerencia de Teherán en la región muestra su resentimiento contra la nación árabe”, advirtió el primer ministro.
En su mensaje, retransmitido por el canal de noticias árabe Al Arabiya y reproducido por canales locales y la agencia oficial ANN, Hariri consideró que en su país se vive un clima “similar” al que precedió el asesinato de su padre, Rafik Hariri, muerto en un atentado en febrero de 2005 cuando era primer ministro.
Sunnita aliado de Arabia Saudita, rival en la región de Irán, Hariri acusó a Hezbollah de “imponer un statu quo por la fuerza de sus armas”.
“Digo a Irán y a sus seguidores que van a perder y que sus manos serán cortadas si perjudican a la nación árabe y el mal se volverá contra ustedes”, afirmó.
Los gobiernos de Riad y Teherán respaldan a diferentes bandos en las guerras de Siria y Yemen. Desde fines del año pasado, Hariri encabezaba una amplia coalición en el país mediterráneo, con un gabinete integrado por representantes de casi todos los partidos políticos importantes del país, hasta del mismo Hezbollah.
Este movimiento islámico nació en 1982 con el apoyo de Irán en respuesta a la invasión israelí de el Líbano, y desde entonces lucha en el ámbito político, pero mantiene su brazo armado.
Esta formación está considera una de las fuerzas políticas más fuertes en Líbano, un país que acoge diversas confesiones. Su principal fuente de financiación es Teherán. En Siria lucha del lado del presidente Bashar al Assad.
En su discurso, Hariri vaticinó a los libaneses que conseguirán “vencer el tutelaje interno y externo” con la fuerza de su “determinación”.
“Sé que se está confabulando en secreto contra mi vida”, dijo Hariri en el discurso, y un rato después la denuncia pareció confirmarse, cuando el canal informó de que las fuerzas de seguridad libanesas frustraron un atentado en su contra en Beirut.
La información reveló, sin fuente, que los autores del complot desconectaron las cámaras de las torres de vigilancia que había en la ruta por donde iba a pasar la comitiva oficial.
La dimisión de Hariri se da un día después de que recibiera en Beirut a Akbar Velayati, asesor del líder supremo de Irán, Alí Jamenei.
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