miércoles, 3 de enero de 2018

Indulto y conflicto político en Perú


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Indulto y conflicto político en Perú


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Desconectado del país el presidente Pedro Pablo Kuczinsky navega al garete
por José Suárez Danós
Muchos ciudadanos del mundo se preguntan, ¿qué originó el actual conflicto político en el Perú?
Y la respuesta es sencilla: dos hechos políticos irregulares ocurridos en solo 72 horas.
El primer hecho político
El inicio de la coyuntura –el explosivo- fue una amañada votación el 21 pasado en el Congreso como fin del juicio político que determinaba si se destituía o no de la presidencia del Perú a Pedro Pablo Kuczinsky (PPK), por incapacidad moral permanente.
Aunque la insuficiencia de votos contra PPK definió que siguiera ejerciendo el cargo (2016-2021), las evidencias y pruebas de corrupción presentadas en su contra durante el público juicio político han creado en la ciudadanía la convicción que Kuczinsky es un individuo inmoral –o al menos amoral-.
Y si bien el juicio político cumplió con pautas democráticas y discursos de altura por parte de quienes acusaban, la defensa legal de Kuczinsky convirtió su alegato en tragicomedia.
Los cargos tan irrebatibles contra Kuczinsky –aún lo son- hacían que una defensa sostenida sobre argumentación veraz hubiere concluido con PPK destituido y rumbo a prisión.
Es por ello que su abogado decidió apelar al controversial uso de la argumentación falaz -el razonamiento engañoso-, pretendiendo manipular al parlamento y ciudadanía peruana para evitar que fuese destituido.
Exponiendo abundantes falacias argumentativas, el letrado recreó escenarios imaginarios engañosos de un PPK virtuoso en la trama, cuales ejemplos eximentes de culpa.
Sin embargo, al término del juicio político y su votación amañada, la población sigue objetando la permanencia de PPK en la presidencia. Su sentir es que un voto artificioso no modifica en nada la corrupción de PPK, pues aún vulnera la legitimidad, legalidad, ética y moral requeridas para ejercer el mandato del Perú.
Por otro lado, el resultado de la votación parlamentaria desnudó el endeble sistema político nacional que bajo la etiqueta de democracia neoliberal, convive desde 1990 a la fecha con la corrupción y la transgresión de la ley desde la función pública.
El segundo hecho político
Este suceso –decisorio, el detonante- aconteció el 24 de diciembre de 2017, cuando, luego de escapar a la destitución, Kuczinsky otorgó el indulto presidencial al reo ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000).
Este acontecimiento fue el que precipitó que grupos ciudadanos tomaran las calles para protestar y ha generado la convulsión política presente. El indulto liberó a Fujimori cuando recién se cumplían 12 de los 25 años de su condena a prisión, por delitos de lesa humanidad y corrupción.
Para muchos abogados especialistas el indulto burló procedimientos de ley y tenía como propósito retribuir el voto fujimorista que salvó a Kuczinsky de ser vacado del cargo.
Algunos políticos lo han señalado como un canje político y un pago de favores de PPK, configurando ello delito y prueba adicional de su corrupción e inmoralidad permanentes para el cargo.
En un modesto parecer, la coyuntura política se habría evitado si el Congreso hubiese destituido oportunamente a PPK como correspondía o éste, por honor, hubiere renunciado.
Ahora la coyuntura ha alcanzado el nivel de crisis política interna y externa.
En nuestra percepción la crisis es más de carácter moral y judicial que política, pues la corrupción viene siendo el punto de conflictividad entre ciudadanía y autoridades.
En ella, los casos de PPK y Fujimori son emblemáticos.
El falaz abogado de Kuczinsky quizá nos refute argumentando que Dimas (el ladrón bueno) y Gestas (el ladrón malo), hoy gozan finalmente del paraíso como les prometiera Jesús. En fin…
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