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I.
Fue Luis Videgaray Caso quien habría estado involucrado en el soborno
al exgobernador César Duarte para comprar votos en Chihuahua, Veracruz y
Coahuila; y en todas las maniobras como alter ego de Enrique Peña desde
que se juntaron en el Estado de México. Fue Videgaray el de la colecta
para la campaña electoral de Peña en 2012. Y quien trajo a Donald Trump
dándole trato de funcionario estadunidense, inventó lo del yerno del
republicano, por medio del cual enredó más las relaciones con él,
poniéndole al país como blanco para su obsesión de levantar el muro; y
desde la Secretaría de Relaciones Exteriores –con dinero ajeno– viaja
cada semana a Washington, dizque para “arreglar” lo que desarregló con
sus aires de todopoderoso. Y condicionado a encubrir su paso por la
Secretaría de Hacienda (el de Videgaray), puso a “Mid” de candidato; por
debajo de la mesa impulsó a Ricardo Anaya por medio de los Chuchos
del Partido de la Revolución Democrática y ordena a su alfil Aurelio
Nuño embestir a Andrés Manuel López Obrador. También, junto con Carlos
Salinas de Gortari puso en Hacienda a José Antonio González Anaya
–concuño de Salinas–; y pidió al góber de Chihuahua parar la investigación del soborno a Duarte a cambio de más dinero federal.
II. Él es quien, en calidad de vicepresidente –sino es que de presidente–, toma todas las decisiones del peñismo y de las secretarías. Por eso vetó a Miguel Ángel Osorio Chong. Y maneja a su antojo a los secretarios como Ildefonso Guajardo, también a “Mid”, a Eruviel Ávila y a Alfredo del Mazo. Es Videgaray el que tiene el micrófono del chip en la oreja de Peña; puso a Emilio Lozoya en Petróleos Mexicanos para lo de Odebrecht. Y como secretario de Hacienda triangulaba sobornos para las campañas del Partido Revolucionario Institucional, del Verde y de los que se dejaban, para controlar las elecciones. Metió las manos en todos los asuntos federales y promovió a los “nuevos priístas”: Javier Duarte, César Duarte, Roberto Borge Ángulo, Héctor Astudillo. Contrató al empresario Alejandro Gutiérrez para el millonario soborno entre César Duarte, Gutiérrez y Videgaray. Así que no hay asunto donde no esté su mano negra. Parece mansito, pero es un hábil manipulador y sabe escabullirse. Ése es Videgaray, el mismo que no ha podido probar de dónde obtuvo las obras de arte (pinturas) con las que –dice– pagó su mansión con campo de golf para jugar con Peña, Luis Miranda, Luis Vega.
III. Es Videgaray quien puso en el PRI a Ochoa. Y en complicidad con Peña renunció a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para tratar de eludir la responsabilidad de la cuantiosa deuda pública que por 5 billones de pesos comprometió el crédito mexicano internacional; y que durante el penúltimo año del sexenio de Peña se incrementa 507 millones de pesos por día (Juan Carlos Miranda, La Jornada, 31 de diciembre de 20l7). Y que además, no sabemos a dónde fueron a parar. El responsable de esta ancla para el crecimiento económico es Videgaray, al que habrá de exigírsele cuenta y razón; porque obviamente, la corrupción ha metido la mano para enriquecer a funcionarios del primer nivel presidencial. Por lo que Videgaray quiere que “Mid” sea el heredero de Peña en Los Pinos, a fin de que los salve de un juicio penal y político. Pero en las urnas está la oportunidad pacífica de librase de esa delincuencia montada en las instituciones. Ya no hay que buscar más, Videgaray es el truculento manipulador del régimen peñista.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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III. Es Videgaray quien puso en el PRI a Ochoa. Y en complicidad con Peña renunció a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para tratar de eludir la responsabilidad de la cuantiosa deuda pública que por 5 billones de pesos comprometió el crédito mexicano internacional; y que durante el penúltimo año del sexenio de Peña se incrementa 507 millones de pesos por día (Juan Carlos Miranda, La Jornada, 31 de diciembre de 20l7). Y que además, no sabemos a dónde fueron a parar. El responsable de esta ancla para el crecimiento económico es Videgaray, al que habrá de exigírsele cuenta y razón; porque obviamente, la corrupción ha metido la mano para enriquecer a funcionarios del primer nivel presidencial. Por lo que Videgaray quiere que “Mid” sea el heredero de Peña en Los Pinos, a fin de que los salve de un juicio penal y político. Pero en las urnas está la oportunidad pacífica de librase de esa delincuencia montada en las instituciones. Ya no hay que buscar más, Videgaray es el truculento manipulador del régimen peñista.
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