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El ministerio peruano de Economía y Finanzas anunció un estancamiento inexistente, por Germán Lench Cáceres
- Alarmismo del MEF debe ser investigado
Actualmente tenemos un déficit fiscal del casi 3.5% que debe ser el límite con una tendencia a que disminuya dicen los miembros del equipo económico, con un trabajo más consistente, de la SUNAT (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), para alcanzar la meta de déficit de 1.5% al 2021.
La burocracia del MEF ha generado con irresponsabilidad expectativas negativas en la economía con predicciones que ocasionan descontento en los inversionistas y consumidores, quienes reaccionan frente al comportamiento de las variables económicas como la inflación, tasa de interés, inversión privada en minería e inversión pública, empleo, tributos entre otras.
Cualquier acción que un poder del Estado adopte como consecuencia de una transparente investigación referida a posibles actos de corrupción del gobierno no debe ser interpretada negativamente, por lo contrario los inversionistas que antes sabían que tenían que pagar coimas para concursar en obras de alto costo y ahora no lo harán, generarán mayor inversión.
Para acortar la brecha fiscal provocada por el equipo económico y por un ruido político espantoso e innecesario, los gobernantes pertenecientes a la “alta tecnocracia dorada” con conocimientos de última generación, debieron tener cuidado de lo que ofrecían en la campaña electoral, como el incremento de sueldos en varios sectores educación, salud, defensa, baja de los impuestos como la tasa del IGV que no se cumplió y dar mejor calidad de vida a la población a través de cambios radicales en el sector público.
Sin embargo cualquier cambio en el futuro en el gobierno central, los nuevos integrantes del equipo económico tendrán que ejecutar acciones para evitar el incremento del déficit fiscal o disminuirlo, así mismo se deben generar confianza y transparencia en el manejo de las finanzas, adoptando medidas para reducir radicalmente el gasto improductivo, aumento de la tributación de las grandes empresas, reorganización inmediata de la SUNAT y refuerzo del cuerpo de inspectores, aumento de las investigaciones a grandes fortunas que no pagan impuestos y son muchas.
El cambio en el Ejecutivo debe ser rápido para así atraer la inversión que genera empleo, mejora ingresos en la población, alimenta el consumo y engrosa la recaudación tributaria. Y reducir el déficit fiscal es un punto de partida necesario para atraerla, además de mejorar las condiciones de competitividad.
Finalmente es claro que el gobierno central no reconoció el momento adecuado para quitar el pie del acelerador en la aplicación de la política fiscal activa, a tal punto que el problema del financiamiento del déficit fiscal podría tener un desenlace macroeconómico inoportuno para el país. La respuesta no está en no tener un plan para arreglar el problema fiscal, sino en buscar la mejor escuela de pensamiento económico para proponer políticas económicas apropiadas según la realidad del país.
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