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El tándem Varoufakis-Tsipras hacia el desastroso acuerdo que firmaron con el Eurogrupo, en la reunión del 20 febrero de 2015
El
reto, que presenta la crítica de la política que llevó a cabo el
gobierno griego en 2015, no consiste principalmente en determinar las
responsabilidades respectivas de Tsipras o de Varoufakis como
individuos. Lo fundamental es analizar la orientación político-económica
que fue puesta en práctica, con el fin de determinar las causas del
fracaso, de ver qué otras opciones se podrían haber tomado y aprender
las lecciones pertinentes sobre lo que un gobierno de la izquierda
radical puede hacer en un país de la periferia de la zona euro.
El desastroso acuerdo del 20 de febrero exigía el pago de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses. , más austeridad y privatizaciones. En los días y semanas que siguieron a la agresión del BCE BCE
Banco central europeo El Banco Central Europeo es una institución radicada en Fráncfort, creada en 1998. Los países de la zona euro* le transfirieron sus competencias en materia monetaria y su funcióin oficial es el de asegurar la estabilidad de precios (luchar contra la inflación) en dicha zona. Sus tres órganos de decisión (El Consejo de Gobierno, el Comité Ejecutivo y el Consejo General) están compuestos por los gobernadores de los bancos centrales* de los países miembros y/o de “reconocidos” especialistas. Sus estatutos le hacen “independiente” políticamente pero está directamente influenciado por el mundo financiero. contra Grecia, el 4 de febrero de 2015 (véase: http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem), se desarrollaron intensas negociaciones que desembocaron en el acuerdo del 20 de febrero, confirmado el 24 de febrero. Por éste, que prolongaba cuatro meses el segundo memorando rechazado por la población griega, el gobierno de Alexis Tsipras se comprometió a reembolsar todas las deudas según el calendario previsto —por un total de 7.000 millones de euros entre febrero y fines de junio de 2015, de los cuales 5.000 millones al FMI FMI
Fondo monetario internacional El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.
A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.
Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).
Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).
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— y a someter al Eurogrupo las nuevas medidas de austeridad y de privatizaciones. Seguiremos y analizaremos la secuencia de los acontecimientos en esta parte. El relato realizado por Varoufakis de las negociaciones con el Eurogrupo merece ser conocido y los invito a leerlo completo.
El 5 de febrero de 2015, Yanis Varoufakis, acompañado de Euclides Tsakalotos, estaba en Berlín para reunirse con Wolgang Schäuble, [2] su homólogo alemán, y también con Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro federal de Economía, en el marco de la gran coalición entre la CDU-CSU de Angela Merkel y el SPD.
El contacto con Schäuble comenzó mal ya que el ministro alemán se negó a estrecharle la mano. Varoufakis destaca los dos puntos siguientes: «Primero, no pedía una cancelación de la deuda, y quise dejar claro que mis propuestas de canje de deuda beneficiarían tanto a Alemania como a Grecia. Segundo, subrayé la importancia que había puesto en la persecución del fraude fiscal y en la aplicación de reformas efectivas que estimularan el emprendimiento, la creatividad y la probidad en todas las capas de la sociedad griega.» [3]
Varoufakis aclara que se trataba por su parte de una propuesta totalmente seria. Y, en aquel momento, aprovechó para explicarle a Schäuble algo que el ministro alemán seguramente ya sabía: que en el seno del ministerio griego de Finanzas, el servicio de la agencia tributaria había estado confiado a una persona del sector privado.
Varoufakis lo explica: «Yo no había nombrado a la persona que estaba a su cargo, ni tampoco tenía que darme ninguna explicación, ni a mí ni al Parlamento, aunque yo fuera el responsable de sus acciones. Mi propuesta consistía en lo siguiente: nombraría inmediatamente un administrador alemán con unas credenciales intachables y una reputación sin mácula, que rendiría cuentas ante nosotros dos, y si esa persona necesitaba un respaldo mayor de su ministerio, yo no pondría ningún problema.» (p. 317). Sobre ese punto, Varoufakis proponía una solución que constituiría, si hubiera sido aplicada, un abandono aún más importante de soberanía, directamente en provecho del gobierno alemán.
Pero Schäuble no estaba interesado en eso y pasó al tema que estaba en el núcleo de toda su estrategia y de sus motivaciones profundas: «su teoría de que el “excesivamente generoso” modelo social europeo ya no era sostenible y debía abandonarse. Al comparar los costes de mantener en Europa un sistema de Estados del bienestar con la situación actual en lugares, como India y China, donde no existe ningún tipo de seguridad social, concluía que Europa estaba perdiendo competitividad y que iba a quedarse estancada, La solución era que se produjera un recorte masivo de las prestaciones sociales, como si estuviera diciendo que había que empezar por alguna parte, y que esa “alguna parte” muy bien podía ser Grecia.» [5]
Los dirigentes europeos tienen un reto central: rebajar los salarios en toda Europa, además de las pensiones y las ayudas sociales; precarizar los contratos, limitar el derecho de huelga, reducir los gastos sociales en el presupuesto del Estado, privatizar, etc. Si Varoufakis, Tsakalotos, y el círculo dirigente en torno a Tsipras, se hubieran tomado en serio el mensaje de Schäuble que, dos días antes, su homólogo italiano ya había transmitido a Varoufakis durante su visita a Roma, habrían comprendido que la propuesta de canje de deudas no tenía ninguna posibilidad de convencer al gobierno alemán y a todos los gobiernos de la zona euro, que hacen del aumento de la competitividad (en beneficio Beneficio Resultado contable positivo neto fruto de la actividad de una sociedad. El beneficio neto es el beneficio después de impuestos. El beneficio a distribuir es la parte de aquél que puede ser repartido entre los accionistas. de las grandes empresas exportadoras privadas) su objetivo principal. [6] Si la propuesta de Varoufakis hubiese sido aceptada, habría permitido al gobierno griego librarse del cerco de la deuda. Pero el gobierno alemán y la mayoría de los otros gobiernos de la zona euro (o todos) necesitan ese cerco para imponer que se siga aplicando su modelo, y así aproximarse a los objetivos que se fijaron. Deseaban fervientemente hacer fracasar el proyecto de Syriza, con el fin de demostrar a los pueblos de Europa (y del mundo) que es inútil conseguir que accedan al gobierno fuerzas que pretendan romper con la austeridad y el modelo neoliberal.
Para imponer esos retrocesos sociales, los dirigentes europeos disponen también de la moneda única, el euro, ya que eso permite obligar a la devaluación Devaluación Modificación a la baja del tipo de cambio de una moneda frente a otras divisas. interna, [7] que, principalmente, consiste en una reducción de salarios.
Syriza no había requerido a sus electores un mandato para salir de la zona euro, por el contrario el gobierno de Tsipras tenía un mandato muy claro para actuar en pro de la anulación de la mayor parte de la deuda pública. Por lo tanto, era fundamental priorizar ese objetivo. Sin embargo, Varoufakis y el círculo de Tsipras habían decidido, rápidamente, evitar o abandonar ese objetivo.
Antes de que terminara la entrevista, Varoufakis se tomó el tiempo para presentar sus argumentos a favor de un canje de deuda y le dio a Schäuble la propuesta escrita que ya había defendido en París, Londres, Roma y Fráncfort. Según Varoufakis, Schäuble ni siquiera miró el documento. Automáticamente se lo pasó a uno de los Secretarios de Estado, informándole que era para las «instituciones» de la Troika Troika Troika : el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo .
Luego, dieron una conferencia de prensa. Schäuble, descartando la posibilidad de un entendimiento, declaró sin más: «Estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo» (p. 320)
Después de esa salida de tono, Varoufakis habló en forma ecuménica: «Por delante de todo, visito a un hombre de Estado, europeo, para quien la unidad europea es el proyecto de una vida entera, y cuyo trabajo y esfuerzo por unificar Europa he seguido con gran interés Interés Cantidad pagada como remuneración de una inversión o percibida por un prestamista. El interés se calcula sobre la base de la cantidad de capital invertido o prestado, de la duración de la operación y del último tipo aplicado en ese momento. desde los años 80.» Durante su intervención, Varoufakis indicó: «Sobre los desafíos generales a los que se enfrenta la UE, propuse que respetáramos los tratados y procesos existentes sin destruir el delicado germen de la democracia» (p. 321) ¿Cómo podemos seriamente imaginar que el respeto a los tratados y a los procedimientos de la UE es compatible con la eclosión del frágil brote de la democracia? El conjunto de la obra de Varoufakis demuestra, por otro lado, que el yugo de la UE ponía en peligro la democracia griega.
No era necesario invocar, por el lado griego, el respeto a los tratados ya que eso otorgaba un argumento muy fuerte a los dirigentes europeos para exigir a Atenas su aplicación. Se tenía que haber evitado absolutamente, ya que los dos memorandos firmados por Grecia en 2010 y en 2012 tenían el valor de tratados internacionales.
Hay que señalar además que, según Varoufakis, durante la conferencia de prensa un periodista alemán le preguntó si, como ministro, iba a recordarle a Schäuble que el gobierno alemán estaba obligado a extraditar a Grecia a Michael Christoforakos, ex ejecutivo de la filial griega de Siemens.
Estaba comprobado que Michael Christoforakos había sobornado, por cuenta de Siemens, a políticos griegos con el fin de obtener contratos de Estado. Las autoridades griegas habían intentado arrestarlo, pero Christoforakos había huido a Alemania donde fue detenido. Desde entonces, los tribunales alemanes rechazan su extradición a Grecia.
Varoufakis explica que estaba escandalizado por el hecho de que las autoridades alemanas se negaban a poner a Christoforakos en manos de la justicia griega, pero que no podía expresarlo de ese modo durante una conferencia de prensa. [8] En consecuencia, respondió al periodista: «Estoy convencido de que las autoridades alemanas entenderán la importancia de colaborar con nuestro afligido Estado en su lucha contra la corrupción en Grecia. Confío en que mis colegas alemanes entiendan la importancia de que no parezca que, en función del lugar de Europa, se usa una doble vara de medir.» (p. 323)
Y la respuesta de Varoufakis: «Permanecí imperturbable y solté mi perorata habitual sobre la búsqueda de la sostenibilidad por parte de nuestro gobierno mediante propuestas moderadas para recalibrar de raíz el fallido programa de rescate de la Troika…» (p. 328)
De vuelta a Atenas
6 de febrero: A partir del 6 de febrero, Varoufakis se puso a trabajar con sus colaboradores (sobre su equipo, véase la cuarta parte de la serie) para preparar la primera reunión del Eurogrupo a la que el gobierno de Tsipras estaba invitado y que se celebraría en Bruselas el 11 de febrero: «Durante tres días y tres noches, la sexta planta del ministerio se transformó en un hervidero de actividad gracias al trabajo realizado por la gente de Lazard, y por mis colaboradores más cercanos, entre los que hay que nombrar a Glenn Kim, a Elena Panaritis…» (p. 330). James Galbraith, que acababa de llegar de Estados Unidos, se unió a ese equipo (sobre el Banco Lazard, Glenn Kim, Elena Panaritis y James Galbraith, ver http://www.cadtm.org/Varoufakis-se-rodeo-de-asesores ).
Simultáneamente, Varoufakis se sumergía en la actividad parlamentaria y participó de la primera reunión de gobierno al completo. El 6 de febrero, fue al parlamento para participar como diputado a la elección de la nueva presidenta del parlamento. «La decisión de nombrar a Zoe Konstantopoulou presidenta de la cámara estaba cargada de simbolismo. Durante las dos legislaturas anteriores, esta diputada de Syriza, inflexible y con una altura que impresiona, había expuesto, sin la ayuda de nadie, las flagrantes violaciones del reglamento llevadas a cabo por los gobiernos anteriores para aprobar las leyes dictadas por la Troika. Que saliera elegida como presidenta de la cámara era al mismo tiempo un placer y una declaración de principios: la función del Parlamento nunca más se reduciría a dar el visto bueno a su propia servidumbre». (p. 334)
Es la única vez que el nombre de Zoe Konstantopoulou se menciona en el libro de Varoufakis, que tiene más de 500 páginas. En ningún momento Varoufakis menciona la creación y el trabajo de la comisión de auditoría de la deuda griega, aunque hubiera estado en su sesión inaugural del 4 de abril de 2015. (Véase también, http://www.cadtm.org/Cronica-de-las-intervenciones-del y Acte officiel de création de la Commission de la Vérité sur la Dette publique). Tampoco menciona la comisión sobre las reparaciones de guerra reclamadas a Alemania por Grecia. Y no dice nada de la intensa actividad que Zoe Konstantopoulou desplegaba para contribuir a devolver el sentido a la actividad parlamentaria, y manteniendo discusiones públicas e internas sobre las opciones que se debían hacer.
7 de febrero. Primera reunión de la totalidad del gobierno
«Durante la mañana del 7 de febrero asistí a mi primera reunión del Consejo de Ministros.» Podemos imaginar que Varoufakis hable de la primera reunión del gobierno al completo, pero eso no es seguro. Solo es una suposición. A propósito de esa reunión, Varoufakis prosigue: «Me acordaba de la famosa frase de Oscar Wilde sobre la democracia: “No es práctica y va en contra de la naturaleza humana. Esa es la razón que hace que valga la pena ponerla en práctica”. Tras malgastar unas horas preciosas en una reunión de carácter ceremonial, durante la cual muchos de los presentes hablamos demasiado tiempo para decir muy pocas cosas, salí corriendo hacia el ministerio, donde el equipo de Lazard y mis colaboradores estaban trabajando en los tres non papers (documentos de trabajo sin estatus oficia - nota del autor) que me llevaría a Bruselas.» (p. 337) Es todo lo que Varoufakis nos dice de esa reunión. El aspecto lapidario de su comentario sobre la primera reunión del gobierno nos dice mucho sobre cómo percibe Varoufakis la manera de hacer política. También, sobre su desdén o incomprensión con respecto a las batallas que se tendrían que librar en el interior de un gobierno, como en el conjunto de la sociedad, si se quiere practicar la democracia. Varoufakis no intentó salir del círculo de Tsipras, al que estaba convocado cuando el príncipe lo juzgara necesario, ni tampoco ahora hace un cuestionamiento de su actitud.
9 de febrero: Varoufakis tampoco mostraba realmente interés por los debates en el Parlamento griego. La única vez en la que habló de una manera un poco elaborada, fue durante la sesión del Parlamento del lunes 9 y martes 10 de febrero, donde presentó y defendió las propuestas que haría durante la reunión del Eurogrupo que se celebraría, dos días más tarde, en Bruselas.
«Mañana debería decirle a mis colegas del Eurogrupo que aceptamos el principio de continuidad entre las promesas de los gobiernos anteriores y el mandato de nuestro nuevo gobierno…» (p. 339) Lo que era inaceptable dado el mandato que los electores habían dado al gobierno en las elecciones del 25 de enero. El programa de Tesalónica que constituía la referencia de Syriza durante la campaña electoral decía. «Nosotros nos comprometemos, frente al pueblo griego, a reemplazar desde los primeros días del nuevo gobierno —e independientemente de los resultados esperados de nuestra negociación— el memorando por un Plan Nacional de Reconstrucción». (Véase el recuadro sobre el programa de Tesalónica en laquinta parte). Si las palabras tienen algún significado, eso quería decir que Tsipras se comprometía como jefe de gobierno a afirmar ante el Eurogrupo y en cualquier otro lado, que su gobierno rechazaba el principio de la continuidad de los compromisos tomados por los gobiernos precedentes en lo que concierne a los memorandos. No se trata solamente del significado de las palabras, sino de la aplicación efectiva de una política de cambio. Varoufakis, al afirmar el principio de la continuidad sin hacer ninguna excepción, encerraba la negociación en el marco estrecho y coercitivo de la aplicación del memorando. Y eso fue, desgraciadamente, lo que pasó, especialmente, por esa primera renuncia en la aplicación del programa por el cual Syriza había accedido al gobierno.
Hay que leer atentamente el razonamiento de Varoufakis que conducía a la capitulación: «El documento oficial que describía el plan de rescate para Grecia, conocido como Memorando de Entendimiento [Memorandum of Understanding, MoU] era una lista de reformas (austeridad, eliminación institucional de las prestaciones sociales, objetivos de privatización, cambios administrativos y judiciales, etc.) que el gobierno anterior había aceptado como condiciones (condicionalidades en el lenguaje de la Troika) para recibir el segundo rescate. De ningún modo íbamos a poner en práctica esas condiciones, porque hacerlo implicaría aceptar un sufrimiento generalizado sin ganar absolutamente nada a cambio, sobre todo cuando ya se había transferido más del 90 % del préstamo de rescate, antes incluso de nuestra victoria electoral. Sin embargo, un estudio cuidadoso de la lista incluida en el MoU de 2012, me había dejado muy claro que era posible implementar muchas de sus medidas sin causar un enorme daño social. Al aceptar una parte de esas condiciones, que comprendían cerca del 70 % del MoU, a cambio de nuestras demandas, al mismo tiempo que rechazábamos las medidas realmente tóxicas del 30 % restante, lo que hacíamos era mover ficha de una manera estratégica.» (p. 340) Esa posición en la negociación constituía un abandono del compromiso del programa de Tesalónica de reemplazar el memorando por un plan de reconstrucción. Dice haber declarado en el Parlamento: «Como socios sensatos, debemos incluir en nuestro plan de reformas hasta el 70 % de las medidas incluidas en el actual programa de rescate…» (p. 340)
Varoufakis anunciaba, dentro de esa lógica de sumisión, lo siguiente: «Me comprometo a no aprobar ninguna ley durante las negociaciones, que ponga en riesgo nuestro objetivo de conseguir un pequeño superávit presupuestario primario.» (p. 339). Eso significaba que el ministro de Finanzas se opondría a cualquier ley, aunque fuera muy buena y necesaria, si el impacto presupuestario pudiera desembocar en una incapacidad para liberar un excedente primario. [10] Por lo tanto, se proseguía con la letal dictadura del excedente primario. Pero no es teórico sino muy práctico. En el momento que Varoufakis dijo eso, sabía que los acreedores, comenzando por el BCE, no tenían intención de proveer de medios financieros a Grecia (como se ha mencionado antes «el 90 % del préstamo de rescate ya había sido pagado antes de que nos eligieran» y Varoufakis sabía que la Troika no tenía intención de pagar el 10 % restante). No obstante, en el programa de Tesalónica, la posibilidad de liberar un excedente primario se basaba en el hecho de que le pagarían a Grecia lo que le debían —se trataba de 2.000 millones € de beneficios obtenidos por el BCE sobre los títulos griegos y del saldo que la Troika debía pagar a Grecia en el marco del segundo memorando que debía terminar el 28 de febrero de 2015— [11] Varoufakis sabía que eso no pasaría, lo que quería decir claramente que la suma prevista para combatir la crisis humanitaria y relanzar la economía no estaría disponible si Grecia se comprometía a respetar los compromisos anteriores: reembolsar a los acreedores (más de 5.000 millones antes del 30 de junio de 2015 al FMI) y liberar un excedente primario. Tuvo mucho cuidado de no explicar todo eso a los parlamentarios—que en su mayoría no son economistas— y les vendió humo como lo hacen regularmente todos los ministros de Finanzas.
«Ese gesto levantó un gran escándalo: los partidos del establishment me acusaron de no haber cedido lo bastante ante la Troika, mientras la izquierda me vapuleó por haber cedido demasiado.» (p. 341)
Con estas palabras fuertes concluía su introducción que, de hecho, se aplicarían muy rápidamente en línea con lo que había presentado al Parlamento, de acuerdo con Tsipras: «Si no contempláis la posibilidad de abandonar las negociaciones, entonces lo mejor sería que ni siquiera os sentéis a negociar. Si no podéis entender la idea de llegar a un punto muerto, sería mejor que os confinarais al papel de meros suplicantes que imploran al déspota que le conceda unos pocos privilegios, y que aceptan en el momento de la valoración final aquello que el déspota les conceda. » (p. 339)
Ese tipo de declaración es típica de la conducta de Varoufakis y Tsipras: adoptan una actitud muy moderada en la negociación que es secreta, multiplicando las concesiones, al mismo tiempo que se expresan repetidamente con fuertes palabras radicales ante el público. Dado que los medios dominantes, la Troika, los partidos griegos de derecha… atacaban a Varoufakis y Tsipras como irresponsables izquierdistas, la ilusión funcionó. Y su radicalidad y su voluntad de resistencia frente a la Troika parecían incontestables. [12]
En el resumen de la presentación de su política en el parlamento griego, Varoufakis no alude en ningún momento a la reivindicación de la anulación de la mayor parte de la deuda inscrita en el programa de Tesalónica. Eso contrastaba con el discurso pronunciado en el mismo lugar por Zoe Konstantopoulou después de su elección como presidenta del parlamento el 6 de febrero de 2015: «Se emprenderán iniciativas con el fin de que el parlamento contribuya de manera esencial a promover las reivindicaciones de anulación de la mayor parte de la deuda y de la integración de las cláusulas de crecimiento y de garantías Garantías Acto que proporciona a un acreedor una seguridad en el cumplimiento del compromiso del deudor. Distinguimos entre garantías reales (derecho de retención, fianza, prenda, hipoteca, privilegio) y las garantías personales (caución, aval, carta de intención, garantía autónoma). de contención de la crisis humanitaria y de socorro a nuestro pueblo. La diplomacia parlamentaria no es un ceremonial ni el equivalente a las relaciones públicas. Es una valiosa herramienta que es necesario poner en marcha para que sea útil tanto al presidente como a las comisiones de relaciones internacionales o comisiones de amistad, de manera que la causa griega, el pedido de una solución equitativa y benéfica para nuestro pueblo, por la anulación de la deuda y moratoria de los reembolsos, sea el objeto de una campaña interparlamentaria de reivindicación viva, que se apoye sobre la información directa de otros parlamentos y asambleas parlamentarias y también de los pueblos europeos que ya se movilizan en solidaridad con nuestro pueblo.” (Véase el discurso en Discours prononcé par Zoé Konstantopoulou, lors de son élection en tant que Présidente du Parlement hellénique.) La presidenta del Parlamento griego tenía razón al insistir en la necesidad de declarar una moratoria sobre el pago de la deuda con el fin de obtener una anulación de la mayor parte de la misma. Era un condición sine qua non del respeto de los compromisos tomados por Syriza y el comienzo de los cambios prometidos a la población.
10 de febrero: Varoufakis buscaba el apoyo de la OCDE Organización de Cooperacion y Desarrollo Economicos
OCDE Creada en 1.960 y con sede en el Château de la Muette en París, la OCDE agrupaba en el 2.002 los quince miembros de la Unión Europea más Suiza, Noruega, Islandia; en América del Norte, Estados Unidos y Canadá; en Asia-Pacífico, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Entre 1.994 y 1.996, ingresaron tres países del Tercer Mundo: Turquía, candidata a entrar también a la Unión Europea; México, que con sus dos vecinos del Norte forma el ALCNA o NAFTA; Corea del Sur. Desde 1995 se han sumado tres países del ex bloque soviético: la República Checa, Polonia y Hungría. En el año 2.000, la República Eslovaca constituyó el miembro número treinta.
Lista de los países miembros de la OCDE por orden alfabético: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía.
Sitio web : . El 10 de febrero por la noche, Varoufakis organizó una recepción con grandes pompas para una delegación de la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE). Ángel Gurria, su secretario general, había llegado a Atenas. Se puede comprender perfectamente el interés de un gobierno para romper la estigmatización de la que era objeto por parte de la prensa internacional dominante y de la Troika. Pero Varoufakis apostó por lo alto: «Nos volvimos a reunir al día siguiente, a primera hora de la mañana. Esta vez en Maximos, ante las cámaras y rodeados de considerable pompa y ceremonia. El Primer ministro recibió al Secretario general de la OCDE con el viceprimer ministro, Dragasakis, y el ministro de Economía Stathakis y un servidor, para hacer público que el nuevo gobierno de Syriza trabajaría mano a mano con el club de los países ricos a fin de desarrollar un nuevo programa de reformas para promover el crecimiento (…). …confirmé que era posible aunar fuerzas con las instituciones mundiales más prestigiosas, que era posible tenerlas como socias, no como antagonistas…» (p. 343-344) «Disponer de la colaboración de una institución global tan prestigiosa no sólo nos ayudaría a diseñar ese programa, sino que también nos permitiría contar con su apoyo cuando estuviera acabado, una poderosa forma de adelantarnos a las inevitables críticas.» (p. 343) Recordemos que la OCDE es una organización internacional que participa directamente en la amplificación de las políticas neoliberales, sobre todo al otorgarles una coartada seudo científica. [13] Buscar romper el estigma no quiere decir loar a instituciones hostiles al abandono de las reformas neoliberales.
11 de febrero: la primera reunión del Eurogrupo con el gobierno griego.
El testimonio de Varoufakis sobre la composición y el funcionamiento del Eurogrupo es utilísimo y es una de las razones por las que vale la pena leer el libro.
«El Eurogrupo es un invento interesante. No disfruta de la cobertura legal de ningún tratado de la UE y, sin embargo, es el órgano donde se toman las decisiones más vitales de Europa. Además, la mayoría de los europeos, lo que incluye a la mayor parte de la clase política, apenas saben algo sobre él. Se reúne alrededor de una gigantesca mesa rectangular. Los ministros de Economía y Finanzas se sientan en los dos lados más largos de la mesa, acompañados de un único asistente que es también su representante en el Grupo de Trabajo del Eurogrupo. Sin embargo, el poder real se sienta en las dos cabeceras de la mesa.
En uno de los dos extremos, a mi izquierda, tenía al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. A su derecha se sentaba Thomas Wieser, el presidente del Grupo de trabajo del Eurogrupo y el verdadero poder real en la cabecera de la mesa; a su izquierda, se encontraban los representantes del FMI, Christine Lagarde y Poul Thomsen. En el otro extremo de la mesa, tenía a Valdis Dombrovskis, comisario por el euro y el diálogo social, cuyo verdadero trabajo consistía en supervisar (en nombre de Wolfang Schäuble) a Pierre Moscovici, el comisario de asuntos económicos y financieros, que estaba sentado a la izquierda del letón. A la derecha de Dombrovskis, en representación del BCE, se sentaban Benoît Cœuré y un poco más lejos, Mario Draghi. En la misma esquina donde se sentaba Draghi, pero ya dentro del lado más largo de la mesa, en el ángulo que quedaba a su derecha, se situaba Wolfang Schäuble. La cercanía entre ambos provocaría que en determinadas ocasiones la temperatura de la sala subiera de forma considerable, aunque nunca llegara a producirse ningún incendio.» (p. 345)
De alguna manera, el Eurogrupo es la institucionalización de la Troika ya que reúne el BCE, el FMI, los ministros de finanzas de la zona euro y los representantes de la Comisión Europea.
«En una reunión normal del Eurogrupo, un fascinante ritual ilustra la forma en que la troika y sus procedimientos han tomado el control del gobierno de la Europa continental » (p. 346)
«Cada vez que se presenta un asunto para que sea objeto de debate —por ejemplo, el presupuesto nacional de Francia o la evolución de los bancos de Chipre—, Dijsselbloem es quien anuncia el tema y después invita a los representantes de las instituciones a que expongan sus puntos de vista por turnos: primero, Moscovici en nombre de la Comisión Europea, después Christine Lagarde (o Poul Thomsen en su ausencia) en nombre del FMI, y finalmente Mario Draghi como representante del BCE (Benoît Cœuré es quien coge el relevo en las raras ocasiones en que Mario está ausente). Sólo después de que estos altos cargos, que nadie ha elegido en las urnas, ofrezcan su valoración y marquen el tono del debate, los ministros electos tienen la oportunidad de tomar la palabra. De hecho, en casi todas las reuniones en las que estuve presente, los ministros nunca recibieron un informe detallado de ninguno de los temas que se iban a tratar.»
Según Varoufakis: «Un espectador imparcial y sensato podría llegar a la fácil conclusión de que el objetivo del Eurogrupo es que los ministros aprueben y legitimen las decisiones que estas tres instituciones ya han tomado previamente» (p. 346)
Varoufakis indica que lo acompañaban Dragasakis y Chouliarakis, el Presidente del Consejo de economistas —que Dragasakis había colocado en el equipo de Varoufakis—
«Nuestro gobierno se enfrenta a la tarea de conservar una divisa preciosa sin agotar un capital importante: debemos ganarnos vuestra confianza sin perder la confianza de nuestro pueblo» (p. 347) (Subrayado del autor)
Luego explica que es muy importante para el gobierno griego tomar nuevas medidas para corregir las precedentes, injustas, y responder a la crisis humanitaria —contratar nuevamente al personal que fue despedido, aumentar las pensiones de aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza, restablecer el salario mínimo en el sector privado—.
«Añadí que todas las personas reunidas en el Eurogrupo tenían mi palabra de que estas medidas a pequeña escala no representarían un gasto considerable en los presupuestos.»
«…mencioné nuestra nueva colaboración con la OCDE y propuse trabajar a fondo con el FMI y el BCE en las áreas de su competencia…» (p. 348)
También explicó que el gobierno no sería dogmático sobre las privatizaciones, y que algunas podrían llevarse a cabo.
Expresó su voluntad de crear un banco público de desarrollo, y otro en colaboración con el BCE, con el fin de que se hiciera cargo de los préstamos impagados de los bancos privados.
Y además, pronunció una frase tremenda, en el mismo sentido de lo que ya había anunciado en el parlamento: «nuestro gobierno, tanto si nos gustaba a no, estaba obligado por el gobierno anterior a cumplir con un programa de rescate.» (p. 349)
Enseguida aborda el tema de la deuda: «La troika exigía que el arruinado Estado griego pagara casi 5.000 millones de euros al FMI antes de julio de 2015, y después, durante julio y agosto, unos 6.700 millones de euros adicionales a su propio Banco Central Banco central Entidad que, en un Estado, se encarga generalmente de la emisión de billetes de banco y del control del volumen de moneda y crédito. En España es el Banco de España quien asume dicho rol, bajo el control del Banco Central Europeo (BCE, ver más abajo).
El Banco Central de un país gestiona la política monetaria y tiene el monopolio de la emisión de la moneda nacional. Proporciona moneda a los bancos comerciales a un precio determinado por las tasas directoras, que son fijadas por el proprio banco.
. Propuse que empezáramos por algo más sencillo, como llegar a un acuerdo para que el BCE devolviera los 1.900 millones que debía a Grecia por los beneficios de nuestros bonos SMP acumulados durante años [es decir títulos que el BCE había comprado a los bancos privados entre 2010 y 2012. Nota de Éric Toussaint] Era dinero de Grecia. Si los acreedores querían que cumpliéramos con los plazos de pago, lo mínimo que podían hacer era darnos acceso a nuestro propio dinero. Cualquier otra cosa sería una invitación a no pagar.» (p. 350) Varoufakis agrega, en una nota pie de página, lo que hemos explicado correspondiente a su exposición al Parlamento griego, dos días antes: ¿qué sabría Varoufakis cuando dijo que «la troika ahora pretendía quedarse con ese dinero»? Lo sabía desde la víspera de las elecciones, gracias a un documento de Thomas Wieser, vicepresidente del Eurogrupo, que le había prevenido. (Capítulo 8, p. 350. nota 168) Por mi parte, todo eso lo relaté al comienzo de la quinta parte.
Por supuesto, Varoufakis tenía razón en pedir que se pagará al gobierno griego esa suma de cerca de 2.000 millones de euros.
Y termina precisando que el gobierno griego deseaba, «una auténtica negociación de buena voluntad para elaborar un contrato diferente entre nosotros, basado en un esfuerzo realista para obtener un superávit primario, así como una serie de políticas estructurales que sean a la vez eficientes y socialmente justas; incluyendo, por supuesto, muchos elementos del programa anterior que sí aceptamos. Necesitamos ciertas garantías sobre este asunto.» (p. 350-351) y agrega: «Una prórroga de esa clase no puede verse como una expresión de nuestra conformidad con la lógica del programa de reformas anterior, que nuestro pueblo ha rechazado.» (p. 351) Esta precisión está en total contradicción con otra parte de su discurso que ya citamos, cuando declaraba: «nuestro gobierno, tanto si nos gustaba a no, estaba obligado por el gobierno anterior a cumplir con un programa de rescate.»
En la discusión que siguió, Schäuble declaró de inmediato: «Unas elecciones no pueden cambiar la política económica». (p. 352) Y fue apoyado por las intervenciones de los ministros de Finanzas de las repúblicas bálticas, de Eslovenia, de Eslovaquia, de Finlandia, de Bélgica, de España, de Austria, de Irlanda…
Varoufakis nos dice que declaró: «…si estáis de acuerdo con Wolfgang, entonces os invito a que lo digáis de forma explícita y propongáis que suspendamos las elecciones en países como Grecia hasta que completemos el programa de rescate.» (p. 354)
Jeroen Dijsselbloem y Thomas Wieser (vicepresidente del Eurogrupo), después de eso, rechazaron que se distribuyeran los tres documentos preparados por Varoufakis para el Eurogrupo.
Pasemos al proyecto de comunicado que debía ser publicado al término del encuentro. Varoufakis nos cuenta: «Con echarle un vistazo tuve suficiente para saber que era inaceptable, porque de manera explícita exigía a Grecia que cumpliera el segundo programa de rescate con la implementación completa del MoU, eso sí, “con la máxima flexibilidad dentro del programa para adaptarse a las prioridades de las nuevas autoridades griegas”.» (p. 355)
Varoufakis pidió que la palabra «corregido» estuviera después de la palabra «programa». Schäuble rechazó esa enmienda y dijo que, si se enmendaba el memorando, habría que repetir la votación en el parlamento alemán, cuestión inconcebible.
Varoufakis se negó. Y como consecuencia se amenazó a Grecia: «si no hay acuerdo sobre el comunicado, el BCE cortará totalmente la liquidez a los bancos griegos cuando termine el segundo memorando, o sea, el 28 de febrero.» Varoufakis rechazó ese ultimátum. Alguien propuso que renunciara a su propuesta de la palabra «corregido» y se la reemplazara por «ajustado» Varoufakis aceptó a condición de que el texto mencionara que, en Grecia, había una crisis humanitaria. Dijsselbloem se negó, mientras Christine Lagarde, directora general del FMI, presionaba a Varoufakis.
Entonces, Varoufakis consultó por teléfono a Tsipras y Pappas, que también estaban en Bruselas, instalados en un hotel a la espera de la reunión de su primera cumbre europea que comenzaba al día siguiente. La conversación duró una hora. Varoufakis nos cuenta: «…debí cambiar de opinión tres o cuatro veces, pasando pou un “¡que les den!” a un “aceptemos el maldito comunicado y luchemos contra la troika cuando llegue la hora de definir en qué debe consistir ese programa ajustado”. Dragasakis, por su parte, me señalaba que debía convencer a Alexis para que cediera.» (p. 361)
Finalmente, Tsipras dijo a Varoufakis que rechazara el texto, lo que puso fin a esa reunión del Eurogrupo. Varoufakis resumió así ese primer round: «Los ministros de Economía y Finanzas de diecinueve países europeos, los líderes del BCE, del FMI y de la Comisión Europea, por no hablar de los asesores, los innumerables traductores y el personal de servicio, habían malgastado diez horas de su tiempo en chantajear a un solo ministro. Qué despilfarré de potencial humano, pensé.» (p. 363)
Volvió al despacho de la delegación y llamó a Tsipras para hacer un rápido balance Balance “Fotografía” a final de año de los activos (lo que la empresa posee) y pasivos (lo que la empresa debe) de una sociedad. Dicho de otra forma, los activos el balance aportan información acerca de la utilización de los fondos recabados por la sociedad. Los pasivos del balance informan sobre el origen de los fondos captados. .
«—Pon buen cara—me dijo—. La gente lo está celebrando en la calle y nos están dando todo su apoyo. ¡Anímate!»
«Un secretario me enseñó un tuit de su cuenta con una fotografía de la manifestación y el mensaje: “En las ciudades de Grecia y de Europa, el pueblo también está combatiendo en nuestra batalla negociadora. Ellos son nuestra fuerza”. …como descubriría al día siguiente, miles de personas llenas de entusiasmo se habían reunido en la plaza Sintagma mientras yo estaba encerrado con el Eurogrupo. Bailaban y llevaban pancartas que proclamaban “Arruinados pero libres” y “Stop Austeridad”. Al mismo tiempo, en un gesto que era incluso más conmovedor, miles de manifestantes alemanes, liderados por el movimiento Blockupy, habían rodeado el edificio del BCE en Frankfurt para expresarnos su solidaridad.» (p. 364)
Pero volvamos al relato de Varoufakis. Explica que después de haber pasado por el despacho de la delegación griega y conocer felizmente el alcance de las movilizaciones, dio, como se debe, una conferencia de prensa. Según su relato, declaró lo que sigue a propósito de la reunión con el Eurogrupo: «…Me ofrecieron una cálida bienvenida y la maravillosa oportunidad de presentar nuestros puntos de vista, análisis y propuestas, tanto sobre el contenido como sobre la hoja de ruta a seguir. Y como el lunes nos volveremos a reunir, creo que lo más normal y natural es que nos emplacemos a la reunión del próximo lunes.» (p. 365)
«Tanto mis amigos como mis adversarios me censuraron por tratar de engatusar al público. Muchas veces me han preguntado: ¿por qué no te fuiste de la lengua sobre lo que de verdad pasó ahí dentro? ¿Por qué no expusiste al gran público su chantaje y su desprecio a la democracia? La respuesta que doy es: porque no había llegado el momento.» (p. 365)
Varoufakis adoptó una actitud conforme a la política de la diplomacia secreta. De hecho, a partir de ese momento, y excepto un acontecimiento que pasó el 16 de febrero, entró en esta lógica infernal: nunca será el momento adecuado para decir la verdad sobre las negociaciones. A partir del 20 de febrero hasta la capitulación final de julio de 2015, Varoufakis continuó con esa actitud.
A pesar de que tenía a su disposición micros y cámaras cuando era ministro, nunca utilizó, salvo el 16 de febrero, la posibilidad que se le ofrecía de informar a la opinión pública sobre lo que realmente pasaba en la negociación. La misma actitud tuvo Alexis Tsipras, excepto durante un corto tiempo a fines de mayo de 2015, cuando se convocó el referéndum del 5 de julio.
12 de febrero. ¿Realmente una concesión?
Varoufakis explica que ese rechazo a firmar convenció a los líderes europeos a hacer una concesión. Dijsselbloem, aparentemente bajo orden de Angela Merkel, tomó contacto con Tsipras para proponerle anunciar que el gobierno griego y el Eurogrupo discutirían sobre los parámetros técnicos con el fin de avanzar en la ejecución del plan en curso, teniendo en cuenta los objetivos del nuevo gobierno. Nos podemos preguntar si Varoufakis tenía razón al afirmar que se trataba de una concesión. Nada menos seguro. Los dirigentes europeos, hablando de la ejecución del plan, mantenían su punto de vista. Al mismo tiempo, querían dar la impresión que estaban abiertos a la negociación, aunque demostrando que el gobierno griego era incapaz de comportarse de manera responsable y constructiva.
Por otra parte, Varoufakis explica que a partir de ese momento, se estableció un contacto directo entre Merkel y Tsipras, lo que finalmente originaría efectos negativos.
13, 14 y 15 de febrero en Bruselas
Varoufakis permaneció en Bruselas, después de la reunión del 11 de febrero, hasta la reunión siguiente del Eurogrupo convocada para el 16 de ese mismo mes. Según Varoufakis: «La canciller alemana quería que nuestro equipo técnico se reuniera con la troika para empezar a hablar de las propuestas y prioridades de nuestro gobierno.» (p. 371) Varoufakis reunió un equipo compuesto por Chouliarakis, cuatro asesores de Dragasakis, Elena Panaritis y Glenn Kim, quienes estaban encargados de trabajar con el equipo de la Troika en una tentativa de acercamiento (para saber más sobre estos asesores de Varoufakis, véase la cuarta parte). En bastidores, según Varoufakis, estaban también un enviado del banco Lazard y James Galbraith. Además, Varoufakis recibía consejos a distancia de Jeffrey Sachs y de William Buiter (economista en jefe del banco estadounidense Citigroup)
Paralelamente a las reuniones oficiales de trabajo que se desarrollaron esos días en Bruselas, Varoufakis, aconsejado por banqueros, se opuso al control de capitales. No hay que asombrarse que los asesores del banco Lazard y del Citigroup, así como Panaritis y Sachs por el Banco Mundial Banco mundial Creado en 1944 en Bretton Woods en el marco del nuevo sistema monetario internacional, el Banco posee un capital aportado por los países miembros (189 miembros el año 2017) a los cuales da préstamos en el mercado internacional de capitales. El Banco financia proyectos sectoriales, públicos o privados, con destino a los países del Tercer Mundo y a los países antes llamados socialistas. Se compone de las siguientes tres filiales.
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, estuvieran totalmente en contra de cualquier control de capitales. Incluso Galbraith también lo estaba. Fue un grave error, lo menos que se puede decir. Habría sido imprescindible un control con el fin de evitar la fuga de capitales. Evidentemente, no era necesario impedir los envíos modestos de fondos al extranjero. Había que imponer un control selectivo sobre los grandes flujos financieros. Y era totalmente viable.
El 14 de febrero. Tsipras envía a Varoufakis un proyecto de comunicado que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, le hizo llegar. Ese proyecto era de un tono totalmente diferente al que Dijsselbloem y Schäuble habían querido imponer el 11 de febrero, pero solo fue un señuelo. Desde el día siguiente, Varoufakis tuvo que desengañarse. Mientras que la tarde del 15 había comenzado bien con un encuentro con Moscovici, quien le sometió el texto de Juncker que Varoufakis aceptaba firmar, un poco más tarde Dijsselbloem le comunicó otro texto. Varoufakis nos lo cuenta: «Lo leí. Era todavía peor que el borrador que habíamos rechazado durante el primer Eurogrupo. Obligaba al gobierno griego a “completar el programa actual”, y solo nos permitía cumplir con nuestro mandato dentro de la “flexibilidad ya integrada en el programa actual”. Todas las concesiones incluidas en el borrador que Juncker nos había pasado la noche anterior, y Pierre hacía tan solo unos instantes, habían sido eliminadas. Hasta la frase “programa ajustado” había desaparecido por el camino. En este borrador, el programa, sin diluir ningún adjetivo, regresaba y pedía venganza.» (p. 385)
16 de febrero en Bruselas, segundo fracaso del Eurogrupo
El 16 de febrero se celebró la segunda reunión del Eurogrupo que rápidamente terminó en un fracaso, puesto que el texto sometido a Grecia era peor que el rechazado algunos días antes.
Durante la posterior conferencia de prensa, casi fue la única vez en que Varoufakis explicó públicamente que había un desacuerdo. Resume de esta manera lo que declaró a la prensa: «Me satisface poder decir que las negociaciones se han llevado a cabo en un ambiente de responsabilidad compartida, lo que demuestra claramente que tenemos el mismo propósito… poder establecer intereses comunes, para así alcanzar un nuevo contrato a largo plazo, sostenible y significativo, entre Grecia, la Europa oficial y el FMI. Además, no tengo ninguna duda de que las negociaciones continuarán mañana y al día siguiente hasta llegar a un acuerdo. Si eso es así, ¿cómo es posible que no hayamos podido ponernos de acuerdo en un comunicado, en una simple frase, que desbloquee inmediatamente este período de deliberaciones? La verdadera razón tiene que ver con un desacuerdo sustancial sobre si la misión que tenemos por delante consiste en completar un programa cuya lógica debería cambiar según el mandato otorgado a este gobierno, o si en realidad consiste en sentarse con nuestros socios con la mente abierta y repensar ese mismo programa, que según nuestro juicio de valor, y según la opinión de mucha gente que tiene las ideas muy claras, ha fracasado en su intento de estabilizar Grecia, ha generado una crisis humanitaria de grandes dimensiones y ha hecho que reformar Grecia, una tarea que es absolutamente esencial, sea hoy tan difícil.» (pp. 389-390)
Por segunda vez, Grecia dijo que no a la Troika. Varoufakis explicó a la prensa lo que pasó entre el 11 y el 16 de febrero y agrega para los lectores que por segunda vez en cinco días, el gobierno griego rechazó el plan de la Troika.
Esa segunda negativa dio lugar a manifestaciones de apoyo al gobierno en Grecia, y el grado de popularidad del mismo alcanzó el 75 %.
Pero Varoufakis y Tsipras jamás dirigieron un llamamiento al sostén solidario a las poblaciones de Europa y del resto del mundo. Y eso tuvo un papel, nada despreciable, en la dificultad de desarrollar un poderoso movimiento de solidaridad internacional con el pueblo griego. Por supuesto, habría sido necesario utilizar a fondo las posibilidades de comunicación ofrecidas por las redes sociales, lo que no se realizó por parte del gobierno griego ni por el núcleo dirigente alrededor de Tsipras. El hecho de funcionar dentro del marco de una diplomacia secreta, también alentó a los dirigentes europeos a mantener las peores prácticas de chantaje sin correr ningún riesgo de ser denunciados.
17, 18 y 19 de febrero en Atenas, el cambio hacia el acuerdo del 20 de febrero y la prolongación del memorando
Varoufakis explica que durante la primera reunión de lo que llama el «gabinete de guerra», después del fracaso del 16 de febrero, Tsipras, Pappas y Dimitris Tzanakopoulos, jefe del gabinete de Tsipras, eran favorables a romper las negociaciones. Varoufakis precisa que Tzanakopoulos le gritó: «¡Si quieres firmar el MoU tendrás que pasar primero por encima de mi cadáver!» Y en cuanto a Tsipras: «…también perdería la calma en alguna ocasión y amenazaría con reventar las negociaciones.» (p. 392-393) Spyros Sagias (secretario del gabinete) y Varoufakis eran partidarios de continuar con las negociaciones.
Una decisión que iba, muy claramente, en contra del programa de Syriza y del gobierno. Varoufakis terminó convenciendo al resto del gabinete de guerra de que había que obtener una prolongación del memorando: «Mi opinión, con la que coincidían Sagias y Dragasakis, era que nuestro mandato incluía la solicitud de una prórroga, siempre y cuando, para conseguirla no tuviéramos que aceptar el programa actual.» (p. 396)
Argumentaré en el siguiente artículo por qué habría sido mejor rechazar una prolongación del segundo memorando.
Varoufakis, por su parte, quería una prolongación del memorando aunque era bien consciente que Berlín pondría cuatro exigencias: proseguir con las reformas estructurales para mejorar la competitividad — lo quería decir claramente proseguir con los ataques contra los salarios, la seguridad social e ir todavía más lejos con las privatizaciones—, mantener el FMI en un futuro acuerdo —lo que implicaba prolongar el segundo memorando en curso por un tercer memorando a pesar de que Varoufakis no lo reconociera—, [14] definir que es la sostenibilidad de la deuda y sobre todo: «Reconocer las obligaciones financieras de Grecia con todos sus acreedores.» (p. 397)
Este último punto desató fuertes reacciones en el gabinete. Dimitris Tzanakopoulos, jefe de gabinete, se opuso: «¿Cómo íbamos a reconocer la legitimidad de toda la deuda con nuestros acreedores?» (p. 397)
Varoufakis explica que le contestó: «… podíamos “reconocer” la deuda pública griega si también insistíamos en la necesidad de reestructurarla de inmediato para que así los acreedores puedan recuperar una mayor cantidad de dinero. [15] El sector de Syriza que exigía una quita inmediata y unilateral, con el argumento de que la deuda era ilegal, montaría en cólera, por supuesto, pero al final fue est enfoque el que prevaldría en el seno del gabinete de guerra. Acordamos que yo escribiría al Eurogrupo con la solicitud formal de la prórroga.» (p. 397)
Esta decisión iba muy claramente en contra del programa de Syriza y del gobierno.
Por otra parte, Varoufakis explica que «el escenario más probable» que deseaban proseguir los dirigentes europeos era el siguiente: «… la prórroga sólo era un movimiento táctico al retrasar cualquier posible resolución, sólo tendrían que esperar a que agotáramos nuestra actual popularidad y las escasas reservas de liquidez que nos quedaban; y así, cuando la prórroga llegara a su fin, no habría ninguna duda de la inminente rendición incondicional de nuestro gobierno.» (p. 398)
Varoufakis afirma que, frente a ese escenario, obtuvo el acuerdo del gabinete de guerra para: «… la mejor estrategia era solicitar la prórroga, mientras, al mismo tiempo, indicábamos a la troika que, ante cualquier intento de debilitarnos cerrando el grifo de la liquidez, responderíamos con la negativa a hacer más pagos al FMI; que cualquier intento de colocarnos la camisa de fuerza que simbolizaba el programa vigente, o de negarnos la reestructuración de la deuda, recibiría como respuesta la ruptura de las negociaciones; y que cualquier amenaza de cerrar los bancos e imponer controles de capital provocaría la quita unilateral de los bonos SMP en propiedad del BCE, la activación del sistema de pagos paralelo y la reforma de la ley que rige al Banco Central de Grecia, para así restaurar la soberanía del Parlamento sobre la entidad.» (p. 398)
El problema fue que esta amenaza nunca jamás se comunicó a la Troika. Ni tampoco nunca se hizo pública. Varoufakis lo reconoce. En cuanto a su puesta en práctica, como se vera seguidamente, Tsipras y la mayoría del gabinete se opusieron claramente y Varoufakis aceptó eso hasta la capitulación final de julio de 2015.
Por otro lado, para esa etapa no disponemos del testimonio de Varoufakis. ¿Tendremos algún día un testimonio que confirme su afirmación? Es totalmente improbable que Tsipras confirme la versión de Varoufakis, ya que sería la confesión de su propia culpabilidad.
Todo pasó en un comité muy restringido y el resto del gobierno jamás fue informado, así como tampoco la dirección de Syriza. Y, además, a la población griega se la mantuvo completamente ajena a todo ello.
Varoufakis escribe: «Por la misma regla de tres, la peor estrategia era solicitar la prórroga, conseguirla y, entonces, si los acreedores se alejaban del espíritu del acuerdo provisional, no ser capaces de transmitirles nuestra voluntad de activar dichas medidas. Les expuse que si cometíamos ese error, nos pondrían a caldo durante el período de prórroga y, entonces, en nuestro momento de mayor debilidad, a finales de junio, nos machacarían.» (p. 398) Y es exactamente lo que pasó. Varoufakis, con el acuerdo del núcleo en torno a Tsipras, pidió la prolongación del memorando sin señalar ninguna determinación para pasar a la acción Acción Título mobiliario emitido por una sociedad de acciones. Este título representa una fracción del capital social. En particular otorga a su titular (el accionista) el derecho a percibir una parte de los beneficios distribuidos (el dividendo) y de participar en las asambleas generales de la empresa. , los acreedores arrastraron por el lodo al gobierno y luego lo llevaron a capitular oficialmente.
Varoufakis envió la carta al Eurogrupo el 18 de febrero, de la que cita pasajes desconcertantes: «las autoridades griegas reconocen las obligaciones financieras de Grecia con todos sus acreedores». Y cuentan con «cooperar con nuestros socios a fin de evitar los impedimentos de carácter técnico en el contexto del Acuerdo Marco que reconocemos como vinculante.» [16] Varoufakis agrega que no podía «ir más lejos para satisfacer a Berlín.» (p. 400) Es lo menos que se puede decir.
20 de febrero en Bruselas: en camino hacia la capitulación
Varoufakis viaja a Bruselas y, justo antes del comienzo del Eurogrupo, Dijsselbloem le anuncia dos malas noticias, que ante los ojos del ministro griego no lo eran: 1. El saldo de 11.000 millones de euros del Fondo de recapitalización de los bancos (FHSF, Fondo helénico de estabilidad financiera), sobre el que el gobierno de Tsipras contaba para realizar una parte de sus promesas electorales, partió a Luxemburgo en lugar de estar a disposición de Grecia (Varoufakis considera que no es un problema); 2. El memorando se ha prolongado hasta el 30 de junio (y eso le satisface)
«Le dije a Jeroen que accedía a sus peticiones, que para mí tenían pocas consecuencias reales, a cambio de algo que apreciaba de verdad: margen político.» (p. 402) Y prosigue: «En pocas palabras, pedí que el MoU, o al menos el 30 % de sus artículos que eran inaceptables, fueran sustituidos por una nueva lista de reformas propuestas por nuestro gobierno, mientras que el objetivo de superávit primario debería reducirse de un 4,5 % de la renta nacional a no más del 1,5 %.» (p. 402)
Varoufakis agrega: «Para mi gran sorpresa, Jeroen aceptó» Por supuesto, es el ABC de una negociación, si desde el comienzo vuestro enemigo acepta vuestras condiciones, es que comenzaron con mal pie para vosotros.
Dijsselbloem aceptaba también que fuera Grecia la que enviara una lista de propuestas de reformas, que las instituciones de la Troika tendrían el placer de aprobar o rechazar.
Varoufakis escribe: «Pensé que si este párrafo podía incorporarse al comunicado final, supondría un triunfo para los países más débiles de la eurozona. Por primera vez, un gobierno confinado dentro de un programa de rescate se había ganado el derecho a sustituir el MoU de la troika por una lista de reformas de su propia elaboración.» (p. 403) Es el delirio total. Véase el siguiente recuadro sobre algunas partes del acuerdo firmado por Varoufakis con el Eurogrupo, el 20 de abril en Bruselas.
Según Varoufakis, eufórico, había, sin embargo, un problema: «La principal desventaja del comunicado era que no ofrecía a Grecia el menor alivio de sus problemas de liquidez» (p. 403) En resumen, la asfixia a Grecia, que había comenzado oficialmente el 4 de febrero, continuaría.
La cuerda que estrangulaba a Grecia tenía un nudo corredizo: mientras que el país debía reembolsar 7.000 millones de euros de deudas, antes del 30 de junio de 2015, los acreedores no harían ningún aporte de dinero y peor aún, el BCE continuaría limitando el acceso de los bancos griegos a la liquidez de urgencia. Eso disminuiría su capacidad de compra de títulos emitidos por el tesoro griego para financiarse, y eso reforzaría la asfixia del gobierno.
Varoufakis explica que durante una reunión con el Eurogrupo, recibió un sms de Emmanuel Macron pidiéndole noticias y que le respondió: «—Tenemos un buen resultado—le expliqué—Ahora tenemos que volver al trabajo. Gracias por tu ayuda.» «Sigamos con la lucha — fue la respuesta cargada de camaradería de Emmanuel.» (p. 407)
Después, Varoufakis dio una rueda de prensa: «Tras darle las gracias a Jeroen por conducir el Eurogrupo de aquella tarde hacia un acuerdo provisional, añadí que representaba una oportunidad para ponerse a trabajar. Informé a la prensa de que durante el fin de semana mi equipo y yo estaríamos trabajando las veinticuatro horas para prepara la lista de reformas que nuestro gobierno debía enviar en el plazo de tres días. Reconocí que “el trabajo será duro, pero debemos hacerlo con buena cara porque ahora ya estamos en una nueva relación entre iguales”» [18] (p. 409)
En realidad, el acuerdo del 20 de febrero es similar al acto de un vasallo que se somete a su señor feudal, al mismo tiempo que proclama que ambos son iguales. Recordemos las palabras pronunciadas por Varoufakis diez días antes, en el parlamento griego. «Si no contempláis la posibilidad de abandonar las negociaciones, entonces lo mejor sería que ni siquiera os sentaras a negociar. Si no podéis entender la idea de llegar a un punto muerto, sería mejor que os confinarais al papel de meros suplicantes que imploran al déspota que le conceda unos pocos privilegios, y que aceptan en el momento de la valoración final aquello que el déspota conceda. » (p. 339)
Varoufakis da cuenta de las reacciones contradictoria que le llegaron: Jeffrey Sachs lo felicitó mientras que fue duramente criticado por Manolis Glezos, símbolo de la resistencia y diputado de Syriza en el Parlamento Europeo desde febrero de 2015, y el célebre compositor Mikis Theodorakis, dos héroes de su infancia para retomar sus palabras. (p. 413) En un comunicado público, Manolis Glezos se disculpó ante el pueblo griego de haber llamado a votar por Syriza en enero de 2015.
Varoufakis explica que a partir del 21 de febrero, se dedicó a redactar las propuestas de reformas para «integrar en el MoU» y para someter al Eurogrupo del 23 de febrero. Por lo tanto, no duda en decir actualmente que se trataba de intentar enmendar el memorando vigente, mientras que en su momento, Tsipras y él declaraban ante la población que se trataba de un nuevo acuerdo, y que Grecia se había liberado de la prisión del memorando y de la Troika, rebautizada como «las instituciones».
Varoufakis escribe: «Una vez enviada la propuesta, el lunes por la mañana, Mario Draghi, Christine Lagarde y Pierre Moscovici tendrían hasta el día siguiente por la mañana para analizarla, antes de la teleconferencia con el Eurogrupo que estaba programada para el martes por la tarde. (…) los tres se limitarían a expresar su opinión sobre la lista de medidas y decidirían ahí mismo si daban luz verde o roja, sin que los ministros pudieran decir nada.» (p. 414) ¿Cómo alguien puede afirmar, como lo hacía Varoufakis en aquellos momentos, que la Troika no existía más y que Grecia había reencontrado la libertad? Él mismo reconocía que había aceptado someter a Lagarde (FMI), Draghi (BCE) y Moscovici (Comisión Europea) las propuestas que el gobierno griego contaba con enviar de inmediato y en forma oficial al Eurogrupo.
Conclusión
Al firmar el 20 de febrero de 2015 un acuerdo con el Eurogrupo según el cual: «Las autoridades griegas reiteraron su compromiso inequívoco en honrar, totalmente y en el tiempo debido, sus obligaciones financieras ante sus acreedores.» y « se comprometen a abstenerse de cualquier anulación de las medidas y de cambios unilaterales de las políticas y reformas estructurales», Varoufakis y Tsipras rompían con el compromiso de acabar con el memorando y de reemplazarlo por un plan de reconstrucción. Renunciaban a cuestionar la legitimidad de la deuda y a suspender su pago. Sometían de nuevo a Grecia al arbitrio de la Troika. Era seguro que ésta no avalaría un programa de medidas que permitieran al gobierno concretar sus promesas. El acuerdo del 20 de febrero es el primer documento oficial que certifica que Varoufakis y Tsipras abandonaban las propuestas principales del programa por el que Syriza había llegado al gobierno.
Como lo escribía Stathis Kouvelakis en una entrevista a Alexis Cukier realizada en 2015: «Las cosas son bastante simples en realidad: las instituciones europeas buscan construir un jaula de hierro en la que se quiere, a cualquier precio, encerrar al nuevo gobierno para impedirle realizar su programa. Se trata de mostrar que una política de salida de la austeridad y del neoliberalismo es imposible en el marco actual, y que, cualquiera sean los mandatos confiados por las poblaciones al gobierno, cualesquiera sean los resultados de las elecciones, se aplicarán siempre las mismas políticas. Su primer objetivo es claramente humillar a Syriza y poner de rodillas al nuevo gobierno griego. Se trata también de una advertencia a Podemos y a cualquier otra fuerza que, en Europa, sea susceptible de llegar al poder y de cuestionar las políticas de austeridad y el mecanismo del endeudamiento.» [19]
Por su parte, el CADTM Europa había publicado el 31 de diciembre de 2014 un comunicado que suena como una advertencia: «Los poderosos de Europa y del mundo entero ni siquiera esperaron a la disolución del Parlamento griego y la apertura de la campaña electoral, para lanzar su nueva ofensiva basada en mentiras y chantajes que quiere aterrorizar a la ciudadanía griega con el fin de que no voten en las próximas elecciones del 25 de enero de 2015 a Syriza, la coalición de izquierda radical griega. En efecto, secundados por los grandes medios europeos, “los de arriba”, cuyos nombres son Juncker, Merkel, Hollande, Renzi o Moscovici, comienzan su enésima brutal intervención en los asuntos interiores de Grecia, que transformaron en un montón de ruinas sociales desde que impusieron sus políticas de austeridad, inhumanas y bárbaras.»
«El CADTM no tiene la menor duda sobre las verdaderas intenciones de aquellos que hicieron de Grecia el laboratorio europeo de sus políticas neoliberales más extremas y del pueblo griego una auténtica cobaya de su terapia económica, social y política de choque. Debemos estar atentos a una escalada de su ofensiva, ya que no pueden permitirse que Syriza tenga éxito y haga émulos en Europa. Utilizarán todos los medios de los que disponen, puesto que son bien conscientes que lo que está en juego en las próximas elecciones griegas es el éxito o el fracaso de la guerra social que lideran contra la aplastante mayoría de la población de toda Europa. Ante un desafío tan importante debemos esperar que “los de arriba” de Europa y Grecia no respeten el veredicto de las urnas, que debería coronar, por primera vez en la historia, la victoria de la izquierda griega. Sin ninguna duda, tratarán de asfixiar al gobierno de izquierda salido de las urnas ya que su eventual éxito sería, seguramente, interpretado como un formidable estímulo a la resistencia para los trabajadores y los pueblos de Europa.»
Veremos en el próximo artículo (séptima parte) como, algunos días después del 20 de febrero de 2015, Varoufakis, con el acuerdo de Tsipras, firma un documento redactado por la Troika reconociendo de hecho la primacía del memorando vigente con respecto a las medidas propuestas por el gobierno griego.
Traducido por Griselda Pinero
El desastroso acuerdo del 20 de febrero exigía el pago de la deuda Deuda Deuda multilateral La que es debida al Banco Mundial, al FMI, a los bancos de desarrollo regionales como el Banco Africano de Desarrollo y a otras organizaciones multilaterales como el Fondo Europeo de Desarrollo.
Deuda privada Préstamos contraídos por prestatarios privados sea cual sea el prestador.
Deuda pública Conjunto de préstamos contraídos por prestatarios públicos. Reescalonamiento. Modificación de los términos de una deuda, por ejemplo modificando los vencimientos o en relación al pago de lo principal y/o de los intereses. , más austeridad y privatizaciones. En los días y semanas que siguieron a la agresión del BCE BCE
Banco central europeo El Banco Central Europeo es una institución radicada en Fráncfort, creada en 1998. Los países de la zona euro* le transfirieron sus competencias en materia monetaria y su funcióin oficial es el de asegurar la estabilidad de precios (luchar contra la inflación) en dicha zona. Sus tres órganos de decisión (El Consejo de Gobierno, el Comité Ejecutivo y el Consejo General) están compuestos por los gobernadores de los bancos centrales* de los países miembros y/o de “reconocidos” especialistas. Sus estatutos le hacen “independiente” políticamente pero está directamente influenciado por el mundo financiero. contra Grecia, el 4 de febrero de 2015 (véase: http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem), se desarrollaron intensas negociaciones que desembocaron en el acuerdo del 20 de febrero, confirmado el 24 de febrero. Por éste, que prolongaba cuatro meses el segundo memorando rechazado por la población griega, el gobierno de Alexis Tsipras se comprometió a reembolsar todas las deudas según el calendario previsto —por un total de 7.000 millones de euros entre febrero y fines de junio de 2015, de los cuales 5.000 millones al FMI FMI
Fondo monetario internacional El FMI nace, el mismo día que la Banca mundial, con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. En su origen el rol del FMI era defender el nuevo sistema de cambios fijos instaurado.
A la finalisación de estos acuerdos (1971), el FMI es mantenido y se transforma paulatinamente en el gendarme y el bombero del capitalismo mundialisado : gendarme cuando impone los programas de ajuste estructural ; bombero cuando interviene financiaramente para sostener los países tocados por una crisis financiera.
Su modo de decisión es el mismo que el del Banco mundial y se basa sobre una repartición del derecho de voto en proporción a los aportes de cotisación de los países miembros. Estatutariamente es necesario el 85% de los votos para modificar la Carta del FMI (los EE.UU. poseen una minoria de bloqueo dado a que posees el 16,75 % de voces). Cinco países dominan : Los EE.UU. (16,75 %), el Japon ( 6,23 %), la Alemania (5,81%), Francia (4,29 %), y Gran Bretaña (4,29%). Los otros 177 Estados miembros estan divididos en grupos dirigidos, cada vez, por un país. El grupo más importante (6,57%) esta dirigido por Belgica. El grupo menos importante (1,55% de voces) precidido por el Gabon (países africanos).
Su capital está compuesto del aporte en divisas fuertes (y en monedas locales) de los países miembros. En función de este aporte, cada miembro se ve favorecido con Derechos Especiales de Giro (DEG) que son de hecho activos monetarios intercambiables libre e inmediatamente contra divisas de un tercer país. El uso de estos DEG corresponde a una política llamada de estabilización a corto plazo de la economía, destinada a reducir el déficit presupuestario de los países y a limitar el crecimiento de la masa monetaria. Esta estabilización constituye frecuentemente la primera fase de intervención del FMI en los países endeudados. Pero el FMI considera que en adelante es tarea suya (tras el primer choque petrolero de 1974-1975) actuar sobre la base productiva de las economías del Tercer Mundo reestructurando sus sectores internos; se trata de una política de ajuste a más largo plazo de la economía. Lo mismo sucede con los países llamados en transición hacia una economía de mercado. (Norel y Saint-Alary, 1992, p. 83).
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— y a someter al Eurogrupo las nuevas medidas de austeridad y de privatizaciones. Seguiremos y analizaremos la secuencia de los acontecimientos en esta parte. El relato realizado por Varoufakis de las negociaciones con el Eurogrupo merece ser conocido y los invito a leerlo completo.
El 5 de febrero de 2015, Yanis Varoufakis, acompañado de Euclides Tsakalotos, estaba en Berlín para reunirse con Wolgang Schäuble, [2] su homólogo alemán, y también con Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro federal de Economía, en el marco de la gran coalición entre la CDU-CSU de Angela Merkel y el SPD.
El contacto con Schäuble comenzó mal ya que el ministro alemán se negó a estrecharle la mano. Varoufakis destaca los dos puntos siguientes: «Primero, no pedía una cancelación de la deuda, y quise dejar claro que mis propuestas de canje de deuda beneficiarían tanto a Alemania como a Grecia. Segundo, subrayé la importancia que había puesto en la persecución del fraude fiscal y en la aplicación de reformas efectivas que estimularan el emprendimiento, la creatividad y la probidad en todas las capas de la sociedad griega.» [3]
- Schäuble y Varoufakis
Varoufakis aclara que se trataba por su parte de una propuesta totalmente seria. Y, en aquel momento, aprovechó para explicarle a Schäuble algo que el ministro alemán seguramente ya sabía: que en el seno del ministerio griego de Finanzas, el servicio de la agencia tributaria había estado confiado a una persona del sector privado.
Varoufakis lo explica: «Yo no había nombrado a la persona que estaba a su cargo, ni tampoco tenía que darme ninguna explicación, ni a mí ni al Parlamento, aunque yo fuera el responsable de sus acciones. Mi propuesta consistía en lo siguiente: nombraría inmediatamente un administrador alemán con unas credenciales intachables y una reputación sin mácula, que rendiría cuentas ante nosotros dos, y si esa persona necesitaba un respaldo mayor de su ministerio, yo no pondría ningún problema.» (p. 317). Sobre ese punto, Varoufakis proponía una solución que constituiría, si hubiera sido aplicada, un abandono aún más importante de soberanía, directamente en provecho del gobierno alemán.
El sueño de Schäuble: ¿Y si Grecia se convertía en el laboratorio de una Europa sin protección social?
Pero Schäuble no estaba interesado en eso y pasó al tema que estaba en el núcleo de toda su estrategia y de sus motivaciones profundas: «su teoría de que el “excesivamente generoso” modelo social europeo ya no era sostenible y debía abandonarse. Al comparar los costes de mantener en Europa un sistema de Estados del bienestar con la situación actual en lugares, como India y China, donde no existe ningún tipo de seguridad social, concluía que Europa estaba perdiendo competitividad y que iba a quedarse estancada, La solución era que se produjera un recorte masivo de las prestaciones sociales, como si estuviera diciendo que había que empezar por alguna parte, y que esa “alguna parte” muy bien podía ser Grecia.» [5]
Los dirigentes europeos tienen un reto central: rebajar los salarios en toda Europa, además de las pensiones y las ayudas sociales; precarizar los contratos, limitar el derecho de huelga, reducir los gastos sociales en el presupuesto del Estado, privatizar, etc. Si Varoufakis, Tsakalotos, y el círculo dirigente en torno a Tsipras, se hubieran tomado en serio el mensaje de Schäuble que, dos días antes, su homólogo italiano ya había transmitido a Varoufakis durante su visita a Roma, habrían comprendido que la propuesta de canje de deudas no tenía ninguna posibilidad de convencer al gobierno alemán y a todos los gobiernos de la zona euro, que hacen del aumento de la competitividad (en beneficio Beneficio Resultado contable positivo neto fruto de la actividad de una sociedad. El beneficio neto es el beneficio después de impuestos. El beneficio a distribuir es la parte de aquél que puede ser repartido entre los accionistas. de las grandes empresas exportadoras privadas) su objetivo principal. [6] Si la propuesta de Varoufakis hubiese sido aceptada, habría permitido al gobierno griego librarse del cerco de la deuda. Pero el gobierno alemán y la mayoría de los otros gobiernos de la zona euro (o todos) necesitan ese cerco para imponer que se siga aplicando su modelo, y así aproximarse a los objetivos que se fijaron. Deseaban fervientemente hacer fracasar el proyecto de Syriza, con el fin de demostrar a los pueblos de Europa (y del mundo) que es inútil conseguir que accedan al gobierno fuerzas que pretendan romper con la austeridad y el modelo neoliberal.
Para imponer esos retrocesos sociales, los dirigentes europeos disponen también de la moneda única, el euro, ya que eso permite obligar a la devaluación Devaluación Modificación a la baja del tipo de cambio de una moneda frente a otras divisas. interna, [7] que, principalmente, consiste en una reducción de salarios.
Syriza no había requerido a sus electores un mandato para salir de la zona euro, por el contrario el gobierno de Tsipras tenía un mandato muy claro para actuar en pro de la anulación de la mayor parte de la deuda pública. Por lo tanto, era fundamental priorizar ese objetivo. Sin embargo, Varoufakis y el círculo de Tsipras habían decidido, rápidamente, evitar o abandonar ese objetivo.
Antes de que terminara la entrevista, Varoufakis se tomó el tiempo para presentar sus argumentos a favor de un canje de deuda y le dio a Schäuble la propuesta escrita que ya había defendido en París, Londres, Roma y Fráncfort. Según Varoufakis, Schäuble ni siquiera miró el documento. Automáticamente se lo pasó a uno de los Secretarios de Estado, informándole que era para las «instituciones» de la Troika Troika Troika : el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo .
Luego, dieron una conferencia de prensa. Schäuble, descartando la posibilidad de un entendimiento, declaró sin más: «Estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo» (p. 320)
Después de esa salida de tono, Varoufakis habló en forma ecuménica: «Por delante de todo, visito a un hombre de Estado, europeo, para quien la unidad europea es el proyecto de una vida entera, y cuyo trabajo y esfuerzo por unificar Europa he seguido con gran interés Interés Cantidad pagada como remuneración de una inversión o percibida por un prestamista. El interés se calcula sobre la base de la cantidad de capital invertido o prestado, de la duración de la operación y del último tipo aplicado en ese momento. desde los años 80.» Durante su intervención, Varoufakis indicó: «Sobre los desafíos generales a los que se enfrenta la UE, propuse que respetáramos los tratados y procesos existentes sin destruir el delicado germen de la democracia» (p. 321) ¿Cómo podemos seriamente imaginar que el respeto a los tratados y a los procedimientos de la UE es compatible con la eclosión del frágil brote de la democracia? El conjunto de la obra de Varoufakis demuestra, por otro lado, que el yugo de la UE ponía en peligro la democracia griega.
No era necesario invocar, por el lado griego, el respeto a los tratados ya que eso otorgaba un argumento muy fuerte a los dirigentes europeos para exigir a Atenas su aplicación. Se tenía que haber evitado absolutamente, ya que los dos memorandos firmados por Grecia en 2010 y en 2012 tenían el valor de tratados internacionales.
Hay que señalar además que, según Varoufakis, durante la conferencia de prensa un periodista alemán le preguntó si, como ministro, iba a recordarle a Schäuble que el gobierno alemán estaba obligado a extraditar a Grecia a Michael Christoforakos, ex ejecutivo de la filial griega de Siemens.
Estaba comprobado que Michael Christoforakos había sobornado, por cuenta de Siemens, a políticos griegos con el fin de obtener contratos de Estado. Las autoridades griegas habían intentado arrestarlo, pero Christoforakos había huido a Alemania donde fue detenido. Desde entonces, los tribunales alemanes rechazan su extradición a Grecia.
Varoufakis explica que estaba escandalizado por el hecho de que las autoridades alemanas se negaban a poner a Christoforakos en manos de la justicia griega, pero que no podía expresarlo de ese modo durante una conferencia de prensa. [8] En consecuencia, respondió al periodista: «Estoy convencido de que las autoridades alemanas entenderán la importancia de colaborar con nuestro afligido Estado en su lucha contra la corrupción en Grecia. Confío en que mis colegas alemanes entiendan la importancia de que no parezca que, en función del lugar de Europa, se usa una doble vara de medir.» (p. 323)
- Sigmar Gabriel y Varoufakis
Y la respuesta de Varoufakis: «Permanecí imperturbable y solté mi perorata habitual sobre la búsqueda de la sostenibilidad por parte de nuestro gobierno mediante propuestas moderadas para recalibrar de raíz el fallido programa de rescate de la Troika…» (p. 328)
De vuelta a Atenas
6 de febrero: A partir del 6 de febrero, Varoufakis se puso a trabajar con sus colaboradores (sobre su equipo, véase la cuarta parte de la serie) para preparar la primera reunión del Eurogrupo a la que el gobierno de Tsipras estaba invitado y que se celebraría en Bruselas el 11 de febrero: «Durante tres días y tres noches, la sexta planta del ministerio se transformó en un hervidero de actividad gracias al trabajo realizado por la gente de Lazard, y por mis colaboradores más cercanos, entre los que hay que nombrar a Glenn Kim, a Elena Panaritis…» (p. 330). James Galbraith, que acababa de llegar de Estados Unidos, se unió a ese equipo (sobre el Banco Lazard, Glenn Kim, Elena Panaritis y James Galbraith, ver http://www.cadtm.org/Varoufakis-se-rodeo-de-asesores ).
Simultáneamente, Varoufakis se sumergía en la actividad parlamentaria y participó de la primera reunión de gobierno al completo. El 6 de febrero, fue al parlamento para participar como diputado a la elección de la nueva presidenta del parlamento. «La decisión de nombrar a Zoe Konstantopoulou presidenta de la cámara estaba cargada de simbolismo. Durante las dos legislaturas anteriores, esta diputada de Syriza, inflexible y con una altura que impresiona, había expuesto, sin la ayuda de nadie, las flagrantes violaciones del reglamento llevadas a cabo por los gobiernos anteriores para aprobar las leyes dictadas por la Troika. Que saliera elegida como presidenta de la cámara era al mismo tiempo un placer y una declaración de principios: la función del Parlamento nunca más se reduciría a dar el visto bueno a su propia servidumbre». (p. 334)
Es la única vez que el nombre de Zoe Konstantopoulou se menciona en el libro de Varoufakis, que tiene más de 500 páginas. En ningún momento Varoufakis menciona la creación y el trabajo de la comisión de auditoría de la deuda griega, aunque hubiera estado en su sesión inaugural del 4 de abril de 2015. (Véase también, http://www.cadtm.org/Cronica-de-las-intervenciones-del y Acte officiel de création de la Commission de la Vérité sur la Dette publique). Tampoco menciona la comisión sobre las reparaciones de guerra reclamadas a Alemania por Grecia. Y no dice nada de la intensa actividad que Zoe Konstantopoulou desplegaba para contribuir a devolver el sentido a la actividad parlamentaria, y manteniendo discusiones públicas e internas sobre las opciones que se debían hacer.
- Nadia Valavani
7 de febrero. Primera reunión de la totalidad del gobierno
Varoufakis se encerró en el núcleo del círculo hermético que Tsipras había construido alrededor suyo.
«Durante la mañana del 7 de febrero asistí a mi primera reunión del Consejo de Ministros.» Podemos imaginar que Varoufakis hable de la primera reunión del gobierno al completo, pero eso no es seguro. Solo es una suposición. A propósito de esa reunión, Varoufakis prosigue: «Me acordaba de la famosa frase de Oscar Wilde sobre la democracia: “No es práctica y va en contra de la naturaleza humana. Esa es la razón que hace que valga la pena ponerla en práctica”. Tras malgastar unas horas preciosas en una reunión de carácter ceremonial, durante la cual muchos de los presentes hablamos demasiado tiempo para decir muy pocas cosas, salí corriendo hacia el ministerio, donde el equipo de Lazard y mis colaboradores estaban trabajando en los tres non papers (documentos de trabajo sin estatus oficia - nota del autor) que me llevaría a Bruselas.» (p. 337) Es todo lo que Varoufakis nos dice de esa reunión. El aspecto lapidario de su comentario sobre la primera reunión del gobierno nos dice mucho sobre cómo percibe Varoufakis la manera de hacer política. También, sobre su desdén o incomprensión con respecto a las batallas que se tendrían que librar en el interior de un gobierno, como en el conjunto de la sociedad, si se quiere practicar la democracia. Varoufakis no intentó salir del círculo de Tsipras, al que estaba convocado cuando el príncipe lo juzgara necesario, ni tampoco ahora hace un cuestionamiento de su actitud.
9 de febrero: Varoufakis tampoco mostraba realmente interés por los debates en el Parlamento griego. La única vez en la que habló de una manera un poco elaborada, fue durante la sesión del Parlamento del lunes 9 y martes 10 de febrero, donde presentó y defendió las propuestas que haría durante la reunión del Eurogrupo que se celebraría, dos días más tarde, en Bruselas.
«Mañana debería decirle a mis colegas del Eurogrupo que aceptamos el principio de continuidad entre las promesas de los gobiernos anteriores y el mandato de nuestro nuevo gobierno…» (p. 339) Lo que era inaceptable dado el mandato que los electores habían dado al gobierno en las elecciones del 25 de enero. El programa de Tesalónica que constituía la referencia de Syriza durante la campaña electoral decía. «Nosotros nos comprometemos, frente al pueblo griego, a reemplazar desde los primeros días del nuevo gobierno —e independientemente de los resultados esperados de nuestra negociación— el memorando por un Plan Nacional de Reconstrucción». (Véase el recuadro sobre el programa de Tesalónica en laquinta parte). Si las palabras tienen algún significado, eso quería decir que Tsipras se comprometía como jefe de gobierno a afirmar ante el Eurogrupo y en cualquier otro lado, que su gobierno rechazaba el principio de la continuidad de los compromisos tomados por los gobiernos precedentes en lo que concierne a los memorandos. No se trata solamente del significado de las palabras, sino de la aplicación efectiva de una política de cambio. Varoufakis, al afirmar el principio de la continuidad sin hacer ninguna excepción, encerraba la negociación en el marco estrecho y coercitivo de la aplicación del memorando. Y eso fue, desgraciadamente, lo que pasó, especialmente, por esa primera renuncia en la aplicación del programa por el cual Syriza había accedido al gobierno.
Hay que leer atentamente el razonamiento de Varoufakis que conducía a la capitulación: «El documento oficial que describía el plan de rescate para Grecia, conocido como Memorando de Entendimiento [Memorandum of Understanding, MoU] era una lista de reformas (austeridad, eliminación institucional de las prestaciones sociales, objetivos de privatización, cambios administrativos y judiciales, etc.) que el gobierno anterior había aceptado como condiciones (condicionalidades en el lenguaje de la Troika) para recibir el segundo rescate. De ningún modo íbamos a poner en práctica esas condiciones, porque hacerlo implicaría aceptar un sufrimiento generalizado sin ganar absolutamente nada a cambio, sobre todo cuando ya se había transferido más del 90 % del préstamo de rescate, antes incluso de nuestra victoria electoral. Sin embargo, un estudio cuidadoso de la lista incluida en el MoU de 2012, me había dejado muy claro que era posible implementar muchas de sus medidas sin causar un enorme daño social. Al aceptar una parte de esas condiciones, que comprendían cerca del 70 % del MoU, a cambio de nuestras demandas, al mismo tiempo que rechazábamos las medidas realmente tóxicas del 30 % restante, lo que hacíamos era mover ficha de una manera estratégica.» (p. 340) Esa posición en la negociación constituía un abandono del compromiso del programa de Tesalónica de reemplazar el memorando por un plan de reconstrucción. Dice haber declarado en el Parlamento: «Como socios sensatos, debemos incluir en nuestro plan de reformas hasta el 70 % de las medidas incluidas en el actual programa de rescate…» (p. 340)
Se proseguía con la letal dictadura del excedente primario.
Varoufakis anunciaba, dentro de esa lógica de sumisión, lo siguiente: «Me comprometo a no aprobar ninguna ley durante las negociaciones, que ponga en riesgo nuestro objetivo de conseguir un pequeño superávit presupuestario primario.» (p. 339). Eso significaba que el ministro de Finanzas se opondría a cualquier ley, aunque fuera muy buena y necesaria, si el impacto presupuestario pudiera desembocar en una incapacidad para liberar un excedente primario. [10] Por lo tanto, se proseguía con la letal dictadura del excedente primario. Pero no es teórico sino muy práctico. En el momento que Varoufakis dijo eso, sabía que los acreedores, comenzando por el BCE, no tenían intención de proveer de medios financieros a Grecia (como se ha mencionado antes «el 90 % del préstamo de rescate ya había sido pagado antes de que nos eligieran» y Varoufakis sabía que la Troika no tenía intención de pagar el 10 % restante). No obstante, en el programa de Tesalónica, la posibilidad de liberar un excedente primario se basaba en el hecho de que le pagarían a Grecia lo que le debían —se trataba de 2.000 millones € de beneficios obtenidos por el BCE sobre los títulos griegos y del saldo que la Troika debía pagar a Grecia en el marco del segundo memorando que debía terminar el 28 de febrero de 2015— [11] Varoufakis sabía que eso no pasaría, lo que quería decir claramente que la suma prevista para combatir la crisis humanitaria y relanzar la economía no estaría disponible si Grecia se comprometía a respetar los compromisos anteriores: reembolsar a los acreedores (más de 5.000 millones antes del 30 de junio de 2015 al FMI) y liberar un excedente primario. Tuvo mucho cuidado de no explicar todo eso a los parlamentarios—que en su mayoría no son economistas— y les vendió humo como lo hacen regularmente todos los ministros de Finanzas.
«Ese gesto levantó un gran escándalo: los partidos del establishment me acusaron de no haber cedido lo bastante ante la Troika, mientras la izquierda me vapuleó por haber cedido demasiado.» (p. 341)
Si usted no piensa que se pueda levantar de la mesa de negociaciones, es mejor no sentarse.
Con estas palabras fuertes concluía su introducción que, de hecho, se aplicarían muy rápidamente en línea con lo que había presentado al Parlamento, de acuerdo con Tsipras: «Si no contempláis la posibilidad de abandonar las negociaciones, entonces lo mejor sería que ni siquiera os sentéis a negociar. Si no podéis entender la idea de llegar a un punto muerto, sería mejor que os confinarais al papel de meros suplicantes que imploran al déspota que le conceda unos pocos privilegios, y que aceptan en el momento de la valoración final aquello que el déspota les conceda. » (p. 339)
Ese tipo de declaración es típica de la conducta de Varoufakis y Tsipras: adoptan una actitud muy moderada en la negociación que es secreta, multiplicando las concesiones, al mismo tiempo que se expresan repetidamente con fuertes palabras radicales ante el público. Dado que los medios dominantes, la Troika, los partidos griegos de derecha… atacaban a Varoufakis y Tsipras como irresponsables izquierdistas, la ilusión funcionó. Y su radicalidad y su voluntad de resistencia frente a la Troika parecían incontestables. [12]
En el resumen de la presentación de su política en el parlamento griego, Varoufakis no alude en ningún momento a la reivindicación de la anulación de la mayor parte de la deuda inscrita en el programa de Tesalónica. Eso contrastaba con el discurso pronunciado en el mismo lugar por Zoe Konstantopoulou después de su elección como presidenta del parlamento el 6 de febrero de 2015: «Se emprenderán iniciativas con el fin de que el parlamento contribuya de manera esencial a promover las reivindicaciones de anulación de la mayor parte de la deuda y de la integración de las cláusulas de crecimiento y de garantías Garantías Acto que proporciona a un acreedor una seguridad en el cumplimiento del compromiso del deudor. Distinguimos entre garantías reales (derecho de retención, fianza, prenda, hipoteca, privilegio) y las garantías personales (caución, aval, carta de intención, garantía autónoma). de contención de la crisis humanitaria y de socorro a nuestro pueblo. La diplomacia parlamentaria no es un ceremonial ni el equivalente a las relaciones públicas. Es una valiosa herramienta que es necesario poner en marcha para que sea útil tanto al presidente como a las comisiones de relaciones internacionales o comisiones de amistad, de manera que la causa griega, el pedido de una solución equitativa y benéfica para nuestro pueblo, por la anulación de la deuda y moratoria de los reembolsos, sea el objeto de una campaña interparlamentaria de reivindicación viva, que se apoye sobre la información directa de otros parlamentos y asambleas parlamentarias y también de los pueblos europeos que ya se movilizan en solidaridad con nuestro pueblo.” (Véase el discurso en Discours prononcé par Zoé Konstantopoulou, lors de son élection en tant que Présidente du Parlement hellénique.) La presidenta del Parlamento griego tenía razón al insistir en la necesidad de declarar una moratoria sobre el pago de la deuda con el fin de obtener una anulación de la mayor parte de la misma. Era un condición sine qua non del respeto de los compromisos tomados por Syriza y el comienzo de los cambios prometidos a la población.
10 de febrero: Varoufakis buscaba el apoyo de la OCDE Organización de Cooperacion y Desarrollo Economicos
OCDE Creada en 1.960 y con sede en el Château de la Muette en París, la OCDE agrupaba en el 2.002 los quince miembros de la Unión Europea más Suiza, Noruega, Islandia; en América del Norte, Estados Unidos y Canadá; en Asia-Pacífico, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Entre 1.994 y 1.996, ingresaron tres países del Tercer Mundo: Turquía, candidata a entrar también a la Unión Europea; México, que con sus dos vecinos del Norte forma el ALCNA o NAFTA; Corea del Sur. Desde 1995 se han sumado tres países del ex bloque soviético: la República Checa, Polonia y Hungría. En el año 2.000, la República Eslovaca constituyó el miembro número treinta.
Lista de los países miembros de la OCDE por orden alfabético: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía.
Sitio web : . El 10 de febrero por la noche, Varoufakis organizó una recepción con grandes pompas para una delegación de la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE). Ángel Gurria, su secretario general, había llegado a Atenas. Se puede comprender perfectamente el interés de un gobierno para romper la estigmatización de la que era objeto por parte de la prensa internacional dominante y de la Troika. Pero Varoufakis apostó por lo alto: «Nos volvimos a reunir al día siguiente, a primera hora de la mañana. Esta vez en Maximos, ante las cámaras y rodeados de considerable pompa y ceremonia. El Primer ministro recibió al Secretario general de la OCDE con el viceprimer ministro, Dragasakis, y el ministro de Economía Stathakis y un servidor, para hacer público que el nuevo gobierno de Syriza trabajaría mano a mano con el club de los países ricos a fin de desarrollar un nuevo programa de reformas para promover el crecimiento (…). …confirmé que era posible aunar fuerzas con las instituciones mundiales más prestigiosas, que era posible tenerlas como socias, no como antagonistas…» (p. 343-344) «Disponer de la colaboración de una institución global tan prestigiosa no sólo nos ayudaría a diseñar ese programa, sino que también nos permitiría contar con su apoyo cuando estuviera acabado, una poderosa forma de adelantarnos a las inevitables críticas.» (p. 343) Recordemos que la OCDE es una organización internacional que participa directamente en la amplificación de las políticas neoliberales, sobre todo al otorgarles una coartada seudo científica. [13] Buscar romper el estigma no quiere decir loar a instituciones hostiles al abandono de las reformas neoliberales.
11 de febrero: la primera reunión del Eurogrupo con el gobierno griego.
El testimonio de Varoufakis sobre la composición y el funcionamiento del Eurogrupo es utilísimo y es una de las razones por las que vale la pena leer el libro.
El Eurogrupo es la institucionalización de la Troika
«El Eurogrupo es un invento interesante. No disfruta de la cobertura legal de ningún tratado de la UE y, sin embargo, es el órgano donde se toman las decisiones más vitales de Europa. Además, la mayoría de los europeos, lo que incluye a la mayor parte de la clase política, apenas saben algo sobre él. Se reúne alrededor de una gigantesca mesa rectangular. Los ministros de Economía y Finanzas se sientan en los dos lados más largos de la mesa, acompañados de un único asistente que es también su representante en el Grupo de Trabajo del Eurogrupo. Sin embargo, el poder real se sienta en las dos cabeceras de la mesa.
En uno de los dos extremos, a mi izquierda, tenía al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. A su derecha se sentaba Thomas Wieser, el presidente del Grupo de trabajo del Eurogrupo y el verdadero poder real en la cabecera de la mesa; a su izquierda, se encontraban los representantes del FMI, Christine Lagarde y Poul Thomsen. En el otro extremo de la mesa, tenía a Valdis Dombrovskis, comisario por el euro y el diálogo social, cuyo verdadero trabajo consistía en supervisar (en nombre de Wolfang Schäuble) a Pierre Moscovici, el comisario de asuntos económicos y financieros, que estaba sentado a la izquierda del letón. A la derecha de Dombrovskis, en representación del BCE, se sentaban Benoît Cœuré y un poco más lejos, Mario Draghi. En la misma esquina donde se sentaba Draghi, pero ya dentro del lado más largo de la mesa, en el ángulo que quedaba a su derecha, se situaba Wolfang Schäuble. La cercanía entre ambos provocaría que en determinadas ocasiones la temperatura de la sala subiera de forma considerable, aunque nunca llegara a producirse ningún incendio.» (p. 345)
De alguna manera, el Eurogrupo es la institucionalización de la Troika ya que reúne el BCE, el FMI, los ministros de finanzas de la zona euro y los representantes de la Comisión Europea.
«En una reunión normal del Eurogrupo, un fascinante ritual ilustra la forma en que la troika y sus procedimientos han tomado el control del gobierno de la Europa continental » (p. 346)
«Cada vez que se presenta un asunto para que sea objeto de debate —por ejemplo, el presupuesto nacional de Francia o la evolución de los bancos de Chipre—, Dijsselbloem es quien anuncia el tema y después invita a los representantes de las instituciones a que expongan sus puntos de vista por turnos: primero, Moscovici en nombre de la Comisión Europea, después Christine Lagarde (o Poul Thomsen en su ausencia) en nombre del FMI, y finalmente Mario Draghi como representante del BCE (Benoît Cœuré es quien coge el relevo en las raras ocasiones en que Mario está ausente). Sólo después de que estos altos cargos, que nadie ha elegido en las urnas, ofrezcan su valoración y marquen el tono del debate, los ministros electos tienen la oportunidad de tomar la palabra. De hecho, en casi todas las reuniones en las que estuve presente, los ministros nunca recibieron un informe detallado de ninguno de los temas que se iban a tratar.»
Según Varoufakis: «Un espectador imparcial y sensato podría llegar a la fácil conclusión de que el objetivo del Eurogrupo es que los ministros aprueben y legitimen las decisiones que estas tres instituciones ya han tomado previamente» (p. 346)
Varoufakis indica que lo acompañaban Dragasakis y Chouliarakis, el Presidente del Consejo de economistas —que Dragasakis había colocado en el equipo de Varoufakis—
«Nuestro gobierno se enfrenta a la tarea de conservar una divisa preciosa sin agotar un capital importante: debemos ganarnos vuestra confianza sin perder la confianza de nuestro pueblo» (p. 347) (Subrayado del autor)
Luego explica que es muy importante para el gobierno griego tomar nuevas medidas para corregir las precedentes, injustas, y responder a la crisis humanitaria —contratar nuevamente al personal que fue despedido, aumentar las pensiones de aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza, restablecer el salario mínimo en el sector privado—.
«Añadí que todas las personas reunidas en el Eurogrupo tenían mi palabra de que estas medidas a pequeña escala no representarían un gasto considerable en los presupuestos.»
«…mencioné nuestra nueva colaboración con la OCDE y propuse trabajar a fondo con el FMI y el BCE en las áreas de su competencia…» (p. 348)
También explicó que el gobierno no sería dogmático sobre las privatizaciones, y que algunas podrían llevarse a cabo.
Expresó su voluntad de crear un banco público de desarrollo, y otro en colaboración con el BCE, con el fin de que se hiciera cargo de los préstamos impagados de los bancos privados.
Y además, pronunció una frase tremenda, en el mismo sentido de lo que ya había anunciado en el parlamento: «nuestro gobierno, tanto si nos gustaba a no, estaba obligado por el gobierno anterior a cumplir con un programa de rescate.» (p. 349)
Nuestro gobierno, tanto si nos gustaba a no, estaba obligado por el gobierno anterior a cumplir con un programa de rescate
Enseguida aborda el tema de la deuda: «La troika exigía que el arruinado Estado griego pagara casi 5.000 millones de euros al FMI antes de julio de 2015, y después, durante julio y agosto, unos 6.700 millones de euros adicionales a su propio Banco Central Banco central Entidad que, en un Estado, se encarga generalmente de la emisión de billetes de banco y del control del volumen de moneda y crédito. En España es el Banco de España quien asume dicho rol, bajo el control del Banco Central Europeo (BCE, ver más abajo).
El Banco Central de un país gestiona la política monetaria y tiene el monopolio de la emisión de la moneda nacional. Proporciona moneda a los bancos comerciales a un precio determinado por las tasas directoras, que son fijadas por el proprio banco.
. Propuse que empezáramos por algo más sencillo, como llegar a un acuerdo para que el BCE devolviera los 1.900 millones que debía a Grecia por los beneficios de nuestros bonos SMP acumulados durante años [es decir títulos que el BCE había comprado a los bancos privados entre 2010 y 2012. Nota de Éric Toussaint] Era dinero de Grecia. Si los acreedores querían que cumpliéramos con los plazos de pago, lo mínimo que podían hacer era darnos acceso a nuestro propio dinero. Cualquier otra cosa sería una invitación a no pagar.» (p. 350) Varoufakis agrega, en una nota pie de página, lo que hemos explicado correspondiente a su exposición al Parlamento griego, dos días antes: ¿qué sabría Varoufakis cuando dijo que «la troika ahora pretendía quedarse con ese dinero»? Lo sabía desde la víspera de las elecciones, gracias a un documento de Thomas Wieser, vicepresidente del Eurogrupo, que le había prevenido. (Capítulo 8, p. 350. nota 168) Por mi parte, todo eso lo relaté al comienzo de la quinta parte.
Por supuesto, Varoufakis tenía razón en pedir que se pagará al gobierno griego esa suma de cerca de 2.000 millones de euros.
Y termina precisando que el gobierno griego deseaba, «una auténtica negociación de buena voluntad para elaborar un contrato diferente entre nosotros, basado en un esfuerzo realista para obtener un superávit primario, así como una serie de políticas estructurales que sean a la vez eficientes y socialmente justas; incluyendo, por supuesto, muchos elementos del programa anterior que sí aceptamos. Necesitamos ciertas garantías sobre este asunto.» (p. 350-351) y agrega: «Una prórroga de esa clase no puede verse como una expresión de nuestra conformidad con la lógica del programa de reformas anterior, que nuestro pueblo ha rechazado.» (p. 351) Esta precisión está en total contradicción con otra parte de su discurso que ya citamos, cuando declaraba: «nuestro gobierno, tanto si nos gustaba a no, estaba obligado por el gobierno anterior a cumplir con un programa de rescate.»
En la discusión que siguió, Schäuble declaró de inmediato: «Unas elecciones no pueden cambiar la política económica». (p. 352) Y fue apoyado por las intervenciones de los ministros de Finanzas de las repúblicas bálticas, de Eslovenia, de Eslovaquia, de Finlandia, de Bélgica, de España, de Austria, de Irlanda…
Schäuble declaró de inmediato: «Unas elecciones no pueden cambiar la política económica»
Varoufakis nos dice que declaró: «…si estáis de acuerdo con Wolfgang, entonces os invito a que lo digáis de forma explícita y propongáis que suspendamos las elecciones en países como Grecia hasta que completemos el programa de rescate.» (p. 354)
Jeroen Dijsselbloem y Thomas Wieser (vicepresidente del Eurogrupo), después de eso, rechazaron que se distribuyeran los tres documentos preparados por Varoufakis para el Eurogrupo.
Pasemos al proyecto de comunicado que debía ser publicado al término del encuentro. Varoufakis nos cuenta: «Con echarle un vistazo tuve suficiente para saber que era inaceptable, porque de manera explícita exigía a Grecia que cumpliera el segundo programa de rescate con la implementación completa del MoU, eso sí, “con la máxima flexibilidad dentro del programa para adaptarse a las prioridades de las nuevas autoridades griegas”.» (p. 355)
Grecia, obligada a aceptar las exigencias del Eurogrupo bajo amenazas, les hace frente gracias al apoyo de los pueblos europeos.
Varoufakis pidió que la palabra «corregido» estuviera después de la palabra «programa». Schäuble rechazó esa enmienda y dijo que, si se enmendaba el memorando, habría que repetir la votación en el parlamento alemán, cuestión inconcebible.
Varoufakis se negó. Y como consecuencia se amenazó a Grecia: «si no hay acuerdo sobre el comunicado, el BCE cortará totalmente la liquidez a los bancos griegos cuando termine el segundo memorando, o sea, el 28 de febrero.» Varoufakis rechazó ese ultimátum. Alguien propuso que renunciara a su propuesta de la palabra «corregido» y se la reemplazara por «ajustado» Varoufakis aceptó a condición de que el texto mencionara que, en Grecia, había una crisis humanitaria. Dijsselbloem se negó, mientras Christine Lagarde, directora general del FMI, presionaba a Varoufakis.
Entonces, Varoufakis consultó por teléfono a Tsipras y Pappas, que también estaban en Bruselas, instalados en un hotel a la espera de la reunión de su primera cumbre europea que comenzaba al día siguiente. La conversación duró una hora. Varoufakis nos cuenta: «…debí cambiar de opinión tres o cuatro veces, pasando pou un “¡que les den!” a un “aceptemos el maldito comunicado y luchemos contra la troika cuando llegue la hora de definir en qué debe consistir ese programa ajustado”. Dragasakis, por su parte, me señalaba que debía convencer a Alexis para que cediera.» (p. 361)
Finalmente, Tsipras dijo a Varoufakis que rechazara el texto, lo que puso fin a esa reunión del Eurogrupo. Varoufakis resumió así ese primer round: «Los ministros de Economía y Finanzas de diecinueve países europeos, los líderes del BCE, del FMI y de la Comisión Europea, por no hablar de los asesores, los innumerables traductores y el personal de servicio, habían malgastado diez horas de su tiempo en chantajear a un solo ministro. Qué despilfarré de potencial humano, pensé.» (p. 363)
Volvió al despacho de la delegación y llamó a Tsipras para hacer un rápido balance Balance “Fotografía” a final de año de los activos (lo que la empresa posee) y pasivos (lo que la empresa debe) de una sociedad. Dicho de otra forma, los activos el balance aportan información acerca de la utilización de los fondos recabados por la sociedad. Los pasivos del balance informan sobre el origen de los fondos captados. .
«—Pon buen cara—me dijo—. La gente lo está celebrando en la calle y nos están dando todo su apoyo. ¡Anímate!»
«Un secretario me enseñó un tuit de su cuenta con una fotografía de la manifestación y el mensaje: “En las ciudades de Grecia y de Europa, el pueblo también está combatiendo en nuestra batalla negociadora. Ellos son nuestra fuerza”. …como descubriría al día siguiente, miles de personas llenas de entusiasmo se habían reunido en la plaza Sintagma mientras yo estaba encerrado con el Eurogrupo. Bailaban y llevaban pancartas que proclamaban “Arruinados pero libres” y “Stop Austeridad”. Al mismo tiempo, en un gesto que era incluso más conmovedor, miles de manifestantes alemanes, liderados por el movimiento Blockupy, habían rodeado el edificio del BCE en Frankfurt para expresarnos su solidaridad.» (p. 364)
- Manifestacion en apoyo al gobierno, Atenas el 5 febrero 2015 (Foto Louisa Gouliamaki. AFP)
Pero volvamos al relato de Varoufakis. Explica que después de haber pasado por el despacho de la delegación griega y conocer felizmente el alcance de las movilizaciones, dio, como se debe, una conferencia de prensa. Según su relato, declaró lo que sigue a propósito de la reunión con el Eurogrupo: «…Me ofrecieron una cálida bienvenida y la maravillosa oportunidad de presentar nuestros puntos de vista, análisis y propuestas, tanto sobre el contenido como sobre la hoja de ruta a seguir. Y como el lunes nos volveremos a reunir, creo que lo más normal y natural es que nos emplacemos a la reunión del próximo lunes.» (p. 365)
«Tanto mis amigos como mis adversarios me censuraron por tratar de engatusar al público. Muchas veces me han preguntado: ¿por qué no te fuiste de la lengua sobre lo que de verdad pasó ahí dentro? ¿Por qué no expusiste al gran público su chantaje y su desprecio a la democracia? La respuesta que doy es: porque no había llegado el momento.» (p. 365)
Varoufakis adoptó una actitud conforme a la política de la diplomacia secreta.
Varoufakis adoptó una actitud conforme a la política de la diplomacia secreta. De hecho, a partir de ese momento, y excepto un acontecimiento que pasó el 16 de febrero, entró en esta lógica infernal: nunca será el momento adecuado para decir la verdad sobre las negociaciones. A partir del 20 de febrero hasta la capitulación final de julio de 2015, Varoufakis continuó con esa actitud.
A pesar de que tenía a su disposición micros y cámaras cuando era ministro, nunca utilizó, salvo el 16 de febrero, la posibilidad que se le ofrecía de informar a la opinión pública sobre lo que realmente pasaba en la negociación. La misma actitud tuvo Alexis Tsipras, excepto durante un corto tiempo a fines de mayo de 2015, cuando se convocó el referéndum del 5 de julio.
12 de febrero. ¿Realmente una concesión?
Varoufakis explica que ese rechazo a firmar convenció a los líderes europeos a hacer una concesión. Dijsselbloem, aparentemente bajo orden de Angela Merkel, tomó contacto con Tsipras para proponerle anunciar que el gobierno griego y el Eurogrupo discutirían sobre los parámetros técnicos con el fin de avanzar en la ejecución del plan en curso, teniendo en cuenta los objetivos del nuevo gobierno. Nos podemos preguntar si Varoufakis tenía razón al afirmar que se trataba de una concesión. Nada menos seguro. Los dirigentes europeos, hablando de la ejecución del plan, mantenían su punto de vista. Al mismo tiempo, querían dar la impresión que estaban abiertos a la negociación, aunque demostrando que el gobierno griego era incapaz de comportarse de manera responsable y constructiva.
Por otra parte, Varoufakis explica que a partir de ese momento, se estableció un contacto directo entre Merkel y Tsipras, lo que finalmente originaría efectos negativos.
- Angela Merkel y Alexis Tsipras
13, 14 y 15 de febrero en Bruselas
Varoufakis permaneció en Bruselas, después de la reunión del 11 de febrero, hasta la reunión siguiente del Eurogrupo convocada para el 16 de ese mismo mes. Según Varoufakis: «La canciller alemana quería que nuestro equipo técnico se reuniera con la troika para empezar a hablar de las propuestas y prioridades de nuestro gobierno.» (p. 371) Varoufakis reunió un equipo compuesto por Chouliarakis, cuatro asesores de Dragasakis, Elena Panaritis y Glenn Kim, quienes estaban encargados de trabajar con el equipo de la Troika en una tentativa de acercamiento (para saber más sobre estos asesores de Varoufakis, véase la cuarta parte). En bastidores, según Varoufakis, estaban también un enviado del banco Lazard y James Galbraith. Además, Varoufakis recibía consejos a distancia de Jeffrey Sachs y de William Buiter (economista en jefe del banco estadounidense Citigroup)
Paralelamente a las reuniones oficiales de trabajo que se desarrollaron esos días en Bruselas, Varoufakis, aconsejado por banqueros, se opuso al control de capitales. No hay que asombrarse que los asesores del banco Lazard y del Citigroup, así como Panaritis y Sachs por el Banco Mundial Banco mundial Creado en 1944 en Bretton Woods en el marco del nuevo sistema monetario internacional, el Banco posee un capital aportado por los países miembros (189 miembros el año 2017) a los cuales da préstamos en el mercado internacional de capitales. El Banco financia proyectos sectoriales, públicos o privados, con destino a los países del Tercer Mundo y a los países antes llamados socialistas. Se compone de las siguientes tres filiales.
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, estuvieran totalmente en contra de cualquier control de capitales. Incluso Galbraith también lo estaba. Fue un grave error, lo menos que se puede decir. Habría sido imprescindible un control con el fin de evitar la fuga de capitales. Evidentemente, no era necesario impedir los envíos modestos de fondos al extranjero. Había que imponer un control selectivo sobre los grandes flujos financieros. Y era totalmente viable.
El 14 de febrero. Tsipras envía a Varoufakis un proyecto de comunicado que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, le hizo llegar. Ese proyecto era de un tono totalmente diferente al que Dijsselbloem y Schäuble habían querido imponer el 11 de febrero, pero solo fue un señuelo. Desde el día siguiente, Varoufakis tuvo que desengañarse. Mientras que la tarde del 15 había comenzado bien con un encuentro con Moscovici, quien le sometió el texto de Juncker que Varoufakis aceptaba firmar, un poco más tarde Dijsselbloem le comunicó otro texto. Varoufakis nos lo cuenta: «Lo leí. Era todavía peor que el borrador que habíamos rechazado durante el primer Eurogrupo. Obligaba al gobierno griego a “completar el programa actual”, y solo nos permitía cumplir con nuestro mandato dentro de la “flexibilidad ya integrada en el programa actual”. Todas las concesiones incluidas en el borrador que Juncker nos había pasado la noche anterior, y Pierre hacía tan solo unos instantes, habían sido eliminadas. Hasta la frase “programa ajustado” había desaparecido por el camino. En este borrador, el programa, sin diluir ningún adjetivo, regresaba y pedía venganza.» (p. 385)
16 de febrero en Bruselas, segundo fracaso del Eurogrupo
El 16 de febrero se celebró la segunda reunión del Eurogrupo que rápidamente terminó en un fracaso, puesto que el texto sometido a Grecia era peor que el rechazado algunos días antes.
Durante la posterior conferencia de prensa, casi fue la única vez en que Varoufakis explicó públicamente que había un desacuerdo. Resume de esta manera lo que declaró a la prensa: «Me satisface poder decir que las negociaciones se han llevado a cabo en un ambiente de responsabilidad compartida, lo que demuestra claramente que tenemos el mismo propósito… poder establecer intereses comunes, para así alcanzar un nuevo contrato a largo plazo, sostenible y significativo, entre Grecia, la Europa oficial y el FMI. Además, no tengo ninguna duda de que las negociaciones continuarán mañana y al día siguiente hasta llegar a un acuerdo. Si eso es así, ¿cómo es posible que no hayamos podido ponernos de acuerdo en un comunicado, en una simple frase, que desbloquee inmediatamente este período de deliberaciones? La verdadera razón tiene que ver con un desacuerdo sustancial sobre si la misión que tenemos por delante consiste en completar un programa cuya lógica debería cambiar según el mandato otorgado a este gobierno, o si en realidad consiste en sentarse con nuestros socios con la mente abierta y repensar ese mismo programa, que según nuestro juicio de valor, y según la opinión de mucha gente que tiene las ideas muy claras, ha fracasado en su intento de estabilizar Grecia, ha generado una crisis humanitaria de grandes dimensiones y ha hecho que reformar Grecia, una tarea que es absolutamente esencial, sea hoy tan difícil.» (pp. 389-390)
Por segunda vez, Grecia dijo que no a la Troika. Varoufakis explicó a la prensa lo que pasó entre el 11 y el 16 de febrero y agrega para los lectores que por segunda vez en cinco días, el gobierno griego rechazó el plan de la Troika.
Esa segunda negativa dio lugar a manifestaciones de apoyo al gobierno en Grecia, y el grado de popularidad del mismo alcanzó el 75 %.
Pero Varoufakis y Tsipras jamás dirigieron un llamamiento al sostén solidario a las poblaciones de Europa y del resto del mundo. Y eso tuvo un papel, nada despreciable, en la dificultad de desarrollar un poderoso movimiento de solidaridad internacional con el pueblo griego. Por supuesto, habría sido necesario utilizar a fondo las posibilidades de comunicación ofrecidas por las redes sociales, lo que no se realizó por parte del gobierno griego ni por el núcleo dirigente alrededor de Tsipras. El hecho de funcionar dentro del marco de una diplomacia secreta, también alentó a los dirigentes europeos a mantener las peores prácticas de chantaje sin correr ningún riesgo de ser denunciados.
17, 18 y 19 de febrero en Atenas, el cambio hacia el acuerdo del 20 de febrero y la prolongación del memorando
Varoufakis explica que durante la primera reunión de lo que llama el «gabinete de guerra», después del fracaso del 16 de febrero, Tsipras, Pappas y Dimitris Tzanakopoulos, jefe del gabinete de Tsipras, eran favorables a romper las negociaciones. Varoufakis precisa que Tzanakopoulos le gritó: «¡Si quieres firmar el MoU tendrás que pasar primero por encima de mi cadáver!» Y en cuanto a Tsipras: «…también perdería la calma en alguna ocasión y amenazaría con reventar las negociaciones.» (p. 392-393) Spyros Sagias (secretario del gabinete) y Varoufakis eran partidarios de continuar con las negociaciones.
Una decisión que iba, muy claramente, en contra del programa de Syriza y del gobierno. Varoufakis terminó convenciendo al resto del gabinete de guerra de que había que obtener una prolongación del memorando: «Mi opinión, con la que coincidían Sagias y Dragasakis, era que nuestro mandato incluía la solicitud de una prórroga, siempre y cuando, para conseguirla no tuviéramos que aceptar el programa actual.» (p. 396)
Argumentaré en el siguiente artículo por qué habría sido mejor rechazar una prolongación del segundo memorando.
Varoufakis, por su parte, quería una prolongación del memorando aunque era bien consciente que Berlín pondría cuatro exigencias: proseguir con las reformas estructurales para mejorar la competitividad — lo quería decir claramente proseguir con los ataques contra los salarios, la seguridad social e ir todavía más lejos con las privatizaciones—, mantener el FMI en un futuro acuerdo —lo que implicaba prolongar el segundo memorando en curso por un tercer memorando a pesar de que Varoufakis no lo reconociera—, [14] definir que es la sostenibilidad de la deuda y sobre todo: «Reconocer las obligaciones financieras de Grecia con todos sus acreedores.» (p. 397)
Este último punto desató fuertes reacciones en el gabinete. Dimitris Tzanakopoulos, jefe de gabinete, se opuso: «¿Cómo íbamos a reconocer la legitimidad de toda la deuda con nuestros acreedores?» (p. 397)
Varoufakis explica que le contestó: «… podíamos “reconocer” la deuda pública griega si también insistíamos en la necesidad de reestructurarla de inmediato para que así los acreedores puedan recuperar una mayor cantidad de dinero. [15] El sector de Syriza que exigía una quita inmediata y unilateral, con el argumento de que la deuda era ilegal, montaría en cólera, por supuesto, pero al final fue est enfoque el que prevaldría en el seno del gabinete de guerra. Acordamos que yo escribiría al Eurogrupo con la solicitud formal de la prórroga.» (p. 397)
Esta decisión iba muy claramente en contra del programa de Syriza y del gobierno.
Por otra parte, Varoufakis explica que «el escenario más probable» que deseaban proseguir los dirigentes europeos era el siguiente: «… la prórroga sólo era un movimiento táctico al retrasar cualquier posible resolución, sólo tendrían que esperar a que agotáramos nuestra actual popularidad y las escasas reservas de liquidez que nos quedaban; y así, cuando la prórroga llegara a su fin, no habría ninguna duda de la inminente rendición incondicional de nuestro gobierno.» (p. 398)
Varoufakis afirma que, frente a ese escenario, obtuvo el acuerdo del gabinete de guerra para: «… la mejor estrategia era solicitar la prórroga, mientras, al mismo tiempo, indicábamos a la troika que, ante cualquier intento de debilitarnos cerrando el grifo de la liquidez, responderíamos con la negativa a hacer más pagos al FMI; que cualquier intento de colocarnos la camisa de fuerza que simbolizaba el programa vigente, o de negarnos la reestructuración de la deuda, recibiría como respuesta la ruptura de las negociaciones; y que cualquier amenaza de cerrar los bancos e imponer controles de capital provocaría la quita unilateral de los bonos SMP en propiedad del BCE, la activación del sistema de pagos paralelo y la reforma de la ley que rige al Banco Central de Grecia, para así restaurar la soberanía del Parlamento sobre la entidad.» (p. 398)
El problema fue que esta amenaza nunca jamás se comunicó a la Troika. Ni tampoco nunca se hizo pública. Varoufakis lo reconoce. En cuanto a su puesta en práctica, como se vera seguidamente, Tsipras y la mayoría del gabinete se opusieron claramente y Varoufakis aceptó eso hasta la capitulación final de julio de 2015.
Por otro lado, para esa etapa no disponemos del testimonio de Varoufakis. ¿Tendremos algún día un testimonio que confirme su afirmación? Es totalmente improbable que Tsipras confirme la versión de Varoufakis, ya que sería la confesión de su propia culpabilidad.
Todo pasó en un comité muy restringido y el resto del gobierno jamás fue informado, así como tampoco la dirección de Syriza. Y, además, a la población griega se la mantuvo completamente ajena a todo ello.
Varoufakis escribe: «Por la misma regla de tres, la peor estrategia era solicitar la prórroga, conseguirla y, entonces, si los acreedores se alejaban del espíritu del acuerdo provisional, no ser capaces de transmitirles nuestra voluntad de activar dichas medidas. Les expuse que si cometíamos ese error, nos pondrían a caldo durante el período de prórroga y, entonces, en nuestro momento de mayor debilidad, a finales de junio, nos machacarían.» (p. 398) Y es exactamente lo que pasó. Varoufakis, con el acuerdo del núcleo en torno a Tsipras, pidió la prolongación del memorando sin señalar ninguna determinación para pasar a la acción Acción Título mobiliario emitido por una sociedad de acciones. Este título representa una fracción del capital social. En particular otorga a su titular (el accionista) el derecho a percibir una parte de los beneficios distribuidos (el dividendo) y de participar en las asambleas generales de la empresa. , los acreedores arrastraron por el lodo al gobierno y luego lo llevaron a capitular oficialmente.
Varoufakis envió la carta al Eurogrupo el 18 de febrero, de la que cita pasajes desconcertantes: «las autoridades griegas reconocen las obligaciones financieras de Grecia con todos sus acreedores». Y cuentan con «cooperar con nuestros socios a fin de evitar los impedimentos de carácter técnico en el contexto del Acuerdo Marco que reconocemos como vinculante.» [16] Varoufakis agrega que no podía «ir más lejos para satisfacer a Berlín.» (p. 400) Es lo menos que se puede decir.
20 de febrero en Bruselas: en camino hacia la capitulación
Varoufakis viaja a Bruselas y, justo antes del comienzo del Eurogrupo, Dijsselbloem le anuncia dos malas noticias, que ante los ojos del ministro griego no lo eran: 1. El saldo de 11.000 millones de euros del Fondo de recapitalización de los bancos (FHSF, Fondo helénico de estabilidad financiera), sobre el que el gobierno de Tsipras contaba para realizar una parte de sus promesas electorales, partió a Luxemburgo en lugar de estar a disposición de Grecia (Varoufakis considera que no es un problema); 2. El memorando se ha prolongado hasta el 30 de junio (y eso le satisface)
«Le dije a Jeroen que accedía a sus peticiones, que para mí tenían pocas consecuencias reales, a cambio de algo que apreciaba de verdad: margen político.» (p. 402) Y prosigue: «En pocas palabras, pedí que el MoU, o al menos el 30 % de sus artículos que eran inaceptables, fueran sustituidos por una nueva lista de reformas propuestas por nuestro gobierno, mientras que el objetivo de superávit primario debería reducirse de un 4,5 % de la renta nacional a no más del 1,5 %.» (p. 402)
Varoufakis agrega: «Para mi gran sorpresa, Jeroen aceptó» Por supuesto, es el ABC de una negociación, si desde el comienzo vuestro enemigo acepta vuestras condiciones, es que comenzaron con mal pie para vosotros.
Dijsselbloem aceptaba también que fuera Grecia la que enviara una lista de propuestas de reformas, que las instituciones de la Troika tendrían el placer de aprobar o rechazar.
Varoufakis escribe: «Pensé que si este párrafo podía incorporarse al comunicado final, supondría un triunfo para los países más débiles de la eurozona. Por primera vez, un gobierno confinado dentro de un programa de rescate se había ganado el derecho a sustituir el MoU de la troika por una lista de reformas de su propia elaboración.» (p. 403) Es el delirio total. Véase el siguiente recuadro sobre algunas partes del acuerdo firmado por Varoufakis con el Eurogrupo, el 20 de abril en Bruselas.
El acuerdo firmado por Varoufakis durante la reunión del Eurogrupo del 20 de febrero de 2015 (Extractos) [17] «Las autoridades griegas presentarán una primera lista de medidas de reformas, sobre la base del actual acuerdo, antes del lunes 23 de febrero. Las instituciones (o sea, el BCE, el FMI y la Comisión Europea, nota de Éric Toussaint) darán una primera opinión para determinar si esa lista es suficientemente completa para ser considerada como un punto de partida válido con el fin de llegar a una buena conclusión de la evaluación. Esa lista será todavía ajustada y luego presentada para la aprobación de las instituciones de aquí a abril. Solamente la aprobación, por cada una de las Instituciones, de la conclusión de la evaluación del acuerdo prolongado, permitirá el desbloqueo del saldo restante del actual programa del FEEF [Fondo Europeo de Estabilidad Financiera] y la transferencia de los beneficios de 2014 obtenidos en el marco del SMP [Programa para los mercados de títulos]. Los dos serán, nuevamente, sometidos a la aprobación del Eurogrupo. » (…) «Las autoridades griegas reiteraron su compromiso inequívoco en honrar, totalmente y en el tiempo debido, sus obligaciones financieras ante sus acreedores. Las autoridades griegas también se comprometieron a garantizar los excedentes presupuestarios primarios requeridos, o los productos de financiación necesarios para asegurar la viabilidad de la deuda, de conformidad con la declaración del Eurogrupo de noviembre de 2012.» (…) «A la luz de esos compromisos, nos felicitamos que, en un cierto número de sectores, las prioridades políticas de Grecia puedan contribuir a un fortalecimiento y una mejor puesta en marcha del acuerdo actual. Las autoridades griegas se comprometen a abstenerse de cualquier anulación de las medidas y de cambios unilaterales de las políticas y reformas estructurales, que tuvieran un impacto negativo en los objetivos presupuestarios, la recuperación económica o la estabilidad financiera, tales como los evaluados por las instituciones.» |
La cuerda que estrangulaba a Grecia tenía un nudo corredizo: mientras que el país debía reembolsar 7.000 millones de euros de deudas, antes del 30 de junio de 2015, los acreedores no harían ningún aporte de dinero y peor aún, el BCE continuaría limitando el acceso de los bancos griegos a la liquidez de urgencia. Eso disminuiría su capacidad de compra de títulos emitidos por el tesoro griego para financiarse, y eso reforzaría la asfixia del gobierno.
Varoufakis explica que durante una reunión con el Eurogrupo, recibió un sms de Emmanuel Macron pidiéndole noticias y que le respondió: «—Tenemos un buen resultado—le expliqué—Ahora tenemos que volver al trabajo. Gracias por tu ayuda.» «Sigamos con la lucha — fue la respuesta cargada de camaradería de Emmanuel.» (p. 407)
Después, Varoufakis dio una rueda de prensa: «Tras darle las gracias a Jeroen por conducir el Eurogrupo de aquella tarde hacia un acuerdo provisional, añadí que representaba una oportunidad para ponerse a trabajar. Informé a la prensa de que durante el fin de semana mi equipo y yo estaríamos trabajando las veinticuatro horas para prepara la lista de reformas que nuestro gobierno debía enviar en el plazo de tres días. Reconocí que “el trabajo será duro, pero debemos hacerlo con buena cara porque ahora ya estamos en una nueva relación entre iguales”» [18] (p. 409)
En realidad, el acuerdo del 20 de febrero es similar al acto de un vasallo que se somete a su señor feudal, al mismo tiempo que proclama que ambos son iguales. Recordemos las palabras pronunciadas por Varoufakis diez días antes, en el parlamento griego. «Si no contempláis la posibilidad de abandonar las negociaciones, entonces lo mejor sería que ni siquiera os sentaras a negociar. Si no podéis entender la idea de llegar a un punto muerto, sería mejor que os confinarais al papel de meros suplicantes que imploran al déspota que le conceda unos pocos privilegios, y que aceptan en el momento de la valoración final aquello que el déspota conceda. » (p. 339)
Varoufakis da cuenta de las reacciones contradictoria que le llegaron: Jeffrey Sachs lo felicitó mientras que fue duramente criticado por Manolis Glezos, símbolo de la resistencia y diputado de Syriza en el Parlamento Europeo desde febrero de 2015, y el célebre compositor Mikis Theodorakis, dos héroes de su infancia para retomar sus palabras. (p. 413) En un comunicado público, Manolis Glezos se disculpó ante el pueblo griego de haber llamado a votar por Syriza en enero de 2015.
Varoufakis explica que a partir del 21 de febrero, se dedicó a redactar las propuestas de reformas para «integrar en el MoU» y para someter al Eurogrupo del 23 de febrero. Por lo tanto, no duda en decir actualmente que se trataba de intentar enmendar el memorando vigente, mientras que en su momento, Tsipras y él declaraban ante la población que se trataba de un nuevo acuerdo, y que Grecia se había liberado de la prisión del memorando y de la Troika, rebautizada como «las instituciones».
Varoufakis escribe: «Una vez enviada la propuesta, el lunes por la mañana, Mario Draghi, Christine Lagarde y Pierre Moscovici tendrían hasta el día siguiente por la mañana para analizarla, antes de la teleconferencia con el Eurogrupo que estaba programada para el martes por la tarde. (…) los tres se limitarían a expresar su opinión sobre la lista de medidas y decidirían ahí mismo si daban luz verde o roja, sin que los ministros pudieran decir nada.» (p. 414) ¿Cómo alguien puede afirmar, como lo hacía Varoufakis en aquellos momentos, que la Troika no existía más y que Grecia había reencontrado la libertad? Él mismo reconocía que había aceptado someter a Lagarde (FMI), Draghi (BCE) y Moscovici (Comisión Europea) las propuestas que el gobierno griego contaba con enviar de inmediato y en forma oficial al Eurogrupo.
Conclusión
Al firmar el 20 de febrero de 2015 un acuerdo con el Eurogrupo según el cual: «Las autoridades griegas reiteraron su compromiso inequívoco en honrar, totalmente y en el tiempo debido, sus obligaciones financieras ante sus acreedores.» y « se comprometen a abstenerse de cualquier anulación de las medidas y de cambios unilaterales de las políticas y reformas estructurales», Varoufakis y Tsipras rompían con el compromiso de acabar con el memorando y de reemplazarlo por un plan de reconstrucción. Renunciaban a cuestionar la legitimidad de la deuda y a suspender su pago. Sometían de nuevo a Grecia al arbitrio de la Troika. Era seguro que ésta no avalaría un programa de medidas que permitieran al gobierno concretar sus promesas. El acuerdo del 20 de febrero es el primer documento oficial que certifica que Varoufakis y Tsipras abandonaban las propuestas principales del programa por el que Syriza había llegado al gobierno.
Como lo escribía Stathis Kouvelakis en una entrevista a Alexis Cukier realizada en 2015: «Las cosas son bastante simples en realidad: las instituciones europeas buscan construir un jaula de hierro en la que se quiere, a cualquier precio, encerrar al nuevo gobierno para impedirle realizar su programa. Se trata de mostrar que una política de salida de la austeridad y del neoliberalismo es imposible en el marco actual, y que, cualquiera sean los mandatos confiados por las poblaciones al gobierno, cualesquiera sean los resultados de las elecciones, se aplicarán siempre las mismas políticas. Su primer objetivo es claramente humillar a Syriza y poner de rodillas al nuevo gobierno griego. Se trata también de una advertencia a Podemos y a cualquier otra fuerza que, en Europa, sea susceptible de llegar al poder y de cuestionar las políticas de austeridad y el mecanismo del endeudamiento.» [19]
Por su parte, el CADTM Europa había publicado el 31 de diciembre de 2014 un comunicado que suena como una advertencia: «Los poderosos de Europa y del mundo entero ni siquiera esperaron a la disolución del Parlamento griego y la apertura de la campaña electoral, para lanzar su nueva ofensiva basada en mentiras y chantajes que quiere aterrorizar a la ciudadanía griega con el fin de que no voten en las próximas elecciones del 25 de enero de 2015 a Syriza, la coalición de izquierda radical griega. En efecto, secundados por los grandes medios europeos, “los de arriba”, cuyos nombres son Juncker, Merkel, Hollande, Renzi o Moscovici, comienzan su enésima brutal intervención en los asuntos interiores de Grecia, que transformaron en un montón de ruinas sociales desde que impusieron sus políticas de austeridad, inhumanas y bárbaras.»
«El CADTM no tiene la menor duda sobre las verdaderas intenciones de aquellos que hicieron de Grecia el laboratorio europeo de sus políticas neoliberales más extremas y del pueblo griego una auténtica cobaya de su terapia económica, social y política de choque. Debemos estar atentos a una escalada de su ofensiva, ya que no pueden permitirse que Syriza tenga éxito y haga émulos en Europa. Utilizarán todos los medios de los que disponen, puesto que son bien conscientes que lo que está en juego en las próximas elecciones griegas es el éxito o el fracaso de la guerra social que lideran contra la aplastante mayoría de la población de toda Europa. Ante un desafío tan importante debemos esperar que “los de arriba” de Europa y Grecia no respeten el veredicto de las urnas, que debería coronar, por primera vez en la historia, la victoria de la izquierda griega. Sin ninguna duda, tratarán de asfixiar al gobierno de izquierda salido de las urnas ya que su eventual éxito sería, seguramente, interpretado como un formidable estímulo a la resistencia para los trabajadores y los pueblos de Europa.»
Veremos en el próximo artículo (séptima parte) como, algunos días después del 20 de febrero de 2015, Varoufakis, con el acuerdo de Tsipras, firma un documento redactado por la Troika reconociendo de hecho la primacía del memorando vigente con respecto a las medidas propuestas por el gobierno griego.
Traducido por Griselda Pinero
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