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proceso.com.mxMeade compró la frase “soy el más chingón” y no la pagó
José Gil Olmos
El
desesperado intento de José Antonio Meade por repuntar en las
preferencias electorales no rinde frutos. Su anunciado “relanzamiento”
no consistió en adaptar su oferta política ni en liberarse de lastres
priistas, sino en proyectar una imagen agresiva e incorporar unas gotas
de “lenguaje popular” a su discurso oficialista. Pero incluso en eso
tropezó, al usar y no pagar la idea de la editorial Algarabía de echar
mano de El Chingonario para acercarse a la gente en plan informal.
Además, el publicista Carlos Alazraki admite que lo está entrenando para
los debates porque le faltaba confianza, pero negó ser su asesor.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A poco más de un mes de que concluya la contienda electoral, Meade sigue sin poder avanzar del tercer lugar al que está amarrado desde el inicio de la campaña. Antes y después del segundo debate decidió echar a andar un segundo relanzamiento en su cruzada poco exitosa para triunfar el 1 de julio. Se lanzó como “el más chingón” y aceptó la ayuda del publicista Carlos Alazraki, que lo acompañó en el segundo debate, el domingo 20, en Tijuana, y lo hará en el tercero y último, el 14 de junio, en Mérida.
Pero las acciones y declaraciones más agresivas que empezó a utilizar, con las cuales creía alcanzar al panista Ricardo Anaya en el segundo lugar y dar la pelea a Andrés Manuel López Obrador, resultaron contraproducentes, pues fueron recibidas con severas críticas y le han generado más problemas que beneficios.
Meade y el vocero de su campaña, Javier Lozano, fueron duramente cuestionados por su falta de ética al difundir el spot donde se burlaban de la edad de López Obrador; por usar sin permiso y manipular una imagen del coordinador de Fotografía de Proceso, Marco Antonio Cruz, en un mensaje en redes usándola para criticar la propuesta de soberanía alimentaria hecha por el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, López Obrador.
También fue criticado por usar sin permiso una campaña que la revista Algarabía le había propuesto con el uso de su diccionario El Chingonario, la cual nunca pagó. Y, principalmente, por manipular en el segundo debate el caso de Nestora Salgado, al acusarla de ser secuestradora e inculpando a López Obrador por supuestamente pactar con criminales.
La excomandante de las policías comunitarias de Olinalá, Guerrero, demandó a Meade por daño moral y lo acusó de poner en riesgo a su familia porque, la misma noche en que mencionó su caso, un grupo armado atacó a sus hijos.
Pese a la demanda, Meade y su equipo siguieron con su campaña de usar a Nestora Salgado para denostar a López Obrador y su iniciativa de proponer una amnistía para los campesinos detenidos por siembra de droga y algunos otros que son víctimas del crimen organizado.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2169, ya en circulación
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A poco más de un mes de que concluya la contienda electoral, Meade sigue sin poder avanzar del tercer lugar al que está amarrado desde el inicio de la campaña. Antes y después del segundo debate decidió echar a andar un segundo relanzamiento en su cruzada poco exitosa para triunfar el 1 de julio. Se lanzó como “el más chingón” y aceptó la ayuda del publicista Carlos Alazraki, que lo acompañó en el segundo debate, el domingo 20, en Tijuana, y lo hará en el tercero y último, el 14 de junio, en Mérida.
Pero las acciones y declaraciones más agresivas que empezó a utilizar, con las cuales creía alcanzar al panista Ricardo Anaya en el segundo lugar y dar la pelea a Andrés Manuel López Obrador, resultaron contraproducentes, pues fueron recibidas con severas críticas y le han generado más problemas que beneficios.
Meade y el vocero de su campaña, Javier Lozano, fueron duramente cuestionados por su falta de ética al difundir el spot donde se burlaban de la edad de López Obrador; por usar sin permiso y manipular una imagen del coordinador de Fotografía de Proceso, Marco Antonio Cruz, en un mensaje en redes usándola para criticar la propuesta de soberanía alimentaria hecha por el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, López Obrador.
También fue criticado por usar sin permiso una campaña que la revista Algarabía le había propuesto con el uso de su diccionario El Chingonario, la cual nunca pagó. Y, principalmente, por manipular en el segundo debate el caso de Nestora Salgado, al acusarla de ser secuestradora e inculpando a López Obrador por supuestamente pactar con criminales.
La excomandante de las policías comunitarias de Olinalá, Guerrero, demandó a Meade por daño moral y lo acusó de poner en riesgo a su familia porque, la misma noche en que mencionó su caso, un grupo armado atacó a sus hijos.
Pese a la demanda, Meade y su equipo siguieron con su campaña de usar a Nestora Salgado para denostar a López Obrador y su iniciativa de proponer una amnistía para los campesinos detenidos por siembra de droga y algunos otros que son víctimas del crimen organizado.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2169, ya en circulación
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