NO EXISTE DUDA QUE EL PODER DEMOCRÁTICO LE HA DADO EL BASTÓN DE MANDO A AMLO. NO DEBE OLVIDARSE QUE ESE MISMO PODER DEMOCRÁTICO PUEDE SER EL CAMINO A LA TIRANÍA. AHORA ES TIEMPO DE QUE EL PUEBLO DEBE HACER CUMPLIR LAS PROMESAS DE CAMPAÑA Y CUIDAR LAS UÑAS DE INFILTRADOS, JUNIORS Y QUERUBINES.
Miguel A. Reyes.
AMLO: gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo
Autor:
Álvaro Cepeda Neri *
I. Bien por el candidato presidencial Andrés Manuel López
Obrador, al citar, tras su amplísima victoria en las urnas, la célebre
frase nada menos que de Abraham Lincoln: “la democracia es el gobierno
del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Estadista, Lincoln
(1809-1865), y contemporáneo del también estadista Benito Juárez
(1806-1872), que como el mexicano fue un incansable luchador por el
pueblo y “reconocía que, una vez que los gobiernos populares estaban
sólidamente establecidos, el peligro de la tiranía no derivaba de la
ignorancia sino de no cumplir los derechos del pueblo frente al
gobierno” (David Miller, coordinador de la Enciclopedia del pensamiento político;
Alianza editorial). Con sus virtudes republicanas, liberalismo político
y obediencia al pueblo directamente postulando a sus representantes,
así como con la pinza de la legitimidad y la legalidad que es el estado
de derecho, López Obrador ha logrado la victoria en una competencia
electoral.
II. Gracias a su tenacidad, escribió Jesús Silva-Herzog Márquez, en su ensayo donde dice que: “Si el candidato del Morena a la Presidencia de México vence el domingo, su historia será la de alguien que ha creído siempre en su causa y, sobre todo, en sí mismo. No tiene ni padrinos ni compañeros y nos pondrá a prueba a todos”. (El País, 27 de junio de 2018). López Obrador logró convencer a la mayoría de la nación para hacerse de la Presidencia de la República, donde el pueblo destapó al proceso electoral que se venía taponeando con fraudes y un homicidio, si bien desde la creación el PRI en 1946, sobre todo a partir de Salinas; probando –según el concepto de Max Weber– que tiene vocación para la política y ésta consiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para lo que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura. Intentó López Obrador lo imposible para lograr lo posible. Y ha actuado conforme a la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción.
III. Siempre al frente de las mayorías del pueblo, sin concesiones de ninguna especie, dijo en la Plaza de la Constitución: “no habrá divorcio de ustedes y el gobierno, pues marcharemos en unión para lograr los fines económicos, sociales, de bienestar y culturales”. Convertido en un profesional de la política forjado en tres campañas contra viento y marea es un personaje de “los discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”. Teniendo enfrente una dura tarea con la realidad, ha mostrado que irá resolviendo problemas si no deja de apoyarse en el pueblo, los contrapesos institucionales, el respeto a las libertades democráticas como derechos humanos (la libertad de prensa por supuesto), y el pragmatismo singular que ha demostrado en el estira y afloja con sus adversarios, la oposición política y legislativa en el Congreso. No es fácil la tarea. Pero sus ejes contra la corrupción e impunidad, y su decisión de amparar a los pobres, promover el empleo y controlar la voracidad del capitalismo empresarial, le permitirán realizar los fines de sus políticas públicas. Y volvió a confirmar su divisa de: “primero los pobres”.
Martes, 03 de Julio 2018
II. Gracias a su tenacidad, escribió Jesús Silva-Herzog Márquez, en su ensayo donde dice que: “Si el candidato del Morena a la Presidencia de México vence el domingo, su historia será la de alguien que ha creído siempre en su causa y, sobre todo, en sí mismo. No tiene ni padrinos ni compañeros y nos pondrá a prueba a todos”. (El País, 27 de junio de 2018). López Obrador logró convencer a la mayoría de la nación para hacerse de la Presidencia de la República, donde el pueblo destapó al proceso electoral que se venía taponeando con fraudes y un homicidio, si bien desde la creación el PRI en 1946, sobre todo a partir de Salinas; probando –según el concepto de Max Weber– que tiene vocación para la política y ésta consiste en una dura y prolongada penetración a través de tenaces resistencias, para lo que se requiere, al mismo tiempo, pasión y mesura. Intentó López Obrador lo imposible para lograr lo posible. Y ha actuado conforme a la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción.
III. Siempre al frente de las mayorías del pueblo, sin concesiones de ninguna especie, dijo en la Plaza de la Constitución: “no habrá divorcio de ustedes y el gobierno, pues marcharemos en unión para lograr los fines económicos, sociales, de bienestar y culturales”. Convertido en un profesional de la política forjado en tres campañas contra viento y marea es un personaje de “los discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”. Teniendo enfrente una dura tarea con la realidad, ha mostrado que irá resolviendo problemas si no deja de apoyarse en el pueblo, los contrapesos institucionales, el respeto a las libertades democráticas como derechos humanos (la libertad de prensa por supuesto), y el pragmatismo singular que ha demostrado en el estira y afloja con sus adversarios, la oposición política y legislativa en el Congreso. No es fácil la tarea. Pero sus ejes contra la corrupción e impunidad, y su decisión de amparar a los pobres, promover el empleo y controlar la voracidad del capitalismo empresarial, le permitirán realizar los fines de sus políticas públicas. Y volvió a confirmar su divisa de: “primero los pobres”.
Martes, 03 de Julio 2018
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