Ante la posibilidad de que la tan prometida cuarta
transformación de Andrés Manuel López Obrador fracase, sus detractores
ya saborean con gusto el hecho de que el futuro presidente no pueda
cumplir con las promesas que hizo en campaña.
Los cuestionamientos hacia el tres veces candidato a la presidencia de la República durante las últimas semanas se han centrado en si tendrá la capacidad para poder realizar todos los compromisos que hizo frente al electorado. Algo que ningún Jefe de Estado ha logrado en la historia de México.
Programas sociales, megaproyectos de infraestructura o la reducción al precio de la gasolina son sólo algunos de los temas que empresarios, economistas, políticos y la misma ciudadanía consideran difíciles o imposibles de concretar; pero que de no llevarlos a cabo, la credibilidad del exjefe de Gobierno se verá gravemente afectada.
Sus opositores no han esperado a que el tabasqueño rinda protesta al cargo político más relevante del país para explicar que el discurso que utilizó en campaña caducó y que ahora viene uno más realista como en el que AMLO admite que la situación del país es compleja para poder llevar a cabo su cuarta transformación.
Tras la crítica el tabasqueño aclaró que si bien el término bancarrota no fue el más adecuado, sí insistió en que existe una crisis económica y que sus promesas serán el piso de su gobierno y de ahí en adelante se revisarán las peticiones de la ciudadanía.
“Sostengo que hay crisis en México y que hay mucha pobreza, mucha inseguridad, mucha violencia, y que ha resultado un fracaso la política neoliberal y la vamos a cambiar”, dijo el presidente electo en La Paz, Baja California Sur, el pasado 18 de septiembre.
Andrés Manuel López Obrador siempre se ha caracterizado por ser un fuerte crítico de los gobiernos en turno.
Sin embargo, con su victoria del 1 de julio ese papel se invertirá, pues ahora él será quien esté en la mira de todo un país.
El diputado federal del PRD, Jesús Zambrano, y el exsenador del PAN, Javier Lozano, coinciden en preguntarse de dónde va a salir el dinero para realizar los compromisos que López Obrador hizo como candidato.
“O termina haciendo lo que dice que no va a hacer: endeudar al país; o termina haciendo uso del déficit fiscal que es lo mismo, endeudar al gobierno para satisfacer los compromisos de campaña”, señala Zambrano Grijalva.
Para Lozano Alarcón, el presidente electo ha caído en exageraciones en su manera de expresarse y lo ejemplifica con las polémicas declaraciones con respecto a la situación financiera de México.
“Fue un exceso verbal el decir que el país está en ‘bancarrota’, porque justo unos días antes dijo que recibía un país con finanzas públicas sanas.
López Obrador hizo una cantidad de ofertas a lo largo de su campaña que cuestan un dineral y ese dineral no lo tenemos. Y no lo tenemos justo porque él dice que no va a contratar deuda pública ni que va a aumentar impuestos. Peor aún dice que va a reducir el IVA en la frontera y eso le cuesta al país por lo menos 114 mil millones de pesos; entonces, con esas ofertas vamos a tener menos ingresos y proyectos como el Tren Maya o las nuevas refinerías que no son autofinanciables porque gran parte del Presupuesto de la Federación ya está comprometido”, refiere el también exvocero de la campaña presidencial priista de José Antonio Meade.
Durante su campaña electoral el tabasqueño señaló entre sus prioridades el combate a la pobreza mediante programas sociales que le dieran a la población en esa situación el mínimo impulso para poder desarrollarse.
Muchas de estas propuestas tuvieron como base, según su discurso, el combate a la corrupción, una práctica que le cuesta millones de pesos al país pero que también tardará mucho en resolverse. Sin embargo, en caso de que no se logre, nadie sabe si existe un plan B para conseguir esos recursos.
En el último debate presidencial, Andrés Manuel sostuvo: “se roban los políticos corruptos y los traficantes de influencias alrededor de 500 mil millones de pesos al año del presupuesto”.
Dicha cantidad equivale a dos veces el presupuesto de la construcción del NAIM y en más de tres veces el que se utilizaría para construir el Tren Maya, que tendría un costo de 150 mil millones de pesos, según lo proyectado.
Uno de los puntos que también tocó constantemente López Obrador durante su campaña fue la implementación de un plan de austeridad a través de medidas que ajustaran el gasto público del gobierno Federal y de los demás poderes de la Unión, sin embargo esta cantidad es una fracción pequeña del presupuesto, señala Alejandro García, investigador del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.
“De las medidas por austeridad estamos hablando del 15 por ciento del presupuesto (alrededor de 75 mil millones de pesos), entonces hablamos de esa cantidad de ahorros de 5 billones que se gastan en el presupuesto anualmente, pues ciertamente no están saliendo las cuentas de los 500 mil millones, ese dinero va a tener que venir de otra adecuación a programas presupuestarios o, en su defecto, van a tener que obtener recursos de algún otro lugar”, explica García.
Lo anterior, detalla el investigador, tiene que ver con medidas de austeridad que resultan del recorte en capítulos de servicios personales, materiales, suministros y servicios generales de los órganos y dependencias de gobierno, así como de los poderes de la federación.
Luego de ganar la elección, Andrés Manuel López Obrador mantuvo reuniones con órganos del sector empresarial como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) o la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) con quienes acordó impulsar un programa de apoyo para personas jóvenes que quisieran trabajar y estudiar.
La iniciativa privada se comprometió con el tabasqueño para brindarle apoyo y respaldar su programa que consiste en que los jóvenes se integren al ámbito laboral en la figura de “aprendices” y por su trabajo recibirán una beca mensual de 3 mil 600 pesos.
“Me parece que hay programas que son inútiles, como el de los aprendices. Ese programa cuesta 110 mil millones de pesos para darle 3 mil 600 pesos a jóvenes que ni estudian ni trabajan a cambio de un adiestramiento, pero que no sabemos ni dónde, ni cómo, ni cuándo serán contratados. En realidad es dinero que se le va a regalar a la gente y tiene implicaciones más clientelares que de generar talento para poder ser empleable”, sostiene el expanista.
En cuanto al apoyo para personas de la tercera edad, el presidente electo se ha comprometido a duplicar la pensión que el gobierno Federal les otorga mediante la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Con ello se estima que cada adulto mayor reciba mil 300 pesos mensuales como pensión gubernamental, lo que significaría al año una inversión de 112 mil millones de pesos, pues se beneficiarían alrededor de 8.5 millones de personas.
Ambos programas, el de apoyo a jóvenes y a personas mayores, significarían un monto al erario de 222 mil millones de pesos por año, casi el triple de lo que recibió Prospera en 2016 que fueron alrededor de 81 mil 689 millones de pesos.
Alejandro García asegura que pese a que estas promesas de campaña ya están sobre la mesa, no se tendrá clara la estrategia sobre esos gastos hasta el 15 de diciembre de 2018, cuando se entregue el paquete económico para el primer año de ejercicio del nuevo gobierno.
El presupuesto con el que la administración de López Obrador arrancaría en el 2019 sería de 5.6 billones de pesos, de acuerdo con información que difundieron los diputados de Morena el 13 de septiembre. Dicha cantidad significaría un aumento del 6 por ciento con respecto al presupuesto para este 2018, que fue de 5.28 billones de pesos.
Sin embargo, de no cumplir con los estándares que la ciudadanía exige para tener una mejor calidad de vida, los opositores de Morena podrían aprovechar las fallas para sacar ventaja en elecciones futuras.
Lo anterior, puede equipararse con los dos sexenios en los que gobernó el PAN, que después de la crisis de inseguridad en la mayor parte del territorio mexicano durante el sexenio de Felipe Calderón, llevó a que el electorado le diera otra oportunidad al PRI con Enrique Peña Nieto.
En las elecciones de julio pasado, la ciudadanía decidió cambiar de partido ante los problemas que enfrentó la actual gestión federal como el aumento de la inseguridad y casos de corrupción.
Es por ello que la victoria de López Obrador en la Presidencia con el 53 por ciento de los votos y la mayoría en el Congreso de la Unión para Morena y sus aliados es una muestra de la confianza y la expectativa que tiene la ciudadanía porque se cumplan sus demandas.
“Como cualquier expectativa que se genera: entre más alta es, pues más fuerte es la caída cuando no se cumple con ello. Entonces, creo que le va a durar un buen rato el vuelo, cuando menos unos tres años con este apoyo popular, en el que todo lo vean bien o encuentren razones en otro lado para no admitir sus errores, pero creo que después habrá un desgaste”, explica Lozano Alarcón.
Además las contradicciones también podrían pesar, señala el perredista Jesús Zambrano, quien refiere que una de las demandas de la población era que no hubiese más gasolinazos, situación a la que se comprometió el próximo gobierno federal, misma de la que ya se retractó.
Los cuestionamientos hacia el tres veces candidato a la presidencia de la República durante las últimas semanas se han centrado en si tendrá la capacidad para poder realizar todos los compromisos que hizo frente al electorado. Algo que ningún Jefe de Estado ha logrado en la historia de México.
Programas sociales, megaproyectos de infraestructura o la reducción al precio de la gasolina son sólo algunos de los temas que empresarios, economistas, políticos y la misma ciudadanía consideran difíciles o imposibles de concretar; pero que de no llevarlos a cabo, la credibilidad del exjefe de Gobierno se verá gravemente afectada.
Sus opositores no han esperado a que el tabasqueño rinda protesta al cargo político más relevante del país para explicar que el discurso que utilizó en campaña caducó y que ahora viene uno más realista como en el que AMLO admite que la situación del país es compleja para poder llevar a cabo su cuarta transformación.
AMLO siempre se ha caracterizado por ser un fuerte crítico de los gobiernos priistas y panistas, sin embargo ese papel se invertirá, pues ahora él es quien esta en la mira de todo un paísEn palabras del mismo presidente electo, el país está “en bancarrota” según sus declaraciones en Nayarit de hace dos semanas. Y aunque sectores como el empresarial no coincidieron con su conclusión, una cosa es cierta: México no goza de salud financiera, lo que pone en riesgo muchas de sus promesas.
Tras la crítica el tabasqueño aclaró que si bien el término bancarrota no fue el más adecuado, sí insistió en que existe una crisis económica y que sus promesas serán el piso de su gobierno y de ahí en adelante se revisarán las peticiones de la ciudadanía.
“Sostengo que hay crisis en México y que hay mucha pobreza, mucha inseguridad, mucha violencia, y que ha resultado un fracaso la política neoliberal y la vamos a cambiar”, dijo el presidente electo en La Paz, Baja California Sur, el pasado 18 de septiembre.
Andrés Manuel López Obrador siempre se ha caracterizado por ser un fuerte crítico de los gobiernos en turno.
En un video publicado en su cuenta de Facebook hace dos años, López Obrador reprocha el alza en los precios de las gasolinas“Volvió a subir la gasolina luego de que el mentiroso de Peña dijo que ya no iban a haber más gasolinazos, estaban esperando nada más a que pasaran las elecciones intermedias; vuelven a engañar a la gente”, expresó.
Sin embargo, con su victoria del 1 de julio ese papel se invertirá, pues ahora él será quien esté en la mira de todo un país.
El diputado federal del PRD, Jesús Zambrano, y el exsenador del PAN, Javier Lozano, coinciden en preguntarse de dónde va a salir el dinero para realizar los compromisos que López Obrador hizo como candidato.
“O termina haciendo lo que dice que no va a hacer: endeudar al país; o termina haciendo uso del déficit fiscal que es lo mismo, endeudar al gobierno para satisfacer los compromisos de campaña”, señala Zambrano Grijalva.
Para Lozano Alarcón, el presidente electo ha caído en exageraciones en su manera de expresarse y lo ejemplifica con las polémicas declaraciones con respecto a la situación financiera de México.
“Fue un exceso verbal el decir que el país está en ‘bancarrota’, porque justo unos días antes dijo que recibía un país con finanzas públicas sanas.
López Obrador hizo una cantidad de ofertas a lo largo de su campaña que cuestan un dineral y ese dineral no lo tenemos. Y no lo tenemos justo porque él dice que no va a contratar deuda pública ni que va a aumentar impuestos. Peor aún dice que va a reducir el IVA en la frontera y eso le cuesta al país por lo menos 114 mil millones de pesos; entonces, con esas ofertas vamos a tener menos ingresos y proyectos como el Tren Maya o las nuevas refinerías que no son autofinanciables porque gran parte del Presupuesto de la Federación ya está comprometido”, refiere el también exvocero de la campaña presidencial priista de José Antonio Meade.
Quienes se oponen a López Obrador aseguran que no podrá cumplir con sus promesas de campaña porque cuestan mucho dinero y él ha dicho que no va a contraer deuda ni a subir impuestosEsto pone en evidencia un nuevo problema: muchos de los compromisos que hizo el tabasqueño que ahora debe cumplir para no quedar mal con quienes le dieron su voto impiden que pueda llevar a cabo otras de sus promesas, un hecho que podría desatar un reacción en cadena de fracasos.
Sin dinero para las promesas
Especialistas en materia económica sugieren que otorgar becas a jóvenes, duplicar el apoyo a personas adultas mayores, construir el Tren Maya, nuevas refinerías o descentralizar las dependencias es una tarea casi imposible con las finanzas públicas con las que se encontrará el nuevo gobierno, caracterizadas por un aumento de la deuda y un muy corto margen para redirigir recursos a programas sociales o megaproyectos de obra pública.“El discurso de Andrés Manuel López Obrador poco a poco se ha ido modificando, no es el mismo de la campaña al de ahora que es presidente electo debido a que cada vez cae más en cuenta de las cosas que sí y las que no se pueden hacer”“Lo que Andrés Manuel quiso decir (con el término bancarrota) es que el espacio fiscal que tiene para hacer todas estas políticas públicas que prometió con la premisa de no subir impuestos es muy reducido. Si acaso podrá modificar tal vez entre un punto o medio punto del PIB, porque lo demás tendrá que ser de algún tipo de reasignaciones que eso no significa cambiar la política pública de fondo”, expone Villa Juárez.
- Sunny Villa Juárez
Directora de Gasto Público del CIEP
Durante su campaña electoral el tabasqueño señaló entre sus prioridades el combate a la pobreza mediante programas sociales que le dieran a la población en esa situación el mínimo impulso para poder desarrollarse.
Muchas de estas propuestas tuvieron como base, según su discurso, el combate a la corrupción, una práctica que le cuesta millones de pesos al país pero que también tardará mucho en resolverse. Sin embargo, en caso de que no se logre, nadie sabe si existe un plan B para conseguir esos recursos.
En el último debate presidencial, Andrés Manuel sostuvo: “se roban los políticos corruptos y los traficantes de influencias alrededor de 500 mil millones de pesos al año del presupuesto”.
Dicha cantidad equivale a dos veces el presupuesto de la construcción del NAIM y en más de tres veces el que se utilizaría para construir el Tren Maya, que tendría un costo de 150 mil millones de pesos, según lo proyectado.
AMLO asegura que con el ahorro de 500 mil millones de pesos en corrupción se podría impulsar el desarrollo del sector energético, reactivar la economía y crear empleosNo obstante, expertos consideran que de ese dinero simplemente no hay certeza de dónde se encuentra o cómo podría del paquete económico de cada año ahorrarse o redirigirse.
Uno de los puntos que también tocó constantemente López Obrador durante su campaña fue la implementación de un plan de austeridad a través de medidas que ajustaran el gasto público del gobierno Federal y de los demás poderes de la Unión, sin embargo esta cantidad es una fracción pequeña del presupuesto, señala Alejandro García, investigador del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.
“De las medidas por austeridad estamos hablando del 15 por ciento del presupuesto (alrededor de 75 mil millones de pesos), entonces hablamos de esa cantidad de ahorros de 5 billones que se gastan en el presupuesto anualmente, pues ciertamente no están saliendo las cuentas de los 500 mil millones, ese dinero va a tener que venir de otra adecuación a programas presupuestarios o, en su defecto, van a tener que obtener recursos de algún otro lugar”, explica García.
Lo anterior, detalla el investigador, tiene que ver con medidas de austeridad que resultan del recorte en capítulos de servicios personales, materiales, suministros y servicios generales de los órganos y dependencias de gobierno, así como de los poderes de la federación.
Los compromisos que hizo el presidente electo ante el pueblo y que lo llevaron a ganar la presidencia ahora se ven más difíciles de cumplir que nunca, pues nadie sabe con certeza de dónde saldrán los recursos que le permitan financiar sus proyectosParte de las cuentas de Andrés Manuel para su sexenio se encuentran en su libro ‘2018 La Salida: Decadencia y Renacimiento de México’, donde asegura que con el ahorro de 500 mil millones de pesos se podría impulsar el desarrollo del sector energético, reactivar la economía, crear empleos y mejorar en materia de salud, pero tampoco aclara de dónde los conseguirá si fracasa en el combate a la corrupción.
Programas sociales, la prioridad
Entre las prioridades del nuevo gobierno se encuentra la implementación de programas sociales que fomenten el empleo y garanticen el estudio para el sector juvenil del país; mientras que para los adultos mayores está el compromiso de duplicar el apoyo mensual que les otorga el gobierno.Luego de ganar la elección, Andrés Manuel López Obrador mantuvo reuniones con órganos del sector empresarial como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) o la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) con quienes acordó impulsar un programa de apoyo para personas jóvenes que quisieran trabajar y estudiar.
La iniciativa privada se comprometió con el tabasqueño para brindarle apoyo y respaldar su programa que consiste en que los jóvenes se integren al ámbito laboral en la figura de “aprendices” y por su trabajo recibirán una beca mensual de 3 mil 600 pesos.
El programa de AMLO para que los jóvenes se puedan incorporar al mundo laboral costaría al erario 110 mil millones de pesos y beneficiaría a cerca de 2 millones 600 mil personasEl extitular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en el sexenio de Felipe Calderón, Javier Lozano, afirma que la figura de jóvenes aprendices ya está caduca en el país, y que el programa para otorgarles becas no garantiza que tengan un empleo en el futuro.
“Me parece que hay programas que son inútiles, como el de los aprendices. Ese programa cuesta 110 mil millones de pesos para darle 3 mil 600 pesos a jóvenes que ni estudian ni trabajan a cambio de un adiestramiento, pero que no sabemos ni dónde, ni cómo, ni cuándo serán contratados. En realidad es dinero que se le va a regalar a la gente y tiene implicaciones más clientelares que de generar talento para poder ser empleable”, sostiene el expanista.
En cuanto al apoyo para personas de la tercera edad, el presidente electo se ha comprometido a duplicar la pensión que el gobierno Federal les otorga mediante la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Con ello se estima que cada adulto mayor reciba mil 300 pesos mensuales como pensión gubernamental, lo que significaría al año una inversión de 112 mil millones de pesos, pues se beneficiarían alrededor de 8.5 millones de personas.
Ambos programas, el de apoyo a jóvenes y a personas mayores, significarían un monto al erario de 222 mil millones de pesos por año, casi el triple de lo que recibió Prospera en 2016 que fueron alrededor de 81 mil 689 millones de pesos.
Alejandro García asegura que pese a que estas promesas de campaña ya están sobre la mesa, no se tendrá clara la estrategia sobre esos gastos hasta el 15 de diciembre de 2018, cuando se entregue el paquete económico para el primer año de ejercicio del nuevo gobierno.
El presupuesto con el que la administración de López Obrador arrancaría en el 2019 sería de 5.6 billones de pesos, de acuerdo con información que difundieron los diputados de Morena el 13 de septiembre. Dicha cantidad significaría un aumento del 6 por ciento con respecto al presupuesto para este 2018, que fue de 5.28 billones de pesos.
Andrés Manuel López ha dicho que uno de los principales objetivos de su gobierno será dar apoyo a jóvenes y adultos mayores con becas y buenas pensiones, sin embargo el presupuesto que tendrá para ejercer en 2019 le deja muy poco margen de maniobra para lograr su cometido“El margen de maniobra es casi nulo por un costo de la deuda que sigue creciendo, un tema de pensiones que sigue creciendo y un gasto inercial en participaciones y aportaciones estatales y municipales. Porque hay que recordar que el gasto de la federación en una tercera parte es lo que manda a los estados y municipios”, explica el especialista de México Evalúa.
Capitalizar las fallas
A la distancia los adversarios de López Obrador ven cómo el futuro gobierno que prometió revertir la crisis por la que atraviesa México se empieza a desmoronar ante su imposibilidad de cumplir con sus compromisos prometidos y ni siquiera han tomado el poder.Los problemas a los que se enfrentará el gobierno electo al no poder cumplir lo que prometieron no solamente dañará la credibilidad de López Obrador, sino que ayudará a sus adversarios a generar una estrategia de desprestigio que los favorezca en los próximos comiciosEn su discursos el tabasqueño equipara su llegada al Ejecutivo como un cambio tan trascendental para el país como lo fue la Independencia, la Reforma o la Revolución.
Sin embargo, de no cumplir con los estándares que la ciudadanía exige para tener una mejor calidad de vida, los opositores de Morena podrían aprovechar las fallas para sacar ventaja en elecciones futuras.
Lo anterior, puede equipararse con los dos sexenios en los que gobernó el PAN, que después de la crisis de inseguridad en la mayor parte del territorio mexicano durante el sexenio de Felipe Calderón, llevó a que el electorado le diera otra oportunidad al PRI con Enrique Peña Nieto.
En las elecciones de julio pasado, la ciudadanía decidió cambiar de partido ante los problemas que enfrentó la actual gestión federal como el aumento de la inseguridad y casos de corrupción.
Es por ello que la victoria de López Obrador en la Presidencia con el 53 por ciento de los votos y la mayoría en el Congreso de la Unión para Morena y sus aliados es una muestra de la confianza y la expectativa que tiene la ciudadanía porque se cumplan sus demandas.
Como ha ocurrido en el pasado, la falta de cumplimiento de compromisos podría llevar a que los votantes opten por otras opciones en elecciones futuras, como podría suceder en el 2021 para renovar al Congreso o en el 2024 para la PresidenciaEl exsenador panista Javier Lozano asegura que las expectativas creadas para la ciudadanía en torno a la elección del 1 de julio y a la figura de López Obrador fueron muy altas y advierte que de quedarse a la mitad con la llamada cuarta transformación significaría una decepción para los electores que confiaron en él.
“Como cualquier expectativa que se genera: entre más alta es, pues más fuerte es la caída cuando no se cumple con ello. Entonces, creo que le va a durar un buen rato el vuelo, cuando menos unos tres años con este apoyo popular, en el que todo lo vean bien o encuentren razones en otro lado para no admitir sus errores, pero creo que después habrá un desgaste”, explica Lozano Alarcón.
Además las contradicciones también podrían pesar, señala el perredista Jesús Zambrano, quien refiere que una de las demandas de la población era que no hubiese más gasolinazos, situación a la que se comprometió el próximo gobierno federal, misma de la que ya se retractó.
Como cualquier expectativa que se genera: entre más alta es, más fuerte es la caída cuando no se cumple“(López Obrador) dijo que se iban a acabar los gasolinazos y Carlos Urzúa, quien va a ser secretario de Hacienda, cuando le han preguntado si van a bajar los precios de las gasolinas ha dicho que no, que más bien se van a ajustar con la inflación. Pero esos son los gasolinazos”, concluye Zambrano.
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